Partida Rol por web

El interesante y atractivo esquema que se despliega ante mis ojos se ve truncado por un destello fugaz entre las sombras de los edificios...

- Sombras... si los edificios proyectan sombras... mierda... -

Giro levemente la cabeza hacia el Este y confirmo mis temores.

La sonrisa de mi rostro desaparece como el las hojas arrastradas por el viento de otoño. Mi mente trata de evaluar rapidamente las opciones que tengo... que tenemos...

- Maldita Vaulderie!!!-

Lo que en cualquier otra situacion se hubiera convertido en un escape tranquilo y sencillo empleando mi poder para fundirme entre las sombras y desvanecerme  del alcance de los rayos del alba, hoy sera como arrastrar un puto colchon por la arena...

- No puedo permitir que muera...- Alzo la cabeza al cielo - Putos pactos de sangre -

Asi que, tomada la decision, es hora de actuar por partes.

Desisto la tentacion de envolver a mis hermanos en la nube de negrura y, dadas las circunstancias, decido disolverla con la intencion de apreciar con mejor claridad los detalles tacticos de la situacion.

Busco entre las intersecciones cual de ellas apunta hacia el Norte. Esa sera nuestra ruta de escape. A continuacion, me dispongo a correr hacia...

- Mierda... es demasiado tarde...-

Doy la vuelta a la esquina para alejarme del sol naciente y observo la furgonete... nuesto medio de transporte para escapar del sol.

Cagalli habia logrado llegar a una posicion ventajosa, en esa posicion podia ocultarse de los atacantes y con un poco de suerte llegar a la espalda de los atacantes que era lo que mas necesitaba en ese momento, una vez alli podria empezar a deshacerse de ellos con facilidad y rapidez ya que por lo que habia visto con anterioridad no eran para nada aficionados ya que sabian que buscaban y sobretodo iban equipados para acabar con ellos, unos vampiros.

Asi pues Cagalli con la navaja que habia adquirido no hacia mucho comienza a correr por ese "pasillo" para tratar de hacerse con la espalda de sus enemigos y poder evaluar la situacion desde alli, aunque seguramente atacara al primer enemigo que se encuentre

El rojizo resplandor se esta mostrando poco a poco en el cielo, nos queda poco o puede que lo necesario.
No podemos continuar en este lugar por mucho mas tiempo, debemos volver al refugio y la unica manera de hacerlo seria usando la furgoneta.

Es una opcion y la unica que se podria usar ahora, aun con la velocidad que podria alcanzar con mi celeridad, no podria hacer mucho y tal vez me convirtiera en cenizas antes de llegar y el resto de mis hermanos de manada, necesitan tambien llegar a un lugar seguro.

Hunter parece no tener problemas de momento, Danny puede que les ayude o puede que no y el resto quien sabe. La furgoneta es la unica opcion que tenemos de momento.

Mierda va por mi hermano, la verdad es que puede que no sea muy adecuado pero ahora lo que importa es el destino de toda la manada.

Mis ojos brillan por un segungo mientras mi cuerpo se mueve hacia la furgoneta tan rapido como mi sangre y mis dones me lo permiten.

Me sujeto a la puerta como puedo y susurro mientras los miro

Parad la furgoneta. 

Iba a disparar a la furgoneta cuando noté más que ví cómo alguien se acercaba a ella, Steff. ¿Por qué? Si ya eran míos. Miro fugazmente alrededor para ver dónde y cómo están los demás miembros de mi familia. Pero antes de verlos, noto algo peor. El Sol está ya saliendo. Bueno, vale, tiene lógica que Steff haya ido a por la furgoneta.

Me acerco también yo, para echar al conductor, y ayudar a entrar a nuestros hermanos mientras ella conduce.

Los sentidos de Hunter se adaptaron para percibir correctamente lo que sucedía a su alrededor. El tiempo parecía haberse detenido o, por lo menos, fluir mas lentamente. El cazador se arrojó sobre el cuerpo del herido, saltando sobre el charco ardiente de gasolina y restos de cristal.

Los ojos del antitribu Gangrel destelleaban, enrojecidos y febriles, mientras cada fibra de su ser vibraba, impulsada por el ardiente fluir de la vitae. Su velocidad es tan monstruosa que, dependiendo del ojo que mire, todo esta parado o acelerado.
Con satisfacción, Hunter observa el terror pintado en el rostro de su objetivo, mientras pugna por vencer la pesadez de sus miembros.
 

“El sol... Maldita sea... No moriré aquí...”

El cazador arruga la frente, notando que algo no marcha... bien. Steff caminando tranquilamente hacia la furgoneta, detenida repentinamente, mientras Danny se encarama al costado de la furgoneta, arrojando el cuerpo del conductor, como si fuese un saco de mierda. Un destello de lucidez cruzó la mente de Hunter, que sonrió perfidamente encarandose a su presa, lanzandose sobre el.
Aprovechándose de su mayor corpulencia, el vástago carga sobre los hombros el cuerpo ensangrentado del asaltante. Con un movimiento de cadera, proyecta el torso, impulsando la masa de su oponente, consiguiendo lanzarle lejos de si, en dirección a la nube obscura, repentinamente dispersada a la luz del amanecer.

“¡Llevaoslo! ¡Llevaoslo y salid de aquí, maldita sea!”

Su cuerpo, acelerado e impelido por el calor de la sangre que recorre su cuerpo por senderos hirvientes, se yergue en toda su estatura, con el cabello erizado, despeinado e hirsuto, las garras manchadas de sangre, piel y vello; rodeado de llamas y humo; el sol rompiendo la linea del horizonte. Hunter lanza un gruñido desafiante y se arranca en una veloz carrera, directo al borde del muelle, dispuesto a lanzarse al agua sin el menor reparo... atravesando a cualquiera que se interponga en el camino.

Hunter echa a correr, invocando el poder de la vitae. Su cuerpo se convierte en un borrón de sombra sobre el fulgor del fuego que tiene tan cerca. Los asaltantes apenas alcanzan a reaccionar a su movimiento sobrenatural, más allá del grito de puro miedo que suelta al verle practicamente desaparecer. Uno de ellos hace el amago de lanzarle un cócktel, pero finalmente se lo piensa mejor y lo guarda para aquellos que se mantienen a tiro. El Gangrel desaparece de la vista arrojándose por el cercano borde del puerto, zambulléndose en las frías aguas de la ría del Nervión...

Mientras tanto, varios de sus compañeros tienen una misma idea, la de prácticamente la única vía de escape que les queda. Lejos de luchar, lo que prima es lograr huir, al menos lo que se pueda antes de que el auténtico enemigo de los vampiros, el sol, surja en el cielo bilbaíno para consumirles. Albret abandona su puesto a cubierto y comienza a correr hacia la furgoneta, pero pronto se da cuenta de que su mente comienza a estar embotada y su cuerpo entumecido. Los efectos del día están llegando demasiado pronto, demasiado para alcanzar... La furgoneta está mucho más cerca para quien cuenta con la velocidad antinatural como aliada. Steff se desplaza por el campo de batalla como un veloz surco de viento, apareciendo en la puerta del conductor como si hubiera estado ya a su lado. Sus ojos se clavan en los del conductor, un hombre al parecer de etnia gitana que se queda petrificado mirándola. Steff comienza a pronunciar las órdenes que seguramente obedecerá su nuevo servidor, pero no llega a hacerlo. La propia puerta del coche sale de sus goznes con estrépito metálico cuando Danny hace su aparición, abriendo una apertura por la que el propio conductor sale disparado varios metros por los aires. El impacto contra el asfalto es seco, pero ya no importa. Solo importa el vehículo obtenido y los disparos que comienzan a sonar a lo lejos. Y el cuerpo inerte de Albret, sumido en el letargo sobre el asfalto a varios metros de la furgoneta.

A lo lejos, los asaltantes comienzan a sufrir bajas. Ninguno de vosotros las provoca, son disparos que surgen de detrás del incendio, mientras varias figuras avanzan con seguridad portando armas automáticas y revólveres. Steff y Danny alcanzan a ver dos de ellas desde donde se encuentran, aunque por los disparos asegurarían que hay alguno más. Disparan contra los asaltantes, que comienzan a soltar sus cóckteles y a tratar de repeler el ataque.

Cagalli tiene una mejor panorámica de la situación. Ha bordeado varios contenedores industriales y se encuentra ahora detrás del fuego provocado por la explosión. Parapetada tras unos gruesos tubos de hormigón, se preparaba para actuar cuando los desconocidos aparecieron. Son tres, al menos que ella logre ver desde su posición, tienen aspecto de latinoamericanos y llevan armas ligeras. Pistolas automáticas, revólveres, uno de ellos lleva un rifle que maneja con precisión. Parece que los lidera un tipo con la cabeza rapada y gesto rudo, bastante musculoso, y en ningún momento se han molestado en dar explicaciones. Sencillamente han aparecido disparando. Y no son malos tiradores.

Y el sol avanza inexorable, aclarando las nubes y amenazando con descargar sus mortales rayos sobre todos los vampiros presentes en las calles...

Tras impartir las debidas instrucciones, corres a tu refugio en uno de los contenedores para esperar al sueño diurno. No tienes demasiado tiempo, no obstante, y apenas alcanzas a dejarte caer en el lugar adecuado, tras cerrar la compuerta, antes de que el letargo empiece a invadirte. Tu cuerpo se entumece, endureciéndose, y tu mente deja que se alejen las preocupaciones. Aunque son muchas, como el saber si Paola se ocupará debidamente de tu Sacerdote, o si el humano será lo bastante de fiar como para que los efectos de tu poder perduren durante todo el día, o qué habrá pasado con el resto de tus hermanos...

Pese a la salida del Sol, Danny no era de los que antes caían adormecidos, lo que ahora venía muy bien, no sólo a él, sino a todo el grupo, ya que podría ayudar a Steff a meter al resto en la furgoneta. Tal vez no daría tiempo a llegar a un sitio seguro, aunque si tan sólo la furgoneta impidiera que entraran los rayos del Sol en la parte de atrás, quizás pasaran el día sin mayor problema.

Pero notó que le fallaban las fuerzas. No iba a poder ayudar a sus hermanos, y tal vez ni a él mismo.

- Ahora no... - dijo, justo antes de caer en letargo, sin haber podido sentarse en la furgoneta, cayendo al asfalto junto a la ella.

Simplemente perfecto, sin conductor, debo mantenerme despierta hasta que lleguemos al refugio y mucho me temo que ...el sonido de algo cayendo al suelo. Danny que se ha desmayado, perfecto. Hunter en el rio, Danny en el suelo, Albret mas adelante y Cagalli, a saber donde narices esta metida. Todo depende de mi y en este momento la verdad muchas ganas no tengo de hacer mucho.

Noto como me cansa el cuerpo y como me esta pesando. Tengo que aguantar lo necesario y tengo que sacar a dos del suelo. Danny primero mientras mantengo arrancada la furgoneta y voy a donde esta Albert, a Hunter no puedo sacarle de donde estoy pero al menos controlare lo necesario. 

Y mantener el pedal hasta que llegue el final de mi sueño. Necesitabamos un puto conductor y que sea humano....

Cagalli estaba en una situacion bastante mala, desde su posicion estaba preparada para realizar un ataque contra la retaguardia de sus atacantes, sin embargo, estos ya estaban siendo atacados por unos hombres salidos de la nada, cosa que en ese instante le venia muy pero que muy bien.

La vampiresa iba a actuar, pero notaba como se le iban las fuerzas:

- Maldita sea, no, no puedo caer aqui, tengo que mantenerme, tengo que salvar el pescuezo

Lamirada de Cagalli va de un sitio a otro buscando un refugio, algo en donde poder esconderse, para no dudarlo y correr hacia ese lugar, por lo que veia se habian hecho con la furgoneta, Steff estaba recogiendo a sus compañeros, asi que solo podia esconderse y sobretodo esperar que el resto pudiera hacer lo mismo

Danny sucumbe a la muerte diurna antes incluso de llegar a introducirse en el vehículo. Mientras intentaba levantar un pie para entrar, la consciencia abandona su cuerpo muerto y se desploma sobre el asfalto ante los desconcertados ojos de su Ductus. Ni siquiera siente en su rostro el dolor de chocar de bruces con el suelo. Steff se ve superada. Sin un mortal al que utilizar, tiene demasiados frentes abiertos y poco tiempo para ocuparse de ellos. Danny, Albret... Ni siquiera sabe donde se ha metido Cagalli, por no hablar del destino incierto de un Hunter que desapareció del campo de batalla en dirección a la ría. Los disparos se suceden, sonando cada vez más cerca. Con esfuerzo y desesperación, coge el enorme cuerpo del Brujah Antitribu y lo carga en la furgoneta, pero cuando logra entrar en el espacio del conductor se da cuenta de que sus manos adormecidas están dejando de responderle. Maldiciendo su suerte, el mundo se vuelve negro en cuanto el vehículo comienza a moverse.

Cagalli busca desesperadamente un refugio, una salida. Sabe que no logrará regresar a la parroquia a tiempo de evitar el sol. Y el sueño. La muerte diurna llegará pronto, solo necesita encontrar donde esconderse... Los disparos continúan a su alrededor, los hombres avanzan con seguridad haciendo estallar sus armas y los asaltantes dejan caer sus cócteles incendiarios tratando de salvar el culo. Varios caen rápidamente por los disparos de los diestros pistoleros. La luz del sol comienza a reflejarse en la parte alta de una pared cercana. La tensión aumenta. cagalli empieza a verse superada por la situación, tensa, nerviosa, desaparece la seguridad y la arrogancia, aparece el miedo. ¿Miedo? No, eso va en contra de su credo, no puede sentir miedo, no puede sucumbir a él. Pero lo hace, siente su cuerpo muerto temblar, al modo que lo haría la niña que aparenta ser. La Assamita Antitribu rodea sus rodillas con los brazos, acunándose en posición fetal mientras sus ojos derraman lágrimas de sangre.

¿Que hasemos con esta?

La voz es suave, melódica, y por el acento parece sudamericana. Quizás portorriqueño o de algún país así. Al levantar la mirada, cubierta de una película escarlata, ve a un hombre alto de pelo negro y aspecto salvaje apuntándola a la cabeza con una pistola, pero no logra reaccionar. Su cuerpo no se mueve y su mente está embotada por el miedo.

Si Ella loh quisiera muehtos noh habría mandado matahlos, brother. Loh quiere vivoh, así que cógela y no dejeh que le de el sol, ¿okey?

Y sin poder resistirse, Cagalli es alzada por el hombre en volandas, y el mundo se desvanece con un escalofriando recuerdo. El del rostro de uno de los hombres con los que se cruzó al subir al edificio de Antxón, antes del incendio... El mismo rostro del hombre que ahora carga con su cuerpo inconsciente.