Partida Rol por web

Tenemos médicos. Cada vez menos, pero tenemos- le corregí -Pero sus conocimientos son insuficientes- añadí -Tal vez antes de la guerra conociesen mejores métodos para curar… pero tras todo lo que se ha perdido, ahora apenas alcanzan a poder coser las heridas de los soldados y tratar las enfermedades más comunes- le dije -Así que cualquier tipo de conocimiento que puedas enseñarme, por básico que sea, para mi será un regalo- le dije -Por supuesto, si tú misma pudieses venir a mi mundo a enseñar a los míos, sería mejor, pero no pediré más de lo que estés dispuesta a dar- añadí

Y respecto a un juramento… ¿te refieres a jurar no usar lo que me enseñes para dañar a otros?- le pregunté -Podría hacerlo… pero primero tendría que saber que implica eso- le dije, con sinceridad -¿Además, como podría convencerte de que lo seguiría?- le pregunté.

 - Médicos mejores, entonces. - se encogió de hombros con su característica sonrisa. Con un semblante que reflejaba lo confuso de la situación luchaba por no menospreciar las artes de los "curanderos" de su mundo. Era dificil, con cierto grado de conocimientos superior, no caer en el error de considerar que otros son inferiores. Para Angela no era tan complicado cuando se trataba de seres humanos, pero en el caso de los seres humanos que se dedicaban a la medicina, no admitía negligencias o deshonores para con su profesión, por lo que se podía mostrar más tirante, no mucho más en realidad.

 Ella tenía mucho que aprender de todos ellos, en muchos niveles, eran más capaces que ella. Sin embargo, eso era fruto de la especialización que se daba dentro de su sociedad y su trasfondo cultural.

 - El juramento conlleva un previo estudio de cuales son las responsabilidades de un médico. Claro que puedes llegar a trasgredir ese código. Es una cuestión que en mi sociedad conlleva un rechazo por parte de todos si llega a no cumplirse. Sin esa presión, parece que no tengas forma de inclinarte a no utilizar tus conocimientos para hacer daño.

 Hay matices. Por supuesto.

 Realizar ese juramento es algo que, en este caso, te involucraría a tí y en parte a mí si ejerzo de mentora. Una traición al código es una traición a esas enseñanzas y todos los que murieron y se esforzaron en mi mundo para adquirir esos conocimientos. Pero, básicamente, lo importante es que sería una traición hacia ti mismo y hacia mí. 

 El conocimiento de la anatomía, por otro lado, hace a un combatiente alguien más peligroso. Saber donde golpear o como herir de muerte. Como mutilar sin matar. Y cuestiones de las que un médico jamás se enorgullecería si está actuando como tal. 

En ese sentido, el juramento sólo atañe a tu ejercicio como médico. Hay quien dice que un médico no deja de serlo nunca, pero si no estás ejerciendo como tal, si lo que haces es luchar por tu vida o la de otros, dañar a otro es algo que podemos entender como natural, y obtener beneficio de lo que sabes, también.

 Tiene más sentido si lo vemos con un ejemplo.

 Imagina que te ofreces a tratar las heridas de un enemigo ejerciendo tus conocimientos, era algo habitual en mi mundo hace casi un milenio, imagina que ese enemigo es el mismo rey o emperador, o caudillo, que atormenta a tu pueblo. En tu papel de sanitario no puedes tratarle para matarlo. 

 Otra cuestión sería estar luchando contra un guerrero ¿troll? ¿has dicho? O...bueno, no es importante. Y aplicar tus conocimientos para herirlo. Son dimensiones completamente diferentes de lo que eres como médico.

 Yo soy una persona muy estricta, como médico, a veces aplico ese código a raja tabla, incluso en mi vida personal. Pero en ocasiones he aplicado una flexibilidad impropia del mismo para defenderme o defender a las personas que amo.

 Le tendí la mano deteniendome frente a él.

 - Si quieres aprender, te enseñaré. Pero sólo si me das tu palabra.

 Si vale tan poco como para traicionar la herencia que te transmita, es un riesgo que voy a correr. 

 Querer aprender, ayudar a los suyos, era más que suficiente para Angela como un motivo de peso. Ese era el espíritu primero de la medicina, de aquel arte. Él no había propuesto dañar a nadie, sólo curar y salvar a los suyos. Era honorable en ese sentido, loable por su parte el sacrificio de aprender algo que le llevaría tiempo y dedicación exhaustiva.

 - No hay que ser celoso de la Verdad. Del conocimiento. Temer que la gente abra su mente o entienda mejor la realidad es egoísta hasta el más alto grado. Pero uno teme que ese conocimiento se use para fines perversos. Por eso, todo conocimiento, conlleva una responsabilidad, una que se adquiere con el tiempo, con las pruebas y a veces con sacrificios que, de forma racional, no tomaríamos. 

 En mi mundo conocimientos ligados a la medicina se han utilizado para exterminar a millones. Hemos aprendido, pero alguien que sepa lo que aprenderás, tal vez no sea sensible a esa experiencia y crea que puede jugar a ser un dios.

 En ese sentido, si quieres aprender, debes seguir la senda marcada por los antiguos, la senda de la phronesis, que podríamos traducir por "actúa con prudencia".

 Y ese debía ser un reflejo de como Angela quería proceder, con especial cuidado de no darle a Mol un arma sino un instrumento para ayudar a otros.

Creo que no terminas de comprender a lo que nos enfrentamos en mi mundo- le dije tras escuchar su ejemplo -No nos enfrentamos a un rey, ni aun emperador, ni a un caudillo. Nos enfrentamos a un Dios, uno que fue desterrado de su plano hace más de mil años, uno al que no se le puede herir, y mucho menos matar. Ni siquiera tiene una forma física a la que pueda atacar- le expliqué -E incluso sin contarle a él, nadie intentaría curar nunca a ninguno de los que luchan por él, y no solo por el hecho de que apenas podamos cuidar de los nuestros. Orcos y trolls son razas creadas y criadas con el único objetivo de exterminarnos, cualquier sacerdote oscuro se inmolaría a si mismo de verse rodeado de enemigos para llevarse al máximo posible y ya no hablamos del suicidio que sería vencer a alguno de los dragones de su ejército, ya no digamos el capturarlo con vida- le dije.

Así que con o sin juramento, nunca iría en contra del deber de un médico matando a quien se supone debo curar… pues es imposible que en algún momento me vea en la situación de tener que tratar a un enemigo- le dije -Y si te digo todo esto es porque no querría engañarte haciendo un juramento que no tiene sentido en mi mundo- dije.

- Lo entiendo.

 Aseguré con sobriedad, no le hartaba que Mol repitiese una y otra vez que Angela era una ignorante, ignorante de lo que era un Dios, ignorante de como estaba sumido en la oscuridad su mundo, ignorante de los peligros, ignorante de la "magia", ignorante de que en la guerra, todo vale, cuando tu enemigo te supera.

 No sonrió, pero su rostro era afable y comprensivo, no deseaba negarle a su interlocutor ninguno de sus juicios, ni se atrevería a poner en entredicho su conocimiento sobre su propia mundo y como debían proceder. Desde fuera puede parecer sencillo solucionar un problema, y eso si que es pecar de ignorante. Angela sólo tenía una amplitud de miras que Mol no estaba reflejando, pero sin duda, entendería si se le facilitaba la perspectiva adecuada. El error, no era de aquel hechicero, o brujo, o mago, el error era suyo por no encontrar la forma adecuada de trasmitir lo que significa ese código, independientemente del lugar o el enemigo.

- Tu mundo es un lugar hostil, muy hostil. Un Dios que no puede ser herido por la espada o por la "magia" parece tener un único punto débil. Su influencia. - pero que a gente dejase de creer y alabarlo, si tenía poder, debía ser un trabajo tan titánico como imposible.

 Angela no sabía nada de Dioses, sólo de falsos ídolos.

 - Pero no hablo solo de tu mundo Mól.

 Este lugar... - abrió los brazos separándolos para referirse a lo que les rodeaba - personas, transformadas, corrompidas, personas inocentes, o no tanto. 

 Puede que en tu mundo no haya un opositor que necesite tu ayuda, puede que nadie que la merezca. Y está bien. Lo entiendo.

 Pero ahora sabes que no es sólo tu mundo.

 No es algo que vayas a poder guardar sólo para tu interés. Significa mucho más. Es una responsabilidad mucho más allá de la utilidad que quieres darle.

 Tal vez no allí, pero aquí, encontrarás quien necesite una ayuda que puedes darle, y no será un dios, o un sirviente de un dios cruel. Tal vez sólo sea una persona mezquina, que ha intentado hacerte daño. 

Llegado ese momento, acostumbrado a un mundo en el que eso no ocurre. ¿Cómo actuarías? ¿Lo dejarías a su suerte? ¿Sus acciones decidirían por tí para negarle una ayuda que puedes prestarle?

 Angela ensombreció su semblante y lo miró a los ojos.

 - Si Kerrigan se rindiese, si diese paso a lo más humano, a Sarah, y necesitase que cures sus heridas para que sobreviva. Después de ver lo que puede hacer, a pesar de su capacidad para morir y sangrar, ¿lo harías? ¿O lo reservarías? ¿Pensarías que ella se ha negado tu ayuda al comportarse mal y no merece salvar a alguien? ¿O creerías que haciendo algo bueno por alguien como ella puede llegar a cambiar su conducta?

 Esa es la clase de dilemas a los que te enfrentas ahora y hasta que vuelvas a tu mundo. Y es el motivo por el que tienes que tener muy claro donde se coloca tu brújula moral, lo que vas a hacer si se presenta ese momento y si con ello traicionar ese juramento que mi maestros y yo te planteamos, que el arte mismo de curar requiere.

 No creerás que es un requisito para aprender. No lo es. Lo es para ser un buen médico, y no un agente de caos o del egoísmo más reprobable.

 Alguien que desea sanar, debe desterrar la oscuridad de su interior, o aceptarla y controlarla.

 Guardé silencio. A todo eso es a lo que se refería desde el principio. La pregunta más básica podía resumirse de otra forma.

 ¿Eres un buen hombre? ¿Vas a luchar por hacer lo correcto con el conocimiento que adquieras?

Parpadeé sorprendido por no haberme dado cuenta de algo tan simple. Daba igual que todo lo que le había dicho sobre que dicho juramento no tenía sentido fuese completamente cierto… pues tan solo lo era en mi propio mundo. Pero la cuestión es que no estábamos en él.

No lo había pensado. Este no es mi mundo- le dije con una sonrisa algo avergonzada -En ese caso… no lo sé- le dije con sinceridad tras pensarlo un rato -Es decir, pones el ejemplo de Kerrigan… ¿La sanaría? ¿Cómo estar seguro que no miente, que no se volverá contra nosotros? La verdad es que no lo sé- empecé a decir -Pero por otra parte, lo que sí sé es que aunque intente matarla en batalla, si se da esa situación, lo que no haría es ofrecerme a curarla solo para acabar con ella. De eso al menos sí que estoy seguro- añadí -No sé si eso te sirve, pero si quieres sinceridad, es todo lo que puedo decir- le dije.