Partida Rol por web

Has pasado varios años junto a tu tío Hans aprendiendo el oficio de carpintero pero ni sus reprimendas para que te centrases en encontrar una buena muchacha y casarte ni las largas horas trabajando la madera de los barcos han conseguido acabar con tu sueño de cruzar el mar a bordo de una de las naves con proa de dragón. Definitivamente no estas hecho para ser como tu tio o tu padre, toda una vida de honrado, duro y aburrido trabajo. La ciudad de Vasteras dónde residías y trabajabas con tu tio te parecía cada vez más una jaula. El mar y la aventura te llaman.

Así que un dia cogiste tus magros ahorros y pusiste rumbo a Birka, el centro de comercio situado al sureste de Vasteras y desde cuyo puerto parten las expediciones que siguen el camino de las ballenas¹ en busca de comercio y saqueo volviendo con sus tripulaciones cargadas de plata y gloria.

El viaje hacia la isla de Bjorko, donde se encuentra Birka, resulta escasamente remarcable y lo completas en el curso de varios días, ahora a pie y ahora convenciendo a pescadores o campesinos que te dejen montar en sus barcas y carretas. Precisamente es de una de estas barcas de donde te bajas despidiendote de Ulf el amable pescador que te ha llevado hasta Bjorko. Lamentablemente te ha dejado en la playa que se encuentra en la orilla opuesta a Birka, así que te tocará andar.

Aun así en esta mañana de principios de verano aun no hace demasiado calor y el paseo no es largo. Echas a andar siguiendo el camino indicado por Ulf y que segun el lleva directo a Birka.

Apenas has andado una media hora cuando el camino se interna en un bosque. Andas entra la sombra de los arboles hasta llegar a un recodo, al girar un recodo te encuentras con una escena sorprendente, una muchacha pelirroja retrocede mientras dos hombres se acercan a ella. Puedes reconocer que se trata de guerreros pues llevan ambos lanzas y armaduras de cuero aunque no escudos. Uno de ellos se acerca a agarrar a la muchacha cuando de repende esta desenfunda un cuchillo oculto en su manga y con un amplio tajo corta la cara del hombre. Este suelta una maldición y la muchacha aprovecha el momento de distracción para echar a correr.

Concretamente para echar a correr hacia ti.

-Por Freya ¡ayudame! - grita la muchacha mientras corre hacia ti- ¡Esos malnacidos intentan violarme! - viendo la situación y ahora que puedes ver de cerca a la muchacha parece ser claro que has ido a interrumpir el solaz de esos dos malnacidos.

La muchacha en si misma no sería lo que normalmente considerarías una belleza, demasiado alta y parece claro que es todo un caracter, pero tiene algo de ese magnetismo que atrae a los hombres como una cierva a los lobos. Por su vestimenta puedes ver que no es una simple campesina y aunque no parece noble quizás sea la hija o la esposa de algún comerciante.

Por un momento, Sigfrid siente la tentación de ignorar a la muchacha, o incluso ayudar a sus agresores con tal de salir de la situación sin exponerse al peligro. Pero ese no era el estilo del muchacho, puede que fuese un pícaro y un sinvergüenza, pero tenía algo de honradez y no podía decir que no a una damisela en apuros, mas aun cuando parecía tener dinero y el buscaba renombre para unirse en la próxima expedición a alta mar en la que pudiera enrolarse.

-¿Violarte? Seguramente antes te matara ese cara-estiércol al que has rajado. –Dice en tono burlón pasando la mirada de la joven a los agresores. Toma su lanza con ambas manos y la gira en posición de ataque, apuntando con su filo a los guerreros y dejando pasar a la chica tras de el.

-Bueno, supongo que tendremos que arreglarlo por las malas –Sigfrid carga pues contra los guerreros, dispuesto a combatir. Su primer objetivo será el blanco más débil, por lo que primero intentara acabar con el de la cara cortada.

Sigfrid pasa de las palabras a la acción en apenas un parpadeo y la lanza sale disparada como una serpiente hacia el primero de los agresores. Este, el de la cara cortada, está dejando salir un aullido de furia cuando la punta de la lanza entra limpiamente por su boca agrandada por el grito. La punta de hierro se clava a través de los musculos del cuello hasta asomar por la nuca del hombre a la vez que el astil, empujado con violencia por el jovne Sigfrid, destroza los dientes del hombre. El pobre desgraciado se van con su grito rumbo a Hel¹ 

El otro lancero frena en seco viendo esto y viendo que la situación se ha tornado drasticamente en su contra da media vuelta y hecha a correr.

¡Por las pelotas de Thor! ¡No podemos dejar que escape! chilla la muchacha a tu lado mientras señala al pobre desgraciado que corre como si lo persiguiesen los demonios alejandose de vosotros.
 

Al caer el cuerpo del guerrero, Sigfrid pasa por encima, pisando el cuerpo y arrancando la lanza de un tirón, haciendo salir la sangre del cuello del caído.

-¡Olle, espera! –Grita al otro al verle frenar y darse media vuelta.

Sin perder tiempo, Sigfrid persigue al otro guerrero que escapa, maldiciendo entre dientes, aunque agradecido de que la cobardía de su rival le ofreciese su espalda tan amablemente. Confiando en que su agilidad y costumbre a moverse por las espesuras, corre tras su rival hasta tenerlo lo suficientemente cerca como para golpearlo con su lanza por la espalda.

Sigfrid corre tan rápido como puede, pero al ver que aquel cobarde era demasiado rápido, deja caer su lanza y descuelga su arco en plena carrera, colocando una flecha en la cuerda.

Luego se frena, aguardando unos segundos en silencio, concentrándose en la trayectoria de su enemigo, los obstáculos que hay entre medio. Pierde la noción de cuanto lo rodea salvo el mismo, su arco, su flecha y aquel guerrero cobarde. Contiene la respiración notando como por un segundo se detuviese el tiempo.

-¡Te tengo!

Suelta la flecha que sale disparada directa a su rival, como guiada por la furia de los dioses que juzgaban la cobardía de aquel hombre.

La flecha silva en el aire antes de clavarse con un crujido en la parte trasera del craneo del hombre. Este se detiene en seco antes de caer, cara por delante, contra el polvoriento suelo del camino. Muerto antes de saber que le alcanzó. El bosque queda en silencio antes de que los cantos de los pajaros vuelvan a inundar la mañana primaveral como si nada hubiese pasado.

Fiiiiiuuuu sopla la mujer poniendose junto a ti, lleva tu lanza al hombro y lanza una mirada alternativamente al hombre muerto y luego a tu arco Por los pelos del coño de Siff, se te da bien esto ¿sabes? Aunque ya que me has hecho un favor creo que te mereces oir toda la verdad aqui suelta una risita Verás creo que ese par no querían violarme, al menos no de primeras, la cuestión es que ando digamos en relación con gente a quien los lideres de ese par no tienen ningún aprecio y claro está por extensión tampoco me lo tienen a mi. Te mira poniendo cara traviesa. 

Así que tengo una propuesta para ti dice poniendose mas seria ¿que te parecería reunirte con mis amigos? Estan a una posada aqui cerca, de hecho iba yo misma hacia ahí. Estamos organizando un pequeño "negocio" casi puedes oir como entona esta palabra de una manera que da a entender que será algo violento y siempre hay sitio para un guerrero más 

Sin decir nada más echa a andar ¿Asi que? ¿Vas a quedarte aquí esperando o vas a seguirme?

Sigfrid toma su lanza de la mano de la chica y se cuelga el arco a la espalda.

-Bueno, ya que me he jugado el cuello por ti esperaba algo de compensación.  Y si ese “negocio” vuestro está bien pagado cuenta conmigo. –Sigfrid suelta un leve suspiro –Además, me imagino que ahora que te he ayudado es solo cuestión de tiempo que me busquen por lo que he hecho a tus asaltantes.

Sigfrid acompaña a la chica, caminando a su lado hasta la posada.

-Me llamo Sigfrid por cierto.

La muchacha suelta otra risa. 

Si al final no solo vas a ser guapo si no también listo. Pues es cierto no tienes opción pero ya que te van a joder mejor que sea cobrando por ello ¡ese es mi lema! se vuelve para mirarte mientras anda Yo soy Erle y es todo un placer conocerte Sigfrid bågskytten

Caminais por la campiña hasta una casa del margen del camino junto a unos pequeños campos de cebada y unos grandes toneles de madera. Señal clara de que aquí se elabora cerveza. La pelirroja abre la puerta y te hace una señal para que pases.