Partida Rol por web

Eldon se aferró a donde pudo cuando el barco empezó a zarandearse y del agua emergió aquel dragón. El Gnomo se acercó cuánto puedo, pero sin sobrepasar a Jamhorn.
-Es increíble...- Alcanzó a decir, pero no sabía que era más increíble si el ser imponente que tenían delante o la conversación que esté mantenía con Jamhorn.
-Es usted una caja de sorpresas. - Comentó a su compañero.
-Yo no tengo nada que ofrecerle. - Señaló lo evidente y se alegró de que pidiera monedas y no carne. -Si alguno entrega algo para permitirnos el paso estaremos en deuda con él.- Añadió.

La capitana empezó a maldecir y tratando de mantener el equilibrio empezó a correr hacia su cabina, al cabo de unos instantes salió con un pequeño saco. Se acercó a uno de los lados donde estaba el dragón y alzó las manos.

Del sacó sacó unas 100 monedas de oro y una daga enjoyada.

— ¡¡Maldito y estúpido dragón, eso es todo lo que tengo de valor, eso y el barco! Te entrego todo pero déjanos pasar!!

Luego os miró al resto.

— ¿Es que no vais a ofrecerle nada? Nos vais a condenar a todos!

S'lida alzó ambos brazos.

— Yo no tengo nada de valor que pueda interesarle a un dragón.

Jamhorn se giró hacia el dragón y siguió hablándole. 

- ¡Aremag, terror de los mares! Nuestras riquezas son escasas pues, como te he dicho, nos asaltaron unos piratas. Estos malnacidos atacan en tus aguas a los indefensos barcos, sin pedir tributo, y usurpando las riquezas que después se te pagarían como peaje por surcar tu hogar, algo a lo que entiendo que tienes más derecho que los asaltantes. Ellos son invasores y, en el fondo, están robándote a ti. Podemos darte lo poco que tenemos si es que eso te basta, pero te propongo que nos lo dejes, para poder sobrevivir en Chult y a cambio te daré información sobre aquellos que ocupan tus aguas sin permiso y osan enfrentarse y desafiar tu poder. Ello te reportará muchas más riquezas que las que puedas obtener ahora por nuestra parte. - Y si necesitara ayuda en su tarea, Jamhorn iría encantado. No dijo esto, pues podía sentirse ofendido aquel dragón. Pero lo pensó.  

Por un momento paró de dar vueltas. Seguramente si seguía así el barco acabaría volcando y seguramente hundiéndose, pues se zarandeaba peligrosamente cerca de las púas del caparazón de aquel monstruo.

— Aremag sabe de esos que escapan del tributo, pero es mucho mas fácil esperar el tributo del resto. Enseñadme mi tributo y me puedo pensar no hundir vuestro trozo de madera.

Sacó humo de sus fosas nasales y afinó sus ojos. Empezó a estirar su cuello que era terriblemente largo y se quedó cerca de la cubierta para observar su pago.

Jamhorn se giró y se encogió de hombros. 

- Yo lo he intentado. - dijo sin más. 

Jamhorn comenzó a hablar con el monstruo mientras la capitana salía corriendo hacia los camarotes, no entendía lo que hablaban pero el hombre pareció extenderse un poco y se volvió a oír la voz de del monstruo. Cuando Jamhorn se giró diciendo que lo había intentado asintió agradeciéndole el esfuerzo. Poco más podían hacer.

La capitana lanzó monedas y algo más que había preservado de los piratas mientras el monstruo acercaba su cabeza al barco. Las palabras de la capitana terminaron por enervarla y decidió ignorarla. Lo poco que podían darle lo habían perdido con los piratas cuando ni siquiera habían intentado defenderse. La mintió cuando la dijo que no eran luchadores cuando les había visto luchar después contra los dinosaurios. No eran los mejores luchadores pero eran capaces. Y ahora pretendía responsabilizarles a ellos de que aquella criatura hundiese el barco. La habían pagado por llevarles rápidos y seguros al puerto y el viaje había sido de todo menos seguro.

Sabiendo que poco podía hacer ante esta situación elevó una plegaria a Lathander en su interior para agradecer lo vivido hasta el momento y dejar el destino en sus manos.

La capitana lanzó el saco con sus pertenencias al dragón y este lo cogió con un movimiento rápido de mandíbula, luego se lo tragó. Tras unos instantes de tensión la criatura empezó a sumergirse poco a poco de manera vertical y desapareciendo dejando su estela y el mar revuelto, que poco a poco iba calmándose de nuevo.

Tras desaparecer el dragón Ortimay se fue dando fuertes taconazos hasta su camarote y se encerró dando un portazo.

Grig ordenó a los marineros que retomaran las riendas de la embarcación. Poco a poco el Pegado Descarado empezó a tomar velocidad de nuevo y empezó a adentrarse hacia la Bahía en dirección a Puerto Nyanzaru.

El plan de Lía le pareció demasiado desatinado al arqueólogo, los piratas estaban a días de distancia como para que el dragón fuera ir hasta allí, por otro lado la reacción de la capitana le cortó por completo. Ya había dicho de lo que disponía y que iba hacer si no conseguían parlamentar con la bestia.

Sin embargo el pánico pudo con ella y lanzó sus pertenencias antes de que Malcom pudiera sacar una de las pequeñas bolsitas en las que había separado sus ganancias para contribuir. No hizo ningún gesto brusco que pudiera llamar la atención a nadie y simplemente se encojió de hombros ante el portazo que pegó la gnoma.

Tenían el puerto ya delante y con suerte no habría más ladrones hasta que tocáramos tierra, una vez allí ya contaba con que hubiera el triple pero eso era otra historia.

El resto de la travesía fue ya tranquila, una vez pasada la barrera de la entrada de la Bahía las aguas se calmaron y el calor sofocante bajo el sol incesante volvió a ser la tónica. Se veían cada vez mas barcos a medida que os acercabais al Puerto Nyanzaru.

La capitana no volvió a salir de sus camarotes pero Grig os informó que llegaríais alrededor del mediodía del día siguiente.

El enfado de la Capitana era entendible el margen de ganancia por llevar acabo aquella travesía era cada vez más pequeño. Eldon desconocía los detalles, pero estaba seguro que la Gnoma lamentaba el haberles ofrecido transporte...
-El viaje ha sido de lo más ascidentado... Pero llegamos... - El mago miraba aquella obra de la naturaleza con esperanza. Sacó el diario y releyó lo escrito. No era mucho solo la presentación, pero era el comienzo. Su intención era adornarlo con algún dibujo, pero eso tendría que esperar.

Cita:

Lathander había sido misericordioso y con la entrega realizada por la capitana aquella criatura marina se había sumerjido y por suerte alejado de ellos. Respiró tranquila y se alejó hacia la borda para disfrutar de los últimos momentos del mar mientras contemplaba la luz de Lathander en el horizonte agradeciéndole su ayuda.

El resto del trayecto fue tranquilo y trató de descansar un poco antes de que entraran en el ajetreado puerto.

Con renovadas energías tras haber sido capaz de hacer comentarios en el idioma nativo de Chult, Jamhorn estudió con aún más ahinco. No era excesivamente estudioso, tampoco es que fuera idiota, pero creía que les haría falta, tarde o temprano. El viaje no podía haber sido más movido, así que agradeció al menos unas horas en las que no les amenazaba nadie. Ya tendrían tiempo al llegar a puerto. 

Malcom, se mantuvo en cubierta la mayoría del viaje contemplando lo que podía de la isla que más pronto que tarde iba estar explorando durante probablemente meses. El lugar estaba lejos pero el arqueólogo podía intuir el contorno de la selva. Eso junto a las historias de S'lida dibujaba una imagen en su mente no demasiada halagüeña. Humedad, hormigas e insectos asesinos, hordas de no muertos, reptiles gigantes que querrían comerlos, reptiles gigantes no muertos que querrían comerlos, ladrones y guardias corruptos que querrían sus tesoros, guardias y ladrones no muertos que querrían comerlos...

Y sin embargo una sonrisa se mantenía en los labios del humano, esto era una aventura y además tenían una misión más que noble por delante. Así que por muchas quejas que tuviera en el fondo estaba más que dispuesto.