Partida Rol por web

Se levanta con dolor de cabeza inmenso, y dolor de labio multiplicado por tres.
Incorporandose, busca el teléfono entre las sábanas, para buscar las llamadas durante la noche. No recordaba que Dana lo avisase. Así que va a su cuarto para comprobar que está allí.

Lo siguiente es quitarse las tiras que sujetan el labio roto y se mete en la ducha.
Demasiadas emociones fuertes en una sola noche. Los jóvenes que buscaban eso deberían probar a meterse en su piel, a ver si se divertían tanto como decían.
Se cambia la tirita y marcha a desayunar. Es decir, tomar café.

Te levantas con dolores y poco a poco te vas despejando. Acudes al dormitorio de Dana para ver si está dentro y la encuentras plácidamente dormida con Kyle a su lado.

Comienzas a preparar café tras mirarte el labio, que tiene mejor aspecto. Un poco hinchado, pero mucho menos que ayer. Y una pequeña raja por donde te cortaste. Te puedes quitar ya las tiritas y tirarlas, limpiándote un poco de sangre que hay alrededor tu labio queda como nuevo.

Te haces café y te das cuenta de que ya es mediodía. Dana se levanta adormilada, probablemente atraída por el olor a café, y se acerca a ti con una leve sonrisa.

-Buenos días.-Susurra, esperando como tú a que se haga el café.

Descamisado a pesar del frío, se inclina hacia la encimera sobre la que se hace el café. Al menos, el olor podría activar su nitidez mental y empezar a pensar con claridad.
Porque veía las cosas muy borrosas a su alrededor.

- Como... ¿cómo fue anoche, cuando me fui? - le pregunta, algo adormilado

Te inclinas sobre la encimera descamisado, y ella mira fijamente a la cafetera tan adormilada como tú. Lleva una camiseta larga con la que duerme. El café se hace y ella misma os lo sirve, como a ti te gusta.

-Más tranquilo, no hubo más problemas.-Te dice, moviendo su café mezclándolo con azúcar.

Asiente, algo más satisfecho. Había comenzado a pensar que no era buena idea trabajar en aquel lugar, donde tantos problemas podrían darse. Pero era su elección, y nada podía hacerse con eso.
Va a preguntar algo más, dudando.

- ... Y... ¿con Kyle? ¿Qué tal? - se atreve, dubitativo

Bosteza poniéndose la mano en la boca como debe ser. Tarda un rato en contestar entre que se despereza y decide dar un pequeño sorbo a su café aún caliente, decidiendo, a juzgar por su rostro, que es mejor dejarlo enfriar un poco más.

-Oh, muy bien. Al final me trajo él, estaba preocupado.-Te dice, haciendo realidad ese miedo que tuviste anoche.-¿Te cayó bien? Os vi hablando un buen rato.

Toma la taza para llevarsela a lugar seguro. Ante su pregunta, no puede ser del todo sincero. Aunque debe serlo por su bien.

- No mucho, no me daba buena espina... - dice con la boca chica, sin atreverse a ser totalmente sincero - No sé, me recordaba a algo desagradable... ¿Te trata bien? Parece todo un caballero

Ella se extraña. Parece que tus palabras hacen mella en ella. Al fin y al cabo, aún está muy sensible y posiblemente influenciable. Frunce el ceño, pero te sonríe tras unos segundos de duda.

-Sí, me trata bien. Era un conocido mío y de Martin. Nos veíamos a veces.-Te explica aún con una pequeña sonrisa, pero luego te vuelve a mirar confusa.-¿A qué te recuerda?

Cierra los ojos y se pasa la mano por encima de ellos, ya del todo derruido por la relación que tenían antes de que él mismo aparecía en escena. Al fin y al cabo, era Martin quién los unía a todos.
Suspira profundamente y deja el tema a ser posible. Pero la última pregunta que ella hace se lo pide a gritos constantemente.

- ¿Recuerdas... la noche en el hospital? ¿Cuando me quedé a dormir contigo? - explica, dejando la cuestión en el aire, esperando a que ella hiciera el resto

Ella te observa extrañada, pues no conoce exactamente la situación, y mostrándote tan frustrado provoca que ella no sepa qué hacer o hacia dónde pretendes llegar. Le haces esa pregunta, por la que frunce el ceño. Se queda así unos segundos hasta que abre los ojos y te mira con suspicacia. 

-¿Qué insinúas?-Te pregunta, y se ríe un poco nerviosa.-¿Piensas que era él? ¿En qué te basas?-Vuelve a preguntar, sin ningún tipo de tono hostil, sino realmente esperando un argumento lógico.

Menuda fría lógica, otra persona ya estaría temblando...

Se recompone en el asiento e intenta explicarse de la mejor de las maneras.
Se queda unos segundos parado, pensando.

- No estoy seguro. Es una sensación. Y además el físico... no destaca, ya lo sé, pero me recordaba a él. La forma del pelo, ¡eso sí que destaca! Me recordaba a él... - le explica, agobiado ante todo. Sabía que tenía algo malo delante de sí pero no le creerían jamás - Las personas sorprenden, y nunca deberíamos confiar plenamente en alguien...

Ella traga saliva intentando asimilar lo que le estás contando. Va a sentarse a una de las sillas del comedor, pensando y paseando su café, sin dar más tragos. Tan solo lo mueve con la cucharilla, mirando hacia el frente.

-¿Y por qué iba a colarse? Apenas me conoce, solo de algunos encuentros.-Intenta razonar, con la mirada algo perdida.-Yo no salía mucho, ¿sabes? Solo... cuando empecé con Martin. Luego me tenía siempre encerrada. Solo nos vimos algunas veces... no tiene ningún motivo como para colarse en una habitación de hospital por la noche. En fin... no confío plenamente en él. Pero tampoco quiero sospechar de todos ahora...

Suspira de nuevo, quedandose quieto. Había sembrado la duda en ella, y tampoco era justo. Pero era lo único que podía hacer para evitarlo.

- No quiero que seas paranoica, no lo pretendía. Solo... que tengas cuidado - le expresa, arrepintiendose de haber comenzado toda aquella historia - Siento haberte hecho dudar de todo, no quería ser la sombra que te hiciera desconfiar

Suspira y vuelve a recordar que el café se bebe. Da un largo sorbo y se relaja por tu explicación. Te das cuenta de que tendrías poder para manipularla a tu antojo si quisieras, pero te justificas haciendo que ella se relaje y probablemente y intente ser más objetiva y subjetiva ella misma, teniendo en cuenta tu opinión, pero sin hacer de ella la verdad absoluta.

-Está bien que me digas lo que piensas, al fin y al cabo te he preguntado.-Te responde más tranquila, y da otro sorbo.-Quizá tengo que conocerle mejor antes de confiar plenamente en él.-Afirma, y mira su café, pensativa. Está unos minutos así.-Ayer hablé con Carl.

- Mi sinceridad no tiene cremallera, por desgracia - se queja, algo malhumorado. Vuelve a su café y a intentar retomar una cierta tranquilidad en su vida, pero entonces le recuerdan la situación de su amigo - ¿Cómo está? ¿Te dijo algo de mi hermana?

-No, nada.-Te responde, lo que te recuerda que tu hermana no iba a poder ir hasta hoy a la tarde.-Está triste. Está convencido de que no va a poder salir. Pero tiene que ser inocente.-Dice convencida, sin que la idea de que Carl haya hecho algo malo, se le meta en la cabeza.-Rachel se enfadó con él, por no querer colaborar.

Se levanta para tomar algo complementario al café, tostadas o algo por el estilo, y se ríe ante lo de su hermana.

- Bueno, Margaret tiene muy mal carácter - le comenta a Dana, comiendo algo, y ofreciendole a Dana - Ya trabajarán en equipo y saldrá de allí. Carl es solo una víctima de las circunstancias. Se aprovecharon de él, pero tiene que aprender que tiene que hacer algo por sí mismo.

-Eso espero.-Dice con una sonrisa, esperanzada por tus palabras.

Te preparas algo para comer, y Dana se va a hacer algunas cosas para descansar un poco después. Pasáis la mañana, recogiendo y preparando el almuerzo. Coméis y recogéis, y se aproxima la hora de ir a casa de tu hermana para estar con la pequeña.

Aunque están siendo unos días muy duros, imaginarte a la pequeña te hace olvidar tus penas. Te preparas para salir, y ves por las calles el festejo del Día de San Patricio. La cerveza corre, pero no tanto como imaginabas. Hay cabalgatas que te obligan a dar un rodeo para ir a casa de tu hermana. Y finalmente llegas, quedándote de pie sobre la entrada tras haber llamado al timbre. 

Quizá algunas de tus preguntas sin contestar se han resuelto al fin. Pero igual no te has dado cuenta aún... ¿no?