Día 4

Nada más amanecer, parece que la ira de Demódinus del día anterior, o quizá la tristeza de Sorya o el vaticinio de Y'aimm, nadie podría decirlo exactamente, provoca que el nuevo día amanezca a una temperatura superior a los cincuenta grados centígrados, con gran estruendo y cenizas por los aires, una erupción volcácina que os hace reaccionar con toda la premura que os resulta posible.

Los rios de lava corren descontrolados y os juntáis en los pocos sitios firmes que podéis. Vuestras vidas están en peligro, aunque el amanecer no parece haber sesgado la vida de nadie... Aún.

Pronto un rugido y una erupción gigante os sorprende mientras una silueta se forma en el aire, una grande, magnificiente, intimidante... Algo que pocos habréis visto en toda vuestra existencia...

Al parecer no estáis solos... Un fenix ¡de magma! se alza ante vosotros. Imponente, os mira y parece buscar algo, se abalanza antes de poder reaccionar nadie contra el Capitán Greed, no obstante la sonrisa del capitán Greed es visible, dado que él sí parece haberlo visto y con un ágil movimiento se sube a su lomo y el fénix alza el vuelo y comienza entonces un combate aéreo que, debido a las complicaciones atmosféricas y las piedras que caen, os impiden actuar aunque algunos lo intentáis.

El fénix se lanza en picado contra el suelo dispuesto a acabar con el Capitán, quien ha conseguido atrapar entre sus garras, no obstante un rápido movimiento del pirata basta para herir la pata y obligarle a soltarle en el último momento y hacer que éste se sostenga a una de sus alas, a pesar de que el olor a carne quemada es evidente, y otro corte en el ala hace imposible que el fénix vaya a retomar el vuelo, finalmente clava su espada en el corazón del ser desde la espalda, lo que unido al golpe descontrolado provoca la caída del fénix con una enorme explosión y mucho humo.

Poco a poco el humo se disipa, el golpe ha sido duro e incluso el dragón hubiese tenido problemas para sobrevivir a ese golpe, aunque entre las llamas una silueta humana, que sonríe victorioso, con las llamas sobre su arma.

Él enfunda con orgullo su arma, como si esto fuese algo habitual para él. Os mira y entonces gira la cabeza hacia atrás, completamente sorprendido, al igual que vosotros.

La caída del fénix y la explosión han hecho mella en la escultura de mármol y hielo de Demódinus, quien ahora yace con una grave herida en el pecho contra una piedra, y el suelo un enorme charco, una pequeña laguna casi se podría decir.

El cuerpo de Alana ha sido completamente destruido y ahora tan sólo hay agua plateada, pero de entre agua plateada se alza lentamente una figura humanoide, tomando poco a poco el hálito de la vida.

El cuerpo de Alana, cubierto de una gasa formada por algún tipo de tejido semi pétereo, vuelve a la vida y os mira con una sonrisa confiada, buscando entonces a Demódinus, quien puede observar que está postrado contra una piedra malherido, aunque vivo, gracias a su constitución quedó lo suficiente de ella como para volver a la vida.

Pero el amanecer no se detendría con esto, la escultura impasible del fétreo de El Leñador se comienza a quebrar, lenta y paulatinamente, dejando caer algunos fragmentos en el suelo.

Dentro de la estatua, el propio Leñador ha cobrado vida y está satisfecho de ello, aunque poco dura su satisfacción cuando, al esperar encontrarse con Ananistra puede observar que se haya a sus pies.

Ananistra había cambiado de forma justo durante su muerte, una muerte que nadie ha podido ver, su vida ha terminado, en paz, una paz que no sólo la muerte puede traer, si no también ver cómo aquel que deseaba volvía entre los muertos, pues para todos queda seguro que la imagen de El Leñador volviendo a la vida fué la última imagen que sus ojos vieron.

Pero aún quedaban cosas por descubrir en éste día, de la sangre mezclada en el agua de Demódinus y de la sangre de la propia Ananistra, las dos víctimas mortales del día de hoy, comienza a formarse lentamente una silueta, primero los capilares, luego las arterias y las venas, comenzando por una extremidad, una mano...

Un cuerpo conocido por todos vosotros, uno élfico, aunque fatigado, Phi Khelek, el Mensajero, volvía de entre los muertos dispuesto a continuar su labor a vuestro lado, no obstante, grandes ojeras y marcas de cansancio hacen mella en él, y está claro que tardará en volver a ser el mismo Phi Khelek que podía usar todo su poder con vosotros, aunque no por ello parece menos dispuesto a esparcir su mensaje.

Aunque algo en vuestro interior os decía que aún quedaban sorpresas para el día de hoy...

Cierro los ojos con fuerza y los vuelvo abrir mientras me siento en el suelo fatigado y llevo una mano a donde la lanza me había atravesado

joder... eso ha dolido....

respiro de manera entrecortada por el cansancio

donde nos hemos metido esta vez?

Digo mirando el nuevo entorno

esto no es bueno.... nada bueno.....

desvió mi mirada hacia todos los demás

lo que paso antes.... supongo que no me vais a creer así que no creo que valga la pena decirlo, pero, Taire tuvo que ver con eso, o alguno de los muertos, pero fue Taire el que lo dijo, de hecho, la flor que apareció tras su muerte fue un intento de asesinato hacia mi persona, para resucitar el pero por mi acción al trasplantarla no le salio, aunque no se ni para que hablo, no me vais a hacer caso

suspiro cansado, sin moverme del sitio

igualmente, tened en cuenta estas palabras antes de matarme que os veo venir, Y'aimm, Taire dijo estas palabras exactas desde el otro lado:

   “ ahora hay que decidir quien será el siguiente que traigamos a hacernos compañía, yo creo que Y´aimm sería un buen objetivo.”

solo digo eso, ahora ya, haced lo que queráis, estoy demasiado débil para defenderme

- Ananistra... ¿mereció la pena? - Arrodillado a su lado, la voz de Sorya era grave y profunda, como la garganta del mismo volcán que los rodea y que aún amenaza con sus vidas. Cierra sus ojos con un gesto y guarda silencio unos instantes antes de levantar la mirada hacia el Leñador - Bienvenido. - Aunque en su voz puede entreleerse un tono de amargura. Se levanta y cuadra los hombros definitivamente, no daba el aspecto infantil y gimoteante del día anterior. Parecía incluso... más alto. Su naturaleza despertaba rodeada de uno de sus elementos. 

- Capitán... Si has hecho lo que creo que has hecho... - sonríe - Eres un bribón de la peor calaña, pero me alegro de que aún estés con nosotros - aunque lo lamentaré por el fénix... 

Eir, espero que te queden fuerzas, porque te necesitamos. Necesito que refresques el aire. no se te ocurra congelar la piedra bajo nuestros pies o se quebrará y el magma ascenderá, y lo mismo va por ti, Phi. Sé que todos están cansados, pero tienen que moverse ¡Y no es una sugerencia! Cualquier discusión, déjenla para dentro de 15 minutos.

Sin dar opción a réplica, sus alas se despliegan y se despega del suelo. - ¡Y que alguien haga el favor de colocar a Y'aimm en la grupa de Hyent'nrám! yo haré lo posible por alejar el calor. ¡Esa es la mejor dirección! - señalando

El elemental comienza a brillar, pero no es sólo el fulgor del fuego, sino parte de la magia de su sangre la que está desplegando. Su forma pierde sustancia ... y sólo deja tras de sí  las chispas que sigue llamando para darles más tiempo.

Su voz llega desde algún lugar cercano - El suelo acabará cediendo por vuestro peso. Los que puedan volar que lo hagan, los que no... ya saben lo que tienen que hacer.

Siguiendo las instruciones de Sorya, cambie de nuevo mi forma, para poder erguirme sobre dos piernas...

Al transformarme parte del agua, queda en el aire, refrescando el ambiente a mi alrededor...

Un simbolo de agua en mi pecho me mantenía fresco, mientras el frió de las aguas de las profundidades del mar se repartía por mi ser...

Me coloco junto al dragón de Cristal y le digo a Sorya: Siempre y cuando el quiera aceptarme en su lomo, yo estaré agradecido...

Luego miro a Phi Kelek y digo: No me estraña eso que me dices, pues aquí todos saben que, es más pensé que hoy caería yo...

Aquel que pueda hablar con ellos, ahora firmes traidores, tras escuchar sus conversaciones, en busca de sangre viva... que les diga de mi parte, que no tengo miedo a compartir un sueño eterno con ellos...

Es más prefiero estar cuanto antes junto a ellos y atormentarlos por el resto de los días...

Miro a mis compañeros y digo: Al menos, sabemos que bajo el suelo descansan dos almas atormentadas... lamento que Sharë Ond comparta un lugar con ellos...

Miro a Ananistra y luego miro al Leñador y digo: Tranquilo... pues si el don de las hijas del caldero está en sus manos, podrá erguirse de nuevo, pues entre sus pócimas había una que la salvaba de este final....

Pero si por el contrario, no volviera, debemos de aceptar su mentira... no digo traición, pero si mentira, pues pudo a lo mejor mentir, para conservar la vida...

Tumbada en el suelo y cubierta de grasa de algo…abro mis ojos que vuelven a ver la luz después de estar días en la oscuridad y rota de dolor.
Mi corazón también volvía a latir poco a poco con latidos normales, volvía a sentir el calor que corría por mi cuerpo y por mis venas de estar en la vida.

Me incorporo para poder ver a los presentes, pero mi mirada se dirige inmediatamente a Demódinus. Que por alguna extraña sensación, sentía en mí que tenía que ir a ver como se encontraba.

Dando pasos firmes y caminando con cuidado me acerqué a él. Su enorme cuerpo, se quedaba al lado del mío muy pequeño. Posee mis pequeñas manos en su pecho y observe que estaba malherido.
Acariciando su enorme pecho, le hice una mirada tímida a sus pequeños ojos de preocupación.
Un impulso hizo que mi mano cogiera una de sus manos y la pusiera junto a mi pecho para que notara latir mi corazón.

Tras, estar junto a el, sentía que este gran demonio saldría adelante sin ninguna tipo de heridas. Y caminé para ver al resto de compañeros.

Pude escuchar lo que Phi dijo sobre el cementerio, a lo que no me quise quedar callada y me pronuncié.

Yo…yo…quería afirma las palabras que está diciendo Phi. También estaba allí abajo y escuché como Taire dijo justamente lo que ha dicho Phi. Quiere acabar contigo Y`aimm, y no sé…si convencerá de tal cosa al resto…

Esbozo una ligera sonrisa cansada ante el comentario de Y'aimm

típico en ti, compañero......dispuesto a sacrificarte por los demás..... no se como puede pensar Taire que seas un asesino, mas bien eres un trozo de pan cof cof cof

toso débilmente por el cansancio, apenas me puedo mover, tras eso miro a Alana y luego al leñador y a Trahorn

hay dos mas que pueden confirmar mis palabras

Sorya tengo que pedirte un favor, incinera el cuerpo de Ananistra, no de merece quedar expuesta públicamente, se merece algo mas digno, después esparce sus cenizas con el viento ya que sabes la unión que teníais y nadie mejor que tu.

Miro a Phi lleno de ira. Bastardos la habéis matado y vais a pagar por ello.Golpeo con rabia al llevo tras correr hacia el con la parte roma de mi hacha haciendo que sangre su boca y derribado en el suelo. Te mereces que te arranque la cabeza, pero lo dejare a juicio de todos, morirás por traidor ya que todos saben lo ruin que eres, Y'aimm no tengo nada con lo que acusarle pero a Phi si y espero que compañeros le hagáis pagar sus crímenes. Miro a Y'aimm, ella no mintió, me devolvió a la vida lo vi en sus ojos, la mataron los traidores.

¡JÁ! ¡Ya empieza la acción!¡Así me gusta! dijo el enano emocionado ante el golpe directo del leñador hacia Phi. El enano agarró con firmeza su hacha y comenzó a mirar con emoción de un lado a otro viendo si podría participar en la trifulca. ¡Dale!¡Dale duro! ¡Que tenga que comer papilla durante un mes!,¡JÁ!, ese tío tiene lo que hay que tener. 

De repente, el enano se queda cómo mirando el horizonte, pensativo. Aflojó la tensión sobre el mango de su hacha y la bajó:

-Espera...¿Por que le atizas?...¿por qué dices que es culpable de la muerte de la chica, chico,...ehhh...cosa?

Girándose hacia el hombre pez dijo:

-Si el leñador está aquí, la chica no podrá volver, a no ser que alguien lo haga. Sólo tenía una poción, si no entendí mal, y es obvio que la utilizó en el orco. El enano se aproximo al cadaver de Ananistra para corroborar que sólo quedaba una poción.

-Y por cierto, ¿por qué han vueto tres a la vida si sólo conocíamos del poder de Ananistra?

si sólo queda la poción del veneno en el cadaver de Ananistra, ¿puedo cogerla sin que se enteren los demás?,jeje. Que malote soy. Enano al poder.

Nop, aunque buen intento...

De hecho no ves ninguna poción... Que seas capaz de encontrar.

Observo como el leñador me golpea, sin siquiera moverme para defenderme, estando de antes sentado en el suelo, haciendo que su golpe me tumbe del todo, ni siquiera me levanto, lo único que hago, es una leve mueca de dolor mezclada con una leve sonrisa

dices que fui yo? Piensa, orco, estaba muerto, no he podido hacer nada, ademas, incito a que cualquiera mire en mi interior para saber lo que soy, no vera nada, ya que no oculto nada

aun sin levantarme, llevo mi mano a mi boca quitándome un poco la sangre que sale de la misma

Con calma apoyo la mano en mi frente, frotándola. Sin duda aquella situación estaba haciendo que todos se comportaran como animales. ¿Es que no había nadie que pudiera pensar unos segundos con claridad aquí? Suspiro antes de levantar la voz.

-¿Acaso se les calcino el cerebro a todos? – Les digo con tono molesto y firme. Un tono de voz que no se podía ignorar – ¿En vez de pelearse por quien mato a quien, no seria mas importante que busquemos la manera de no morir de calor en vez de pelear? No se dan cuenta de que están reviviéndolos justamente para que peleen y perdamos más tiempo…-

Comenzaba a hastiarme y tenía calor. Con un movimiento rápido me quito la bufanda, colgándola sobre mi hombro, y abro los botones de mi abrigo, dejando ver abajo un pantalón negro de vestir, un chaleco negro, una camisa blanca y una corbata negra haciendo juego. Apoyo mi bastón en el suelo observando alrededor.

-Sorya, busca algún lugar más elevado donde podamos ir los que no volamos. Tenemos que distribuir nuestro peso en distintos puntos para que la piedra no colapse…-

Comento en tono alto para que la criatura pueda oírme.

Se acerca a Sorya y le hace una reverencia quitándose el sombrero. -Como os he dicho a todos, solo me he defendido, Sorya, y ahora si me disculpáis..... Se vuelve a poner el sombrero, se da media vuelta y con la velocidad del rayo saca su sable y le lo pone al cuello de Ukhova. Confesad, perra y vuestra muerte limpiará vuestro alma, sucia bastarda!! sois un servidor de Radekus y pagaréis por vuesos actos!

- Bien, Vicfire... al fin alguien escucha - Su voz llegaba entre el límite de lo real y lo ireal. A cualquiera con menos experiencia que los guerreros allí reunidos le costaría entender esas palabras. Una línea de luz se dibuja sobre el suelo Pequeños fuegos fatuos de brillo blanco que contrasta con el aire rojizo y calcinado del paisaje aparecen marando el camino. Indican el recorrido más seguro, en la dirección en la que Sorya señaló momentos antes.

- Y les insto a darse prisa. Represento a la Magia y el Caos del Fuego. Nunca se me dio bien Controlar... ¡Así que apúrense! 

Junto a cuerpo de Ananistra, comienzan a alzarse líneas ondulantes de calor que vagamente recuerdan al perfil zorruno de Sorya y la toma en brazos. Un instante después, ambas figuras se desvanecen en un giro que les hace Caer hacia arriba - Te he escuchado Leñador... ahora muévete. Habrá tiempo para discutir. Eso va también por ti, Greed.

Rápidamente, ya que según Sorya no había tiempo, dio una rápida pasada con la mirada, y vio al único tendido que no podría moverse por si solo, así que abrió un portal y arrastro a Phi consigo hacia un lugar alto donde los llevaría el portal abierto -Si alguien quiere acompañarnos a un lugar alto, este portal puede llevarnos, pero que lo diga ya, no puedo mantenerlo mucho más tiempo abierto- Sabía que muchos la mirarían mal por llevarse a Phi con ella y salvarlo, pero si era un traidor no merecía morir calcinado si no juzgado, como todos.
Mientras el portal los transportaba empezó a pensar en todo lo que había ocurrido ese caótico día, estaba alegre por los que habían vuelto, El leñador, Alana, Phi, y por su puesto el Capitán que con su gran pericia había conseguido matar a ese fenix de fuego por suerte, pero esa alegría duraba poco, cuando una muerte se cobro, la de Aanistra.

Eladrín extendió su mano hacia quien quisiera ayudarla, sabía discerir las auras, pero incapaz de orientarse en un mundo tan cambiado y caótico como aquel. Todas las preguntas que tenía para Phi y los demás quedaron en un segundo plano, debía ir con sus compañeros si quería vivir, pero al parecer nadie reparó en ella.

- Maese Dork...- llamó a la primera persona que se le ocurrió con los brazos extendidos- alguien... no se adonde vamos. Por favor, no me dejéis atrás.

Tras de nuevo cambiar de escena, el calor me aturdía a grandes rasgos pude observar la gran hazaña del capitan Greed, así como la vuelta la vida de Phi y de El Leñador. A lo lejos escuché las palabras de Sorya...

Debo enfriar el ambiente -pensé mientras me esforzaba por concentrarme-

Cerré los ojos y alcé las manos, tras varios segundos una fina capa de frío bajo y cubrió todo el lugar, bajando considerablemente la temperatura, sin brusquedad, de manera que Sorya no se viera afectada. Tras el esfuerzo me senté a reponerme.

- Espero que sea suficiente -dije con una pequeña sonrisa-. Me alegro de vuestra vueltas, grandes dudas se ciernen sobre tí Phi, pero Alana ha lanzado un daga a tu favor y conocemos las artes de Taire, así que por mi partes quedas libre de culpa -dije mirando al elfo-

Seguidamente miré a Yáimm:

- Te protegeremos -dije mirándole fijamente a los ojos-.

Miré al cuerpo de Ananistra cerré los ojos y bajé la cabeza en señal de respeto.

Antes de comenzar a avanzar, veo como se empiezan a organizar para poder ir hacia otro lado. Neryastra abrió un portal para que podamos avanzar. Escucho como aquella elfa ciega pide ayuda, antes de que el enano se acerque lo hago yo, apoyando la mano en su espalda y la otra detrás de sus rodillas levantándola en brazos para avanzar mas rápido.

-Neryastra, vamos… Sorya, continúa con la vigilancia… Tenemos que repartirnos rápidamente…-

Le digo en tono alto para que me oyeran ambas personas.

Mire al fondo esta viendo la gente que venia de allí que eran los que estaban muertos estaban viniendo a la vida. me interesaba es lo que estaban aquí de nuevo si sabían algo de los causantes de estas muertes.

Me acerque Bienvenidos a todos lo que estáis con nosotros y me acerque Alana y le dije. Alana durante esta tiempo que no as estado aquí sabes quienes pueden ser los causantes de estas fechorías y esta muertes porque o si alguno de vosotros ha visto algo. Nos seria de gran ayuda.

Entre la lluvia de cenizas y el caos que de provoca, algunos intentando bajar la temperatura, otros organizar al resto, algunos volar o acumular humedad... No importa cómo, pero Neryastra Quiebraplanos es la primera en abrir un portal a través de los planos para cruzar a un lugar seguro.

La primera en atravesar el umbral.

Pronto la propia tierra ruge y un coro de piedras silvando surcando los aires acompaña la aparición de una puerta enorme allí donde debería desembocar la brecha hecha por la mujer.

Aquello, para unos pocos entendidos en demonología o angelogía, sólo podía significar el fin, un viaje de sólo ida al infierno de algunos, un viaje de donde muy muy pocos podían regresar, pues arrastra a todos aquellos con pecados en su alma...

... O aquellos que tienen la ira de seres muy conectados con las esferas celestiales o infernales.

Neryastra no saldría de su propia brecha... Quedándose atrapada y perdiendo su vida tras la puerta.

El lugar es vuestro encierro hasta que todo termine.

Y quebrar las reglas puede conllevar la ira divina.