Os encontráis en el interior del museo Guggenheim. Saltarse la seguridad del lugar no ha sido sencillo. Si bien Koldolak y Hunter cuentan con opciones para pasar desapercibidos mediante el uso de la vitae, no es así con Steffanie. Sin embargo, habéis tenido suerte. En los alrededores os habéis topado con una vieja conocida.
Cristana, miembro del Clan Antitribu Toreador, militante en las filas de la Cofradía de la Mano Roja, se cruza con vosotros en los aledaños del museo. Aunque aparentemente temerosa en un principio -se nota que es aún joven en la sangre- demuestra la templanza necesaria para mantener una conversación cordial con aquellos que no hace tanto intentaban desgarrar a los suyos. Os explica que la zona ha sido solicitada por su Cofradía, y que por lo tanto estáis en lo que será su Dominio. Vosotros le exponéis vuestras propias circunstancias, y se muestra de todo menos reticente a permitir que celebréis el ritae en el museo. De hecho, con un par de llamadas consigue que se os abran las puertas y desconecten los sistemas de seguridad de un ala completa del museo, dejándoos a solas para inspeccionar el lugar y hablar de vuestras cosas.
La zona en cuestión es la exposición del artista chino Cai Guo-Qiang. La muestra se compone de los cuatro medios que ha trabajado el artista: dibujos con pólvora, instalaciones, proyectos sociales y proyectos de explosiones en vídeo. En total se verán 40 obras, realizadas entre los 80 y la actualidad.
En este vídeo podéis ver un poco lo que es la exposición:
En esta ocasion me pongo una ropa mas comoda, bueno comoda para mis estandares, pero es que soy tan normal a veces.
Hunter camina en silencio, un paso por detras del Señor Koldolak y de Steff. Una enorme tensión se adivina en la expresión ceñuda de su rostro, sus hombros echados hacia adelante y los puños cerrados. El sonido de sus botas, resonando mecanicamente sobre el asfalto de la ciudad, entonan una suave melodia. Un ritmo monotono y ordenado, como el latido de un corazón o el carillón de un reloj.
Cuando la imponente y retorcida estructura del museo se alza frente a ellos, el cazador frunze todavia mas el ceño, convirtiendo sus ojos en meras rendijas y sus labios en una puñalada. Antes de que surja la pregunta de como van a pasar, una muchacha se aproxima a ellos, temerosa y cargada de recelo.
"Tienes suerte de pertenecer a la Sangre... Y de pertenecer a la sangre que corre por las venas de Steff"
Franqueda la entrada gracias a la recien llegada, Hunter entra en el recinto del museo, todavia en silencio. A pesar del pragmatismo del antitribu Gangrel, no puede por menos que sentirse un poco impresionado por la tematica del autor chino. Un estremecimiento recorre la espalda de Hunter, que nota como se le erizan los cabellos, cuando Steff se dirige a él... un tanto cuidadosamente. Con un gruñido se gira, para poder mirara a ambos mientras habla.
"Esta bien, Ductus. Hablemos." Hunter clava su mirada en los ojos de la vampiresa, examinadolos. "Señor Koldolak. Steff. No puedo matar a Albret." Mastica lentamente todas las palabras de su frase, concediendo tiempo a sus interlocutores para asimilarlas... "No os equivoqueis. Deseo darle una lección... Y estoy firmemente convencido de que este duelo es la unica manera de que comprenda lo que quiero enseñarle. Respeto. Disciplina. Compañerismo. Lealtad." De nuevo, el cazador hace una pausa, mientras sigue mirando fijamente a Steff... casi como si le resultase doloroso romper el contacto visual con ella. "Precisamente, esos valores son los que me impiden acabar con su vida. Mi sangre y la suya han establecido un poderoso vinculo... La unica forma en que perimitiria que fuese herido seria que mis cenizas manchasen las botas de su agresor." Hunter baja la vista, aunque trata de mantener la frente erguida... "Asi es como lo siento."
"Y me arrancaria el brazo izquierdo si eso me permitiese arrancarle la garganta con el brazo derecho"
Una sonrisa mientras habla con nosotros y nos cuenta lo que pretente hacer...
Mis pensamientos están en otro lugar esta noche ¿sí? Quiero hacer tantas cosas, cubrir tanto terreno... Y estoy dejando tanto trabajo de lado, tantos avances del Elevado Arte ¿sí? Sin embargo, este lugar es embriagador. Las construcciones humanas son tremendamente volátiles, insultantemente frágiles, tristemente sobrias. No hay nada perdurable en ellas, nada interesante ¿sí? Sin embargo, este edificio es irregular, lleno de formas orgánicas, de curvas desordenadas. Hay cierto orden en el desorden, cierto agradable sentido de la estética. Cada ángulo desde el que miro me muestra una nueva posibilidad, un ejemplo que aplicar en un material mucho más orgánico...
Pero la conversación entre Hunter y Steff, de la que me aíslo en un principio, termina por hacerme olvidar estos pensamientos. Unas palabras resuenan en la sala como una bomba: "No puedo matar a Albret". Hacen que me gire hacia la pareja, lleno de interés y satisfacción. Y curiosidad. ¿Hasta qué punto contradice estas palabras a las que pronunciara al lanzar su desafío? No recuerdo sus palabras exactas ¿Ha habido un cambio de opinión, o lo pensaba así desde un principio? Y si ha habido un cambio ¿Hasta qué punto puede estar influido por la sangre compartida de la Vaulderie?
La pregunta está llena de significado. Albret ha cambiado, no solo por la sangre sino también por la definición de sus objetivos. Pero la sangre ha influido ¿sí? La sangre siempre influye. Puede que la sangre haya influido en esta conversación...
Miro a nuestro sacerdote y luego a una estatua para bordearla como si la observara, puede que eso haga o puede que no, puede que simplemente este dando a ver lo que los demas quieren ver de mi clan en mis gestos.
Hunter calla. Cruza los brazos al pecho, enfurruñado. Tensa la mandibula y entrecierra los ojos, centrando su atención en las palabras de sus interlocutores. Esta disgustado, claramente disgustado con el cariz que estan tomando las cosas...
"Asi que ha cambiado... ¿Lo creis en serio, señor Koldolak? No dudo que halla comprendido que sus acciones le han puesto en peligro, pero ¿cambiar? Ni todo el poder de nuestra sangre pueden sacar la amargura y la locura que lleva dentro. Ni siquiera los locos hijos de Malkav podrian... Pero...¿y si tiene razón? ¿Y si la ceremonia de sangre le ha concedido algo de lucidez? Como dice Steff, tendriamos que dar explicaciones... Y no estoy dispuesto a humillarme ante esos hijos de puta"
"Albret ha cambiado. Bien. Asi no tendre que matarle. Pero no me humillaré. Si no puedo enfrentarme a el, según las normas de la Monomacia, habre fallado por dos veces a esta manada." "Y no habra una tercera vez..."
Asi que al final si habra Monomacia, con la sangre que puede derramar eso y las cenizas que luego deja si va mas alla.