El edificio Krüpstler ostenta los galardones de ser el más alto de Marina D´Uranio (112 pisos, 350 metros de alto), de haber sido el último diseño del fallecido arquitecto Maurice Pontipidou y de haber sido el reducto escogido por los Boy-Scouts Paramilitares para presentar una última y heroica resistencia frente al escuadrón de HACENDA-2 que les persiguen.
A la sazón, está en llamas. Y todos esos diseños de ventanales de cristal ecológico, maderas nobles y plásticos de última generación arden como la yesca.
El aspecto del Krüpstler en llamas es sobrecogedor: su inmensa mole cubierta por lenguas de fuego parece estremecerse con los disparos que suenan en su interior. Los HACENDA-2 revolotean a su alrededor como un enjambre de avispas furiosas descargando sus cañones periódicamente. El Cuerpo de Bomberos de Marina D´Uranio (recientemente galardonado con el III Premio Julipán al Mejor Calendario) intenta mantener un perímetro de seguridad alrededor del incendio. Sin embargo, hay desesperación en los rostros del aguerrido equipo anti-incendios pues a partir del décimo piso el Krüpstler es un infierno sobre la tierra y no hay quisque que pueda pasar de allí para rescatar a la gente atrapada por las llamas.
Los HACENDA-2 han ignorado las peticiones de ayuda: su programación les ordena capturar o destruir al comando terrorista del sargento Barringer al precio que sea.
Hay vidas humanas en juego.