También se levanta con ella.
- Lo ignoro ahora. Pero creo que podría encontrarla.
- Antes de recoger a los niños, podría dedicarme a ello. Y llamarte después.
-Vale, avísame. Espero tu llamada.-Asegura, acompañándote hacia la puerta.-Nos vemos.
Camina hacia la salida, nervioso de nuevo.
- Ha sido genial escucharte y verte. Hasta pronto.
Sonríe un poco, mientras va contigo.
-Lo mismo digo.-Parece algo incómoda, se rasca la nuca y no te mira.-Y perdona si he estado borde. No se me da bien eso de animar a la gente, soy impaciente y poco empática, la verdad. Pero me alegra poder hacer algo.
La escucha y sonríe, enternecido.
No dice nada. Sólo se acerca para besarla en la mejilla y se marcha, más tranquilo con el mundo.
Sonríe también sin decir nada más, mientras recibe ese beso. Y te deja marchar de ahí, con el corazón más tranquilo y con un nuevo objetivo.
Mira al cielo y piensa, relajándose.
Era momento de encontrar a Helen, esperaba que para bien.
Motivo: P+A
Dificultad: 7
Tirada (5 dados): 5, 5, 6, 10, 6
Éxitos: 1
Comienzas a expandir ese sentido que te permite encontrar a determinadas personas. Como siempre, ese vector sale de tu pecho y te guía. Puedes tomar tu coche y seguirlo tranquilamente hacia tu destino.
Te va guiando hacia unas viviendas que hay al norte de la ciudad, cerca de lo que sería uno de los palacios de Londres.
Es la zona rica y sin poder concretar más, sabes que ella se aloja en el edificio que encuentras delante de ti. Un edificio lujoso.
Sin salir del coche, aparca tranquilamente, observando.
Se había buscado una buena compañía, eso sin dudar. Ella, que él supiera, no tenía recursos para eso. Y surgen preguntas, aunque más respuestas.
- Como coño va a querer volver si tiene esta vida...
Aparcas donde encuentras y observas el edificio, de mármol blanco bien cuidado, estéticamente coordinado entre los vecinos, puerta enorme decorada en dorado. La gente que sale de ahí tiene pasta, se nota.
Pero a ella no la ves.
Coge el teléfono, tranquilamente, y llama a Sarah.
Cerrando los ojos, imaginándola con esa vida que no le pudo dar...
Llamas a Sarah, que responde tras unos momentos.
-Dime.
- Creo que ya sé el lugar... y no te lo vas a creer. En el norte, en la zona de los palacios. Así yo también me abandonaría.
-Joe, ¿quién vivirá en esa zona? Demasiado lujosa a mi gusto. No juzgues sin saber, tal vez no sea lo que parece. Intentaré hablar con ella esta noche, es cuando salgo del trabajo.
- Un amigo suyo, un amante... quién sabe. En fin, mucha suerte.
-Te avisaré. Pásame la dirección.
Lo haces y finalmente cuelga. Ya solo queda esperar a que ella consiga hablar y convencerla. ¿Harás algo en específico hasta la noche?
Conduce de vuelta, sin querer pensar.
Preparar el almuerzo, planear la comida de días hacia el futuro, sacar a Something de paseo, descansar, tocar un poco su adorada música... y aguardar. Esa sería su vida hasta dentro de mucho tiempo.
No pensar será tu filosofía de vida en ese tiempo. Al menos tienes tantas cosas que hacer que consigues despejar tu mente de esos problemas.
Los niños están contigo, y tu vida funciona a pesar de su ausencia.
Esa ausencia que no sabes hasta cuándo se alargará.