Partida Rol por web

Al salir del bosque se veía la fortaleza de Bastión de Hierro. El último reducto del reino antes de internarse en las peligrosas montañas. Parecía increíble que a dos días de camino de Robleviejo el clima se volviera tan áspero, tan inhóspito, pero así era. Pasando el bosque la ruta ascendía serpenteando hacia la fortaleza y el pueblo anexo.

No había sido tan fácil como parecía al salir del bosque. Cuando llegaron a las puertas de la ciudad amurallada ya había caído la noche.

Los viajeros se dieron cuenta de que habían llegado por la ruta menos transitada, por una especie de "puerta trasera". Las puertas permanecían cerradas, iluminadas a la luz de grandes lámparas. No parecía haber nadie ahí. Tampoco había señales del nigromante.

- Llamemos ¿no? Digamos que venimos de Robleviejo. Somos jóvenes y hemos quedado una compañía muy reducida, no creo que nos vean como enemigos los Guardias de la Ciudad. 

Al fin llegan a las puertas de la fortaleza. El camino ha sido demasiado duro para ella, poco acostumbrada a ese tipo de ejercicio y encima haciéndolo a pie mientras los otros van con sus caballos tan tranquilos. Se apoya en la pared mientras escucha a Kalahad. Básicamente está diciendo que digan la verdad, que es lo que ya tenía plateado hacer en caso de encontrarse a los guardias, que parecen haber descuidado esa entrada.

-Creo... creo que lo mejor... es que hable Crixor. Sabrá llevarse con los guardias. Pero que sea rápido... que quiero un baño y una cama...

Si tiene que hacer todo el camino así quizá si sea verdad que va a morir.

 Por fin han llegado a Bastión de Hierro y Crixor no duda en golpear la puerta con el puño para poder entrar. 

-¡Ah del Castillo! Dice en voz alta. ¡Somos unos viajeros cansados y hambrientos!, ¿hay alguien que guarde este portón? 

En cuanto consigan entrar buscará la taberna más cercana para escuchar que se cuece en el castillo, pegar un bocado y alimentar a los caballos. Y después dormir tranquilamente si necesidad de montar guardias, aunque bien pensado, él siempre duerme alerta.

La puerta se abre luego de unos momentos y los viajeros pueden ingresar en la fortaleza.

El guardia que los recibe anota sus nombres en un libro de registros gastado y les informa que hay 3 posadas: "El águila roja", "El brazo del Troll", y "El descanso del viajero". Les da las indicaciones hacia las tres. La mas cercana es "El brazo del Troll". "El águila roja" queda en el centro de la fortaleza, y "El descanso del viajero" está cerca de la entrada principal, hacia el oeste.

- Apresúrense a llegar a alguna de las posadas, no hagan que me arrepienta de haberles abierto la puerta, está prohibido deambular por las calles a la noche, ha habido un par de asesinatos nocturnos y la guardia está en alerta. Si se encuentran con algún guardia, digan que Rodan los envió a una posada. Adios, no se demoren -se despide el guardia.

-Gracias.

Parece que les ha tocado el guardia simpático porque les ha abierto la puerta a pesar de no tener para hacerlo tras la puesta del sol, pero eso les ha ahorrado otra noche a la intemperie. Ahora toca decidir a que posada ir... trata de hacer memoria sobre donde habían quedado con Dragomir.

-¿Recordáis el nombre de la posada? Creo que es la que hay en el centro de la fortaleza... la del Águila.

Comienza a caminar.

- Sí, es la del Águila- dice Kalahad seguro de su infalible memoria- Estoy deseando ver la cara de Dragomir cuando vea que ha perdido a la mitad de los que reclutó atravesando los campitos locales 

Volvía a estar de mal humor. ¿Qué hacía allí? ¿En quién podía confiar y quién verdaderamente podría valorarle? 
Saber que tendría que enfrentarse a la realidad en los ojos del amigo de su madre le hizo sentir frustración. 

-Pues al Águila Roja entonces. Aunque esa del "brazo del troll" me habia llamado la atención, tal vez podamos vistarla en otro momento...A Crixor le pareció que seria la típica posada que podria ofrecer algo de animación extra pero ahora habian cosas más importantes que resolver.

Sigue a sus compañeros hacia la posada.

Las calles vacías de piedra hacían resonar los pasos de los tres compañeros y sus monturas, se diría que se escuchaban en toda la ciudadela.

La luz de la luna y las antorchas mostraban los portones y ventanas cerrados a cal y canto. La quietud y el terreno desconocido generaban en los caminantes una sensación de intranquilidad, haciéndolos mirar hacia todos lados.

Unos cientos de metros mas en silencio revelan un sonido quedo al principio, y un poco mas fuerte a medida que se acercaban. Finalmente se encuentran de pie frente a la única vivienda donde parece haber vida. La luz se filtra entre las rendijas de las ventanas y la puerta, y llega desde adentro un murmullo de música, voces y risas. Han llegado a la Posada del Águila Roja.

Al fin llegan a la posada y en el momento apropiado porque si llegan a tardar un poco más tendrían que haberla cargado durante el trecho que faltase. La Ciudadela parece bastante triste, sin ninguna luz en las ventanas de las casas que la conforman, pero siempre anima ver que en las posadas hay luz y hay diversión. 

-Será mejor que entremos... avisaré que tenemos caballos.

Abre la puerta y deja que la luz invada por un momento el pavimento de la calle. Entra en el edificio y se acerca a la barra, donde espera encontrar al tabernero.

-Buenas noches.

- Odio las tabernas. Al menos en las posadas de renombre, tienen lacayos para atender a los caballos. ¡Echo de menos a Ron y a Hermione!- dice cada vez de peor humor y necesitado de las atenciones de su servidumbre

Espero que al menos tengan habitaciones con algo para lavarnos. Mi cuerpo está diseñado para apenas desprender sudor o malos olores, pero temo que vosotros no habéis sido bendecidos desde la cuna con este don y empieza a notarse, la verdad. 

Se toma las palabras del mago con humor. Es posible que huela algo pues no se ha bañado desde que salio de su aldea pero según sus costumbres algo de olor corporal es símbolo de masculinidad y atractivo físico. En cambio el mago y su "ausencia de olor " dejaban que desear en ese aspecto.

-Al menos huelo como un hombre, señor mago. Prefiero que sea así que no oler a flores y plantas silvestres como las mujeres.

Se acerca a Farah. -¿Tú que opinas? Mientras habla levanta el brazo y olisquea la zona con celeridad, poniendo cara de satisfacción. La muchacha está hablando con el tabernero pero no duda en interrumpilrla. Crixor está contento de estar en un sitio civilizado, después de todo lo que han pasado ahora están a salvo, por el momento.

Hace caso omiso de las palabras de Kalahad. Había comenzado a acostumbrarse a que el chico pareciese hasta humano, pero sus palabras hacen que vuelva a la realidad y se deje de sueños como que puedan llevarse bien. No ha ni comenzado a hablar con el tabernero que se acerca Crixor.

-Una cosa es oler a hombre, Crixor, la otra oler a tigre... por suerte para ti no has llegado al nivel de oler como un animal, pero será mejor que te bañes porque mañana seguro que sí que pareces un tigre.

Con eso quiere decir que a todos les convendría un baño porque nunca es agradable dormir sucios con el polvo del viaje y después de haber sudado. Aunque al señorito mago le parezca que los demás no se bañan, hay gente que también lo hace y no por ser un señorito con dinero.

-Y nada de mojar solo la puntita de los dedos en el agua, Crixor.

En vista de las circunstancias, la idea de bañarse en este punto del viaje ronda la mente del guerrero. Qué demonios, de vez en cuando un buen baño sienta muy bien, pero lo primero es lo primero. 

-Sirva algo de cerveza y comida de la casa en aquella mesa, por favor. Le dice al tabernero mientras señala una mesa ubicada en una zona despejada, donde podian tener una buena visión del local. Y sirva también...hace una pausa mirando a Kalahad y Farah, para que expresen sus apetencias. 

Mientras va hacia la mesa observa el entorno buscando alguna faz conocida o interesante, como la del propio Dragomir.

Se queda un momento pensativa.

-Lo mismo, pero con alguna bebida que no contenga alcohol. Y necesitaríamos que se encarguen de los caballos... y si dispone de alguna habitación libre.

Se mantiene en la barra a la espera de la respuesta de esa última pregunta. Le preocupa un poco el precio de todo eso y más sabiendo que Dragomir dijo que llegaría ahí en 8 días desde el momento de la partida, si es que llega. Si no llega a la cita que tienen con él, deberían plantearse muchas cosas como por ejemplo si continuar con eso sin tener ni idea de hacia donde ir o abandonar la idea de rescatar a sus padres.

La segunda opción no parece muy adecuada.

- No te preocupes por el dinero. Yo quiero un vaso de leche, por favor. 

Y subir rápidamente a una habitación con una cama y algo para lavarme. 

Después... necesito reunir todo mi poder descansando, concentrándome y usar mi poder de adivinar el futuro para saber más de la profecía que se cierne sobre nosotros, y más sobre ti.