LA PRIMERA ERA
Las crónicas de la Primera Era hablan de los Señores del Poder y del conflicto que surgió entre ellos acerca de la formación del mundo. Es poco lo que se sabe de la Primera Era ya que casi todos los escritos de la época fueron destruidos en el cataclismo final, el cual dio a las tierras una forma que ha permanecido inalterada hasta nuestros días.
Se cree que los Señores del Poder tenían un aspecto humano en su forma natural, pero que eran capaces de adoptar casi cualquier forma gracias al dominio que tenían sobre el Poder Arcano. Es posible que en un primer momento los Señores del Poder no poseyesen dicho dominio sino que lo consiguieron gracias a alguna alteración extraña de los flujos de Poder. De este modo, cabe la posibilidad de que únicamente un pequeño grupo de la sociedad poseyera tales poderes, consiguiendo por tanto dominar al resto de los grupos sociales. De hecho es creencia eneralizada entre los Sabios de Nomikos que había dos grupos de Señores: uno dirigido por Utha y otro controlado por Kadaena. Pasó tiempo antes de que cada facción se diese cuenta de la existencia de la otra, incrementando su poder y ganando adeptos. Los años pasaron y llegaron a descubrir que era posible transmitir de padres a hijos sus facultades de controlar el Poder Arcano.
Después de miles de años, Kadaena y sus seguidores desarrollaron la facultad de dar forma a las tierras y comenzaron a modificar el medio ambiente de acuerdo a sus intereses. Utha no tardó mucho tiempo en darse cuenta de lo que estaba pasando ya que la idea que Kadaena tenía de un paisaje ideal era un mundo agitado por terremotos y con ríos de lava ardiente. Después de intentar durante años y sin éxito controlar de forma indirecta las destrucciones provocadas por Kadaena, Utha decidió que, para que el planeta sobreviviera, era necesario matar a Kadaena y destruir su malvada facción. Y así fue como entraron en combate, cada uno acompañado por los miembros más poderosos de su bando.
La lucha que siguió conmocionó al planeta hasta su mismo centro. Algunos continentes desaparecieron bajo las aguas y tierras que habían permanecido en el fondo del mar durante miles de años ascendieron a la superficie. Razas enteras fueron destruidas por el fuego y olas gigantescas. Se dice que la batalla duró un año entero. Al final de la misma, cuando la humareda y las columnas de vapor comenzaron a desvanecerse, todos los miembros de ambas facciones estaban muertos. Sin embargo, llegados a este punto los datos vuelven a hacerse confusos. Algunas crónicas afirman que miembros de ambos grupos se alejaron de la batalla para esconderse, temerosos de que su bando fuese a perder; es posible que aun estén escondidos. Los usuarios actuales del Poder Arcano no son más que meras sombras de los poderes que una vez habitaron el planeta. Así acabo la Primera Era.
LA SEGUNDA ERA
La Segunda Era empezó con la lenta recuperación de las tierras y la dispersión gradual y condensación de las enormes columnas de vapor, provocadas por la evaporación de gran parte del agua de los océanos durante los grandes incendios y explosiones que cada facción lanzó contra la otra. Con el tiempo, las plantas crecieron en las nuevas tierras, una ve las lluvias las hubieron limpiado. Los animales se recuperaron y multiplicaron. El nivel de las aguas subió y tierras que estuvieron conectadas quedaron separadas por nuevos océanos. Los pocos pueblos que habían sobrevivido al cataclismo carecían de orden o civilización y su única preocupación era sobrevivir.
Aunque éste fue un periodo tranquilo para Kulthea si se compara con la época de las luchas de los Señores del Poder, el planeta se agitó varias veces a medida que se adaptaba a su nueva forma. Los vientos y las mareas cambiaban súbitamente; las órbitas de las lunas eran inestables y los Flujos de Poder siempre variaban de dirección haciendo que el viajar fuese muy peligroso. No se sabe con exactitud cuál fue la duración de esta era pero los Maestros del Saber dicen que fue de unos 100.000 años. Fue durante los últimos dos mil años de esta era que cambios repentinos y sorprendentes comenzaron a tener lugar.
De forma muy discreta, los Maestros del Saber aparecieron por todo el Mundo de las Sombras. Adoptaron muchas formas, conocían todos los idiomas y poseían conocimientos imprescindibles para la superviviencia de estos pueblos inmaduros. Nadie sabe de dónde proceden, ni cuál es su número; los Maestros del Saber no quieren hablar de sus orígenes. Es indudable que poseen la facultad de controlar los Flujos de Poder.
Al poder utilizar los Flujos siempre que quieren, se sirven de esta energía para hacer largos viajes y canalizar las colosales fuerzas de la naturaleza. Pocas veces manifiestan sus poderes del mismo modo que los Señores del Poder. Se dice que los Maestros del Saber son inmortales, al igual que los primeros Señores o los miembros de las razas élficas actuales, pero esto tampoco se sabe con certeza. Los Maestros del Saber tienden a viajar de un lugar a otro, pocas veces viviendo con una cultura durante más de diez o veinte años.
Gracias a la tutela de los Maestros del Saber, las civilizaciones prosperaron. Los pueblos aprendieron las artes del lenguaje, de la agricultura, de la piedra pulimentada y la herrería. Los siglos pasaron y los Maestros del Saber viajaron por todas las regiones siempre enseñando a los pueblos. Únicamente enseñaban aquello que sus pupilos estaban preparados para aprender; nunca se produjeron grandes saltos en avances sociales o tecnológicos. Es posible que los maestros no perteneciesen a sucesivas generaciones de Maestros del Saber, sino que fuesen miembros de un único grupo, viajando por todas partes y sólo volviendo a un lugar en el que ya huviesen estado tras varios siglos de ausencia.
Con la ayuda de los Maestros del Saber aparecieron muchas civilizaciones que prosperaron, se extendieron por las vastas regiones y las exploraron. El mundo parecía ser un remanso de paz hasta la llegada de la Thanatos y el retorno de las Sombras al planeta.
La Thanatos se alimenta por igual de la destrucción y de la muerte de individuos y sociedades. Su sed es insaciable y eterna. De hecho, cuanto más consume mayor es su apetito. No mana de ningún lugar en concreto, pero está en todas partes, esperando a que alguien le abra el camino y pueda entrar en este mundo. La Thanatos encontró el modo de entrar en los pocos seguidores de Kadaena que aun vivían y que durante muchos años habían permanecido ocultos. Estos seres, ávidos de poder, aceptaron entusiasmados la energía que la Thanatos les ofrecía, y su poder se incrementó en lugares oscuros y remotos, reuniendo a muchos seguidores y creando otros de acuerdo a sus intereses. Aparecieron sectas y órdenes de todo tipo, pero sus propó era siempre oscuros y malvados. Fue por entonces cuando los más poderosos de entre los Señores convocaron por primera vez a los Grandes Demonios.
Poco tiempo después, los jóvenes pueblos humanos tuvieron que escoger: estas nuevas sectas les ofrecieron grandes conocimientos, mayores que los que los Maestros del Saber estaban dispuestos a enseñar. Algunos servidores de la Thanatos suplantaron a los Maestros del Saber, ganando así la confianza de algunas civilizaciones. Sin embargo, las enseñanzas de los falsos sabios eran diferentes. Enseñaban el arte de la guerra y contaban relatos de pueblos hostiles, enemigos imaginarios que se estaban preparando para atacar. Así se sembraron las semillas de la discordia y la desconfianza.
Los Maestros del Saber trataron de corregir estos actos pero parece que eran pocos en número y no pudieron combatir con fuerza a los seguidores de la Thanatos. Sin embargo, algunas culturas hicieron caso de sus advertencias y así se formaron los dos bandos que lucharían en el conflicto con que finalizaría la era.
LAS GUERRAS DE DOMINACIÓN
Cas como un solo hombre, todos los pueblos y criaturas que estaban bajo el dominio de la Thanatos se sublevaron y atacaron a los que aun no estaban bajo el dominio de las fuerzas del mal. Grandes demonios y otras criaturas, dirigidas por Sacerdotes, Maestros de la Esencia y la élite de los servidores de la Thanatos, avanzaron y trataron de destruir todo aquello por lo que los Maestros del Saber habían trabajado durante tantos siglos.
Las guerras duraron casi 300 años, y aunque las fuerzas que se liberaron durante este conflicto no fueron nada en comparación con las de los Señores del Poder al final de la Primera Era, gran parte de lo que se había tardado tanto en construir fue destruido.
Fueron muchos los guerreros valientes que aparecieron durante estas guerras, y también fueron muchos los que cayeron bajo las terribles sombras de la Thanatos. Terrores sin número vagaron por las tierras y surcaron los aires. En medio de la desesperación, algunos de los Maestros del Saber dejaron de lado su regla de no intervenir directamente en los asuntos del planeta y combatieron a los servidores de la Thanatos. La mayoría perecieron aunque sin su ayuda es casi seguro que la Oscuridad habría triunfado. Al final, los Maestros del Saber y los Pueblos de la Luz derrotaron a las fuerzas de la Thanatos, aunque con graves pérdidas.
Los Pueblos Libres tuvieron que pagar un alto precio por su victoria: civilizaciones y razas enteras habían sido aniquiladas. Ilmaris Terisonen y Tethior el Artesano habían muerto, y Andraax había enloquecido.
Los superviviemntes, muy debilitados, volvieron a preocuparse solamente por sobrevivir. Así acabó la Segunda Era.
LA TERCERA ERA
Solamente mil años después los seguidores del Mal volvieron a hacer acto de presencia. Sin embargo, esta vez parecía que estos seguidores no utilizaban solamente la fuerza bruta para hacer sus planes. Estas nuevas sectas utilizaban la astucia y el engaño. Pocos en número y menos poderosos, los Maestros del Saber viajaban por las tierras comportándose más bien como viajeros errantes y conocedores de información, dando aquí y allá alguna palaba de aviso, de advertencia o de ánimo. Su glorioso pasado fue olvidado por casi todos.
Vientos helados soplanban ahora desde el norte, como presagios de un nuevo asalto. Religiones oscuras aparecieron y prosperaron, consiguiendo nuevos adeptos cada día. Los servidores de la Thanatos tienen muchas formas pero sus planes siempre son los mismos: desean la destrucción de toda la Vida. Ésta es la Tercera Era o la Era de las Sombras.