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Tarde del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 1]

El viaje retorno a Roca de Durgis fue tenso. El camino ya lo conocían, lo habían recorrido en los últimos días y ahora volvían a hacerlo. El problema estaba en lo suscitado en la batalla, pues el esperado paquete, no era realmente lo que esperaban y para varios de los héroes era una carga incomoda. A aquello se sumaba el problema de los orcos que les buscaban. La primera noche fue la peor de todas, los guardias habían escuchado varias veces a orcos o goblins a su alrededor, teniendo que despertar a los que descansaban a la esperaba de un posible ataque que no llegaba. Eirinn se hizo a cargo incluso de un explorador Goblin que había logrado dar con ellos ya cerca de la madrugada, lo cual motivo al grupo a decidir partir cuando aún faltaba una hora para el inicio del amanecer.

Viajando en el peligroso crepúsculo de Midnigth, los héroes fueron alejándose del valle dominado por las patrullas del enemigo, teniendo que recorrer más camino al tener que viajar por senderos más cercanos a las montañas. La opción de acudir a aquella aldea ereña atacada por orcos días atrás se tornó inviable. Aunque algunos sentían el ferviente deseo de ayudar o al menos vengar de algún modo a los caídos, no había duda de que entablar batalla haría que pronto estuviesen rodeados por varias patrullas de orcos y otros sirvientes de la sombra.

El segundo día no fue tan duro, pero la tensión seguía manteniéndose e incluso para muchos fue una carga aún mayor pues tras haber dormido poco la noche anterior, aún tuvieron que marchar y mantener una fuerte vigilancia. Aquella noche al menos pudieron descansar bien y recuperarse de sus heridas y el cansancio. Poco se habló en aquella noche que no fuera lo estrictamente necesario pues todo intento de polémica fue acallado por Gror, quien no iba a tolerar un fracaso de última hora.

La marcha durante el tercer día fue tranquila, la tensión fue disminuyendo conforme se adentraban en las colinas, marchando por el sendero enano antiguo construido sobre la montaña que habría de llevarlos a la Roca. Había silencio y suficiente luz como para sentirse seguros, por ello Gror ordenó apurar la marcha, pues una vez cerca de la Roca, confiaba en poder continuar la marcha en la oscuridad. No obstante, llegada la tarde el silencio de la montaña se tornó extrañamente intenso. Como si el mismo viento hubiese huido, como si algo malo les aguardase unos pasos más adelante. La Roca estaba ya a solo pocas horas de camino, y sin embargo el grupo se había detenido, avanzar más podría ser la mejor decisión, y sin embargo Gror dudaba al respecto.

Gror había tenido la marcha y había enviado por delante a Dunkan junto con Barich para que explorasen el camino más adelante, al menos de momento.  – Estamos cerca de la Roca – clamó Fuhrin con su voz ronca y hosca. El aguerrido y poco amistoso enano tenía la ferviente idea de que debían llegar cuanto antes a la Roca y no esperar una noche más. Al igual que con su hermano gemelo Cuhrin, el heredero de la Roca le tenía una gran confianza y solía escucharle, aunque esta vez había mucho peso en juego para él. Y es que, si bien la decisión parecía simple, el fracaso aún atormentaba sus pensamientos.

Si acampaban ahora, antes de que cayese la noche, podrían atrincherarse bien y pasar la oscuridad a resguardo; esperando un nuevo amanecer para llenarse de gloria con su retorno victorioso ante su padre y los señores de la ciudad. Pero aquello implicaba una espera, que, con el cansancio, la frustración y la tensión acumulada, en el fondo nadie quería padecer. Por otro lado, si partían ahora, en pocas horas llegarían a la Roca estarían bajo el resguardo de sus poderosos muros, obtenido su merecida recompensa tras todo el esfuerzo realizado. La gloria estaba tan cerca que parecía una tontería tener que descansar y esperar otra jornada en vez de simplemente marchar un par de horas extras en la oscuridad. Pero para Gror allí estaba el problema. Todos sabían que la noche era de Izrador y aún en las montañas en torno a la fortaleza, podría haber grandes riesgos. Cualquier problema inesperado podría causar que fracasasen estando tan cerca ya.

Gror miró a todos y les pidió que se acercasen, no era común en él, pero por raro que pareciera, el enano estaba por pedirles consejo – ya han escuchado las opciones – dijo con severidad en la antigua lengua de los enanos – Podemos marchar ahora apresurando el paso o podemos desviarnos del camino y montar un campamento para pasar la noche en la intemperie. ¿Qué opináis? – preguntó para sorpresa de todos.

Si había algo sobre lo que Wendell estaba seguro era que prefería acabar el viaje y abandonar la compañía de los elfos. Sin embargo, más allá de sus deseos, había vivido demasiado tiempo a la sombra de la sombra como para pensar en viajar de noche si no era estrictamente necesario.

- Aunque tengo ganas de llegar... - le contestó a Gror en enano antiguo, legua que ya dominaba mucho mejor - ... lo cierto es que nunca es bueno viajar de noche. Supongo que puedo soportar la presencia de nuestro "paquete" una noche más - añadió sin preocuparse del efecto de sus palabras ni en el líder de la expedición ni en los elfos "Después de todo, si ellos no nos respetan no hace falta que nosotros los tratemos con demasiada delicadeza" argumentó para sus adentros.

- Mañana, con suerte, los llevaremos a la presencia del rey y ya no serán más nuestra responsabilidad -

Antes de opinar o decir algo, Dainn se apartó para explorar el terreno, buscando rastros por la zona. Aquello no se sentía bien y le hacía temer lo peor. Cuanto más cerca se halla la victoria, también lo está el fracaso. Así que en tanto los otros hablaban reviso el área cercana al punto de reunión, tanto el camino como los alrededores cercanos, buscando saber quien (o que) habia pasado por alli durante su ausencia.

Después de todo lo sufrido y padecido, parecía casi un suicidio intentar apresurarse ahora por llegar. Como había dicho Gror, estaban las opciones, adentrarnos por las montañas en la oscuridad, con todo los peligros que ello implicaba, no solo por posibles enemigos, sino simplemente por poder despeñarse, o descansar una noche más, padecer el frío y el temor a un ataque, pero estar bien preparados para ello.

Estoy con Wendell. Ya hemos llegado hasta aquí, no es plan de tirar por tierra lo conseguido hasta ahora. Descansemos y preparemos un buen campamento. En caso de que nos quieran atacar, estaremos bien preparados y pertrechados para ello.

Sabía que mis palabra no valían demasiado ante la de otros, como los enanos, pero siendo parte de esta caravana, estaba dispuesto a pronunciarme.

A pocas horas de la Roca hacemos una pausa, la noche llega y es normal, pero tan cerca comprendo que Gror dude, y el silencio... hay demasiado silencio

Cuando nuestro lider habla me apresuro en traducirlo en mi tosco comercial para aquellos del grupo que no entienden la antigua lengua de los enanos.

Los primeros en hablar son Wendell y Girolamo, y lo que dicen tiene mucho sentido, y sin embargo... este silencio me preocupa

-Esperar es lo mas sensato, pero tal vez podríamos enviar a Dunkan a la Roca para que sepan donde estamos. Un explorador solo y experto en esta zona llegará mas rápido y con mas facilidad, y si envian a alguien a recibirnos desde la roca por la mañana estaré mas tranquila. Sin duda el enemigo nos debe estar persiguiendo-

El silencio, ese maldito silencio que no parece otra cosa más que la calma antes de la tormenta, como el preludio al golpe final que la Sombra tiene preparado en nuestra contra. El silencio marca un lugar y momento en el que ni siquiera las alimañas quieren estar cerca, dudo que nosotros lo queramos.

"El problema es que puede venir persiguiéndonos como estarnos esperando. Esperar a que pase o avanzar para dejarlo atrás, solo una es la respuesta correcta y la otra es una muy mala alternativa."

Miro a Gror, quien extrañamente ha pedido nuestra opinión, para comunicarle mis pensamientos:

 - "Me gusta la idea de Michani pero es una misión muy arriesgada para el explorador que envíe. Para el resto, lo mejor es esperar la luz, bien preparados para un ataque."

Le digo mis palabras directamente, en el dialecto del Clan Durgis pues el hecho de que haya pedido opiniones me dice que él también percibe esa mala sensación de inminencia y que sabe al igual que todos, que el peligro está sobre nosotros en este mismo instante.

Dainn había partido en medio de la discusión, sin dar detalles ni decir nada. Gror estaba al mando, pero Dainn tenía su propia autoridad, en partida avalada por el señor de la roca y en otra parte por el mismo al ser Gror su alumno.

Gror meditó en las opiniones presentadas y aún con cierta duda en su mente, expresó su decisión – acamparemos entonces, aunque temo que este silencio no sea natural. No me gustaría que nos estén acechando ahora sin que nos demos cuenta para atacarnos justo sobre el crepúsculo – sus palabras, emitidas en la antigua lengua de los enanos se mostraban decididas, pero sin la efusividad que le caracterizaba.

– Dunkan y Barich aún no regresan y puede que tarden. Dado que Dainn también se ha marchado dejaré la tarea de buscar un buen lugar para atrincherarnos a Pel y los elfos, aunque dudo que alguno de ellos tenga conocimiento sobre las montañas. Cuando Dunkan regrese decidiremos si lo enviamos o no – exclamó, siendo sus palabras repetidas por Michani al poco tiempo.

– Yo acompañaré al enano llamado Dunkan – Exclamó Eirinn en la lengua del comercio – alguien debe dar el aviso a la fortaleza enana de nuestra llegada. Si Dunkan me muestra el camino, yo le cubriré la espalda desde la distancia – el plan no cambiaba mucho con el ofrecimiento de Eirinn, aunque ciertamente podrían tener más posibilidades.

Traduzco como puedo a la lengua de comercio las palabras de Gror, por suerte he mejorado bastante en estos días de uso y creo que los que no sepan enano antiguo haberán entendido todo.

Luego, poco puedo añadir. Me preparo para otra noche de incertidumbre, mirando de vez en cuando a la oscuridad creciente a nuestro alrededor

Hasta la traducción por parte de Michani, Pel sólo pudo observar cómo se iban intercambiando ideas y frases en una lengua que no conocía. Si por él fuera habría preferido apretar el paso y avanzar hasta la seguridad de las murallas de piedra de la ROca, pero la decisión ya estaba tomada, así que había poco que alegar. El ofrecerse para ir hasta allí también era algo baladí, ya que ni siquiera podría comunicarse con los enanos que encontrara, probablemente. Por último se encogió de hombros y con un deje irónico habló brevemente.

- Comunicadle a nuestro líder que este pobre ereño con la ayuda de los elfos tratará de buscar un lugar adecuado en las desconocidas montañas que nos rodean. -

Tras eso Pel dirige unas palabras a los elfos en su idioma. - ¿Alguien me echa una mano a buscar un lugar donde refugiarnos para descansar? -

El gruñón enano había guardado sus opiniones, mientras el resto decidían que hacer, explorando el entorno del sitio donde se habían detenido. Algo le inquietaba, y se removía junto a su piel como una hoja que se le hubiera metido por el cuello de la armadura. Escudriño la zona buscando rastros, y finalmente se apoyó incluso en el suelo para oír el entorno; la tierra transmitía mejor los sonidos que el aire, algo de lo que pocos se daban cuenta.

Finalmente se incorporó lento, limpio su pecho y regreso con los demás, justo para escuchar el final de las órdenes de Gror. Inspiro hondo, consciente de la clase de público a la que se dirigía. Por ende primero lo hizo en enano antiguo, antes de repetirse en el idioma de comercio, mientras apuntaba con la diestra hacia el sendero que debían de seguir.

- He escuchado el retumbar de muros cayendo y pasos descomunales en dirección a la Roca. Apostaría los pelos de mi cabeza si los tuviera, que están bajo ataque. + Miro hacia Gror. Su discípulo podía no gustar de ser contrariado, pero incluso el comprendería la gravedad de la situación+ Debemos irnos.

Las palabras de Dainn son como un puñetazo y por un momento me quedo sin aire

-¿La Roca?¿Bajo ataque?- repito intentando procesar la información

-ahí se dirigían los golems, a ayudar en el ataque- eso tiene sentido, me estaba preocupando que hacían unas criaturas débiles como los goblins dirigiendo a esas moles y ahora se ve claro. Los pasos descomunales que menciona Dainn deben ser mas golems

-debemos.. debemos ir a ayudar- digo finalmente, primero en enano y luego lo repito en la lengua de comercio

- Es lo correcto! - asintió Wendell, en la lengua del comercio a las palabras de Michani - Debemos ayudar! O por lo menos acercarnos y ver QUIEN es que está atacando. La Guardia demostró que se trata de buenos defensores - comentó recordando el combate de práctica - Pero quizás podamos ayudarlos si embestimos por la espalda de quien sea que esté atacando -

Mas allá de sus palabras, el defensor estaba confundido. "Seremos capaces de ayudar? O realmente se trata de un ataque a gran escala" Si algo tenía claro Wendell era que el grupo en general y él en particular resultaban ser buenos combatientes contra unidades pequeñas, pero si se trataba de un verdadero ejercito... "Veamos quienes son los atacantes antes de tomar una decisión" se planteo a si mismo antes de volver a cargar su mochila y la de Girolamo y aflojar sus músculos para un rato más de marcha

- Por lo menos debemos verificar cuantos son. No creo que esos golems hayan podido avanzar tanto como nosotros. Eran muy lentos, pero quizás hay otros - no puedo menos que decir, demostrando, con el tono de su voz, la preocupación que le generaba dicha posibilidad.

Vaya, las palabras de Dainn me golpearon como si uno de esos puños de piedra de los golem impactara en mi rostro. ¿Cómo podía estar la Roca bajo asedio? ¿Cómo podían haber derrumbado alguno de sus muros?

Emm, no es por nada, pero si la Roca está bajo asedio, y algunos de sus muros ha caído, es porque las fuerzas invasoras son totalmente aberrantes en número y poder. No se bien qué queréis que hagamos 10 de nosotros, salvo quizás morir también.

Sabía que había que ir, y que iban a ir, pero también quería recalcar el hecho de que, posiblemente, tuvieran que retirarse al ver lo que tuvieran en frente. Acudamos, pues es nuestro deber, pero tened claro que es mejor sobrevivir para seguir luchando que caer fútilmente. Si las fuerzas son tan desproporcionadas, deberemos de retirarnos. Intentar salvar a quienes podamos, pero teniendo claro que aquí está el futuro, tanto de la raza enana, como de los elfos.

Atardecer del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 2]

Su mente era un caos ahora, todos lo notaban, pero a él esto no le importaba. ¿Todo estaba perdido? Era el pensamiento que rondaba en su mente mientras balbuceaba diversas palabras inconexas en la lengua del clan Durgis. Aquellos que hablaba aquel idioma escucharon las palabras “padre, guerra, muerte, deber, gloria” entre varias otras, todas repetidas varias veces y todas en orden confuso. Gror parecía querer clavar su hacha en lo primero que se encontrase, por ello todos se alejaron de su tempestuoso y ahora fuera de control líder. Incluso los gemelos habían tomado distancia, conociendo lo que podría pasar.

El sol ya asomaba con caer, el confuso crepúsculo se acercaba. Si habrían de marchar, tendrían que hacerlo bajo los designios de los dominios de Izrador, y aun marchando apresuradamente, les tomaría al menos dos horas llegar hasta la Roca. Dos horas que podrían ser cruciales.

El avatar Rhiann se acercó hasta Gror y poniéndose tras el posó una mano sobre su hombro. El enano se giró de inmediato alzando su pesada hacha para partir en dos la cara de la elfa. Más de uno amagó con intentar detenerlo, aunque ninguno estaba lo suficientemente cerca como para hacerlo.

No obstante, el enano se había detenido en el último momento, cuando su hacha ya estaba a pocos centímetros de la elfa. Rhiann, señalaba a una de figura a la distancia que avanzaba hacia ellos sobre el camino a la Roca. Se trataba de Barich que regresaba corriendo a toda prisa hacia ellos. Si el enano había detenido su hacha al verlos o al reconocer a la elfa, no era claro; pero la atención de todos ahora estaba depositada en el solitario Barich que se aproximaba hasta donde estaban ellos. ¿Dónde estaba Dunkan?

La elfa dejó entonces al enano y se dirigió al resto de héroes mientras esperaban la llegada de Barich – Acudiremos a la Roca, sin importar las consecuencias. Ya lo dije antes. Hay una causa mayor que nuestra propia supervivencia. No importa si yo y mis hermanos caemos en batalla, debemos al menos llegar ante el señor de Roca de Durgis – exclamó con seguridad en sus palabras.

Bayal la miró entonces y levantando el dedo índice de su mano derecha habló – no todos – le corrigió – al menos uno debe quedar con vida –.

A lo cual la elfa asintió – al menos uno debe quedar para terminar la tarea – su rostro se mostró ligeramente preocupado, lo cual era notorio pues era raro verla mostrar emociones – Eirinn – dijo mirando al elfo montaraz – tú tienes más posibilidades de lograrlo, evita ponerte en riesgo – la elfa volvió la vista entonces a los demás. – Si hemos de marchar a la batalla, no será a cualquier costo o como sugiere el gnomo, no conseguiríamos nada – señaló considerando las palabras de Girolamo – Habría que avanzar rápido en un inicio y trazar un plan para nuestro avance. Llegado el momento deberemos ser cautos y no chocar contra los muros si no meditar en la situación y decidir ágilmente sobre la marcha – aconsejó al tiempo que jadeante Barich llegaba hasta ellos sin poder hablar ante el cansancio y la falta de aire.

Abro y cierro los puños con ansiedad. Girolamo tiene razón desde luego, pero la situación es demasiado chocante, demasiado inesperada. Mirando a Gror solo puedo comprenderle, para el debe ser mucho peor.

Cuando interviene Rhiann la miro con respeto, su determinacion es inspiradora, incluso sin la magia de la reina elfa manipulando nuestras mentes. Y la conversación entre ellos... están realmente dispuestos a morir por su misión, y no es la muerte matando que buscan tantos enanos, ellos tienen un objetivo.

No por primera vez me pregunto cual será su misión exactamente. Pero no digo nada y recojo mis cosas lista para la marcha

- Marchar rápido primero y luego cautos al llegar - Wendell repitió las palabras lentamente, buscando intromisiones en su propia mente hasta que asintió para si mismo, al no notar ningún tipo de fuerza mágica impulsándolo a obedecer - Parece que tenemos un plan - completó la idea.

El trabajo que se había tomado Pel para buscar un refugio parecía ahora olvidado tras las nuevas que resonaban entre los compañeros. ¡La Roca bajo ataque! Habría que esperar a oír las noticias de Barich y el porque´é de la desaparición de Dunkan, pero el canalizador se decidió a intervenir brevemente.

- Si bien es verdad que nuestra presencia no decantará una batalla por la fuerza del número, sí tenemos un deber para con los elfos y el Señor de la Roca. Vayamos allí y tratemos de ayudar; podemos salvar vidas. -

Pel se dispuso para avanzar a buen paso hacia la Roca. El sospechar que algo que creía inexpugnable estaba siendo tomado le llenaba de pesar, pero sin duda había quien necesitaría su ayuda, por no hablar del cumplimiento de la misión.