Partida Rol por web

Me gustaba el ajetreo de la cocina antes de un gran banquete, era bastante impresionante la buena coordinación de tanta gente, sonrío al entrar, intentando pasar desaperciba, algo no demasiado difícil entre tanto ajetreo…

Al poco de estar allí noto los ojos Joryrr buscando los míos, una sonrisa y la mirada de reconocimiento, busco un pequeño rincón alejada del bullicio principal y me siento, esperando a que la cosa se calme un poco…y a que…con un poco de suerte, pueda conseguir algo de comer…

A veces me exasperaba ver la cantidad de comida que se desperdiciaba en esos banquetes, durante mes podríamos estar comiendo la mayoría de los sirvientes que conozco, pero, aparte de observar la deliciosa comida con resignación, poca cosa podía hacer…esperar paciente alguna de sus sobras, lo cual, después de todo, no era lo peor que me podía suceder…

Me gustaba oír a Freveel, tan capaz, siempre atento al más mínimo detalle, me caía bien, su risa contagiosa te hacía sentirte bien, con la esperanza de que el ajetreo terminase pronto, espero, aunque…quizás podía ir a algún lugar donde se escuchase la música…

No fue difícil para Rikke dar con algo que echarse a la boca. Eran muchos años y sabía pasar desapercibida, y dónde buscar algo que no se echara de menos. La joven miró el bullicio mientras mordisqueaba el trozo de queso desperdiciado por el capricho de cortarlo como si se tratase de un cachorrillo de gato. Al menos la escultura estaba conseguida, y gracias a ella podía comer algo mejor de lo habitual.

Los jóvenes que cargaban agua estaban empezando a resoplar, pero no se quejaban. Muchas gotas de sudor perlaban su frente, y sus brazos fuertes aunque delgados se perfilaban por el esfuerzo, endurecidos y acostumbrados al agotamiento.

Fue quizá la voz de Freveel la que sonó, o quizá el asombro de otro de los que se empeñaban en el apetito ajeno, pero inmediatamente todo se paró. La huesuda Fionnass se acercó a codazos y empujones, mientras el regordete Freveel se detenía en un plato recubierto de salsa y metía la mano en ella. Todos empezaron a agolparse y a cuchichear, aunque Fionnass intentaba mantenerlos alejado con ayuda de otros, ya que ella también estaba interesada en saber qué se había encontrado en el humeante y apetitoso plato de cabrito con pimienta en salsa de perdiz y naranjada.

El silencio se hace demasiado palpable, incluso dejo de masticar el queso...inquienta y a la vez expectante por la tensión que se ha creado...

Disimuladamente intento ganar posiciones entre los demas sirvientes, no quiero perderme el presunto acontecimiento...

Parece complicado obtener una buena visión, asi que me acerco a Joryrr, a ver si el, siendo mas alto y más fuerte consigue ver algo...

Fionnass consiguió finalmente dispersar a todo el mundo con un par de codazos y "a lo vuestro, haraganes. Cualquier nadería es excusa para dejar de trabajar". Sin embargo, Rikke llegó a ver un resplandor, como unos hilos dorados, algo apagados, enredados entre los dedos de Freveel, tan temblorosos como su mostacho y tan abiertos como sus ojos brillantes.

Cuando por fin le apartaron la imagen por la imposición de unas manos firmes, Rikke descubrió a Joryrr más interesado en su culo que en el nuevo descubrimiento. El joven ni siquiera hizo ademán de disimular al ser descubierto, sino que sonrió malicioso y le guiñó un ojo a Rikke.

Lo último que ella vio mientras la normalidad se reinstauraba con dificultad fue al regordete Freveel alejarse hacia una puerta lateral.

¿Qué será lo que ha descubierto?...parece una especie de colgante o algo así… poco más puedo averiguar puesto que finalmente me apartan de la visión…me giro y observo al joven, mi primera reacción es comprobar si tengo algo en el culo, pero el guiño me hace sentirme más idiota por momentos…

Mi cara se tiñe de color carmesí, y mis ojos buscan el suelo incómoda ante la situación, no soy precisamente alguien muy versada en hombres, pero tampoco soy completamente estúpida…levanto mi mirada buscando la de Joryrr, la verdad es que el muchacho es bastante guapo…un ligero estremecimiento en mi cuerpo…debo salir de aquí…

Lo…lo siento, debo marcharme…mi madre me espera murmuro apresuradamente, oh, se pensara que soy una mema, sin perder el color de mi cara me separo de él en dirección a la puerta, casi tropezando con alguno de los trabajadores…

Joryrr, o quizá no él, consigue pasar una mano por una de las piernas de Rikke mientras ella se despega, levantando ligeramente la tela hasta sus rodillas y haciendo, al soltarla, que cayese de nuevo como un gran peso sobre la joven.

Al salir de la cocina, sorprendentemente, sintió un escalofrío, y no de miedo, sino verdaderamente de frío. Hacía mucho calor en la cocina. Uno de los chicos estaba junto al pozo de donde se sacaba el agua, no como los demás, mirando su cubo nervioso y resoplando en la noche, como si quisiera tranquilizarse con dificultad. A la distancia parecía algo más joven que Rikke, aunque también más alto, con aspecto de haber adelgazado mucho en los últimos tiempos, y vestido con telas sencillas y sucias, y el pelo revuelto no muy largo.

Algo asustada finalmente salgo al exterior, el contraste con el interior es grande, froto mis brazos entre si para darme calor, un pequeño alivio, me alejo de la cocina…

En el exterior, otro chico, de aspecto diferente, pero había tenido suficientes encuentros con hombres durante esa noche, y aunque parecía más joven, seguía un poco intranquila…

Intentando hacer el menos ruido posible intento salir del patio sin ser vista, amparándome en las sombras de la noche, aliadas tantas veces de mí correrías por el castillo, hoy se me antojaban algo tenebrosas, pero haciendo acopio de fuerza de voluntad busco su refugio…

La oscuridad arropó la vuelta de Rikke. El ligero frío agradable del "salón" donde dormían los sirvientes la recibió de forma familiar, e incluso se sintió más limpia ante su abrazo.

Encontró pronto un hueco en el que dormirse, o dormitar al menos un momento. Su madre estaba de pie en un rincón, cuchicheando con alguien, quizá Annyrr, algo que no pudo distinguir.

Poco a poco las sombras la acariciaron y ella durmió, y su cuerpo descansó a la espera de un día nuevo.