Partida Rol por web

Se sintió extraño y sus músculos se tensaron involuntariamente cuando sintió los labios de Sascha cerca de su cuerpo succionando el posible veneno de los ataques que había sufrido, fingió falta de sorpresa y trató de aceptarlo como un hecho normal aunque hacía mucho que no sentía los labios de la mujer sobre su cuerpo. No conocía la especie a la que se había enfrentado y era casi incapaz de retener o repetir las palabras que el doctor Querio Vandel había usado para referirse a esos seres.

Con alguna molestia, Velkan continuó avanzando hasta que llegaron al sarcófago y sin dudar usó sus potentes brazos, que previamente había dejado libres, para destapar lo que había escondido. Miró con extrañeza, mientras dejaba al doctor hablar primero.

—Es mejor que nos llevemos todo y lo examinemos en la casa de Kendra. Dejar algo aquí y luego darnos cuenta de que podría ser útil nos llevaría más trabajo.

Al parecer aquella idea no había sido estúpida e ir hasta aquella cripta había resultado ser una buena idea, sin embargo él seguía teniendo ganas de ir al lugar en el que el Profesor Lorrimor había perdido la vida. Se giró esperando alguna respuesta más de sus compañeros mientras guardaba su hacha y se preparaba para cargar con lo que allí habían encontrado.

Dejadme que os proponga algo...

El Doctor se guardó la caja en el interior de su mochila. No quería que otros encontrasen el símbolo del escarabajo de un ojo, y relacionasen la orden con lo próximo perverso que ocurriese en este pueblo de supersticiosos. En cuanto al resto de objetos...

Si nos llevamos solo la mitad, y los cuerpos de los miriápodos que demuestran que alguien estuvo aquí, podríamos intentar un ardiz hacia el Padre Grimfurrow. Prepararé un escrito. O más bien un dibujo. Un boceto rápido y esquemático del cementerio, con las palabras "Tesoro de Farasma" y una flecha que indique la posición de esta cripta. Le diremos que encontramos esa hoja entre las notas del Profesor, y se la entregaremos al Padre Grimfurrow para que encuentre el tesoro por sí mismo. Sería un modo de congraciarnos con él...

Y puso la puntilla, tirando de sentimentalismos. Una de esas frases certeras que sirven para manipular a las personas.

Creo que es lo que el Profesor Lorrimor habría querido: que nos llevásemos bien con el párroco de su comunidad.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), 4 DE ABADIO.

OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Gheorghe se acercó para iluminar la superficie requerida por el profesor, con gesto ceñudo. Estaba convencido de que sus palabras iban a caer en saco roto, y que por tanto, cualquier sugerencia que hiciera sobre no robar nada, pues era un robo al fin y al cabo, sería desestimada. 

-Estoy de acuerdo con esa "prueba del polvo", sin embargo, no con llevarnos aquello que no perteneciera al profesor. Los objetos pertenecen a la iglesia de Pharasma de Ravengro, sea su actual sacerdote consciente de ello o no. Y por tanto llevárnoslo sin permiso sería robar. Del mismo modo, las tretas y engaños no son el modo correcto de actuar. Como decía mi instructor, "el camino de la bondad no siempre es sabio, y el de la maldad no siempre es necio, pero intentaremos ser buenos de todos modos". Y debo suscribirlo. Si se empieza a coquetear con el mal en aras de la utilidad, los límites se vuelven cada vez más difusos y es más fácil caer en él.

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OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Le dieron ganas de entornar los ojos ante el discurso de su hermano pero ya lo conocía y no se iba a sorprender ahora. Mucho menos recriminar su rectitud ahora que sus trato hacia él parecía haber mejorado.

- Creo que es evidente que el profesor dejó el libro ahí para que, si le pasaba algo mientras exploraba la funesta prisión, pudiéramos acabar su trabajo con mejor suerte y más protegidos. es uno de los libros de la lista, si no me equivoco, ¿verdad, Vandel? Dejarlos aquí, o devolverlos a la iglesia de Farasma sin más, sería deshonrar las últimas voluntades de nuestro viejo amigo. Propongo que lo cojamos todo prestado, lo repartamos entre nosotros y vayamos a investigar el lugar de la muerte de Lorrimor. Si al final no nos vemos en la necesidad de hacer uso de estos magníficos objetos se los podemos devolver a Grimfurrow, con a esperanza de que nuestro bondadoso acto ablande su viejo corazón. - Sabía que su hermano sería intolerante con cualquiera de las estratagemas propuestas por el Doctor Querio.- Pero hermano, si vamos allí y algo nos pasa, como le pasó a el Profesor Lorrimor, si alguno de nosotros perece por culpa de no hacer uso de estos objetos, ¿no sería no haberlos llevado con nosotros una insensatez?- Dejó tiempo a que su hermano y los demás mostraran su parecer pero ya se impacientaba por volver al calor del hogar.- Deberíamos regresar. Gruñido se estará impacientando.

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OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

​Mientras habláis, unas extrañas nieblas amarillas de aspecto ominoso surgen de ninguna parte y atrapan a Velkan como vivos zarzillos de demencial malignidad. Parecen tóxicas, tanto para el cuerpo como para la mente.

El Doctor Querio se quedó petrificado. ¿Qué demonios era esa neblina? No se le ocurría nada inteligente que decir al respecto, pero eso era lo que todos esperaban de él. Vandel era el listo, Mykas el guapo, Mykerinos el impetuoso, Mykephoros el rico, Sascha era la chica y Velkan el simpático bufón... perdón, bardo. Tenía que pensar algo rápido, ¿pero qué?

Si esa niebla estuvo contenida en el interior de la caja... puede que si abro la caja la niebla vuelva a ella.

Querio volvió a sacar la caja con el símbolo del escarabajo de su mochila, y la abrió en dirección a la bruma para comprobar su teoría.

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OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Repentinamente, mientras habláis, unas extrañas nieblas amarillas de aspecto ominoso surgen de ninguna parte y atrapan a Velkan como vivos zarzillos de demencial malignidad. Parecen tóxicas, tanto para el cuerpo como para la mente.

Gheorghe intenta a la desesperada agarrar a Velkan, quien parece caer al suelo entre la confusión de la niebla. El Paladín se nota las manos extrañamente húmedas y se da cuenta de que las tiene empapadas de sangre.

Conforme la niebla se dispa, nota que el cuerpo que ha tocado no es el del poderoso Velkan, sino el de alguien muchísimo más débil, enjuto y consumido por la enfermedad. Alguien de pelo moreno y fina perilla.

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Gheorghe iba a replicar, no dispuesto a darse por vencido en aquel asunto, cuando algo terriblemente extraño pasó. Con una expresión de alarma miró al doctor Querio, en busca de alguna explicación a aquello, pero no encontró unas palabras que le permitieran actuar de algún modo, si no un gesto de sorpresa, y algo de miedo, lo que no hizo sino alterar aún más al paladín. ¡Tenía que sacar al bárbaro de ahí! Metió las manos en aquellos vapores, en un gesto temerario y desesperado, solo para sacarlas empapadas en sangre, aunque aún no sabía si suya o de Velkan... O del que había ocupado el lugar del bárbaro, pues ya no estaba. 

Tras unos segundos de duda, se agachó junto al cuerpo, con la intención de comprobar si seguía vivo. Quizás tuviera respuestas, o fuera una víctima inocente, en cualquier caso debía ser ayudado. 

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OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Cuando se agachó a comprobar su estado, observó que apenas le quedaba un hálito de vida, que se escapaba con rapidez de su cuerpo... Y, peor aún, reconoció al hombre que yacía ante él. Era Alexei. Su hermano. Si ya estaba alterado, aquello terminó de disparar sus alarmas. No se había esforzado tanto en salvarle para ahora permitir que se muriera entre sus brazos.

-¡Janos! ¡Necesito que hagas uso de tus habilidades y le estabilices!-dijo, en algo que se parecía más a una mezcla de orden y súplica, mientras él mismo se disponía a intentarlo si su pupilo no lo hacía...

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¿Pero qué demonios está pasan...?

- ¡Velkan!

Todo sucede tan rápido que no soy capaz de llegar hasta el salvaje, pero sí observo cómo Gheorghe intenta agarrarlo y en su lugar sólo consigue mancharse de sangre.

- ¡No!

¿Voy a perderle ahora por culpa de este maldito lugar? ¿Realmente ha sido un error entrar aquí y abrir este sarcófago? No... los zarcillos. Los conozco. No tienen nada que ver con la cripta. Son como... mis pesadillas. Como ayer, cuando estaba inconsciente...

Los instantes que me cuestan volver a ser todo lo razonable que puede ser una salvaje como yo bastan para poder observar cómo el cuerpo de Velkan se transforma en uno... conocido.

El hermano más pequeño del amo... ¿Cómo se llamaba?

- Alexei... - Digo en un susurro casi inaudible.

De nuevo la sensación de lástima que siempre me había inspirado el menor de los hermanos me invade. Siento el impulso de intentar ayudarle, pero escucho como Gheorghe intenta invocar las habilidades de su escudero, así que decido esperar.

¿Y DÓNDE DEMONIOS ESTÁ VELKAN? ¿Qué ha ocurrido con él?

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OCASO. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Cuando ya se frotaba las manos porque pensaba que Gheorghe no iba a rebatir sus palabras, vio cómo su hermano se quedaba pálido. No era para menos. Unas nieblas amarillas se habían levantado de la nada y de su interior el bueno de Gheorghe sacaba un cuerpo ensangrentado en lugar de al enorme salvaje. Cuando se armó de valor para fijarse más en el desconocido, vio las mejillas parcialmente arrancadas a mordiscos, la garganta abierta expulsando sangre y, lo peor, el anillo en su mano que lo identificaba como...

- ¿Alexei?- Su pregunta quedó sin respuesta pero tuvo que acercarse más para verlo con sus propios ojos. No podía ser casualidad. Hacía años que no veía a su hermanastro pequeño y aparecía ahora, así, en ese estado y de la nada. Con él ya eran dos los hermanos que le visitaban en dos días. La noche anterior había tenido un extraño sueño en el que su desaparecida hermanastra le atormentaba intentando hacerle sentir culpable por sus desprecios. Como si no hubiera tenido suficiente con la maldición que portaba. Konrad se apresuró al lado del cuerpo inerte de su hermanito y se puso de rodillas junto a él para tomar su mano entre las suyas.

- ¿Hermano, eres tú? ¿No estoy soñando?- Se frotó los ojos con la mano libre y luego examinó de cerca el anillo. No cabía duda.

Hijo de put...- Trató de tranquilizarse pero los tambores ya sonaban en su interior haciendo que sus tímpanos parecieran a punto de reventar. La última vez que había visto a Alexei habían discutido y, al siguiente amanecer, él se había ido. Pero justo entonces había echado en falta el anillo señorial de Alabustriel. Con movimientos algo tensos, torpes, y no demasiado delicados, Konrad comenzó a manosear el anillo para sacarlo del dedo anular de la mano izquierda de su hermano.

¡SER MIO!- La pena inicial por ver el estado de su recién reencontrado hermanastro fue dejando paso, irrefrenablemente, a una ira creciente, que le era por desgracia familiar. Un deseo incontrolable de restablecer lo que le pertenecía por derecho. ¡¡Él era el primogénito y se lo había robado!! Incluso había hecho a Gruñido y Sascha buscar el anillo en los sitio más insospechados de la finca confiado en que Alexei fuera incapaz de un golpe tan bajo.

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El sarcófago esconde una serie de objetos que son armas y otra clase de equipos útiles en la lucha contra los muertos vivientes y otras fuerzas del mal, además de un tomo que no debe ser de los libros peligrosos que guardaba el Profesor Lorrimor. La discusión acerca de qué hacer con ellos comienza y no presto mucha atención pues veo que no parece ser nada especialmente poderoso o algún objeto que haga una real diferencia, sino que objetos de utilidad más bien simple, por lo menos a mis ojos.

Pero no hay mucho tiempo para discutir pues una extraña bruma aparece y se lleva a Velkan, dejando en su lugar a un hombre muy herido que los presentes identifican como Alexei, el hermano menor de mi maestro. Este me dice que le ayude, pues sabe que mi devoción por Sarenrae y mi formación, me han brindado una serie de habilidades que pueden ayudar a personas heridas y moribundas.

Me acerco rápidamente al hombre, mientras Konrad intenta sacarle un anillo. Lo aparto del herido, por la fuerza si es necesario, pues necesita atención inmediata o fallecerá:

 - "¡Denme espacio, está crítico!"

Cuando me pongo a su lado, invoco el poder de mi diosa:

 - "¡Oh Sarenrae! ¡Brinda tu vigor y recupera la salud de este hombre! ¡No le permitas morir en los brazos de tu devoto servidor!"

Una luz, más intensa de lo normal, rodea el cuerpo del herido, sanando parte de sus heridas. Luego de eso, cuando veo que sus heridas se estabilizan, comienzo a examinarlo para ver qué es lo que puedo hacer por él, como es que puedo ayudarle a mejorar su estado al optimo, así como saber qué fue lo que le sucedió.

¿Qué era lo que acababa de ocurrir? El Doctor Vandel no encontraba la respuesta.

¿Trans...? ¿Transposición, quizás? Los cuerpos de Alexei y Velkan se han intercambiado... ¿O es una ilusión? O es el cuerpo de Velkan transmutado...

Se mordió el labio. No saber era algo profundamente frustrante. Y tal vez ni siquiera tuviese que ver con nada de lo que habían hecho allí, sino con algo que había hecho Alexei desde... desde allí de dónde viniera, fuese donde fuese eso.

Su necesidad de saber le llevó a querer despertar al aparecido más rápido de lo que las atenciones de Janos permitirían. El Doctor Querio cogió una de las pociones del ataúd de piedra y se acunclilló junto a Alexei para dársela de beber. Aquel hombre tenía mucho que contar, y no solo de cómo había llegado hasta aquí... También tenía las piezas que faltaban de un caso que nunca llegó a resolver.

Bebe...-ordenó a Alexei mientras ponía el borde del frasco en sus labios y empujaba su cabeza hacia la poción.

La caja con el símbolo de la Orden del Ojo Palatino quedó a un lado en el suelo, dónde cualquiera podría recogerla.

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Janos, invocando el poder divino, había conseguido salvar a Alexei de una muerte cierta. Gheorghe murmuró una breve plegaria de agradecimiento a Sarenrae y otra a Iomedae, para después exhalar para librarse de la tensión.

-Gracias Janos, sin ti, mi hermano ahora estaría muerto... Y no soportaría algo así, y menos aún después de todo lo que costó salvarle en el pasado. Deja que te ayude...-dijo, en cuanto al diagnóstico, pero lo cierto es que estaba siendo una molestia, y cuando se dio cuenta, se apartó, dejando actuar a su escudero y mirando con alivio a su hermano... Para inmediatamente fruncir el ceño. Aquella actitud era absolutamente deshonrosa y reprobable, y lo que era peor, Gheorghe sospechaba que era aquello de lo que le había avisado. Del alivio pasó de nuevo a un estado de alerta, preparado para actuar si cundía el caos. 

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NOCHE. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Al principio la reacción de Konrad no me extraña. Que se agache junto a su hermano y que se preocupe por él me parece natural. Pero algo no me gusta. Algo en los ojos de mi señor hace que se me disparen las alarmas.

- Señor...

Konrad es la única amenaza ante la que guardo a Rhakan, y con las manos libres me acerco a él, e intento suavemente que se levante y se aleje del herido.

- Konrad... - Le digo con tono tranquilizador cerca de su oído. - Konrad, ven conmigo. Deja a Janos trabajar.

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Alexei había tenido suerte de que el anillo saliera con facilidad de su dedo porque si no el fuerte tirón que le dio Konrad podía haberle fracturado una falange. La respiración del noble, agitada antes, parecía calmarse cuando sintió en su dedo, en el lugar que correspondía, el anillo familiar. Aún aparentemente más calmado las palabras de Sascha hicieron que le rechinaran los dientes. El rostro de Konrad se contrajo  en un rictus de desagrado, como si Sascha fuera una poco bienvenida suegra, pesada y de voz estridente que le martilleaba en la cabeza.

- Bah...estoy bien...- Mejor que bien ahora que había recuperado el anillo robado en el que clavaba su mirada vidriosa como si no hubiera otra cosa alrededor. 

- Los que conocen a Alexei y se dan cuenta de la facilidad con la que su hermanastro Konrad le ha quitado el anillo con sello nobiliario del dedo, se percatan de que el joven noble, que siempre había sido enjuto, está todavía más delgado y demacrado que hace cinco años, la última vez que le vieron.

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NOCHE. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Estaba acostumbrada a tratar con la agresividad de Konrad, pero no con su desprecio, así que no sé reaccionar a sus palabras y tan sólo me encojo de hombros y me aparto de él para volver a acercarme al menor de los hermanos.

- ¿Puedo ayudar en algo?

Es casi imposible reprimir el impulso de querer ayudar a aquella criatura aún más demacrada que la última vez que le vi.

Por si acaso, miro a Konrad de vez en cuando de reojo.

¿Acaso es ese anillo el que le hace comportarse así? ¿Tendrá algún tipo de poder o magia?

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NOCHE. TIERRAS DEL REPOSO, EN EL INTERIOR DE LA FALSA CRIPTA.

Gheorghe lanzó una breve mirada de desaprobación a su hermano mayor, aunque de momento lo dejó ahí, ya habría tiempo para eso más adelante. Negó suavemente con la cabeza ante el ofrecimiento de la salvaje.

-Parece que ha salido de peligro, así que no creo que haya mucho que hacer. Gracias, aún así. Y ahora, es momento de irse. No sé qué ha pasado aquí, pero me parece evidente que, si no hubiéramos entrado, nada de esto habría ocurrido. Es mejor dejar las cosas como están.