- Bien pensado, Horlum. – Thordu intervino por primera vez en mucho tiempo. – Harthor es un ser inteligente. Sabe mentir y convencer a casi cualquiera de que sus intenciones son buenas y desinteresadas. Yo mismo le creí cuando lo encontré camino del campamento que montasteis para esperarle. – Thordu golpeó la mesa que tenía frente a él visiblemente enfurecido. – ¡Estoy furioso! ¡Tendría que haberlo visto venir!
Thordu era un enano reflexivo que pocas veces se dejaba llevar por sus instintos, mas cuando lo hacía era con furia. Podía ser que no siempre midiera sus palabras y eso podía incomodar a muchos. Uno de ellos había sido Dzhug. Tenía sus motivaciones para decir lo que decía, pero quizás no sabía explicar el sentido de las mismas. Su mejor don, no era el de la palabra. Siempre decía que sería juzgado no tanto por lo que dijo en vida sino por sus actos y ciertamente que así sería.
- ¡Debemos permanecer unidos! - Alzó la voz de nuevo. - ¡Somos un pueblo orgulloso! ¡Todo enano, ya sea Kark, Thog, Señor, general o soldado es un elemento de incontable valor! ¡Olvidemos títulos y sobrenombres y luchemos todos juntos como hicieron antaño nuestros antepasados! - Guardó un momento silencio. - ¡La batalla es en Rocadura! ¡Por Berbagar!
Todos los allí reunidos alzaron la voz repitiendo el nombre del Kark de las llanuras del oeste. Cierto era que debían descansar. Partirían al alba todos juntos en una columna para marchar sobre el feudo que los pieles verdes pretendían ocupar. Berbagar debía estar en apuros, pero sin duda podría defender los muros de aquella fortaleza hasta la llegada del grueso del ejército. Lucharían todos como hermanos y como bien había dicho Thordu, todos eran igual de valiosos en el combate que tenían por delante, aunque algunos fueran los que debieran tomar las decisiones militares por encima del resto. La estrategia y la organización era lo que les ponía un paso por encima de los trasgos.
- No te fustigues. – Intervino Thornur de Colina Piedra. – Yo estuve ciego durante mucho tiempo. Creía a Harthor cuando no debía hacerlo. Creo que nadie esperaba la traición del kark al sur del Escudo del Norte salvo quizás Dzhug y en cierta medida puede que también Horlum, quien le fue fiel hasta que fue desvelada la locura que padece.
- Así es, Thordu. – Habló en ese momento Burbur de Colina Llameante. – Harthor ha sembrado los campos del sur del Escudo con semillas de traición. Si ha sido capaz de torturar a dos valerosos enanos como son Cerdel y Brindan… - Negó amargamente con la cabeza. - ¡Sólo Manverû, dios de la Roca y la Montaña, sabe de lo que es capaz!
Era evidente que el Sur del Escudo del Norte necesitaba un nuevo líder y un nuevo kark y con toda probabilidad, éste saldría de la terna de enanos que componían Horlum, Burbur y Thornur. Sin duda eran los mejor posicionados y con todo lo que había logrado hasta el momento el Hacharoja, parecía el mejor posicionado pese a ser el más joven de los tres.
No obstante, no era momento de dirimir aquel asunto en ese momento, sino de tomar decisiones y fueron muchos los que intervinieron tras los dos toghs vasallos de Harthor hasta el inicio de aquella batalla. Todos coincidieron en que se debían enviar emisarios a todas las partes del krakado que gobernaba Harthor desde hacía siglos. Debían poner en sobre alerta a todos los pueblos que lo componían, pues un nuevo baño de sangre entre hermanos de raza podía darse de lo contrario.
- Nugo debe decidir. – Habló Murabar thog de Colina Rapaz, uno de los cinco enclaves del Codo del Enano. – Es él quien debe dar las órdenes.
- Si… - Dijo el Kark de Todos los Enanos. – Enviaremos emisarios a lo largo de todo el krakado de Harthor. – Nugo tragó saliva, se le notaba algo cansado. – Ya está bien de cháchara. – Decretó de forma sorpresiva. – Mañana al anochecer estaremos ante nuestro mayor desafía y quiera Manverû que Rocadura no haya caído en manos enemigas, pues muchas vidas enanas se perderán de forma innecesaria de suceder así. Holrum, Thornur y Burbur. Haced una selección de entre vuestros hombres heridos. Los que puedan marchar por si solos a casa que se adelanten y den aviso de lo sucedido. El resto, marchad a vuestras tiendas. Es momento de reponer fuerzas… - Sentenció.
¿Algo más que añadir durante la reunión o pasamos a posiblemente el último o penúltimo capítulo? Todo depende de como surja la batalla de Rocadura...
Holrum abandonó la carpa con la cabeza bien alta, sin duda habia actuado correctamente en esa guerra, y sus suspicacias hacia el Kark no habían sido desacertadas, pero sabia en el fondo de su corazón que los hechos que habian ocurrido esos dias marcarían durante decadas toda su tierra, y no creía que fuese para bien.
Procuró los cuidados mas enanos posibles para su campeón Brindan, pero sus heridas eran demasiado severas y murió horas despues de la confesión de lo sucedido, parecía que ese duro enano había aguantado lo justo hasta poder informar a su Señor y al cumplir con su cometido habia iniciado el camino hacia las catacumbas de su dios, en lo mas profundo de la Roca.
El cuerpo del enano, juntamente con la media docena de soldados que habían fallecido consecuencia de sus heridas en la batalla fueron enterrados en el cementerio improvisado que habian montado en el campo de batalla, esta vez, en el caso de BRindan, mirando en dirección a la Sima, su hogar. Holrum sangró sobre su tumba jurando que recuperaría los restos de su hermano a fin de enterrarlo a su lado y que descansaran juntos, tal y como habian vivido gloriosamente.
Cumplió las ordenes de su KArk, y envió los emisarios necesarios, totalmente advertidos del peligro de retornar, y de cuidar adentrarse en ciudades tomadas por los espias de HArthor, en cuyo caso moririan en alguna mazmorra. Todos tenían la orden de morir antes de ser tomados como rehenes, tanto luchando a muerte como suicidandose, era un hecho que no todos los enanos podian aguantar una tortura como la de BRindan y no soltar prenda de datos sobre el ejercito.
Ahora tocaba esperar y sobrevivir a la batalla que les esperaba, sabiendo que tras aquella tocaba la lucha entre el propio pueblo enano.
Era curioso, estaba de acuerdo con las palabras de Thordu, eso no le haría despreciarle menos por el menosprecio cometido hacia su clan. Pero al menos, no le darían ganas de golpearle cada vez que le viese.
No dijo nada cuando abandonaron la reunión, tenia sus propias ideas sobre lo sucedido y como actuar en los siguientes dias, pero debía discutir con su consejo antes de actuar, esa misma noche si era necesario. Mañana seguramente se organizaría una asamblea roja entre todos los hermanos del clan que quisieran aparecer. Debian de dar cuentas al clan de su gestion durante los ultimos acontecimientos. Asi como ver al consejo no le apetecía en absoluto, la idea de la asamblea roja si le aumentaba los ánimos aunque también le ponía nervioso. La asamblea dirigia el clan, el era una mera herramienta de esta, de ahí los nervios, pero la reunión de todos sus compañeros era siempre motivo de orgullo y celebración.
Al marchar echo un vistazo a su cuadernillo... los trabajos se le acumulaban.
Brogar entendió que la decisión de Nugo era la mejor. De momento tenían que aplastar a los pielesverdes, después llegaría la hora de confrontar a Harthor. Las mesnadas ya estaban reunidas y aunque no iban a ser lo que fueron al comienzo de esta campaña militar, serían suficientes para acabar con sus tropas.
El Olvidado pensó en sus hijos. En cuántos de ellos acabarían redimiéndose dando la vida por el Pueblo Enano. Pero tampoco podía evitar sentirse triste, la muerte de cada uno de ellos era dolorosa. Quizás empezase a sentirse viejo. Quizás era la hora de dar paso a una nueva generación. Quizás había llegado la hora de dejarse llevar por la Solución Final. Quizás Harthor fuera un buen objetivo.