Hubieron unos días en los que Kail gustaba de hacer locuras por aquí y allá y se le dejaban pasar, pero esos días ya estaban algo lejanos, y cada vez le dejaban pasar menos cosas.
Aunque la Ruptura había dejado hasta a los mejores archimagos y grandes sacerdotes con el poder de un aprendiz, todavía eran unos grandes sabios que enseñaron bien a ese chico que todavía podia dar pleno uso a su poder. A todos extrañaba e intrigaba esa peculiaridad, y era motivo de largas charlas por parte de grandes sabios que intentaban conocer el porqué, los efectos secundarios del uso de ese oscuro poder, y cómo acceder a él para poder combatir al enemigo.
Como decía, cada vez le dejaban pasar menos cosas, así que su última aventurilla atravesando puertas cerradas terminó con una colosal reprimenda y expulsado de las clases por tiempo indefinido. Como castigo, el padre de Aldazar consiguió que conmutaran la cárcel (Realmente de había pasado de la raya) por su ingreso en la milicia. Allí la insubordinación se pagaba cara, y Kail entendió eso deprisa, cuando fue azotado por faltar a su puesto en varias ocasiones.
Forzado a una vida militar y amargado por ello, su único apoyo era el propio Aldazar. Elayne había sido terminantemente advertida que no se volviera a juntar con el humano, so pena de severos castigos para ella también. Con el grupo más o menos desunido se encontraba el mago sombrío, aprendiendo las severidades de las travesías por el bosque en busca de muertos vivientes, cultistas, espías o cualquier amenaza a su bastión secreto. Normalmente Aldazar iba con él, así que rara vez se encontraba en peligro real, aunque hubieran muertos vivientes cerca.
Kail sabía bien que había que cortar la cabeza de los difuntos, pero cuando tuvo que ver en directo cómo un compañero decapitaba entre sollozos el cadáver de un amigo asesinado por los muertos, empezó a comprender cómo de duras estaban las cosas ahí fuera, en el resto del mundo, fuera de su burbuja de estudios y seguridad que tanto odiaba. Quizá después de todo no estaba tan mal.
Pero el castigo no era levantado a pesar de todo, y el mago llevaba ya seis meses en la milicia, y sin levantamiento de la condena a la vista, cuando cabalgaban de nuevo, la misma patrulla de cuatro hombres, por esos mismos senderos.
Aldazar iba delante, un arquero al lado de Kail, y un sacerdote (Que apenas podía mantener con vida a un moribundo a causa de la Ruptura) detrás.
Su turno (Por ser el grupo del hijo del general) comenzaba temprano por la mañana y terminaba antes del ocaso, cuando las sombras son más oscuras y los peligros mayores. Apenas era mediodía, y entre la maleza y los bosques oscuros ya habían cazado más de una docena de zombis, todos ellos aparentemente recientes, de campesinos.
Ha debido pasar algo en alguna aldea. No es normal que hayan tantos zombis, no estamos tan cerca del linde del bosque. Se detuvo a limpiarse las manos con un pañuelo y abrió el mapa Villanueva queda cerca. Miró al resto. En marcha. Vamos.
Estaba irritado. Enfadado. Molesto.
Molesto con los que habitaban la fortaleza que había sido mi hogar desde que podía hacer memoria, pues nunca me habían considerado como uno de ellos, sino más bien como un mal necesario, un arma en el mejor de los casos, una serpiente que podía volverse contra ellos en el peor. Molesto con las normas y restricciones que esos mismos me habían puesto, normas que conforme pasaba el tiempo se hacían mayores y más estrictas, normas creadas en teoría para “protegerme” cuando no hacían más que constreñirme y estaba seguro que su verdadera función era protegerlos a ellos de mí. Molesto conmigo mismo por no estar atento y permitir que nos atrapasen a Aldazar, Elayne y a mí en la última excursión.
Si, en esa habitación hay libros, pergaminos y objetos muy antiguos y valiosos, y puede que muchos sean peligrosos…- pensé por enésima vez -Pero si me dejasen ir y estudiarlos no tendría que colarme para poder verlos- me dije, convencido de mi argumento. Al fin y al cabo… ¿De que servía guardar todo aquello si no dejaban que el único que podía hacer uso de muchas de esas cosas no tenía permitido ni tan siquiera verlos? -Estúpidos ellos y estúpidas sus normas- pensé… claro, que ahora, ese pensamiento no sonaba con tanta fuerza como hacía seis meses, los mismos seis meses que llevaba sirviendo en la milicia como “castigo” por la última excursión. Seis meses que me habían enseñado a ver las cosas desde otro punto de vista… o bueno, al menos, algunas cosas, puesto que con otras era más bien al contrario.
Si, estábamos en guerra, una guerra interminable que duraba ya décadas y de la que el único fin que veía la mayoría era el que había cuando fuésemos todos destruidos, que no derrotados, pues pocos eran los que no asumían que nuestra derrota ya había sucedido hacía tiempo. Estábamos en guerra, y no había alma en aquel mundo que no fuese consciente de ello… pero no era lo mismo saberlo que verlo y vivirlo. Y desde hacía seis meses, de patrulla en patrulla, yo había hecho lo segundo, y aunque lo que habíamos encontrado y enfrentado no eran sino retazos y consecuencias superficiales de la auténtica guerra, bastaban para que me hiciesen querer volver a aquella jaula de normas que era la fortaleza, puesto que allí, al menos, había cierta seguridad… claro que eso no parecía que fuese a suceder pronto -Además, si volviese sería peor- me dije, pues después de lo que había visto, más convencido estaba de que preocuparse y guardar bajo llave ciertas cosas era una estupidez… opinión que se hacía más fuerte con cada orco y cada Caído que cazábamos. Y esa mañana ya llevábamos varios de los últimos, al menos una docena de zombis, si no más. Demasiados.
Esto no puede ser bueno- pensé… y al parecer, no era el único que lo hacía.
Eso parece- le dije a Aldazar, alegrándome por contar al menos con su presencia en la patrulla… claro que por otra parte, me culpaba de que por mi causa, llevase seis meses patrullando en mí mismo grupo sin poder volver a la fortaleza ni ver a Elayne -Vayamos a por esos zombis- añadí con un suspiro algo sombrío sin dirigirme a nadie en particular
Si llego a saber que habría festival de Caídos, me hubiese preparado mejor- me dije al pensar en los hechizos que tenía preparados -En fin, habrá que conformarse- pensé con cierta resignación.
Villanueva era una ciudad humana a un par de horas de donde se encontraban. Aunque no cualquier humano podía alcanzar a vivir en la fortaleza élfica, aquellos humanos estaban en cierto modo abrigados por el bosque de los elfos, y gozaban de cierta seguridad.
El pueblo, que había ido creciendo a medida que llegaban refugiados, era una amalgama de razas y culturas, que sólo se llevaban bien porque tenían la amenaza de Izrador pendientes de sus cuellos.
Tenía unos tres mil o cuatro mil habitantes (La mayoría refugiados), tampoco es que ninguno del grupo pasase demasiado por allí. Kail el que más, ya que algunos componentes de conjuros no quería que se supiese en la Fortaleza que los andaba buscando. Hubieran hecho bastantes preguntas.
Aunque no llegaron por el camino habitual, a Kail ya empezó a olerle raro la falta de vida y de gente. Era mediodía, y si bien la gente estaría comiendo, aún no habían visto a nadie. Aldazar hizo una señal de silencio a todo el grupo, y ordenó descabalgar, pues los cascos de los caballos sonarían fuerte. Los animales quedaron atados ocultos, dentro del linde del bosque.
Separémonos en parejas Dijo Aldazar Y veamos qué se cuece, parece que hayan evacuado el pueblo. Mól y yo bordearemos el pueblo hacia la derecha, vosotros dos hacia la izquierda.
(Tirada de Saber Local: Crítico)
Kail conocía MUY bien el pueblo. Además de los componentes de conjuros, la visitaba de vez en cuando por cambiar de aires. Sabía que estaban algo alejados del centro de pueblo. Cruzando el puentecito llegaban a una calle corta que daba a desembocar en una principal. En aquella principal, a la izquierda, además de más casas, se llegaba a los corrales de ganado y el matadero, además del molino. A la derecha estaban los artesanos, la posada 'Hachas y cerveza' y más allá la plaza del pueblo, con el templo, el cabildo y la taberna Garra del Cuervo. Desde la plaza se podía llegar al resto del pueblo rápidamente, tanto a la herboristería, como al hospicio para refugiados, a la forja, el cementerio, el cuartel de la guardia, el camino principal...
Conoces a bastante gente en Villanueva.
Dudas que Aldazar haya pasado por aquí más que unas pocas veces, sin duda no lo conoce tan bien como tú.
Motivo: Saber Local
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+5)=25
Villanueva, un nombre que no me había gustado escuchar en esas circunstancias. No es que escuchar algún otro nombre me hubiese alegrado, claro, pero conocía el sitio, era uno de los pocos lugares a los que solía ir cuando necesitaba algo que a los que había en la fortaleza no les haría mucha gracia otorgarme… ya fuesen ingredientes para alguno de mis conjuros que ellos consideraban “inadecuados”, o simplemente algo de libertad, lo cual, para mí, no existía en la fortaleza. Villa nueva en cambio era distinta, no sabían quién era, y tampoco les importaba, eran buenas gentes que se habían visto obligadas a refugiarse a tierras elfas, y bastante tenían intentando reconstruir sus vidas tras huir de las tierras conquistadas por la Sombra como para preocuparse por indagar sobre alguien que les visitaba de vez en cuando, les bastaba con que no molestase ni diese problemas, algo que por cierto, solía evitar hacer allí.
Maldita sea… ¿dónde están todos?- me preguntaba conforme nos acercábamos, pues conocía a bastantes personas de allí, y sólo el pensar que les había pasado algo…
Démonos prisa- le dije a Aldazar una vez nos separó en grupos -Conozco el pueblo- añadí una vez los otros dos estuvieron demasiado lejos como para escucharme. No hacía falta explicar más. Él sospechaba que yo a veces “desaparecía” de la fortaleza y yo intuía que él era consciente, en parte al menos, de mis escapadas… pero ninguno habíamos querido confirmarlo. Al fin y al cabo, ninguno quería buscarle problemas al otro, y si no sabías nada, no tenías que mentir si preguntaban -Si cruzamos el puente, yendo por la derecha llegaremos a la plaza- le indiqué, señalando primero el puente y luego la dirección en la que se encontraba la plaza -Lo que sea que ha pasado, allí debe haber alguna pista- le dije con un tono que indicaba que estaba convencido de lo que había pasado algo no era precisamente bueno. Bueno, eso lo indicaba el tono y el hecho de coger la ballesta para amartillarla y cargarla, claro -Por si acaso- le dije a Aldazar con un encogimiento de hombros.
Aldazar miró de reojo a Kail y levantó una ceja. No dejarás de sorprenderme eh? Asintió y fue delante del mago, con la espada desenvainada y el escudo firmemente cogido al antebrazo.
Nada pintaba bien. Los aldeanos habían desplegado barreras de contención, pero no había signos de lucha en ellas, así que no habían terminado de montarlas cuando se tuvieron que retirar más al interior del pueblo. Tres cuervos velaban la calle principal sobre una cuerda tendida, y a lo lejos podía verse el cartel de la posada. Algunas paredes mostraban manchas de sangre, y algunas casas cristales rotos. No había sin embargo ningún cadáver.
Aldazar, lejos de acobardarse, continuó por la calle, yendo tan sigiloso como le era posible. Estaban ya llegando a la posada, y ahora los signos de lucha eran más evidentes. Más sangre, más cosas por el suelo, flechas aquí y allá, y una pintada en la pared enfrente de la posada.
A pesar de las indicaciones que pudiera dar Kail, Aldazar continuaba avanzando. En un momento dado se detuvo y le indicó que oía algo en la posada. Hizo un gesto para que le siguiera de cerca y continuó avanzando hasta estar al lado de la misma. Desde allí se podia ver una barricada que habían levantado al fondo de la calle antes de la plaza (Habría que dar un rodeo). Bajo el cartel de la posada, el elfo se agazapó.
Echa un vistazo ahí dentro, he oído algo. No corras riesgos, yo vigilo. Hay que averiguar si el enemigo ha pasado de largo o sigue aquí, y si quedan supervivientes. Bien sabida era la habilidad de Mól para cotillear y colarse en los sitios. La orden no era entrar, si no observar. Kail conocía bien la posada -Y a las meretrices también-. Los cristales estaban rotos y había restos de sangre en ellos. Podía simplemente asomar por la ventana, o intentar colarse por la puerta trasera (La delantera parecía bloqueada, mostraba fuertes golpes y seguía en pie.
Tirada oculta
Motivo: Percep
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+3)=6
Si la ausencia de gente en el pueblo me había preocupado, lo que íbamos encontrando conforme nos adentrábamos en él no hacía nada por mejorar mis perspectivas, sino más bien lo contrario. Los signos de lucha eran cada vez más evidentes, y por desgracia, la ausencia de cuerpos no hacía que aumentasen mis esperanzas de que hubiesen logrado salir con vida de lo que quiera que les había pasado… especialmente tras los zombis de esa mañana.
Maldita sea… ¿Cómo pudieron cogerlos desprevenidos?- me dije, pues dudaba que gente que había huido de la sombra y vivía bajo la constante amenaza de sus ejércitos hubiesen descuidado la vigilancia.
¿Qué pasa?- le pregunté a Aldazar cuando se detuvo junto a la posada, cuyo estado no hacía sino chocar con la imagen que tenía de su último recuerdo en ella. El ambiente cálido, las risas de la gente intentando evadirse de la realidad, bebida decente… y un par de hermanas pelirrojas, dos preciosidades con las había pasado unos más que agradables momentos aquella última vez. Ahora, en cambio, de todo aquello solo quedaban los rotos cristales cubiertos de sangre de las ventanas. Las palabras de Aldazar me devolvieron a la realidad.
¿Desde cuándo corro yo riesgos?- le dije con una sonrisa para intentar aliviar algo la tensión, tanto la mía como la suya… tras lo cual me alejé antes de darle tiempo a responderme.
Solo observar…- me dije mirando las ventanas, pero luego negué con la cabeza -Si solo me asomo solo podré ver esta planta… y ni siquiera toda- pensé, por lo que guardé la ballesta y preparé mi libro de conjuros a la vez que desenvainaba la espada y me dirigía a la puerta trasera.
Con cuidado- me dije mientras habría la puerta, atento a cualquier signo de peligro.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+8)=24
Tirada oculta
Motivo: ¿Buscar?
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+8)=14
Tiro sigilo (16 + 8 = 24) y buscar (tiro oculta para no saber si no hay nada o si no veo nada)
La puerta trasera estaba tirada en el suelo, no hacía falta abrirla. Esto hizo que Kail tragase saliva antes de asomar al interior.
Hachas y cerveza era el escenario de una batalla sin cadáveres. Tan solo un cuerpo parcialmente devorado, que provoca náuseas y revuelto de estómago en el mago, que termina vomitando en el dintel. Al mirar al interior hay mesas volcadas y rotas, mucha sangre, la puerta atrancada y las ventanas claveteadas a toda prisa.
No hay signos de vida hasta que al oír el vómito, Sally, una de las pelirrojas, asoma detrás del mostrador, temblorosa, con ojos de haber llorado, y tremendamente pálida.
¿M- Mól...?
Motivo: Fortaleza
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 5(+2)=7 (Fracaso)
En este caso sería Percepción. Buscar es cuando interactúas con el entorno para realizar la búsqueda.
Tras intentar mentalizarme en preparación para la escena que podía encontrarme dentro, me asomé con cuidado de no hacer ningún ruido. Lo que vi dentro era, por desgracia, lo que esperaba, el escenario de una lucha similar a lo que había visto fuera... excepto por un pequeño detalle
¡Blurgh!
No pude evitar vomitar al ver el cuerpo a medio devorar pero por desgracia, aun reconocible, del corpulento posadero, un hombre demediana edad entrado en carnes y con una sonrisa siempre en el rostro, la cual había sido arrancada por lo que parecía ser un mordisco.
¿Qué diablos...?- medio pensé mientras intentaba recobrar la compostura sin demasiado éxito. En ese momento, escuché un ruido detrás del mostrador, por lo que me incorporé todo lo rápido que pude, esperando encontrarme con un orco sediento de sangre... o el cuerpo sin vida de alguno de los aldeanos impulsado por una insaciable sangre... o algo peor.
¡¿Quién está...?!- empecé a decir, apuntando con la espada hacia el lugar de donde provenia el ruido mientras preparaba mentalmente un hechizo... el cual se desizo en mi mente al ver el origen del ruido, una de las dos hermanas.
¿Molly?- me pregunté mentalmente, pero no, no era Molly, era su hermana, la mayor de las dos... era...
¿Sally?- pregunté con evidente confusión -¿Qué... qué ha pasado?- le pregunté.
Por lo que he entendido, el que en la foto parezca que le falta un brazo no quiere decir nada, por lo que Sally está viva y mas menos ilesa, no? (hecha pedazos mentalmente pero sin demasiadas heridas)
Sally balbucea y asoma saliendo de su escondite, machada de sangre por todo su vestido, y corre hacia Kail, cogiéndole las manos.
Mól...! El resto apenas se le entendió. Con tanta prisa y tantos nervios hablaba, que el mago tuvo que calmarla para poder comprenderla. Llegaron como... Sollozó. Como una ola.... Mataron a todo el mundo, y luego conforme se iban levantando los Caídos, los brujos los controlaban... Y luego... y luego se los llevaron afuera.... Mi hermana estaba con ellos...
Apretaba las manos hasta el punto de hacer daño, de tan nerviosa que estaba.
Dime que puedes hacer alg- AAHHH!!!
Mientras hablaban, y la mirada de Kail se centraba en la hermosa y nerviosa pelirroja, lo que quedaba del posadero se había arrastrado y le había mordido un gemelo y ahora se aferraba a la carne de Sally con fuerza.
La mujer empezó a gritar de dolor y horror. Mól sabía que ser mordido o herido no significaba transformarse, como sugerían algunas habladurías, pero sí que se convertiría en una carga si no podía andar bien ni correr, por no hablar del escándalo que estaban provocando sus chillidos.
Tirada oculta
Motivo: Percepción
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 7(+3)=10 (Fracaso)
¡Tiene los brazos hacia atrás, animalico!
Tirada q3 de percepción. Una por otra XD
La imagen de Sally saliendo de detrás del mostrador me había pillado por sorpresa, por lo que apenas si pude reaccionar cuando corrió hacia mí de repente.
Sally, tranquila, cálmate- le dije en voz baja, intentando que se centrase en mí y no en el ataque que había sufrido la aldea para así calmarla y transmitirle algo de seguridad… una seguridad que, por cierto, yo mismo no sentía -Te voy a sacar de aquí, so…- empecé a decirle hasta que fui interrumpido por sus gritos.
¿Pero qué..?- me pregunté, sin saber que le estaba pasando hasta que un instante después vi como el posadero, o al menos, lo que quedaba de él, agarraba con fuerza la pierna de Sally, de la cual manaba la sangre proveniente de lo que parecía ser un mordisco.
¡Maldito seas!- grité, maldiciendo tanto al cuerpo sin vida del posadero como a mí mismo por no haberme dado cuenta antes de que pudiese atacar, sin pensar en que el grito tal vez atraía atención no deseada -¡Quédate muerto!- le dije sin pensar mientras tiraba de Sally con una mano* aprovechando el movimiento para buscar la cabeza del Caido con mi espada.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+5)=24
Motivo: Ataque critico
Tirada: 1d20
Resultado: 13(+5)=18
Motivo: Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 5
Motivo: Daño critico
Tirada: 1d6
Resultado: 6
* me refiero a que tiro con ella con una mano mientras ataco con la espada en la otra... pero como algo narrativo, no de usar acciones de la muevo del sitio y luego ataco (que creo que no se puede pq serían 2 acciones estandar)
Aprovecho para ir probando sistema... Mi ataque c/c es +2, por lo que junto al +3 de la espada corta se queda en un +5
Tiro y me sale un 19 de dado (total de 24). Como el critico es 19 o 20, tiro de nuevo para ver si confirmo critico
Saco un 13 (total de 18). Como no sé la CA del posadero, asumo que le doy y confirmo por si acaso (y si no, pues se ignora y listo)
El daño de la espada es 1d6, creo que no hay modificadores, por lo que le daño simplemente con lo que saco, un 5
Como en el caso de critico creo que tiro de nuevo, lo hago por si acaso y saco un 6, por lo que de hacer critico el daño sería de 11
Todo bien, o me he equivocado en algo?
La espada se clava en el cráneo del posadero con un sonido húmedo y asqueroso. Sally se zafa y gime y grita de dolor agarrándose el gemelo mordido.
Ah! Mierda! AAAHh! Me ha mordido, me voy a convertir en un Caído! Llora amargamente de dolor y desesperación, sentada junto a la puerta ya que el dolor la impide ponerse en pie.
Aldazar llega deprisa y manda callar sin levantar demasiado la voz.
CHSST!! Silencio!, pueden oírnos! Mira el interior de la taberna con desagrado y tristeza en la mirada, algo más inquieto, pero... a él no parece provocarle las mismas náuseas.
Tirada de Diplomacia para hacerla callar. Buena interpretación (No necesariamente un discurso-ladrillo) daría bonos
El filo de mi hoja atravesó limpiamente y de parte a parte el cráneo del posadero, acabando con su no-vida de un golpe, permitiendo con ello que Sally se liberase de su presa… aunque claro, ello no significó que se calmase, sino más bien lo contrario. Y la llegada de Aldazar mandándola callar tampoco hizo demasiado por ello.
Lo sé- pensé mirando a Aldazar cuando le escuché, pues sabía que tenía razón… claro que el decir las cosas con algo de tacto nunca había sido su fuerte, eso era más cosa de Elayne. Solo que ahora, ella no estaba allí.
Sally, Sally, escúchame- le dije acercándome a donde estaba y agachándome para ponerme a su altura- Ya está, no pasa nada, ya ha acabado todo- le empecé a decir, intentando calmarla con mis palabras -No te vas a convertir en nada, saldrás de aquí y vivirás para contarlo, te lo prometo- le dije -No creo que a Molly le gustase ver cómo te rindes, ¿verdad?- añadí, intentando poner cierto tono de reprimenda, tras lo cual me levanté y extendí mi mano hacia ella para ayudarla a levantarse -¿Vamos?- le pregunté, confiando en que podría recomponerse… al fin y al cabo, si alguien había huido ya de la Sombra, era porque había aprendido a levantarse en cada ocasión que caía.
Motivo: Diplomacia
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+7)=25
Diplomacia: 25
Sally coge aire y calla, aunque sigue gimoteando por el dolor, más, cuando se levanta con ayuda de Mólor. Aldazar sale del callejón de nuevo a la calle principal, y Kail le sigue detrás, ayudando a Sally.
Entonces Mól ve cómo Aldazar se prepara para defenderse de algo que viene del lado izquierdo, de donde venían.
¡Rápido, Mól! Esto se pone calentito!
Mól sale a la calle principal de nuevo, y a la izquierda, aún lejos, puede ver a tres Caídos de la Sombra acercarse. Por fortuna son lentos, y se puede huir de ellos simplemente corriendo, pero los tres parecen bien armados, uno de ellos con un mandoble y armadura de cuero tachonado, otro con armadura pesada y espada, y un tercero, antaño un orgulloso guerrero norteño, con hacha, escudo y cota de mallas. Todos sus equipamientos parecen descuidados.
En la otra dirección, hacia la barricada que va a la plaza, un Caído gnomo, crees que un prestidigitador que llevaba un tiempo en Villanueva, hace gestos intentando controlarse, luchando contra su nueva naturaleza hambrienta y sanguinaria, y finalmente camina también hacia los milicianos y Sally.
¡A por el Gnomo! Yo la llevo, tú guías! Mól apenas podía con Sally, así que Aldazar la coge para ganar la mayor velocidad posible. Mól tendrá que encargarse de su compañero mago, para correr pueblo adentro y guiarles fuera lo más rápido posible.
Por favor no me dejéis! Solloza desesperada aferrándose al elfo, y empieza a brincar mordiéndose un labio de dolor para no gritar más, hasta el punto de hacerse un hilillo de sangre.
Kail disparó al gnomo, que cayó al suelo, y pudieron correr. Ya que había una barricada delante, tuvo que dar un rodeo para poder salir del pueblo en otra dirección en la que guiar a sus amigos. Tomó a la derecha, recordando que ahí el campo estaba más despejado y las calles eran más amplias.
Al girar la esquina, sin embargo, y correr algunas calles, se cruzó con una imagen que heló su corazón. No podía ser otro si no uno de los Reyes de la Noche en persona. Tras de él, docenas, quizá cientos de Caídos y orcos tras de él. Eso significaba que el resto de su ejército no debía estar lejos, y que Izrador se había dispuesto a acabar con la resistencia de los elfos y su Reina Bruja de una vez por todas.
La desesperación se adueñó de Kail cuando cruzó la mirada con el caballero oscuro. Su poder irradiaba en todas direcciones, oprimiendo el aliento y dando la certeza de que la muerte era el único final. El Rey de la Noche ladeó un poco la cabeza.
Espera... Dijo con una retumbante voz de ultratumba. ¿Tú no eres....? Fue a dar una orden a su hueste, pero Aldazar gritó más fuerte retirada al verle.
Una bruma empezó a rodear a Kail, que comenzó a sentir frío y que era incapaz de moverse. Los muertos se acercaban a por él, pero le pesaban los pies, y cada vez veía menos. Repentinamente, cuando dejó de poder ver nada, sintió que sus pies no tocaban el suelo. Debía sin duda estar flotando, a merced del que pronto será su nuevo amo. Apenas pudo decir unas palabras antes de que todo se volviera una locura
Puedes poner un último post aquí con las últimas palabras de tu pj antes de la 'abducción'
No había tiempo para pensar, debía actuar, y eso fue lo que hice. Rápidamente cogí la ballesta agradeciendo mentalmente el haberla dejado cargada antes, apunté hacia el cadáver andante del gnomo y disparé, moviéndome casi antes de ver si había acertado el disparo o no… lo cual por suerte resulto ser que sí, por lo que con el gnomo Caído habiendo sido derribado por el virote, tuvimos vía libre para escapar.
¡Por aquí!- les grité a Aldazar y Sally, indicándoles el camino de la derecha, puesto que recordaba que en esa dirección el campo estaba más despejado y las calles eran más amplias. Sin embargo, apenas habíamos alcanzado a recorrer unas pocas calles cuando lo vi. Tanto su apariencia como el poder que emanaba dejaban pocas dudas sobre su identidad mientras que el ejército a sus espaldas hablaba pos si mismo sobre el motivo de su aparición. Uno de los Reyes de la Noche, los mayores sirvientes de Izrador estaba allí, listo para aplastar, de una vez por todas y para siempre, la resistencia de los elfos.
Iba a gritar algo, tal vez palabras de miedo, o de ira, o de desesperación, tal vez de rebeldía ante la inminente muerte que se acercaba… pero las palabras murieron en mi boca cuando sentí su mirada posarse sobre mí. La sentí con cada fibra de mí ser, y supe que me había reconocido, mi sangre, mi poder, mi propia alma lo supo. Sabía quién era, qué era.
No lo soy, no soy Mólor Lóion, soy Kail, Kail al’Thor- empecé a repetirme mentalmente al escuchar sus palabras, a la vez que era paralizado por estas. Entonces escuché el grito de Aldazar para que nos retirásemos, lo cual bastó para despertarme y empezar a correr con la esperanza de poder salir de allí con vida, de vivir para luchar otro día… o al menos esa fue mi intención.
Una densa niebla, sin duda creada por el Rey de la Noche, me rodeó, envolviéndome en su frío abrazo e impidiendo que me moviese, impidiéndome escapar de las huestes de Caídos que se acercaba rápidamente hacia mí. Mi cuerpo pesaba cada vez más, mientras que la vista se me iba nublando permitiéndome ver cada vez menos, hasta que, en un momento, dejé de poder ver nada, sintiendo que mis pies ya ni siquiera tocaban el suelo. Me habían capturado, y sabía lo que ello significaba. Pronto, el ritual que mi padre había logrado interrumpir al rescatarme se finalizaría. Pronto, no sería más que un esclavo, el fiel reflejo del título que los que conocían mi origen me habían dado.
No…- dije, reuniendo las pocas fuerzas que me quedaban en un fútil intento de rebelarme contra lo inevitable -No lo soy... no soy Mólor Lóion…- fueron mis últimas palabras antes de que todo se volviera una locura.