Querio no sabía dónde agachar la cabeza. Estaban organizando el funeral de una de las brújulas morales del Doctor Vandel. ¿Qué hacer? Su economía no era muy boyante, pero por otro lado sería socialmente considerado que con la estrecha relación que se les presuponía, Querio pusiese parte del dinero para la ceremonia.
Yo... yo pagaré las ropas con las que será enterrado.
Sí, eso está bien. Las ropas en el almacén de este pueblucho no serán muy exclusivas ni caras. Incluso yo puedo elegir ropas más baratas si veo que mi saquillo flojea, y nadie me podrá reprochar que no he arrimado el hombro.
Lo más probable era que la misma losa de mala conciencia y apariencias que le habían obligado a hacer la propuesta, también le empujase a ser generoso con las ropas compradas para el difunto.
Ya lo ves, Kendra. Entre el entierro y recuperarnos de nuestras heridas, vamos a seguir abusando de tu hospitalidad unas semanas más... No tienes porqué preocuparte de la última voluntad de tu padre: nos quedaremos el tiempo que haga falta. Además, tienes razón en que si nuestra marcha coincide con la ausencia de problemas, nuestra fama se verá perjudicada. Y seguro que en cuanto gastemos unas cuantas monedas en los comercios locales, los lugareños nos verán con mejores ojos.
RAVENGRO, CASA DE KENDRA LORRIMOR:
MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.
DÍA DE LA LUNA, 10 DE ABADIO. COMIENZA UNA NUEVA SEMANA.
ALBA
Aún en un estado lamentable el noble apenas se movía en el lecho que le habían preparado en la casa de Kendra. La música tocada por Velkan no hacía más que atormentarlo y traerle a la mente el dolor de la pérdida de su otro hermanastro, Gheorghe, justo ahora que parecía recuperar su distante relación. ¿De verdad no iba a poder regresar a causa de que Gabriel Alarico hubiera fallecido en aquel lado de las brumas? ¿Por qué a él, precisamente? Además, como si su dolor fuera poco, los dioses le volvían a arrebatar a Alexei, desparecido durante tanto tiempo... ¡Con la alegría que había sentido al volver a verlo!Las lágrimas caías involuntariamente de sus ojos. Acercó la mano a su cara para ver el puño destrozado. Las vendas ensangrentadas no le dejaban ver el sello familiar que dicho reencuentro le había hecho recuperar. De nuevo lo había perdido todo. A su mentor y guía, el Profesor Lorrimor, a su confesor, Sebastián Moro, a su familia. ¿Podría sobreponerse a semejante golpe?
A LA MAÑANA SIGUIENTE:
RAVENGRO, CASA DE KENDRA LORRIMOR:
MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.
DÍA DE LA LUNA, 10 DE ABADIO. COMIENZA UNA NUEVA SEMANA.
ALBA.
Kendra se relajó al escuchar la intención de sus invitados de quedarse allí con ella, eso le haría más llevaderos los días hasta que pudiera decidir sobre si se quedaría en Ravengro o se mudaría a otro lugar.
- "Gracias Señor Janos, son ustedes muy atentos y han demostrado ser dignos amigos de mi Padre. También al resto y no teman de abusar de mi hospitalidad, estoy encantada de recibirles y siempre que lo deseen pueden volver. Pero ahora lo importante es que descansen y sanen sus heridas." -
Había heridas físicas que tardarían más o menos en sanar pero también mentales, que tendrían un proceso diferente. La gente no reaccionaba igual ante la pérdida o la vivencia de episodios dramáticos como los que habían vivido los aventureros. Kendra asintió ante el asunto de Alarico, lo recordaba perfectamente y eso hacía aún más dolorosa su pérdida.
- "Hablaré con el Padre Grimfurrow, quiero que el Señor Alarico tenga un entierro digno y les ayudaré cuanto pueda." - Hizo una pausa y miró a sus invitados.
- "Quiero darles de nuevo las gracias por todo, pocos habrían hecho todos los esfuerzos y sacrificios que han realizado y también agradezco que no tengan en cuenta el comportamiento hostil de parte del pueblo y busquen la reconciliación. Estoy segura de que cuando comiencen a conocerlos llegarán a apreciarlos tanto como yo." -