Partida Rol por web

Pasasteis unos días poniéndonos de acuerdo en que llevar a la jungla y conociendo a vuestros nuevos compañeros de viaje. Fuisteis también en búsqueda de S'lida que la encontrasteis preguntando por ella por la zona que ya os había comentado, apareció al día siguiente.

— Vaya, pensé que el pago de vuestra mecenas iba a ser el mas rentable y nunca ibais a decidiros a entrar en la jungla. Comentaba con un colega que tras vuestra victoria en el Coliseo habíais cambiado el rumbo de vuestras profesiones. Habéis cambiado un poco el grupo no? Bueno me da igual, el contrato sigue en pie mientras uno de vosotros siga.

Ella iba vestida mas o menos como la recordabais, con su mochila a cuestas y el arco colgando. Tras explicarle brevemente vuestros planes asintió sin demasiado ánimo y encogida de hombros.

— Conozco la ruta, no creo que sea difícil llegar. Además es una zona mas o menos segura. Campamento Virtuoso es un lugar controlado por la Orden del Guantelete. Antes el lugar se llamaba La Casa del Cocodrilo, eran unas antiguas ruinas chultanas aunque ahora todo el mundo se refiere de la otra manera al lugar... Ya sabéis.. el imperialismo. Campamento Venganza es mas de lo mismo... más imperiales. Y Mbala es una meseta un poco mas allá por lo que veo en el mapa, juraría que habitaba una antigua tribu aunque no tengo claro que sigan ahí.

Parecía inexpresiva como siempre pero dispuesta a seguiros para cumplir su contrato.

— Por cierto, soy S'lida, seré vuestra guía. — le dijo a los que no conocía.

Tosió. Llevaba unos días algo pálido y sin encontrarse muy bien.

— Yo creo que voy a ser baja en esta primera expedición. Me pasé comiendo dinosaurio a la parrilla y creo que me ha sentado mal.. llevo unos días insufribles. La primera expedición parece que va a ser corta y sin problemas, supongo que lo conseguiréis sin mi. Me quedaré junto a Eldon y le echaré un cable con los locales, que el pobre chaval no se aclara demasiado.

A media explicación, le dio un retortijón y se tuvo que despedir de los presentes para ir al excusado.

Una semiorca se acercó al grupo. Iba ataviada con armadura metálica, cosa rara del lugar y por sus pintas se podía saber enseguida que no era local. Seguramente se vio atraída por vuestras apariencias que denotaban que no eráis de la zona, además de hablar un común mas parecido al que conocía ella.

— Disculpad la intromisión, no he podido evitar escuchar que tenéis planeado una expedición al Campamento Venganza para reportar a mi comandante. La verdad, que se me planteó como algo sencillo pero, pensé que sería cuestión de alquilar un caballo y seguir el camino, pero me temo que ando algo desinformada.

Su porte era recto, sereno y serio. Tras su intromisión, dio un paso hacia atrás por educación y no querer ser demasiado directa. Os concedió la oportunidad de rechazar sin demasiado problema.

— Disculpad mis modales de nuevo, soy Undril Colmilloplateado.

Asha miró como corría el hombre mientras hacía el baile del "no llego". La monje no sabía si llegaría o no, pero si tenía claro que su comida no producía aquellas cosas. 

—¿Y qué tipo de tribu es la que habita por allí?— preguntó con curiosidad, pues no eran lo mismo serpientes que orcos o lo que los dioses hiciesen prosperar en aquel endemoniado continente. Lo cierto era que Asha había confiado la planificación de la misión a los miembros más inteligentes de su grupo. Los mismos que ahora estaban bajo tierra. Estaba claro que la inteligencia no garantizaba la supervivencia, aunque quizás el goblin que la acompañaba discrepara con aquello. Su pregunta quedó interrumpida por la aparición de aquella semiorca tan amable y tiesa. Carajo. Si era aún más tiesa que la tal Lía. Con una inclinación y una sonrisa se presentó —Puedes llamarme Asha. ¿Qué querías, muchacha?

- Bueno había que hacer tiempo mientras te encargabas de tus asuntos propios y efectivamente hemos cambiado un poco de compañeros.- comentó Malcom bastante divertido mientras llevaba la indiferencia y pasotismo de la indígena con la calma de alguien acostumbrado. Sin embargo la excusa de Jamhorn le mirarle enarcando una ceja.

- De acuerdo, pero si resolvemos todo en este viaje en los libros puedes ir olvidando tu nombre...- le termino picando a modo de despedida.

Luego se les acercó una semiorca toda enlatada para la batalla, ciertamente hoy era otro día lleno de sorpresas. Espera a que la más mayor haga su pregunta antes de intervenir.

- A mí puedes llamarme Malcom, pero creo que ha habido algún malentendido. No vamos a reportar nada al Campamento Venganza. Aunque sí que va ser una de las paradas de nuestro viaje. Y si no me equivoco Asha creo que quiere venir con nosotros, ¿es así? - miró a la semiorca esperando su confirmación.- Por mi parte no hay problema, pero todos tienen que contribuir. Te puede tocar cargar, ayudar con el campamento y en caso de peligro pelear, ¿ningún problema con ello? Y por supuesto depende de que ellos tampoco tengan ninguna objeción.- concluyó señalando al resto de sus compañeros.

Lía se quedó mirando a la semiorca.

—Las selvas parecen peligrosas y cuantos más seamos mejor. Yo no tengo inconveniente siempre y cuando, como bien dice Malcom, contribuyas a la expedición. Estamos valorando la posibilidad de comprar una canoa para seguir por el río ¿qué opinas de eso S'lida? ¿Crees que es una buena inversión o propondrías el viaje a pie? Sé que mi armadura me puede dar problemas en el agua pero correré el riesgo.

Luego se volvió hacia Malcom, continuando una discusión anterior:

—Está bien. Podemos pasar de los repelentes si los bálsamos esos funcionan. ¡Si no tendrás que escuchar mis quejas todo el viaje!— dijo esto con una sonrisa, en el fondo estaba de acuerdo con el arqueólogo —Y creo que un recolector de lluvia será suficiente. Si tenemos la mala suerte de perderlo probablemente perderemos los que llevemos. 

—Vaya, vaya, vaya... —dijo el goblin ante el ofrecimiento de la semiorco. Mirándola de arriba a abajo, dijo—. Sí, puede que nos venga bien compañía en nuestra expedición. Pero claro, el viaje no será gratis. Tendrás que participar en los gastos que acarren en la expedición.

Volviendo a mirar a la semiorco, buscando algún símbolo sagrado en su escudo o pendiendo de su cuello, añadió—. Que no es por nada, nos encanta hacer nuevos amigos, pero si tenemos que comprar o alquilar una canoa, o a un guía, tú también disfrutarás de ello. A menos que tu dios te proveea del camino y de caminar sobre las aguas, claro.

—Pero si estás dispuesta a aportar tu parte... ¡Nos encantará que nos acompañes! ¡Cuantos más acólitos tengamos en nuestras filas, mejor será! —terminó de decir a la mujer mientras le ofrecía la mano—. ¿Aceptas el trato?

Respondiendo a Asha, S'lida se quedó pensativa unos instantes.

— No lo sé. Es un lugar.. interesante en la jungla, es defendible y se podría decir que hasta seguro. Durante el paso de los años han habitado distintas tribus chultanas, batiri* y hasta he oído que pterroráctilos. No te lo sé decir con seguridad. De todas maneras, vayamos donde vayamos hay que ir con cuidado.

Luego se giró hacia el resto.

— Si vamos a Mbala una canoa será fantástico, llegaremos enseguida. La primera parte del cauce del río es muy tranquila y no tendremos ningún problema.

Dio un paso atrás para que el grupo hablase con aquella mujer que se quería unir a la expedición.

— A mi me da igual, lo que manden ellos que son los lideres del equipo.

Se llevó una mano en el pecho a modo de agradecimiento.

— Sin duda, no seré una carga para vosotros. Soy una enviada de la iglesia del dios Torm y como tal os protegeré con todo lo que esté en mi mano. Solo necesito seguiros porque soy consciente de las capacidades mías y la peligrosidad de la jungla.

Luego se giró hacia el Fizzix. Se notaba que no le hacía demasiada gracia, pero cuando uno llegaba a Chult por primera vez se tenía que dejar atrás todos sus reparos pues era un lugar donde la diversidad afloraba de manera peligrosa por todos los rincones.

— Si llegamos a salvo pediré al Comandante Niles que os recompense por la ayuda. Contad con ello. Además seguro que os permiten quedaros el tiempo que necesitéis para descansar y resguardaros de los peligros.

Tras estar en un segundo plano mientras negociabais con la semiorca, salida aprovechó para despedirse de vosotros.

— Bien entonces, si estamos todos listos partiremos mañana al alba. Os vendré a buscar aquí mismo en la posada no vaya ser que os perdáis saliendo de la ciudad — bromeó algo forzado, se notaba que intentaba ser simpática aunque no lo era demasiado.

— Aprovechad esta noche para disfrutar de una buena cena y dormir en una cama.. lo echaréis de menos.

Tras las palabras de la semiorco, el pequeño sonrió para decir—. ¡Fantástico! Siempre es bueno tener un lugar donde poder descansar entre tanta maleza. Además, igual allí no hay mosquitos. Cuando llegamos aquí, vi uno casi tan grande como yo. ¡Asha puede contarlo si no me creéis!

En vista de que la clérigo no quería darle la mano, se paso la mano por la cabeza y dijo—. Me voy por las ramas. Un trato es un trato, y este me gusta. ¡Así será!

Cuando la humana dijo que se preparasen el embaucador se quedó pensativo. Tendrían que ir a comprar cosas, además, su chaqueta no era la apropiada para la expedición.

—Sí, y yo aprovecharé para buscar por este lugar a alguien que no sea un yuan-ti que quiera sacrificarme a su dios y hacerme con una chaqueta nueva —dijo el goblin ajustándose las solapas de la que llevaba en respuesta a la guía—. Me da que necesitaré un atuendo nuevo para la jungla. ¡Tengo que estar arreglado para mis primos selváticos!

—Solo que... Creo que no tengo suficiente dinero para eso. Tal vez si vendiese mi chaqueta a un gnomo o a un mediano, podría comprar una mejor... —terminó diciendo, mirando al resto de sus compañeros a ver si alguno le dejaba lo que le faltaba para las compras.

—Bueno Fizzix, eso no es *tan* complicado— contestó a su compañero, mirándole de arriba a abajo y moviendo la mano de un lado a otro— No mientes, pero... entiende que no es tan complicado

Al oír hablar de las compras Asha miró su propio vestuario. Era ropa cómoda, bastante apta para viajar pero no para resistir un combate, puesto que no llevaba ninguna armadura ni ningún tipo de refuerzo. Siempre le habían resultado muy incómodos.

—Ah no, ni hablar. Esa chaqueta que llevas es horrenda, lo más feo que he visto en mucho tiempo, y ni siquiera un gnomo ciego y hasta arriba de setas alucinógenas querría comprártela, amigo mío. Y además, te da estilo. Cuando salgamos de la selva te arrepentirás de haberla vendido— Asha revisó su bolsa. Cierto que estaba más ligera que cuando les habían capturado, pero aún tintineaba. Con un tono que a oídos de quien no la conociese podía parecer maternal añadió—¿Cuánto te falta para comprarla? Te debo una por sacarme de aquel pequeño problemilla en el La Sirena bicéfala. 

Asha bebía pocas veces, pero cuando lo hacía, bebía unas cantidades que avergonzarían a un enano y acababa con unas curdas que solían ser inolvidables. Aquel "problemilla" en la taberna de La Sirena había sido bastante mayor de las típicas grescas de borracho y es que la venerable anciana se convertía en una versión "bastante diferente" de lo que era habitualmente y perdía todo decoro, autocontrol y cortesía. Aquello era bueno para echarse unas risas con los compañeros, pero malo cuando te metías con el jefe criminal de la ciudad. Afortunadamente, el goblin era tan hábil con las ilusiones como con las palabras y habían conseguido emprender una salida tan memorable como rápida.

Ah sí. Aquello sí que había sido divertido. Cambiar la puerta por la pared y la pared por la puerta les dio una buena oportunidad para escapar. De normal el goblin se habría divertido viendo cómo la anciana borracha repartía con la mano abierta en la taberna. Incluso como el arquero elfo recientemente sacrificado ponía cara de asco cuando le salpicaban cerveza. Pero no era plan de que los matasen después mientras dormían por humillar a quien no debían.

Una pena, si llega a saber el final del elfo, lo habría dejado allí. Al menos habría sido más épico, nada como morir en una pelea de taberna. En cualquier caso, ese no era el tema que les tocaba ahora—. Uhm... Veinte o veintealguna monedas. Dependerá de lo que encuentre —dijo el embaucador a la anciana—. Lo que no me queda claro es cómo, si es tan horrenda, dices que me da estilo...

​​​​​​Asha meditó unos según antes de responder, no porque temiera ofender al goblin, sino porque realmente era un efecto curioso. El goblin era más feo que un juanete. La chaqueta merecía ser incinerada, pero la combinación de ambos era más que aceptable. Como el asqueroso ron, que al mezclarlo con esa extraña y asquerosa bebida de raíces se convertía en algo aceptable. No delicioso, pero si mejor que cualquiera de los dos elementos por separado. Lo cierto es que se había acostumbrado al goblin y su chaqueta

–Hay prendas que pocos pueden llevar con dignidad. Considérate afortunado de poder llevar con elegancia algo con lo que otros estarían ridículos.