Partida Rol por web

La exploración de la meseta Mbala también trajo otra ventaja: encontrasteis mejores lugares para ascender y descender. Lugares que se veían claramente desde arriba pero que estaban completamente ocultos para cualquiera que sin conocimiento se enfrentara a la escalada del lugar.

Tras dedicar aquel segundo día en Mbala a reconocer y actualizar vuestro mapa, decidisteis partir hacia el este en dirección a aquella gran estatua erigida en el centro de la jungla.

► Día 20

Tiempo por la mañana — Despejado
Tiempo por la tarde  — Lluvia suave

Ritmo de viaje — normal
Terreno — Jungla

Agua — Tenéis la vasija alquímica
Comida — 73 raciones
Repelente — ungüento (quedan 28 aplicaciones)

Encuentro por la tarde  — Jaculis

► Día 21

Tiempo por la mañana — Lluvia
Tiempo por la tarde  — Lluvia

Ritmo de viaje — normal
Terreno — Pantano

Agua — Tenéis la vasija alquímica
Comida — 69 raciones
Repelente — ungüento (quedan 24 aplicaciones)

► Día 22

Tiempo por la mañana — Lluvia
Tiempo por la tarde  — Lluvia

Ritmo de viaje — normal
Terreno — Pantano

Agua — Tenéis la vasija alquímica
Comida — 65 raciones
Repelente — ungüento (quedan 20 aplicaciones)

► Día 23

Tiempo por la mañana — Lluvia
Tiempo por la tarde  — Lluvia

Ritmo de viaje — normal
Terreno — Pantano

Agua — Tenéis la vasija alquímica
Comida — 61 raciones
Repelente — ungüento (quedan 16 aplicaciones)

Os adentrasteis a un pantano gigante. Si la jungla ya era un lugar difícil de transitar, aquella cuenca húmeda era algo seguramente peor, pero vuestra guía dijo que era el camino mas rápido para llegar a vuestro destino. Fue también ahí cuando os disteis cuenta de la falta que hacía los ungüentos y el incienso, pues las hordas de mosquitos eran terribles en aquel lugar.

Habitaban todo tipo de dinosaurios que gracias a S'lida pudisteis esquivar con maestría. Lo que no os esperabais fueron los ataques de jaculis (aprendisteis a posteriori como se llamaban), unas serpientes enormes con cabeza de dragón que se camuflaban a la perfección y pegaban saltos brutales cuando atacaban. Eran serpientes de gran tamaño y la batalla dejo algunas heridas aunque salisteis victoriosos.

La lluvia tampoco os daba tregua aunque seguisteis a buen paso por el lugar. A medida que acercabais vuestras posiciones hacia el este aquella estatua se hacia mas visible y grande pero a su vez perdíais cierta perspectiva.

No era un cocodrilo como la anterior, era una especie de ¿rana? quizá un sapo, con connotaciones divinas o incluso humanas.

En una de las paradas, S'lida cotejo junto a Malcom en su mapa actualizado, aunque la realidad es que tenía claro donde se metían. Su humor había mejorado el último día en Mbala, pues las vistas le dieron un nuevo aliento y seguramente su espíritu de guía y exploradora se vieron reconfortados con aquella visión.

Durante la travesía por el pantano se mostró cauta y no disfrutaba para nada aquel lugar al igual que vosotros. Pero nunca decía nada, seguía de manera estoica liderando al grupo y tratando de evitar todos los peligros que pudiera.

— Vamos directos a la parte de la jungla donde hay mayor concentración de no-muertos. ¿Estáis seguros? Es una zona a la que no he estado, aunque no creo que sea diferente a las otras en cuanto a jungla.. lo de los cadáveres ya es otra cosa.

Malcom se encogió de hombros ante la pregunta de la guía.

- Tarde o temprano nos iba a tocar adentrarnos por aquí, buscamos algo que absorbe almas y un sitio de no-muertos realmente da señales de ello.- le contestó con calma.- Lo único que me preocupa ahora mismo son los ungüentos...

—A mí no me hacen especial gracia, pero supongo que no tenemos más opciones. Ya estamos demasiado lejos de la civilización como para dar marcha atrás, y lo más cerca es la cabaña de esa vieja... Y no hemos encontrado nada para darle, así que mejor seguir —comentó el goblin encogiéndose de hombros.

—Como dice Malcom, era inevitable que nos encontrásemos con ellos. Adelante... Pero procuremos movernos en silencio. Respecto al ungüento, quizás podamos encontrar algo con lo que sustituirlo* y aunque no sea el caso, no podemos volver atrás cada vez que se nos acaben

Dicho esto, la anciana comenzó a avanzar tratando de no hacer ruido al moverse entre las hojas. Aunque habían salido victoriosos de sus encuentros con toda clase de bichos, era mejor no llamar su atención demasiado.

—Lathander nos protegerá.— dijo la paladina plenamente convencida de sus palabras.

La paladina odiaba especialmente a los no-muertos y por ello casi veía el enfrentamiento con ellos como algo apetecible para devolverlos al lugar de donde no debían haber salido. 

Hacia el este! Una gigantesca estatua de piedra emergía de entre la jungla, de manera parecida al templo del Hombre y el Cocodrilo, era el nuevo destino del grupo de aventureros. Quizá ahí podrían aprender mas sobre los misterios de Chult y quien sabe, encontrar alguna pista sobre la Maldición.

Pero la Jungla se seguía cobrando su peaje, pues los ánimos del grupo decaían, las rencillas con la guía iban a mas y los mosquitos parecía que cada vez picaban mas duro.

S'lida se mostraba muy cuidadosa de evitar cualquier peligro y eso llevaba al grupo a retrasarse e incluso perderse. Al final se optó por subir a una meseta y ganar visión a cambio de perder algo de tiempo. Desde las alturas se veía claramente el destino: la estatua gigante parecía una rana.

Avanzando a buen pie el grupo fue sorprendido por una embestida de Picohachas que dejaron a Asha maltrecha. Ese suceso los despistó y les hizo bajar la guardia, pues cuando se dieron cuenta, estaban en medio de una espesa niebla azulada que parecía perseguir al grupo.

Esa Jungla podía volver loco a cualquiera!

Quizá la niebla, quizá el duro viaje delante o las penurias pasadas, algo estaba haciendo mella en muchos de vosotros. Aún así seguisteis hacia adelante, vuestro objetivo era lo que descubriríais en unas pocas horas: Dungrunglung, el reino de los Grungs.

Llegasteis al lugar, era lo que parecía una fortaleza hecha de muros de espino y zarzas, presidida por aquella estatua gigante de una rana. Antes de poder aventuraros apareció Draga-de-Estanque, un simpático bullywug (primos hermanos de los grungs, algo mas toscos) que os explicó como su pueblo había emigrado del continente hacia aquí en busca de respuestas pues creían que una maldición asolaba su pueblo ya que la natalidad estaba decayendo en picado. ¿Quizá tenía alguna relación con la Maldición de la Muerte?

Os explicó que querían ganarse el favor de los Grungs de Dungrunglung para ser aceptados como pueblo hermano y que para ello habían ideado un plan que consistía en entregar tres ofrendas:

1. Un arma ceremonial, para que vieran como los bullywug eran buenos guerreros y podían contribuir a la defensa del lugar.

2. Un abalorio, para demostrar la riqueza del pueblo de los hombres-rana

3. Un gran festín para proclamar la generosidad y abundancia.

Draga-de-Estanque os ofreció llevaros hasta el campamento para daros los detalles y enseñaros el abalorio que había que "mejorar.

Una vez ahí, conocisteis al Rana-Emperador Renacuajo IX (al parecer la linea sucesoria del lugar era muy dinámica últimamente). Entre vitores se levantó y dijo.

Intrusos! Os habéis presentado ante la sede del poderoso Emperador Rana Renacuajo IX.

Tras una rápida explicación por parte de Draga-de-Estanque y un poco de peloteo al joven emperador-rana, los ánimos se calmaron y os dejaron deambular por el poblado de los bullywug mientras ayudabais a vuestro nuevo compañero en sus tareas.

Os llevó hasta su taller para enseñaros sus dos creaciones:

El arma ceremonial estaba casi terminada pero faltaba un diente de Tiranosaurio. Draga-de-Estanque os explicó que unos guías habían encontrado los restos de un dinosaurio así por la zona norte del campamento.

El otro artefacto era una vara bastante simple y sosa que le faltaban adornos en forma de gemas o "cosas brillantes".

Por último, parece que el banquete (un Ankylosaurio gordo y cebado) había desaparecido. Tras una investigación del lugar de los hechos y en los alrededores descubristeis que al vigilante se le había olvidado cerrar bien la puerta y la bestia había decidido adentrarse en la jungla en busca de nuevos bocados.

Siguiendo su rastro lo encontrasteis cerca de un río, siendo atacado por un grupo de pequeños depredadores.

Aquellos pequeños depredadores se movían rápido pero por suerte no consiguieron dañar demasiado al dinosaurio cebado. Tras dar buena cuenta de ellos, Lía tuvo una reveladora conversación con el Ankylosaurio y aunque finalmente accedió llevarlo de vuelta al campamento de los bullywugs algo hizo *clic* en su manera de pensar.

Una vez entregado el dinosaurio decidisteis tomaros un descanso rápido e ir a por la siguiente tarea: en búsqueda de un diente de Tyranosaurio y con suerte encontrar algo brillante para los artefactos de Draga-de-Estanque.

Siguiendo las indicaciones de vuestro amigo-rana llegasteis al lugar donde había literalmente un esqueleto gigantesco de tiranosaurio. Era una ciénaga que parecía tranquila.. quizá demasiado.

La vegetación había hecho suyo aquel lugar, pues estaba todo lleno de musgo, plantas acuáticas y unas enredaderas que lo cubrían todo. Las vides tenían unas extrañas y cautivadoras flores amarillas.

Cerca ya de conseguir aquel diente, algo notasteis que se movía alrededor vuestro, como si las plantas estuvieran reptando hacia vosotros. Cuando os quisisteis dar cuenta unas vides a forma de tentáculo os empezaron a atacar y unos cuantos cadáveres enterrados en la ciénaga y cubiertos de musgo se levantaron para apresaros.

El combate fue difícil y por un momento pensabais que caeríais bajo el influjo de aquel polen que escupían las malditas plantas, pero finalmente conseguisteis derrotar todo lo que se movía en aquel lugar.

S'lida y Asha quedaron en el suelo con heridas de gravedad aunque estables gracias a la magia de Fizzix. Malcom y el goblin decidieron aprovechar que la guía estaba inconsciente para hurgar entre sus cosas dada la desconfianza hacia la Chultana.

En su zurrón había todo lo que se podría esperar para una expedición como esa y la única cosa que llamó la atención fue una extraña piedra con una talla de un rostro y grabada con runas arcanas de evocación. Sin duda se trataba de algún objeto mágico. Por otro lado, el goblin inspeccionó el cuerpo de S'lida, encontrando que tras su ropaje de viaje tenía algunas zonas cubiertas con vendas muy tensas, como su pudiera estar escondiendo algún tatuaje, herida o marca.

Finalmente Lía usando lo que quedaba de su magia curativa, levantó a las dos caídas y emprendieron el viaje de vuelta al campamento de los bullywug antes del anochecer. Ahí entregaron a Draga-de-Estanque el diente de dinosaurio para el arma y Malcom le entregó una pieza de oro y una gema de escaso valor para que completara el cetro.

Al día siguiente todo el poblado estaba preparado: desmontaron las cabañas y recogieron todo lo que se podía aprovechar con intención de unirse a Dungrunglung y al pueblo Grung. Esperaban que con todas las ofrendas fuera suficiente para poder celebrar una unión entre los dos pueblos.

Era una fortaleza de altos muros hechos con espinos punzantes y venenosos. Dentro era una especie de laberinto que sorteasteis gracias al comité de bienvenida Grung.

Ahí os recibió el Rey Groak y anunció que esa noche se celebraría el ritual para llamar a su adorada diosa Nangnang para que descendiera y accediese a procrear con él así podría salvar el pueblo Grung y Bullywug que se creía maldito, pues al parecer todos los renacuajos morían en las piscinas de gestación a causa de La Maldición.

El Rey Groak estaba convencido que esa noche salvaría el linaje de los grungs, que su querida diosa Nangnang aparecería ante él para rellenar las piscinas de renacuajos de nuevo. Pero la sacerdotisa Krr'ook no estaba tan segura de ello, en una medida desesperada acudió a vosotros y os pidió ayuda para que de alguna manera pudierais engañar al Rey y simular que el ritual tenía algún tipo de efecto o respuesta.

La premisa era que si no funcionaba ella iba a ser la primera sacrificada pero os explicó que vosotros ibais a ser los siguientes. No teníais manera de saber si eso iba a ser a sí o quizá debía ser tomado aquello como una amenaza, pero fuera como fuera teníais unas pocas horas para preparar algún tipo de engaño para el ritual que iba a suceder tras el banquete.

Para ello, Krr'ook os dejó unas extrañas pinturas mágicas que permitían crear objetos y formas reales, junto con vuestra imaginación y habilidades debíais conseguirlo. Quizá con ello hasta conseguíais el favor de Krr'ook y os podía recompensar o prestar algún tipo de ayuda.

El plan se puso en marcha.

Malcom pintó a la diosa Nangnang y fue un autentico desastre. Era el primer paso y el plan hacia aguas. Pero el banquete empezaba así que hubo que improvisar: Fizzix con la ayuda de Draga-de-Estanque, que no sabía de que iba la cosa, hicieron un pequeño speech de agradecimiento al pueblo grung y al Rey Groak en particular, cosa que los tuvo entretenidos al menos hasta que Asha pudo apañar el dibujo.

Tras el banquete empezó el ritual y la sacerdotisa Krr'ook hizo lo posible para dar el máximo de tiempo a los aventureros. Las pinturas mágicas hicieron el efecto deseado y acompañado de unos efectos especiales por parte del goblin se consiguió crear un aura feérica y misteriosa que pareció cuajar en los dirigentes ranas.

Hubo varios momentos donde el plan podría haber explotado pero finalmente todo salió a pedir de boca. La sacerdotisa cumplió su promesa: disipó el mal que había creado la niebla azúl y entregó dos obsequios. Por su lado, Draga-de-Estanque también agradeció la ayuda haciendo entrega de una bonita daga mágica.

Antes de marcharos, Krr'ook os dijo que había tenido un presagio con vosotros, que Nangnang se había comunicado con ella y sabía que vosotros ibais a salvarla del problema del ritual. También confeso que le había dicho algo que para ella no tenía sentido alguno pero que seguramente para vosotros si lo pudiera tener.

OMU.