Por supuesto que es posible. El lunes te mando a tu bungalow. Perdona los retrasos... estoy esperando a algunos jugadores rezagados, pero sigo al 100% :(
no te preocupes :) si a mi este ritmo me viene de lujo :P
El olor a vomitona que impregna la cocina se disipa ligeramente cuando se abren de nuevo las puertas. Adrian Lindermann y Peter Evans salen corriendo, asqueados hasta la náusea de aquel aroma. Casi tropiezan con Williams Scotch, que entra cojeando con la ayuda de Max Thorwood. La cara del doctor está pálida, pero sonriente. La herida tiene un vendaje improvisado. Ramee va recuperando el conocimiento, y dándose cuenta de que está cubierto de vómitos. Está completamente borracho. Saeka Mitarai consigue dejar de vomitar con cierta dificultad.
Al fondo, los cadáveres de los tres perros parecen estar contemplando los cubos de basura. John Britber Stallion contiene una pequeña arcada y, sonriente, va hacia uno de los aparatos de cocina y se pone a preparar su almuerzo.
Tras un par de segundos de parálisis por la extraña situación, entra Alphonse Roussignon.
La musiquita de Ipanema sigue sonando... es imparable... trepanadora... irritante...
Antes de entrar en la cocina, Williams Scotch y Max Thorwood escondieron las escopetas en el conducto de ventilación. No había nadie más en el salón.
MSG Privado.
-Pe... pero, ¿qué es lo que ha ocurrido aquí?
La escena era grotesca. El olor del vómito agredía a los sentidos. La imagen del gran Ramee boqueando en un charco de desechos gástricos rayaba lo patético. Cualquier paparazzi hubiese hecho de esa situación un festín para E! Entertainment. Y para rematar lo dantesco de la situación, los tres perros, los agresores, yacían sin vida
El desconcierto y el asco se pintó en su rostro. Williams Scotch necesitaba explicaciones. Y la trepidante e incisiva música que no dejaba de sonar.
Intento centrarme para averiguar mas o menos el lugar del que proviene el molesto sonido
El Sr Rousignon entra en la cocina y rapidamente queda impresionado con lo que encuentra en ella, él patético Ramee tirado en el suelo en un charco de lo que parece ser el almuerzo de alguien o más seguramente el suyo propio.
Van a tener que limpiarme la cocina si quieren que les prepare la cena. Espeta a sus compañeros sin dar demasiada importancia a lo que haya pasado.
Yo me quede tan sorprendido como tu, y puesto que no tengo nada que ver....
Me pongo a buscar el orijen de la misiquilla
Saeka se llevó la mano a la boca, cerrando los ojos por un instante al verse descubierta en semejante situación. Buscó un paño de cocina y se limpió lo que quedara en las comisuras antes de mostrar su rostro. Se encontraba algo mal tras aquella angustiosa situación.
- Quiero que me devuelvan mi dinero. Y quiero marcharme de aquí. Y por lo más sagrado: Quiero que quiten esa maldita música... -dice desapasionada, señalando al techo.
La música continuaba sonando. La cocina seguía pareciendo un campo de batalla, impregnada de efluvios y apestando a vómito. Los allí presentes parecían parte de un retrato, inmóviles, sin alterar el cuadro.
La llegada de Roussignon trajo al psiquiatra de nuevo a la tierra. Su rostro volvió a adoptar esa expresión de neutralidad que sus pacientes pudieron apreciar la primera vez que lo vieron, allá en el aeropuerto, apenas unas horas antes, aunque hubiera parecido que hacía un siglo que se encontraban en la casa de campo.
Miró al cocinero, antes de asentir a las palabras de Max.
-Por favor. Por algún lado debemos comenzar a poner orden nuevamente.
Miró a Saeka cuando ésta comenzó a hablar, más su expresión no varió un ápice. Al parecer, tenía un férreo control sobre sus emociones. Si es que las tenía.
-Señorita Mitarai, vamos por partes. Aquí, el señor Thorwood ya ha dicho que se encargará de encontrar el origen de esta música que nos desquicia y le pondrá fin.
Hizo una pausa, que si no fuera por las circunstancias que los rodeaban, bien habría podido ser tomada como una muestra de teatralidad, una puesta en escena.
-Puede marcharse de aquí si lo desea... Más su dinero no será reembolsado, como hemos pactado desde un principio. Bien he aclarado en mi carta que no podría devolver vuestro dinero pues la mayor parte está empeñado en cubrir los gastos de este retiro.
-Pero hay una razón más importante aún. Y es la de motivarlos a quedarse en la finca los quince días y así completar vuestra reinserción en la sociedad. Es lógico que ante pequeñas dificultades...-
El doctor miraba a todos y cada uno de los presentes mientras continuaba con su discurso.
-...deseeis salir corriendo de aquí. Pero ello no ayudará a enfrentar vuestros temores. Tan sólo los esconderá bajo otra capa más de rechazo hacia vosotros mismos.
-Saeka, por favor. Permanece aquí. Tu salud te lo agradecerá. Si puedes explicarme... Si podéis explicarme qué ha ocurrido aquí mientras estuve inconsciente, buscaré la forma más rápida de hallar la solución.
-Demás está decir que luego que hayamos solucionado lo escencial, me gustaría hablar en privado con cada uno de vosotros, no sólo por todos los contratiempos que estamos experimentando desde que llegamos, si no, para conocernos un poco más a fondo, poner en claro cuales son vuestras expectativas, y organizar estas dos semanas para que seáis otros al partir.
Presto atencion a las palabras del doctor y escucho la conversacion, a mi tambien me interesa saber que fue lo que sucedio en la codina.
Luego busco la musica.
Siento la tardanza. Me voy de viaje unos dias a holanda asi que no voy a poder postear hasta el martes mas o menos