Partida Rol por web

Ok, resolución.

Debes tirar (Voluntad - 2) para mantener la consciencia. No tienes problemas de ataques de pánico... en tu situación es complicado. Te has perforado la pierna derecha. El dolor es muy fuerte. Tu movilidad se va a ver bastante limitada en lo que resta de partida y, si nadie es capaz de atenderte adecuadamente, puedes tener más complicaciones.

Por lo pronto, sólo por el dolor, tienes un - 2 a todos los atributos. En cuanto te estabilices, perderás esa penalización. La cojera puede que no te la quites en tu vida... doctor House.

Poco a poco, Richard o Williams, o tal vez el nuevo Richllians fue volviendo de la realidad. De la otra realidad. A su lado, José y Max aguardaban, al parecer, a que él volviera en sí. Sus ojos nublados, no terminaban de enfocar y su cabeza intentaba entender lo que había ocurrido. Una palabra bailaba en su boca al son de la Chica de Ipanema.

-Richllians

El dolor punzante de su pierna le recordó a los perros. Sobresaltado, se reincorporó para ver si su miembro aún se encontraba allí o se había transformado en una miniatura de sí mismo.

Se palpó. Aunque dolorida y al parecer dañada de por vida, la pierna allí estaba. Aliviado suspiró.

Luego miró a sus acompañantes.

El angel me guarda. Sabía que podía contar con él. Pero ¿mi secuaz? No termino de fiarme... aunque después de todo él estaba bajo el ala de Roussignon... ¿donde estará Alphonse?

Estuvo al borde de pronunciar esas palabras en voz alta, pero la razón se impuso. Nadie más que él conocía la verdad. Sólo él estaba capacitado para entenderla y poco a poco debería transmitírsela a los demás. Pero con juicio. Aún no llegaba el momento.

Williams terminó de sentarse y con visible esfuerzo bajó su pierna herida al suelo. Gotas de sudor podían verse en su frente y su nariz. No la estaba pasando nada bien.

-José, Max tiene razón. Nadie vendrá a buscarnos hasta dentro de dos semanas. Y nadie se moverá de aquí para buscar ayuda.

Lo último que necesito es a Wade metido aquí adentro. Ya veré que puedo encontrar en internet sobre heridas de munición, pero estos plumíferos no deben darse cuenta de que no soy un doctor.

Una mueca de dolor transformó su rostro. Su respiración se agitó un poco. El sudor se intensificó.

No es tiempo de que el mundo conozca la verdad... mi verdad... debo mantenernos aislados. ¡Dios de la comida! ¡como duele esta mierda! ¡Canes del infierno! Can - Cerbero debe estar riendo de lo lindo viéndome sufrir así.

-Interrumpir el retiro en este momento sería fatal para todos vosotros. Esta herida sanará. Creo que tengo algunos analgésicos y los conocimientos de medicina de la Universidad serán más que suficientes para repararme. No os preocupéis. Ahora necesitamos reestablecer la calma en la casa y averiguar que ha sido de vuestros compañeros. No quisiera que alguno de ellos sufriera algo similar.

El doctor rebuscó en un bolsillo un pañuelo y se secó el sudor.

¿Qué me pasa? ¿Será fiebre? Maldición, ¡debí coger un frasco de aspirinas al menos! En esta mugre no voy a conseguir nada decente. Deberé requisar las pertenencias de los locos. 

-Ayudadme a levantarme de aquí. Seguramente necesite alguna muleta o bastón, pero podré andar.

Vamos, terminemos de montar la farsa.

Con visible esfuerzo sonrió a sus acompañantes. Quería transmitirles calma, estaba seguro de que su herida era menos grave de lo que se veía.
 

Este muchacho está resultando bastante molesto... Como siga así tendré que acallarlo; aunque esté destinado a ser mi brazo ejecutor. Debo tomar una ducha. AHHHHHH, ¡mierda! ¡esto duele!

Ahora estamos solos. ¿Deberé hablar con él? No, es bastante más perpicaz de lo que creí. Tal vez se me vaya la lengua, no ando muy bien después de mi propia mutilación... No quiero que Chals Thorwood sospeche que él también es parte de este complot... ¡Basta! no debo pensarlo como Chals, podría irseme la lengua... ¡maldita sea! ¡¿como es posible que me olvidara de coger aunque sea unas aspirinas?! Si me descubren, si se conoce antes de tiempo mi propósito, Alphonse estará muy decepcionado de mí... ¿Pero que mierda? ¿Qué hago pensando en Roussignon y su puta opinión? Ay, ay, ay, creo que estoy delirando de fiebre... Debo revisar las maletas...

-¿Broma de mal gusto? No, no. No te preocupes...

Con ayuda de Thorwood y con esfuerzo por disimular el dolor que lo atenazaba, Williams llegó hasta el baño. No pudo evitar relegar a un segundo lugar lo que estaba ocurriendo en la cocina. En este momento, lavar la herida y tomar un baño relajante era lo único que le importaba. Era extraño, sí. Saeka y Donovan ¿intentaban salir? ¿o se atrincheraban? Un ramalazo agudo de dolor lo hizo volver su atención a lo que realmente apremiaba. Su pierna.

Entró al baño y trabó la puerta, antes de dejarse caer sobre la taza del inodoro. El estar sentado fue un alivio para él.

Poco a poco se fue desvistiendo y su humor fue cambiando. El sacarse la ropa sudada y ensangrentada fue como ir quitándose de a una las capas de intranquilidad y desazón que lo envolvían.

Abrió la ducha y el agua caliente comenzó a correr. Apenas apoyando la pierna rota, se metió bajo la ducha y dejó que el cálido líquido lo relajara. Comenzó a cantar al tiempo que se enjabonaba.

-En el mar, la vida es más sabrosa... En el mar, todo es felicidad... lalala lalalalala.

Su cuerpo se iba limpiando, su alma se estaba purgando.

Luego de haber lavado todo su cuerpo llegó la hora de enfrentarse a su pierna. La había dejado para lo último expresamente. Quería limpiarla a conciencia, sin dañarse aún más, viendo qué podía hacer por ella. Algo de primeros auxilios conocía.

Enjabonó bien sus manos y se agachó para frotarla, aún cantando... Y la canción murió en sus labios. Su pierna era un pequeño Richard que amenazaba con escaparse de su cuerpo, para luego ir por él.

Por algunos segundos la pesadilla y la realidad fueron una sola cosa. A pesar del calor del agua, un frío antinatural recorrió la espina de Williams... y todo volvió a la normalidad.

Su pierna seguía allí, herida, lastimada y doliente. Pero no amenazante. No independiente.

El autoproclamado doctor pasó su mano enjabonada por su rostro. Al parecer había quedado afectado por la pérdida de sangre. No podía estar viendo esas cosas propias de su delirio convalesciente.

Terminó de lavarse en silencio, rumiando sobre su experiencia inconsciente, intentando separar la paja del trigo. Debería hacerse ver... pero el timo se iría por el caño si dejaba que eso sucediera. Otra puntada de dolor, aunque no tan intensa le hizo recordar que necesitaría analgésicos.

Estoy seguro de que alguno de mis pacientes tiene un frasco en su maleta... tengo que encontrar la forma de que alguien los requise para mí.

Cerró el paso de agua y buscó la toalla. El futuro, tan claro para él esa mañana, ahora se veía borroso, informe. Todo por culpa de un perro.

¡Maldita sea! ¡Toda la ropa ha quedado en el salón! No puedo pasearme así por la casa. Con esta herida tan fea y la palidez que tengo en el rostro espantaré a mis clientes. Espero que Chals ronde por aquí aún; él podrá sacarme del paso.

Williams se acercó hasta la puerta del baño, la abrió apenas y allí vio que su acólito seguía recolectando las armas.

Lo llamó y le explicó lo que le había ocurrido. Max (Chals en su cabeza, desde la vuelta de la inconsciencia) le entregó lo que había logrado reunir antes de salir en busca de sus prendas.

Estaba por volverse al interior del baño cuando Lindermann apareció, y un escalofrío lo recorrió de la cabeza a los pies. Por un momento ínfimo sintió sus piernas aflojarse, pero ensegida recobró la compostura. Al parecer, Chals no se había percatado de lo ocurrido.

Debo investigar qué está pasando con los demás pacientes... es muy extraño que Peter y Saeka estén atrincherados en la cocina; más extraño aún es la insistencia de Adrian por entrar allí. ¡Malditos perros! ¡Mierda!

Pero allí no acabaron sus preocupaciones. Por si fuera poco, pillaba al traidor de Stallion saliendo de su habitación. Hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para no salir tras él a los gritos. Aunque no iba a dejarlo ir así sin más.

-¿Has encontrado lo que buscabas John?

...

Stallion lo dejó con la palabra en la boca.

Pero... ¿qué se cree este pendejo? Como voy a disfrutar borrarte la sonrisa de la cara, imbécil*.

Negando, mostrando desacuerdo para la vista de Thorwood, que aún seguía preguntando por el tal Tom, y disimulando su rabia, Williams volvió al cuarto de baño para vestirse.

Están pasando demasiadas cosas fuera de mi control, tengo que volver a tomar las riendas. Pero esta maldita herida me impide concentrarme... Debería dormir un poco, relajarme, ver si consigo aspirinas. Pero si hago eso, este lugar se va a la mierda en cinco minutos, y no es que no me importe, pero antes, tengo que conseguir lo que he venido a buscar... ¡¡¡Esa fucking musiquita me va a desquiciar!!!

-¿Y bien compañero? ¿Nos aventuramos a la cocina o vamos en busca de la garota de Ipanema?

A ver secuaz, vamos a comprobar si vales el precio que he ofrecido pagarte. También tengo que encontrar y poner bajo mi ala al otro... que bastante libertad se está tomando. Y Stallion, ahora estás primero en mi lista, traidor...

Williams volvió al salón, esperando la respuesta de Chals.

Te necesito Chals, te necesito hasta recuperar mis fuerzas, así que contesta maldito guiñapo... que tenemos que empezar a "ordenar" la casa

Mentalmente, una risa siniestra acompañó su último pensamiento.