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La Guerra de las Llanuras.

Capítulo 3. En el Seno de los Olvidados.

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12/08/2017, 12:19
Director

Aquella asamblea fue recordada como una de las más importantes de la historia enana y no sólo por su importancia política, sino por el gasto de recursos en ella. Sin duda fue una de las reuniones de estado en las que más oro se invirtió para reunir suministros de cerveza y alimentos destinados a todos los invitados, pues a un enano se le conquistaba principalmente por el estómago y si ese enano estaba borracho aún era más fácil de convencer.

La fiesta como era de esperar duró hasta altas horas de la madrugada, aunque lo cierto fue que muchos de los asistentes permanecieron en el salón del trono de Karak-Nugo hasta que Seyran ya se encontraba en lo más alto del firmamento. Algunos dijeron que tal correría se debió a que el astro solar se vio ensombrecido por unos densos nubarrones que impidieron que la luz se filtrara a través de los ventanales existentes en el techo de la ciudadela y que por ello no se percataron de la hora en la que se encontraban. Pero no difícilmente pudieron engañar a alguien, pues se trataba de enanos que no necesitaban la luz solar para ver con claridad y deducir el momento del día y de la noche en la que se encontraban y se hizo evidente que los únicos culpables de aquel dilatado festejo fueron ellos mismo y las ingentes cantidades de cerveza derramadas sobre sus barbas.

Lo cierto fue que Nugo se despidió relativamente pronto de sus invitados para marcharse a sus aposentos a descansar. Los preparativos de aquella gran Asamblea de la Cerveza habían sido agotadores para el mandatario. Lo cierto era que aunque no lo aparentaba Nugo ya contaba con 353 años a sus espaldas y empezaban a pesarle. Ya no era ni mucho menos un enano joven y sus energías aunque eran todavía la envidia de la mayoría de los suyos mucho más jóvenes que él, no eran las mismas que un siglo atrás.

El Codo del Enano amaneció con un cielo tormentoso que nada bueno auguraba. Las leyendas y las supersticiones enanas hablaban de un mal augurio si al día siguiente a una Asamblea de la Cerveza el cielo amanecía llorando. Pero lo cierto era que la historia les decía que no siempre sucedía que si amanecía tormentoso tras una de aquellas reuniones, el objeto de tal reunión se tornara en un fracaso anunciado. Así que poco fueron los que dieron importancia a las historia de sus ancestros y una vez recuperados de los efectos de la velada anterior partieron hacia sus tierras con la clara intención de reunir a sus tropas y regresar a Karak-Nugo para iniciar la ofensiva contra los enemigos del este.

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12/08/2017, 12:52
Director

Brogar el Olvidado, el Deshonrado, el Guerrero, el Maestro y el Filósofo tenía una nueva oportunidad de resarcir su honor. Sabía que la única forma de conseguirlo era mediante una muerte honorable en batalla. No deseaba la muerte, no al menos de forma inmediata, pero sabía que tarde o temprano ésta le encontraría. Deseaba que fuera en el fragor de la batalla, pues era el mismo quien propugnaba aquella máxima. Sin embargo, había algo que aún preocupaba a aquel veterano enano. Un sucesor.

Poco o nada le preocupaba que tras la Asamblea hubiera amanecido tormentoso, aunque las supersticiones de su pueblo lo intepretaran como un mal augurio, ya que encontrar un heredero se había convertido en una de las principales preocupaciones de aquel enano atormentado por su pasado. Poco o nada se sabía de su vida antes de fundar aquella orden de letales guerreros que no dudaban en inmolarse una vez llegara el momento en que durante una lucha no vieran otra salida. Pero lo cierto era que si mediante el combate se podían perdonar las condenas impuestas por los hechos del pasado, Brogar hacía mucho tiempo que debería haber encontrado el perdón. A no ser que sus actos fueran realmente imperdonables.

La misión que ahora se le planteaba no era muy distinta a las que había llevado a cabo en el pasado. No obstante, si había algo que la diferenciaba de las anteriores. Si todos los enanos presentes en la Asamblea de la Cerveza de Karak-Nugo acudían a la llamada al frente de las tropas prometidas, el ejercito enano sería el mayor conocido que marcharía hacia el este con tal de recuperar y pacificas las llanuras.

Su Orden no era demasiado grande y quizás no destacaría en el campo de combate tanto como en veces anteriores. Quizás debería hacer algo diferente para que el nombre de los Olvidados se inscribiera con oro en la guerra que iba a tener lugar en breve. No obstante la vanidad no era uno de los defectos de los Olvidados y por lo tanto tampoco debían destacar por encima del resto, su objetivo era simplemente el de luchar con honor y hasta el final por tal de derrotara a los enemigos de todos y así dar un sentido a las vidas de todos los miembros de la orden.

Notas de juego

Creo que lo mejor ahora es que regreses a la sede de los Olvidados. ¿Debe tener una sede no?

Podrías describir el emplazamianto, así como lo que la orden promulga. Y lo más importante crea algún pnj relevante que pueda ir al combate a tu lado y te otorgue boificadores!

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25/08/2017, 16:35
Brogar

Brogar llegó al Salón de los Olvidados al sur de las tierras de los enanos. El Salón era una antigua y olvidada fortaleza enana en ruinas en la que él y un puñado de Olvidados se establecieron veinte años atrás. Tras mucho trabajo, el Salón ofrecía un aspecto que se acrecaba más a sus días de gloria.

Una gran guerra se avecinaba, una guerra en la que sus olvidados serían uno más. Para muchos enanos, eso sería una ofensa buscando la forma de llevarse la gloria. Para Brogar era una guerra más en la que tanto él como los suyos podían restablecer su honor con sangre. Además, los Olvidados ya habían demostrado en muchas ocasiones que su fuerza no estaba en el número. Y eso sin contar la idea que se traían entre manos.

Algunos de sus discípulos más jóvenes fueron al encuentro de su maestro y la comitiva cuando los vieron aparecer. Brogar los abrazó a todos y a cada uno de ellos. Eran más que sus aprendices. Incluso más que sus semejantes. Para el enano todos ellos eran sus hijos. Él les había dado un sentido a sus vidas y ellos se la habían dado a él.

Horas más tarde, tras la cena el Líder de los Olvidados se reunió con los otros maestros en el Memorial de los Inmortales. El Memorial era probablemente la sala más importante del Salón. Al menos para los miembros de la Orden. Era una sala de nueva construcción en la que había efigies de piedra de todos aquellos miembros que se habían ganado el título de Inmortal, el mayor honor de los Olvidados. Sólo lo conseguían a título póstumo aquellos que por su labor para con la Orden o por sus acciones en el campo de Batalla habían marcado un antes y un después.

Brogar miró uno a uno a los presentes. El Consejo de Nadie.

Ughar, la Llama Furiosa, el inventor de la Solución Final y encargado de la reconstrucción del Salón. En los últimos tiempos había comenzado a desarrollar maquinaria de asedio. Una peligrosa y loca maquinaria de asedio. Brogar no sabía ni cuando ni donde, pero siempre ha tenido la certeza de que su compañero moriría en una explosión.

Kroggar, al que algunos llamaban el Santo. Decían que era capaz de comunicarse con poderes que los enanos no podían comprender y obrar milagros. Por eso mismo acabó en la orden, decían que estaba loco. Pero el enano había visto cómo curaba con sus manos heridas mortales.

Gorr, el Segundo, el primer discípulo de Brogar y quién probablemente heredase su manto, si es que no moría antes. Gorr era quién tomaba las funciones de su maestro cuando éste no estaba presente, sobretodo las labores de enseñanza. Todos lo respetaban, aunque muchos no estaban de acuerdo con su filosofía de combate, mucho menos suicida.

Fonn, el Silencioso, el mayor guerrero de la Orden. Tras su deshonra al no poder proteger al hijo de su Thog Fonn hizo voto de silencio y se unió a la orden. Desde ese día no dijo ni una palabra más, pero no lo necesitaba. No era un general, pero su presencia en el campo de batalla era un empuje de moral para todos los que estaban a su alrededor. Aunque no hablase, Fonn se había ganado un puesto en ese pequeño Consejo.

Jaeger, Puño de Piedra, el estratega. Jaefer perdio la mitad de su brazo derecho y desde entonces llevaba una enorme prótesis de Piedra sustituyéndola. Jaeger era el miembro de más noble cuna que había actualmente en la orden. El último hijo de un Thog que no había sido capaz de evitar la muerte de su padre y su hermano mayor contra un temible dragón. Actualmente era el mayor líder militar de la Orden.

Hijos míos—dijo Brogar tras tomar su lugar—. Nuestro Kark nos ha convocado. ¡MÁRCHAMOS A LA GUERRA!

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25/08/2017, 18:59
Director

- ¡Luchemos! – Gritó Kroggar apretando los puños hacia el techo de la fortaleza.

- ¡Hasta la muerte! – Alzó la voz Jaeger agarrando el pomo de su hacha.

Todos al unísono vitorearon las palabras de su líder espiritual y militar. Estaban preparados para la guerra, la guerra era su vida y la principal razón de su existencia. Todos ellos luchaban por la raza enana, por una buena muerte, por su honor y principalmente por su redención. Toda guerra justa era una guerra en la que debían combatir. Ahora que Nugo se había erigido en el líder que el pueblo enano tanto tiempo llevaba buscando era el momento idóneo para estar de su lado y combatir hasta las últimas consecuencias.

Ughar se puso en pie acercándose a Brogar. Se le notaba cansado pero un rayo de luz aún se abría paso en sus fatigados ojos. Ughar, el Loco como algunos le llamaban era un anciano ya en aquel entonces, pero no había perdido las ganas de luchar, las ganas de matar a los enemigos de su raza y desde luego aún buscaba esa buena muerte que hiciera que su nombre que pasaría desapercibido entre los vivos fuera olvidado con el paso de los siglos tras abandonar Gea.

El tiempo apremiaba, pues en cualquier momento recibirían noticias por parte de un emisario de Nugo para reunirse con las tropas sus tropas y  las del resto de señores del Codo del Enano en el campo de batalla. Podían pasar unas pocas semanas o un año entero hasta ese momento, pero en cuanto llegase el día acordado debían tener bien recontado el número de efectivos de los que disponían, debían tener las armaduras bien acolchadas y las armas bien afiladas, pues una vez marchasen al encuentro de las huestes de Nugo, la guerra se cerniría definitivamente sobre ellos y no era una guerra cualquiera, sino la mayor guerra que se iba a librar en su tiempo.

Notas de juego

Tendríamos que hacer un recuento de tropas y efectivos. 

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06/09/2017, 13:11
Brogar

Esta guerra no será como las demás—siguió Brogar satisfecho por ver las reacciones de sus hijos—. Iremos todos y cada uno de los olvidados. Desde los novicios a cada uno de vosotros. Por primera vez en su historia el Salón de los Olvidados se quedará vacío y si la batalla así lo desea, volverá a caer en el olvido.

La expectación corrió por toda la sala. La guerra tenía que ser realmente importante si Brogar había tomado tal decisión. Pero lo era, por primera vez todos los enanos lucharían en esta guerra. Y en esa situación, si los olvidados querían hacerse un nombre, necesitaban de todos sus miembros.

Ughar, ¿cómo van tus lanzafuego?—preguntó—. ¿Podremos usarlos en la batalla?

El prototipo final está listo maestro. Pero si la guerra es inminente dudo que podamos tener más de tres listos para la batalla.

Gorr, ¿ha habido nuevas incorporaciones durante mi ausencia?

El discípulo negó con la cabeza a su maestro.

Así que somos 307 miembros. No somos muchos, pero tendrá que valer. Brazo de piedra, eres nuestro mejor estratega. ¿Cómo deberíamos organizarnos para la batalla.

Cinco batallones de cincuenta hombres para infanteria con nuestros mejores guerreros. El resto los dividiría entre ballesteros, las infernales máquinas de Ughar y algunos para mandar mensajes durante la batalla.

Brogar se mesó la barba pensativo.

Me parece bien. Tu liderarás a los ballesteros y Ughar se encargará de sus máquinas. ¿Quiénes podrían liderar los otros batallones?

A Jaegger no le gustó el puesto que le asignó Brogar.

Maestro, ¿no iréis a dejarme en la retaguardia?—dijo furioso levantando su brazo de piedra—¡Yo no sirvo para disparar!

Como he dicho antes, eres nuestro mejor estratega. Desde la distancia podrás ver mejor el curso de la batalla y enviar los mensajes pertinentes. Tú serás nuestro general. Todos obedeceremos tus órdenes.

La respuesta de Brogar pareció aplacar a Jaegger. No sólo eso, sino que pareció satisfacerle. Brogar lo acababa de poner incluso por encima suya en la batalla.

Está bien. Vos mismo, Gorr y Kroggar podéis liderar batallones. Dado que Fonn por su juramento no puede tomar el papel de comandante, él podría luchar junto a Rukhar el bastardo. Y el batallón restante puede ser liderado por Norum.

¿Norum? No. Es un gran guerrero y merece nuestro respeto, pero está demasiado ansioso por morir. ¿Qué tal Orri?

Todos se sorprendieron. Orri era uno de los supuestos hijos del Kark Nugo. Hijos que posteriormente se demostraron que no eran suyos. Darle a Orri una posición relevante en la batalla podía ser considerado una afrenta.

Me da igual el pasado y los orígenes de Orri—dijo irritado Brogar sabiendo lo que pensaban sus compañeros—. Si la Batalla no se lo lleva antes, él pronto formará parte de este Consejo. Se lo ha ganado después de muchos años. Así que como no tenéis otros motivos para oponeros al nombramiento de Orri. Él será el quinto comandante de infantería. ¿Entendido?

Todos los miembros del consejo se mostraron incómodos pero no dijeron nada, excepto Fonn que con una sonrisa de satisfacción hizo un gesto de aprobación con su brazo.

Pues si es así doy la reunión por terminada. Hijos míos, preparémonos para la guerra.

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07/09/2017, 08:52
Director

Podía ser que aquella batalla fuera la última en que los Olvidados participaran. Siempre que prestaban sus servicios en batalla solían hacerlo desde la vanguardia del ejército del señor enano al que servían. Siempre estaban en primera línea de batalla y sus bajas eran muy numerosas por ese motivo. Se solía decir de los Olvidados que eran temerarios y que no le tenían miedo a la muerte y en realidad era así.

Entre sus filas contaban con deshonrados, vagabundos, proscritos y hasta delincuentes que no encontrando sentido a sus vidas las entregaban a la orden fundada por Brogar en busca de una muerte honorable y en pos de la raza enana. De esa forma su nombre y el de su clan recuperarían el honor y limpiarían su nombre de las afrentas que protagonizaron en el pasado.

Eran valerosos guerreros que luchaban con garra y ahínco. Muchos de los nuevos ingresos en la orden no sabían de guerra. No habían combatido nunca y no eran verdaderos soldados. Pero Brogar y sus lugartenientes se encargaban de que acabaran convirtiéndose en verdaderas armas de matar. No les interesaban aquellos que luchaban sin cabeza, rompiendo la formación o desatendiendo a cualquier tipo de estrategia, aunque era precisamente lo que esperaban de ella muchos de los que llegaban a aquella orden.

Muchos creían que formar parte de los Olvidados era formar parte de una escuadra suicida. Morir matando era su lema y su único objetivo y nada más lejos de la realidad. Conseguir una muerte honrosa era el final predilecto de todos los miembros de aquella orden, pero no obstante, no debían dejarse matar. No podían atacar en solitario a toda una columna enemiga sin opción alguna de hacer un mínimo estrago entre sus tropas. El suicido no era una opción para los Olvidados.

Si morían muchos al utilizar la solución final, pero ese extremo sólo podía llegar si aquel que debía utilizarlo no tenía otra salida o bien su uso era primordial para la supervivencia colectiva, ya fuera de la compañía o del ejército al que servía. Podían utilizar la solución final si era la única forma de decantar una batalla, pero utilizar aquella poderosa arma era siempre la última opción.

Los Olvidados luchaban juntos y morían juntos, pero lo hacían bajo unas normas. Lo hacían bajo las directrices de sus generales y estrategas porque el objetivo final de aquella orden guerrera no era la muerte de sus miembros. No era la destrucción de su propia orden, pues si todos morían el nombre de los Olvidados caería también en el olvido muy pronto, demasiado pronto y aunque no buscaban la gloria como objetivo final, tampoco la menospreciaban.

La orden de los Olvidados había nacido por dos motivos, agrupar a aquellos que sus vidas habían dejado de tener sentido y darles un nuevo motivo para vivir, servir al pueblo enano. Si, el verdadero objetivo de aquella orden era servir a su raza y ahora que uno de los suyos había tenido el valor de aunar a todos los pueblos bajo un mismo estandarte, todo cobraba más sentido. Por primera vez en siglos estaban juntos y Nugo, el Kark de Todos los Enanos, era quien lo había hecho posible.