Partida Rol por web

El tiempo pasó silente, callado, mientras todo parecía en calma, pero algo amenazaba de nuevo la estabilidad de otra nueva era…

Habían pasado ya algunos años desde que la nueva Guardiana de la Tierra afianzara su nuevo estatus con raíces sobre el suelo, aún se hace cercano el recuerdo del momento donde la nueva Guardiana del Fuego fue proclamada, y más aún desde que los vientos de la Guardiana volvieron a soplar imbuyendo de vida nuevos corazones...

Nada presagiaba lo que estaba a punto de ocurrir, mientras abríais los ojos a un nuevo día, todo a vuestro alrededor había cambiado, parecía que ya no estabais donde caísteis presas del sueño. Diversos reinos son vuestros orígenes, pero ante vosotros una misma sala, un suelo marmolado se extiende ante vosotros, limitado por un lago que parece no tener fin.

Limitando la sala, innumerables columnas parecen ajenas a la batalla que esta por empezar… vuestros pies son mojados por un agua tranquila y estancada que parece impenetrable ante una espesura que parece rodear la estancia.

Y en medio de todo aquel agua, una única columna férrea e inquebrantable. Y sobre ella una dama que aún tras vuestra presencia sigue callada, con la mirada entornada, recitando versos en un antiguo idioma que apenas podéis recordar.

Poco a poco en vuestra mente, llegan recuerdos, lejanos o vividos que hacen que como un libro abierto se descubran los secretos de la sala que ahora os guarda. Aquella que sigue inmóvil parece, ser la Guardia de las Aguas, y la sala donde os encontráis el Templo del Vacío. Y las aguas que os rodean, las Lágrimas del Olvido.

Aunque callada, parece que vuestra presencia en este lugar, ha sido obligada por la aparición de traidores, que tras encontrar el lugar, han decido esgrimir la vida de la Guardiana y las aguas que protege, para poder conquistar los dones, que hasta ahora han sido custodiados.

Una nueva Guardiana necesita vuestra ayuda...

La Guardiana permanece callada mientras el olvido, puede que algún día reine vuestros recuerdos…

En juego, no solo está esta batalla, sino la posibilidad de que tras la derrota, vuestras experiencia sea consumida por el vacío mientras que de nuevo, los elementos regentes vuelvan a ser derrocados, y esta vez, sin nadie que recuerde su llamada, y el lugar donde fueron custodiados.

Ahora silente, la Guardiana clama el auxilio a las criaturas mágicas, para que le ayuden en esta batalla en contra del Destino, aún cuando su voz parece dormida, y su mirada pérdida en el olvido...

Poco a poco vuestros pies eran acariciados por aquellas orillas muertas, que parecían haber perdido la marea que nacía de cada lágrima de la Guardiana.

Con mirada aún vacía miro hasta la entrada del Templo, sabiendo que alguien estaba por entrar pero que aún no era bienvenido.

Sin mirar a nadie esperó vuestra llegada.

Varios metros de un mar en calma os separaban de la plataforma central del templo. Una fuerza mayor aún os impedía el paso, aún no era el momento de entrar y entonces de sus ojos cayó la última lágrima…

El sonido roto de aquella gota en medio del silencio levantó una fuerte brisa que parecía envolveros en una férrea burbuja.

Ante vosotros el templo se presentaba rodeado de un claro día que os daba la bienvenida al lugar, pero a vuestras espaldas y fuera de aquel lugar, la noche más oscura parecía haber llegado.

Vuestras manos y extremidades intentaban salir de aquel lugar, y tras varios intento os disteis cuenta que fuera de aquella ilusión tan solo existía el vacío… El fin de vuestra existencia a vuestras espaldas, y un nuevo reto ante vuestra mirada.

La Guardiana ahora sí miraba vuestros rostros, con un gesto de cabeza os daba la bienvenida y desde el inicio del templo empezó a surgir un suelo marmolado que os daba paso hasta el ara central allí donde reposaba un gran claustro dispuesto para el culto y la oración, que en estas horas oscuras sería el suelo que traidores y fieles deberían mancillar para buscar la mirada de un mañana.

Una estela marmolada espera vuestros pasos, mientras al otro lado la Guardiana se levanta de sobre el agua y camina hacia el lugar donde todo ha de suceder…

Es hora de andar, sobre aquella senda flanqueada por las aguas que serenas, custodian la entrada al Atrium del Olvido.

Observé todo a mi alrededor. Era repugnante. Agua cristalina y mármol casi virgen, blanco y reluciente. Y aquella dama perfecta. Una repugnante y cálida brisa me golpeaba en la cara. ¡Argh, cómo echaba de menos el gélido aliento de las corrientes de aire, la oscuridad, las humedades y el olor a carne podrida y excrementos de las cavernas de mi clan! Lástima que ahora, según parece, ya nadie de mi clan quedara con vida. El vacío parecía haberlo consumido todo a mis espaldas.

Pero bueno, algo había positivo. Todo lo que había allí parecía bastante caro, así que era una oportunidad para saquear. Fijé mi mirada en el altar que se alzaba tras la señora que allí había. Seguramente podría sacar bastantes piezas de oro bien relucientes por ellas, así que me dirigí hacia allí intentando no pisar demasiado el mármol. Era demasiado pulcro para mis hediondos pies.

Unos pasos metálicos resuenan, pese a que sus pies no alcanzan, en apariencia, a tocar el suelo, una voz hace eco en el lugar, surgiendo desde las profundidades que cubren la capa.

¿Quién me ha llamado? ¿Quién ha osado despertarme?

Sin que la segunda frase llegue a terminar, el Espectro ya se encuentra tras la guardiana.

Comprendo... Guardiana. El Vacío.

Resuena la misma tenebrosa voz. Él había sido el segundo en llegar, pero era normal, su presencia siempre clamaba una rápida intervención. Sencillamente aguarda la llegada de los demás convocados.

  Podría haber pasado por un simple árbol, hasta que comenzó a moverse. Rama sobre rama, se entrelazo y creció, separándose del suelo, llevándose musgo y tierra de entre aquella sumergida bajo el agua del Olvido. 

  De sus hojas calleron nuevas lágrimas para alimentar las de aquel mar eterno que debía ser protegido.

  Sus raíces bebieron de aquel agua, y entendió el por qué de aquella llamada. El agua tiene memoria.

  Sus ojos se abrieron en cuanto su forma le permitió tener rostro, y caminó por el pasillo, dejando una estela húmeda tras de si, hasta ocupar su lugar.

Miro a mi alrededor y percibo que algo había ido mal mi renacimiento extrañamente no me había llevado al último lugar donde había muerto, era un lugar extraño pero maravilloso, allí convergía todo lo mágica que ya conocía pero había algo nuevo que era raro para mí, en mi cabeza resonaba la palabra el olvido y hacia que me estremeciera, con mi incesante curiosidad miro a mi alrededor y veo a todas las criaturas que me rodean y decido levantar el vuelo pero no asciendo mucho.

Veo en un rio una bella mujer que me da la impresión de que conoce el lugar y puede saber más y me dirijo hacia ella despacio y con cautela siempre vigilando al resto de las criaturas.

Perdona bella dama, ¿ podrías decirme donde me encuentro ?

Abrió los ojos escudriñando los alrededores y las criaturas que estaban a su alrededor sin apenas parecer que se acababa de despertar en algún sitio desconocido alejado de sus tierras.

Se levantó observando la espada que portaba en la mano intentando discernir lo que ocurría. -Que es este lugar? estaba entrenando para el torneo y de repente aparezco aquí....

Ya de pie, irradiaba un aura de majestuosidad y pureza que denotaba su alta cuna, su melena verde se mecía por el viento dejando ver sus orejas puntiagudas sin taparle la cara en ningún momento. bajando la vista poco a poco veis un torque trabajado en oro y azabache rodea su cuello.

En el pecho tenia un dragón tatuado que tan real que incluso juraríais que os mira a todos y cada uno de vosotros. Sus pantalones y botas hasta ahora mojados, parecían repeler el agua quedándose secos a la vez que empezaba a caminar sobre el agua como si no pesara mas que una hoja caída

Su altiva mirada se clavó en la guardiana mirandole con respeto sabiendo lo que iba a ocurrir, quedandose en silencio sin hacer caso a lo que ocurra alrededor. Cuando la ultima lagrima cayó ni siquiera pestañeo y sin mirar atrás, sigue a la guardiana sin titubear ni mostrar un ápice de lo que ocurre en su mente.

El zorro entro en silencio y calma al lugar, algo extraño para un espiritu tan salvaje que era. No fue por la tristesa de la situacion que comprendia bien, si no para parece otro individuo en la primera impresion que tuvieran de él. No sabia bien cuanto podria aguantar esta seriedad y la verdad no importaba mucho conservarse asi.

Siguio avanzando con cuidado mientras sus colas se movian con serenidad detras de él. Una de ella tomo una hoja que habia dejado caer el anterior invitado, la guardaria para otro momento mas propiso.

Cuando encontro un lugar seco donde poder sentarse, se detuvo en el suelo frio de marmol y sonrio al resto mientras miraba la variedad de criaturas encerradas con él.

Mis ojos empiezan a brillar indicando que me despierto. Me hallaba en un lugar extraño, con criaturas diferentes a mi al rededor. Camino un par de pasos y siento que en mis pies había algo raro. Miro paa abajo y una sensación familiar me invade al reconocer esa sustancia que hacía tanto tiempo que no necesitaba. Agua. Podía sentir como el aire se enfriaba con mi prescencia, pero aún así, el líquido sobre el que pisaba no se convertía en hielo ni se escarchaba a mi paso, como solía pasar.

Entonces la vi. La mujer era una visión a la que no estaba acostumbrado luego de vivir tanto tiempo en la profundidad de mis montañas heladas. Un humano normal la habría encontrado hermosa, pero aquí eramos todos criaturas mágicas y no nos dejabamos seducir por tales encantos. -Es una guardiana.- Pensé al verla bien. No podía saberlo a simple vista, pero el aura que la rodeaba era reconocible para alguien que se pasó toda su vida estudiando magia para vencer a la muerte.

En ese punto, la pregunta me asaltó. ¿Por qué nos llamaba una guardiana? Intenté contestarla mirando a las otras criaturas. Las había de todo tipo. Hadas, demonios, espectros y otros tipos. Para un lich como yo era algo... interesante. Si bien se nos tacha de malvados (y con razón, pues muchos de los experimentos mágicos que he llegado a hacer pueden caer en esa categoría), seguiamos siendo magos y un festival de criaturas era el lugar correcto para reunir ingredientes y sujetos de prueba para nuestras investigaciones. -Nunca pude ver qué se esconde dentro de un creeper.- Reflexioné mientras miraba de reojo al ser verdoso. -Y se me están acabando las plumas de pegaso.-

Cuando la pequeña abrió los ojos tras notar la brisa en su piel, su barbilla tembló. ¿Por qué lloraba la Guardiana? Ella lo hacía cuando los propietarios de la casa que habitaba la ignoraban o cuando hacían todo lo posible porque se fuera... Le hacía sentir triste. Realmente triste. Y solo se le pasaba cuando le contaban cuentos, o jugaban con ella, o la abrazaban... Más bien lo intentaban, claro. Abrazar a un espíritu no es una tarea sencilla.

Comenzó a andar por la caminata hasta encontrarse con el resto de seres allí reunidos. A su paso, unas pequeñas marcas de ceniza quedaban sobre el mármol.
Cuando se halló más cerca, miró a la Guardiana. Quería abrazarla, pero algo le decía que no estaría bien... no del todo. Quizás si ella se acercase...

La pequeña sonrió tímidamente ante la idea, tras lo cual se llevó una mano a la boca y mordió ligeramente la manga del kimono, intentando reprimir sus deseos.

Llego al lugar en silencio y miro a mi alrededor a ver que criaturas han sido llamadas. Algo me decía que sería un largo y arduo camino. ¿Por qué hemos sido convocados mi señora?

Algo malo y muy raro tenía que estar pasando, demasiadas criaturas, todas distintas, varios elfos, y eso no podía ser nada bueno.

Un nuevo dia toca mi piel y raudo como el viento me levanto para darle la bienvenida, pero mi sorpresa es otra cuando al auparme no estoy en mis pastos, la hierba donde corretear se ha convertido en marmol y si miro un poco a mi alrededor hay otros seres con expresion incredula en sus caras... Alzo el vuelo y observo en medio de todo aquel lugar la estatua de una dama a la que unos miran con intriga y otros con asombro, era una guardiana...

Para que nos habra convocado?...

El paisaje era estupendo, verdes campos, sol radiante y suelos de mármol, podías sentirte como una princesa o incluso como un dios.

Pero Kilina prefería estar viva y ese sitio le ahogaba. Puso una mano sobre lago que bañaba sus tentáculos y levanto una columna de agua que dejó caer sobre si misma. El agua quedo formando un cilindo alrededor de Kilina a lo que ella respondió cerrando los ojos y abriendo las tranqueas lentamente.

"Malditos seres terrestres, no tienen empatía con el mar" piensa recuperada de esa prematura muerte por cursilería "pero eso sí, hay que salir a luchar sus batallas".

Vio de soslayo a Garoé, el espíritu del árbol del agua y sonrío satisfecha, al menos había alguien que no menospreciaba el agua. 

Los cascos de Faux se oyen desde antes de entrar al precioso lugar. Precioso, y siniestro sabiendo el destino que les aguarda. Encontrar a los traidores, o morir a sus manos. No poder morir corriendo, agotada, echada sobre un manto de cálidas hojas, como la gustaría que la ocurriera... cuando llegara su hora. No todavía.

- Aquí estamos. Lo haremos lo mejor posible. - intenta sonreir, con una sonrisa triste, en dirección a la guardiana.

El resplandor de aquel lugar me obligó a taparme el rostro, acostumbrada a mi agradable oscuridad, tanta claridad me dañó los ojos.

¡Maldita sea...dichosa luz-pensé para mí-

Cuando mis ojos lograron acostumbrarse a aquella claridad, percibí que no estaba sola. Varias criaturas avanzaban hacia la criatura que estaba frente a todos-

Me acerqué un poco más, necesitaba saber el motivo por el cual habían osado traerme aquí, me disgustaba ese lugar..no era mi lugar y odiaba sentirme desprotegida.

- ¿A qué se debe esta encerrona?- dije con una voz glacial y cruzándome de brazos en señal de desaprobación mirando a aquel ser-.

Tras una de las columnas del templo una máscara de un zorro flota suspendida en el aire observando a los presentes.
Poco después puede verse la delicada mano que sujeta la máscara y detrás de esta, inmóvil, la silenciosa figura de una estilizada mujer vestida con un exquisito kimono de seda. Cuyo rostro esta arropada por abrigo de las sombras. El único movimiento que puede percibirse de ella es el de la mano que acompaña la máscara. La cual parece  observar atenta los acontecimientos del lugar.

...las luces se encienden...

El creeper entró a paso ligero a la habitación, compuesta por una piedra blanca y con apariencia quebradiza ¿Podría ser cuarzo del Nether? Sus ojos curiosos miraban aquí y allá en la habitación, y no descubrió soporte alguno donde estallar y hacer caer la sala. En esta zona había gravedad, y si lograba hacer cesar los materiales su explosión tendría éxito.

Pero no... Allí había algo mucho más impactante, algo por lo que no saltar en pedazos. La vida que el Creeper había llevado, deseando que llegase el día en el que poder explotar de una forma brutal había llegado, y la ocasión se encontraba con seres tan misteriosos... Un ser blanco cómo la nieve, cuadrúpedo y con dos alas enormes. Es la primera vez que el Creeper veía alas. También un humano cuyos ojos brillaban con el mismo color que la lava del Nether... Y un sin fin de seres prodigiosos más. De todas las criaturas que había allí reunidas, posiblemente la mas común fuese él.

O al menos eso en su mundo, porque en este lugar, él era el único Creeper.

-¡Pero que broma es esta!- Chilló el ser verde. Seseaba de mala manera, cambiando las ces por eses, y prolongando el sonido de las eses de forma espantosa. 

Alcé mi vuelo para ver mejor desde las alturas, mientras volaba a todos aquellos que iban llegando. La guardiana nos había convocado a todas las criaturas para combatir o para solucionar el problema entre todos juntos. En nuestras manos estaba conseguir lo que ella nos pide.

Mientras daba un rodeo por los alrededores, bajaba mi vuelo a la vez, para poder ver a cada uno de los presentes más de cerca.

Entonces paré y mi senté en una rama de un árbol, alzando mi voz.

Soy Dulcina, y espero ayudar en todo. Pero me gustaría saber, qué hacemos todos aquí.

Ñusta descansaba en su trono de piedra observando sus tierras, aquellas habia logrado limpiar de los visitantes extranjeros, ahora su pueblo por fin podria tener paz, pero se debia mantener a atenta ante la amenzasa de otros enemigos.

Un portal de tonos rojos se abrio ante ella, entonces comprendio que las guardianas le llamaban, no solo su pueblo debia ser protegido por ella, si no tambien el equilibrio del mundo; dejo al lider de guerra a acargo de sus tierras mientras ella estaba ausente, tomo su lanza y cruzo el portal.

El olor a azufre fue el rastro que dejo el portal al desaparecer una vez cruzo, vio a la Guardiana del Agua y reconocio el Templo del Vacio, camino estoicamente, con la frente en alto y con andar femenino, al llegar frente a la Guardiana se apoyo en una rodilla en señal de reverencia.

Acudo a vuestro llamado mi Señora...Ñusta esta a vuestro servicio...Su voz era grave pero femenina, demostrando el caracter fuerte de la Domina del Abismo.

El sidhe, miraba al resto de los convocados. -Se ve que las nuevas historias traen nuevas criaturas.... No conocía a ninguna de las criaturas, pero tampoco le importaba demasiado, aunque las observaba atentamente. Su mirada se clava en Anárion, y se dirigió a ella enfundando su espada y dejando la mano descansar sobre la empuñadura. -Bienvenida seáis, al igual que al resto, claro, por vuestro aspecto, podría deducirse que sois un miembro del Buen Pueblo*, acaso me confundo? una cálida sonrisa sale de sus labios. Su voz, varonil, tenía un tono autoritario, aunque alegre -Por cierto, no me he presentado aún. Hace una reverencia hacia Anárion. -Soy el Principe Aldair, heredero del reino de Cúige Uladh. Hace un ademán de cogerle la mano para besársela. y vos, damisela, cual es vuestro nombre?