Partida Rol por web

—Podría, pero me temo que su respuesta sería yo —dijo el goblin bastante convencido—. Y la verdad, no me apetece ser la comida de nadie. Si nos volvemos a encontrar con los terodáctilos, o cualquier otra cosa que habite en la jungla, se lo podemos llevar.

—A menos, claro está... —dijo volviéndose hacia Malcom— que Malcom nos cuente quién ese hombre de hielo y qué anillo tiene. Pero no creo que sea quien sea, podamos convencerle de que nos dé su anillo, así que igual si lo queremos tenemos que hacer un dos por uno. Comida y anillo para la bruja.

—Pero no me mires así —comentó mirando de nuevo a Lía—, a mí no me apetece matar a nadie que no nos sea hostil. Hostil tampoco, pero claro, cuando no queda más remedio...

Asha se llevó la mano a la cabeza. Había pasado una mala noche, pero curiosamente, se había levantado con mejor aspecto del que se había ido a dormir. Parecía que el cuerpo de la anciana había conseguido vencer aquello que la afligía y no iba a andarse arrastrando hasta morir. Al menos no aquel día

—Bueno... Le gusta la carne fresca, ¿y a quién no?—respondió al goblin— Eso no quiere decir que tengamos que darle al hombre del que hablaba. Estoy segura de que podremos encontrar algo de caza y que será más fácil que encontrar a un hombre con un anillo, por mucho que Malcom lo conozca. 

La monje se quedó mirando a su alrededor unos segundos, buscando nidos y madrigueras con la mirada. De pronto, vio algo que le hizo sacar una sonrisita y señaló un árbol donde había una buena cantidad de pájaros y unas extrañas madrigueras en el suelo.

—Dejadme a mi el tema de la comida... creo que podré preparar una trampa aquí y conseguir bastante carne. O podemos cazar alguno de esos pájaros. Quizás llevándola eso nos dé respuestas algo más claras.

A la mañana siguiente Malcom disfrutó de las vistas y estuvo un rato tomando notas en el mapa mientras el resto comentaban que hacer en ese momento.

- No es que lo conozca más que vosotros, es Artus Cimber. El explorador acompañado por ese peculiar hombre lagarto. Tenía un anillo helado con el que no paraba de juguetear y nos lo cruzamos hace poco. El que siguieramos oliendo a él según la vieja es un poco chocante pero bueno la senilidad y "sabiduría" son como son.- terminó por aclarar una vez estaban lejos de la choza de la mujer.

- Sinceramente dudo que un poco de caza nos sirva para convencerla. Algo me dice que la mujer tiene unos apetitos más especiales, pero por probar no perdemos nada. Por lo demás mientras cazáis y si no os importa a mí me gustaría explorar la propia MBala. A lo mejor entre las ruinas hay alguna pista que nos pueda ser útil.

Esa mujer era puzzle para vosotros pero tenías claro que para haber sobrevivido sola en ese lugar inhóspito tenía que tener alguna particularidad que pudiera ser potencialmente peligrosa para vosotros. Durante la estancia con ella te podía parecer que se estaba conteniendo y que el significado de su hospitalidad limitada era importante.

El goblin iba mirando alrededor mientras andaban, en busca de alguna pista o detalle que les pudiese ser de ayuda en la meseta...

Lía recorría aquella pradera buscando signos de los cultos que se pudieran oficiar allí. ¿Qué le había pasado a la aldea? ¿Una maldición? ¿O algo más mundano? Quizás en sus rituales hubiera referencias al almero o a lo que estuviera sucediendo ahora. La historia, como había aprendido en el templo, tendía a repetirse.

—Mmmm esa mujer...— Cuando terminó de preparar las trampas, la anciana se giró hacia sus compañeros.— Creo que es importante que encontremos algo que ofrecerla, ya sea el anillo o carne fresca. La fiebre no me dejó darme cuenta al momento, pero ahora... Tiene un gran poder, y  claramente se contenía. Además, aquello que dijo sobre la duración de su hospitalidad... hasta el amanecer. Y que esperaba acordarse de nosotros. 

Al igual que esa extraña mujer, Asha no había llegado a vieja por casualidad ni por un milagro, como había comentado divertido Malcom la primera vez que la vio en acción. Y por ello sabía que las cosas no eran siempre lo que parecían. Era peligrosa, y eso lo sabían todos, pero no tenía porque ser agresiva. Si leían bien lo que ocurría.

—Hasta que nos alejemos de sus dominios, creo que es importante que tengamos algo que ofrecerla para "recordarle" que podemos darle más o que podemos ayudarla. Será mejor que cacemos algo pronto.  Si ese hombre es quien dices, creo que está un poco lejos de nosotros.

Las vistas eran espectaculares.

La meseta era grande y en su día había sido la base de un poblado de tamaño considerable. Aún así con unas horas de exploración había tiempo para hacerse una idea de lo que contenía.

El centro de la meseta albergaba la desvencijada cabaña de Nanny Pu'pu, construida entre las raíces de un gran árbol completamente muerto. Alrededor un gran campo de flores extrañas que habíais aprendido a respetar.

Las ruinas del pueblo se encontraban alrededor de este punto. Eran restos realmente antiguos y no parecía que hubiera sido destruido sino que el simple paso del tiempo había derrumbado todas las estructuras de madera y paja ya podridas para tan solo quedarse con algunos fundamentos de piedra colocados.

Entre algunos restos se podían encontrar tallas que os sonaban muchísimo de facciones reptilianas y cenefas muy parecidas a las que habíais encontrado en la jungla, seguramente del dios Ubtao. Lo que algunos de vosotros os llamó la atención era como algunos de estos símbolos habían sido vandalizados en pos de una nueva simbología: Myrkul el Señor de los Huesos.

A parte de eso no os pareció encontrar ningún ser vivo o animal, ningún resto humano ni tumbas, tampoco nada de valor que pudierais llevaros con vosotros.

—Está claro que toda la selva es territorio reptiliano. Cada vez tengo más sospechas de las implicaciones de los hombres serpiente en el asunto que nos ha traído hasta aquí.

Señaló lo símbolos de Myrkull:

—Y esto también podría tener algo que ver. Maldita jungla... si viajar de un lado a otro no fuera tan complicado... Yo apostaría por buscar las ruinas de Mezro. Le oímos decir a alguien que en realidad son un espejismo y la ciudad sigue ahí. Y ahora la chalada de la cabaña nos dice algo parecido: nada es lo que parece en Mezro. 

Siguió dándole vueltas al asunto.

—Sé que la vieja os inquieta pero creo que si no conseguimos que nos dé alguna pista podemos estar dando vueltas por la jungla años antes de dar con el almero. Tenemos que darle una ofrenda y arriesgarnos a que si no es lo que parece... bueno, improvisaremos.

—Pues a menos que busquemos a esos dinosaurios voladores de antes, no veo nada que nos pueda servir para llevarlo como ofrenda a la vieja —comentó el goblin mientras alzaba la vista al cielo, buscando alguna de esas criaturas...

- A mí lo que me mosquea es que estas ruinas tienen siglos y la anciana dijo que vivió con ellos. Sin lugar a dudas no es lo que aparenta y es peligrosa. Por ello tengo mis reservas de hasta que punto hacer un trato con ella.- comentó Malcom, algo decepcionado por lo que había podido descubrir, que apenas era nada y lo poco que había encontrado Lía cuadraba con lo que tenían en la selva.- Myrkul, es el dios de la nigromancia. Así que teniendo en cuenta la gran cantidad de no-muertos de la zona me encaja bastante que lo adoraran en algún momento.

Suspiró un poco cansado y miró las notas de su mapa.

- Sea como sea, el hombre con el anillo está en la selva así que hay que bajar si queremos encontrarle. Si queremos cazar algo parece que también. Afortunadamente desde aquí arriba he oteado un par de sitios interesantes.- buscó un sitio mas o menos cómodo y extendió el mapa.- Mirad al este hay otras ruinas. Luego al sur, tanto si nos desviamos al sureste como al suroeste, hay dos lugares que podrían ser interesantes y por último me ha llamado la atención como parecía haber un asentamiento hacia el oeste en plena zona de no-muertos. Yo votaría por las ruinas, pero los sitios del sur también pueden estar bien. ¿Qué opináis?

Lía soltó un sonoro bufido de enfado.

—Opino que casi nos hemos jugado el cuello para subir hasta aquí arriba y ¡para nada! Para que Asha contraiga una enfermedad que parece una maldición y para escuchar los desvaríos de una vieja que no nos ha aproximado ni un ápice a ningún objetivo. ¡Contaba con que el oráculo nos diera alguna pista concreta o, al menos, una guía! Pero ¡hemos venido para nada! 

Le dio una patada a una piedra. Luego se dio cuenta de que los demás la miraban como mirarían a una niña enrabietada. Y no era para menos. Lanzó un suspiro.

—Perdonad... sé que no tenéis culpa de nada pero ¡es frustrante! Creo que podríamos estar dando vueltas por la jungla durante años de una ruina a otra hasta que uno de los múltiples peligros que la pueblan acabe con nosotros. ¿Qué diferencia hay entre esas ruinas,— señaló las del sureste —o aquellas— su dedo fue hacia las del suroeste —o aquel asentamiento —señaló el tercer punto visible en la jungla — ¿Qué más da nuestra opinión? ¡Iremos a ciegas! 

Se sentó en una piedra visiblemente enfadada, quizás más que nada consigo misma por no saber controlarse.

—No te preocupes, muchacha— la anciana puso una mano en el hombro de Lía, tratando de calmarla— Yo me encuentro mejor, fuese lo que fuese, ya no está. Al hombre del anillo, si es que era él, hace tiempo que le perdimos el rastro. Estaban buscando esa ciudad perdida y fueron en botes. Es absurdo que lo sigamos... pero esa estatua que hemos visto antes... puede tener que ver con ellos. Nos servirá para alejarnos de nuestra anfitriona y ya de paso... bueno. Es demasiada casualidad el parecido

- Me alegro que estés mejor Asha y Lía. Así es la arqueología: tenemos una pista, nos la jugamos para verificarla y la mitad de las veces nos llevamos un chasco. La cosa es insistir hasta conseguirlo y teniendo en cuenta lo que hay en juego diría que al menos hasta el décimo chasco mantengamos la esperanza.- comentó a las dos mujeres sin molestarse por la rabieta de la paladina.- Y bueno si una le da igual y la otra apoya mi moción creo que ya tenemos destino por mayoría. Eso sí, teniendo en cuenta que la misma cultura se ha extendido por toda la selva el que los dos edificios se parezcan tanto no sea más que algo lógico.

El explorador finalmente recogió el mapa y se lo guardo con cuidado mientras volvía acercarse al borde para disfrutar de la vista.

- Cuando queráis partimos.

Lía lanzó un último bufido antes de echarse el petate al hombro y coger sus armas.

—¡Pero no pienso trepar ninguna otra estúpida montaña! 

Aunque todos se dieron cuenta de que lo decía con una sonrisa. Al final, si había montañas, treparían. Pero la pataleta no se la quitaba nadie.Y dicho esto se aprestó a seguir al grupo no sin mirar una última vez en dirección a la cabaña de la vieja.