Cierras de forma segura y dejas el gato por ahí.
-Ah, vale... Sí, todo bien. He hecho algo, o más bien he recalentado algo. Siento no poder hacer más...
-¡Comida!-Simplifica Jenna, sentándose a comer y esperándoos.
-Jenna, las manos.
-Vooy...-Dice, bajando de la silla y volviendo poco después.
Cenáis tranquilo, sin que nada extraño pase. Es una cena tranquila, Helen parece estar mejor y Jenna parlotea aunque menos, porque está cansada. En cuanto termina de cenar se quiere ir a la cama.
Le toca la frente a Jenna, asegurándose de que cena bien y no tiene problemas antes de irse a dormir. Él también estaba cansado, era un día un poco cansado.
- Venga, dormilona...
Ella está bien, sana como una manzana. Caminas con Jenna hacia el dormitorio y rápidamente destapa su camita y se mete en ella.
-No soy dormilon...-Dice, cerrando los ojitos y casi quedándose dormida al instante.
La tapa bien y le besa la mejilla. Cierra la ventana, y suspira.
Después, sale a acostar a Helen como le toca hacer.
- Señorita, la cama le está esperando.
Tu mujer te espera y se deja guiar. Parece algo triste.
-Tampoco dormirás hoy conmigo, ¿verdad?-Te pregunta, y suspira.-Si no tuvieras ese maldito viaje me daba igual contagiarte.-Bromea riéndose un poco.-En serio, puedo irme al sofá, o puedo dormir muy separada de ti...
Le está abriendo la cama mientras escucha, y no puedo evitar reírse.
- ¿Qué me estás proponiendo?
-No sé, solo quiero que duermas bien y cómodo...
Se incorpora, quitándose la camisa y el calzado.
Un suspiro se le escapa, echándola de menos sin poder evitarlo.
- Creo que me quedo contigo...
Sonríe abiertamente y abre la cama con más ganas.
-No me abrazaré a ti, seré buena...-Te indica, y se echa. Haces lo mismo y aunque estáis separados te sientes bien porque estás cerca de ella.-Buenas noches, amor.
Se echa en la cama y suspira... aunque al final se levanta y advierte:
- No tardo.
Se asegura que la ventana del estudio está bien cerrada, y vuelve. Olvidando las reglas, se abraza a ella por la espalda. La quería, la necesitaba así.
Te aseguras de cerrar bien, cosa que consigues.
Te echas al lado de tu mujer y la abrazas. Ella suspira y parece feliz así. Por lo que duermes plácidamente esa noche, sin que nada ocurra. Aunque sigues inquieto, temiendo que algo suceda.
No sabes exactamente qué pasará.
Pero tampoco sabes cuándo. O si pasará de verdad algo.
Queda poco para tu viaje, muchas decisiones que poco a poco has ido tomando y tal vez estas desencadenen en consecuencias buenas o malas.
Todo está por ver.