Partida Rol por web

El murmullo del agua plácida os hacía levantaros… algo perezoso tras dormir sobre la fría piedra.

Mirasteis a un lado y a otro y cercenando vuestra libertad seguían aquel vacío que convertían en nada todo aquello que se situaba fuera del templo.

El día parecía claro, y despejado, pero tan solo sería por el momento. Todos parecíais seguir en perfecto estado… Todos salvo aquel colosal gigante que condesaba miles de nubes para poder alzarse como si de un hombre se tratase.

Pero no eran ni las nubes, ni los miles de truenos lo que lo herían, había algo dentro de él, que rompía su ser célula a célula.

Herido de muerte cayó de rodillas haciendo que varias columnas cayeran a su paso, de sus manos cayó aquella concha que la Guardiana había confiado al Elemental.

El viento borraba su paso, mientras todas aquellas tormentas que almacenaba su alma, y daban luz a su corazón se rompían en miles de destellos, para finalmente alzarse en un único rayo que se elevaría hasta el cielo para luego descender furioso e hiriente sobre el templo buscando un pago a su muerte.

Todos cambiasteis el paso, arrinconándoos sobre las ruinas que el elemental había creado del templo, elevándoos, sobre suelo aquellos que poseíais alas, y suplicando un poco de suerte aquellos que tropezabais en el camino.

Aquel rayo cayó sobre el templo, arrastrando un cuerpo a su paso… un cuerpo que vibraba mientras la muerte seguía su curso. Agonía y esperanza en su mirada, buscando un último escudo que protegiera su alma.

Nada pudo evitar lo que se esperaba, mientras la traición había erradicado la presencia del Elemental del lugar, el cuerpo de Bargas ahora deshecho en cenizas descansaba en el marmolado suelo.

Esperando la caricia del viento que volviera a dar vida a sus restos, aunque solo fuera para posar su esencia sobre aquellas flores que él mismo había trenzado.

El suelo dejo de temblar, ante el trueno, el agua permanecía estanca, fuego en la mirada de aquellos que sin poder hacer nada veían caer la vida de un inocente, y miedo en el aire mientras que las cenizas de Bargas parecían recordar a la muerte.

-Bien... -me quedé observando qué demonios era la criatura que me había dirigido la palabra- ...amigo. -dije, sin saber qué más añadir. No era un goblin de muchas palabras, como casi ninguno, si no llevaba al menos unas cuantas copas encima.

De pronto todo sucedió muy rápido, y cuando me di cuenta, estaba subido a la cabeza del Creeper aferrándome con todas mis fuerzas. Cuando el ruido acabó, dos nuevos cadáveres se presentaron ante nosotros.

-¿Pero qué dem...? -dije, bajando de nuevo al suelo de un salto, y acercándome a los nuevos cuerpos sin vida (o lo que quedaba de ellos, más bien...)

....despidamos a los caidos conun brindis, por ellos por la madre tierra, dos ciclos mas han sido completados... pero ... volvera... en cualquier caso la vida sigue, y se perpetua, polvo al polvo y vivamos lo que nos quede de vida borrachos de vino y embriagados por el aroma del amor...y.... hay mujeres bellas para todos y hombres guapos para todas.....

Tiruriliiiiin tirurilaannnnnn..... por los muerto y por los vivos.... vivamos y bebamos a su salud...VIVAAAAAAAa  tirurilinnnnn tirurilaaannnnn

HIIIIP, HIIIP!

Asustado ante tal repentina violencia de los elemento me quede inmóvil ante los acontecimientos y sus desenlace, no esperaba lo que acababa de suceder, aquí las reglas de la naturaleza parecian comportarse de manera distinta o quizasno, porque ya empezaba a entreverse la mano de más seres que no buscaban el bien de los demas sino rematar su obra.

¿ Que esta pasando ?

Fue lo único que pude articular

El sonido del relámpago despertó a Kilina de su trance. abrió las ojos a gran velocidad y recorrió rápidament el lugar hasta postrarse en los restos de Bargas y el elemental. 

- Muertos. - constató - Por qué.- preguntó sin entonación alguna.

Me quedé pasmado por unos segundos ante la gran furia de los rayos. El aura mágica que mantenía al Elemental del Rayo parecía haberse destruido de repente, formando una cadena que se cobró una víctima, o eso parecía. No sabía qué decir. Nunca había pensado que vería tal demostración de poder incontrolable de una forma tan cercana a mi. -Y algo me dice que veré más antes de que esto acabe.- Pensé.

Una vez que me recuperé del shock empecé a pensar qué fue lo que pudo haber causado que el Elemental del Rayo se destruyese así. Tampoco podía dejar de lamentarme. Una de esas criaturas es muy dificil de invocar, y sin dudas habría sido muy util en mis experimentos.

El zorro habia aprovechado el frio del suelo y la gentileza de la tirana para dormir junto a ella. No habia pasado nada lamentablemente, pero era solo el primer dia asi que no esperaba mucho. Cuando se levanto y largo un gran bostezo miro curioso la caida del elemental aunque sus ojos se reubicaron rapidamente donde yacia la concha que entrego la guardiana.

Como si se tratase de la verdadera parte intima de una mujer, fue con mucho sigilo y movimientos rapidos hacia ella para tomarla como su pertenencia. Cuando estuvo a unos centímetros de ella, el rayo cayo matando a una persona pero mas importante perturbo de tal manera al zorro provocando que saltara de sorpresa por el estruendo. Ni bien pudo reaccionar se dio cuenta que no podia escuchar nada y maldijo varias veces mientras sus colas se movían frenéticamente por la furia que sentía.

No podia escuchar nada y tampoco podia encontrar la concha mientras registraba el piso, podia ser que la habia movido en el salto pero no estaba seguro. Calmándose un poco espero a que recuperara su sentido antes de seguir moviéndose.

Interesante... Debe de haber algo que se nos oculta... algo debe de haber hecho Bargas para que los elementos hayan acabado con el...

Me puse a volar por la noche para ver que veía, pero no vi nada que me llamase mucho la atención desde aquí arriba. Me quedé descansando en la rama de un árbol. 

Cuando el día estaba encima nuestra, pero un rayo cayó e hizo que desplegara mis alas para ir hacia el lugar dónde había caído. Allí vi todo destrozado y a unos metros el cuerpo de uno de los presentes.

Ese cuerpo era el de Bargas. No podía entender por qué había caído el, ni quién pudo hacer algo así.

Mirando a Pegaso le digo desde arriba mientras seguía volando.

Decir...la verdad no dijo nada que llamara la atención para que hayan acabado con él. Lo que si esta claro que cruzados de brazos no vamos a conseguir nada. Sino todo lo contrario, ser muertos uno a uno.

Ahora entendía por qué Chiyo-chan pasaba tanto miedo cuando había tormenta. Llevé mi mano hacia el pecho, apretando el puño ligeramente contra él. Casi podía notar mi corazón a mil.

- El hada está en lo cierto. El anciano nunca dijo nada para que se acabase con su vida de tal forma...

Si os fijáis la reliquia no ha sido destruida... creo que debe tener algo que ver en esto

Voy volando hasta pegaso y le digo tras comentario al principio y ahora un tanto extraño ahora.

Hmmm....pegaso...antes has dicho que: "algo debe de haber hecho Bargas para que los elementos hayan acabado con el..."

Y ahora dices: "la reliquia no ha sido destruida... creo que debe tener algo que ver en esto".

¿Estas diciendo o insinuando que su propia reliquia ha sido quién ha podido acabar con él?, es una percepción buena, para los que no se hayan dado cuenta...

-Dudo que la guardiana nos diese algo que pudiera destruirnos -aunque lo que no dudo es que es esto debe tener diez veces su peso en oro de valor como mínimo... - A no ser que las reliquias detecten si se es un traidor de alguna forma y te maten. En ese caso, Bargas era un traidor.

Creo... bella Dulcina... que la reliquia invoca a los elementos... o los alberga en su interior... creo que se puede usar para algo... nose si bueno o malo...

Aquel demonio que tocaba el tambor no auguraba nada bueno. Pues se trataba del propio Raijin (雷神) el dios de los truenos y rayos. Al principio el ritmo de sus golpes era lento y pausado, pero poco a poco iba acelerando su ritmo hasta convertirse en algo frenético y enfermizo. Para finalizar con un último y estruendoso golpe que partió el cielo y el sueño en la que se encontraba sumida Rumiko.

Con un sobresalto esta se incorporo con una agilidad endiablada y su mano derecha instintivamente acaricio la tsuka* de su katana manteniendo una pose marcial.

Aturdida por los acontecimientos observaba a su alrededor aún confundida, pues no sabía si lo acontecido era pesadilla o realidad. Poco apoco observo como el resto de las criaturas  debatían asustadas y confundidas la muerte de dos de sus compañeros... ¿Acaso lo suyo había sido un sueño premonitorio? ¿O solo una mala pasada que le había jugado el Olvido?.
 

    El Garoé se recompone. Las tormentas eran escasas en sus tierras, pero instintivamente conocía y temía la fuerza del rallo que quema y muerde la tierra. 

    Con pasos solemnes, se acerca hasta donde han quedado las cenizas de ambos seres y se inclina con respeto en un último y mudo homenaje a ambos guerreros.

    Recoge entonces la reliquia que perteneció al elemental, clava por el mango su tridente en la tierra y coloca la Voz de Atlantis, la concha engarzada, en lo alto.

    Pronto, las aguas nos dirán a quien pertenecerá esta reliquia. Permanecerá ante los ojos de todos hasta que su nuevo dueño sea designado, o las mismas aguas nos indiquen qué método debemos llevar para que unas nuevas manos lo sostengan.

    El susurro de sus hojas se agita, quizás como una muestra de incomodidad, antes de reformarse un rostro vagamente reconocible.

    Por su lado, mi tridente ha exigido mi voz. En este día, sé que elija a quien elija, herraré... puesto que no existe evidencia que me dé la oportunidad de valorar de forma justa. Y sé que desde el momento que la persona que mis labios pronuncien caiga en las votaciones, perderé el apoyo y protección que me proporciona el apoyo del grupo a través de este tridente.

    Eso significa que para conservarla, podría pediros que no me sigáis... y dar el nombre de alguien a todas luces inocente, pero no sería justo.

    La única razón que tengo para desconfiar de alguien no debería ser suficiente como para condenarla a la muerte, pero lo cierto es que aún estamos ciegos... y yo he de hablar, y dar una sentencia en firme que no podré cambiar.

    Así pues... mi fallo, aún sabiendo que no es correcto, será sobre Aldair. Y la razón insuficiente que me lleva a pronunciarlo es que se contradijo. Quizás sea solo por su carácter, pero dijo que no despreciaría a nadie... cuando en realidad su actitud arrogante era en sí misma despreciativa. 

    El Garoé baja la mirada de sus ojos de Ambar. Ostentar el tridente iba a ser una carga muy pesada...

    El portador del tridente... puesto que sigo sin sentirme Mencey*... ha hablado.

Garoé había intentado engarzar la joya de Atlantis sobre su tridente, pero esta rehusaba el contacto con otra reliquía, se alejo de Garoé y de todos aquellos que tenían ya una reliquia en su poder, quedando equidistante de aquellos libre de de joyas en sus manos.

Como esperando un paso que revelara un nuevo portador.

Fatuo revoloteó por ahí como quién no quiere la cosa.

Distraido.

Sin pensar en nada.

¿Una joya volando? ¿Y una reliquia, nada menos? ¡Esta era mi oportunidad! Tiré al suelo lo que me quedaba de la rancia seta que estaba comiendo y me lancé con un ágil salto hacia ella.