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Día 1 de Expedición a Thracia del año 2641 DI - Noche

El grupo llegó al campamento al anochecer tras una marcha forzada a través de la selva. Con la certeza de que habían puesto en pie a toda la fortaleza subterránea y con la inquietud de ser asaltados por los tigres de la jungla, los exploradores salieron del templo de Thracia hacia el medio día y corrieron a refugiarse en la caverna que habían indicado a los dragones. Allí les encontraron descansando y recuperándose de las heridas, se detuvieron a comer para reponer fuerzas y después, emprendieron la vuelta al campamento.

Atravesaron la selva guiados principalmente por Eldrid, convertida en un enorme tigre, y apoyados por Tobías, aunque la jungla no era su especialidad, ayudaba a la tigresa con la orientación. Como ya habían pasado por allí, llevaron especial cuidado y abrieron camino hacia el campamento. Las primeras casas de los colonos comenzaron a aparecer por fin, abandonadas porque sus dueños seguían desaparecidos, y tras unos minutos alcanzaron las tiendas militares cuando el sol se ponía por el horizonte.

-Esto es altamente irregular -dijo Josephus señalando al gnoll-. ¿Qué hace uno de su especie aquí dentro? ¿Quién le ha dejado entrar? Señor Taylor, es una falta gr...

-¡Eh! Me alegro de veros, muchachos. ¿Qué nos traéis?

El explorador se quedó observando a los dragones, al gnoll y luego al resto del grupo, manchado de sangre, barro y polvo.

-Imagino que querréis comer algo y daros un baño, ¿verdad? El río está por ahí, la cocinera os preparará algo para llenar el estómago. Contadme, ¿habéis encontrado algo?

—Vika, ¿puedo hablar contigo, por favor? —le dijo a la sacerdotisa, invitándole a un apartadillo—. Me he fijado en cómo lanzas tus conjuros y creo que podría modificarlos según los lanzas para hacerlos más duraderos. Hay unas cuantas limitaciones, no obstante, que me gustaría discutir contigo...

—Tobías, ¿puedo hablar contigo en privado, por favor?

La maga invitó al explorador a un apartadillo, lejos de los demás. Hundió los hombros y rehuyó su mirada.

—¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo? —le dijo, casi en tono lastimero—. ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amiga?

Mayra alzó el rostro y abrió los labios. En tono febril le susurró:

—Ya no puedo acercarme a tu boca sin deseártela de una manera loca —confesó, con el corazón latiéndole de manera desaforada en el pecho.

Se puso de puntillas, cerró los ojos y ofreció a Tobías un beso en los labios.

Mayra dedicó una reverencia de sumo respeto en dirección a Dámasor.

—San Dámasor, si es usted tan amable, ¿me dedicaría un momento de su tiempo? —dijo, y se mordió el labio—. A decir verdad, es un tema muy personal, y no estoy segura de si es merecedor de su tiempo, pero hay algo que me da vueltas en la cabeza y... necesito que alguien que me escuche y... usted escucha a todo el mundo y...

Mayra se mordió los labios, rebotó suavemente sobre los talones y abundó diciendo:

—Me gustaría mucho conocer su opinión.

El camino de regreso al campamento me resulta mucho más rápido que el de ida. Tal vez porque ahora sabemos mejor por dónde tenemos que ir, o porque disfrutamos de la compañía y la conversación de los fascinantes hombres-dragón, o quizá porque mi vieja memoria se apiada de mí una vez más, ayudándome a olvidar los rigores de la marcha forzada a la que me obligan mis jóvenes y vigorosos compañeros.

Comoquiera que sea, lo importante es que conseguimos regresar sanos y salvos y yo me siento dichoso no solo de no haber perdido a ningún camarada en esta aventura, sino de haber hecho nuevos amigos por el camino. ¡Y muchos más que haremos las próximas jornadas, si Rashiel quiere!

Estoy frotándome mis enflaquecidas y doloridas rodillas en el río, sentado sobre una piedra, cuando la voz dulce de Mayra me sobresalta en mitad de mis abluciones. La adorable y brillante joven parece más incómoda con la situación que yo mismo y me apresuro a cubrir mi parcial desnudez con mi raída y polvorienta túnica antes de dedicarle una sonrisa desdentada.

—Mi que-querida niña, qué atenta y considerada por venir a hablar con este pobre vi... viejecito. Ven, siéntate a mi lado y cu-cu-cuéntamente qué te pre...ocupa.

No hubo incidentes durante el regreso al campamento, y Tobías se lo agradeció a cualquier dios que estuviese escuchando, salvo al que más probablemente tenía el oído puesto; había visto a su espectro y prefería no saber más de él. Estaba asqueado de tanta sangre, y necesitaba un descanso.

La reacción de los líderes del campamento fue la esperada.

Es un recuerdo de las cavernas de Thracia, replicó. No tenía claro por qué se habían traído al gnoll con ellos, pero él no tenía tripas para matarlo en ese estado. Habría que confiar en que no daría problemas.

Dejó que fuera otro quien explicara lo que habían hallado en las ruinas, que no era poco. Sacó su cuaderno del morral mágico. Había apuntado el inventario de todo lo que habían encontrado, y uno a uno, fue sacando todos los objetos que requerían la inspección de un erudito arcano, y dejándolos apilados en la mesa: amuletos, brazaletes, prendas de vestir, armas variopintas, el bastón…

Son objetos mágicos que hemos recuperado, explicó. Necesitamos que los examines y nos expliques sus encantamientos. Por favor.

¿Cómo? se preguntó Tobías, con los ojos muy abiertos. ¿Cuándo?

Quién podía culpar al explorador. En un tiempo lejano, había sido un mozo indolente de posición desahogada, acostumbrado a pasearse con sus amigos por las tabernas en busca de diversión, bebida y sexo. Pero era tanto lo que había sucedido desde entonces, que aquello parecía otra vida. Tobías era incapaz de reconocerse en ese muchacho, y probablemente, tampoco ninguno de los que le conocían en esa época lo hubiesen reconocido hoy.

Cierto era que Tobías no se había mantenido célibe durante los últimos diez años, pero sus relaciones habían sido esporádicas, y casi todas ellas embriagado, de regreso de una expedición exitosa, con la bolsa llena de oro que malgastar. Explorar catacumbas con el pellejo en juego era una droga más potente que el romance, una que no permitía otras vidas.

Y sin embargo, las dudas tuvieron corta vida, y se encontró respondiendo al beso de Mayra antes de darse cuenta de que lo hacía. Al principio con timidez, como si no estuviese seguro de lo que estaba haciendo. Pero enseguida se dejó llevar por las sensaciones. Encontró la lengua de ella con la suya, le mordió un labio con suavidad. Rodeó la cintura de la maga con los brazos y la atrajó hacia sí con firmeza, temiendo que su cuerpo se le fuera escapar de entre las manos como una serpiente empapada de aceite. Se separaron un instante, y esta vez la buscó él, selló sus labios y le robó el aliento, hasta que no pudieron más

Vamos a otro sitio. A una de las casas vacías, o a tu refugio mágico, dijo, tratando de inspirar profundamente, pero sin conseguirlo debido a la respiración entrecortada. Tenía las mejillas y las orejas al rojo vivo, el labio le temblaba de deseo. Me estoy muriendo de ganas de quitarte la ropa.

Y de quitarme la coquilla. La pieza protectora estaba diseñada para proteger de las agresiones externas, no de las que procedían de dentro.

Mayra hizo lo que Dámasor le pedía y se sentó a su lado. Inspiró profundamente y le dijo:

—Verá... creo que...

Tragó saliva.

—Creo que me gusta Tobías —confesó, y sintió como el calor le subía a las mejillas—. Y he visto cómo Vika le mira. Creo que a ella también le gusta. No sé si me estoy entrometiendo entre ellos. O si esto es bueno para la misión, teniendo en cuenta que nos jugamos la vida ahí abajo un día tras otro.

Mayra suspiró de alivio al principio, al verse correspondida. Después suspiró de una manera muy distinta, cada vez más rápida, cuando el deseo la inflamó. Se apretaba contra el cuerpo de Tobías, buscándolo, como si quisiera estar tan cerca de él como fuera posible. Cuando se separaron uno instante lo miró con intensidad, jadeando, y volvió a entregarse al beso cuando él la buscó enlazando sus manos por detrás de su cuello.

Soltó una risita y le pasó la mano por la línea del mentón.

—Eso me gustaría —le dijo, con las mejillas encendidas de pasión.

Mayra miró a un lado y a otro para asegurarse de que no les venía nadie y le tendió la mano para que se la cogiera y se lo llevó del campamento, adentrándose en la selva solo unos pocos metros.

—Ast menciptakan ruang batin dan selemat.

Nunca había pronunciado aquellas palabras de manera tan apremiante. Subió primero al espacio interdimensional, esperando que Tobías se deleitara con las vistas. Después se sentó y esperó a que él subiera. Se sentía febril y la ropa le rozaban partes incómodas de su cuerpo, si no se la había quitado ya era porque le excitaba la idea de que él se la quitara. Cuando él terminó de subir, la maga lo aferró por la pechera y tiró de él para acercárselo con brusquedad. Ahogando un gemido, metió los dedos entre los mechones de su pelo para agarrarlo bien fuerte y apretarlo contra ella, dejando patente su deseo en un nuevo y profundo beso.

—El amor siempre es algo bueno, que-querida —le aseguro, mirándola de manera bondadosa a sus ojos tan pronfundos—. Y es maravilloso que de todas las co... cosas que han pasado últimamente tu mayor pre-pre-preocupación sea no herir los sentimientos de una amiga. Eso habla mucho y muy bi-bien de ti.

»Ve con ellos y diles lo que sientes. Si lo haces con el corazón sin...cero, como lo estás haciendo comigo, descubrirás que la mente a veces nos hace pe-pensar cosas peores de lo que son en realidad. Sentir amor no debe ser nunca motivo de vergüenza, incluso cuando no es correspondido. Porque amar es darse a uno mismo, no tomar de otro.

»Eres una joven con un alma ge-ge-generosa y estoy convencido de que todos sabrán apreciar que tu corazón está re... rebosante de amor y de entrega.

- Hemos encontrado algunas pistas sobre el paradero de los colonos. Tenemos cierta idea de dónde pueden encontrarse, pero estábamos ya agotados. Al límite de nuestras fuerzas y hemos decidido regresar. - Desveló. - Las ruinas son enormes y están plagadas de enemigos. También hay posibles aliados, pero no hemos sellado ningún pacto. No al menos uno duradero o de defensa mutua. - Asintió con la cabeza. Eso le recordaba algo. - Y defensa es precisamente lo que necesitamos. Este campamento no es seguro. - Dijo una preocupada Vika. - Taylor, quiero que se encargue de coordinar una milicia con nuestros nuevos amigos. Meyzkaaluv, Zulluzv y Saparky pueden ser buenos guerreros, quiero que los adiestre. - Miró a los dragones. - Todos debemos cumplir una misión aquí. - Les dijo. - Además Miinavaos es sacerdotisa. Sin duda podrá ayudar en la defensa en caso de ataque. Además, el ayudante de Steinheil, el señor Kirkwood, puede formar parte de la milicia. Además, Kirkwood podría encargarse de llevar un inventario de armas, víveres y otros materiales imprescindibles para la colonia. 

Vika estaba preocupada por la seguridad de los colonos y quería empezar a organizar un poco a los habitantes de aquel lugar. Se estaban conformando en una pequeña comunidad y necesitaban cierta infraestructuras para ser del todo eficientes. 

- Iré a hablar con Perry el leñador. Es prioritario construir una empalizada entorno al campamento. - Miró a Taylor. - Es prioritario que ayuden a construir dicha defensa. Para eso tiene disponibles a los recién nombrados milicianos. ¿Entendido? También quiero hablar con los granjeros. ¿Como se llamaban? - Hizo memoria. - Hildegaard, Geoffrey y Bennet, creo recordar... - Comentó. Entonces miró a Josephus. - Usted debería encargarse de los avituallamientos y el resto de infraestructura. Nosotros debemos seguir yendo y viniendo. Hasta que no encontremos a los colones raptados no podemos pasar mucho tiempo en el campamento. ¿Entendido?

Todos parecieron aceptar sin rechistar las instrucciones de de la sacerdotisa. Todos salvo Josephus, quein fue a decir algo así como: "¿Y quién demontred ha nombre a usted jefa de nada?". Pero la finalmente se comió sus palabras al ser fulminado por aquella mujer de armas tomar.

Una vez de acuerdo, Vika se marchó para hablar con Perry el leñador y luego con los granjeros.

Mayra escuchó con mucha atención a Dámasor, bebiéndose sus palabras. Cuando el santo terminó de hablar meditó un momento sobre ellas con la mirada perdida en las puntas de sus botas. Había conocido pocas personas tan sabias como el anciano sacerdote de Rashiel y ella no pensaba que pudiera sino arañar la superficie de sus pensamientos, profundos como los mares.

—Pero el amor es en última instancia egoísta —dijo alzando la mirada. Más que disentir, pedía que el anciano abundara en su explicación—. Exige que uno se dedique a una sola persona, que puede ocupar completamente la mente y el corazón de uno, con exclusión de todo lo demás. Llevamos un tipo de vida muy peligroso y yo soy la maga del grupo. En mis manos está anular a nuestros oponentes, desbaratar sus tácticas y que no os hagan daño. Decidir qué hacer es muy complicado, no puedo calcularlo todo  y a veces, como en la última pelea, debo tomar decisiones difíciles basándome en información imperfecta. ¿Qué ocurriría si doy rienda suelta a este sentimiento y tuviera que elegir entre salvarlo a él y hacer lo que considero correcto?

Vika fue hasta donde se encontraba Perry. Era un hombre fornido, de barba pelirroja y de anchas espaldas. Estaba cortando leña  descamisado y el sudor recorría su espalda desnuda y su pecho bien torso bien trabajado. Aquel hombre, con aquellis fuertes brazos sin duda sería un buen guerrero y es más, sin duda sería un gran... Amante. 

Vika meneó la cabeza tratando de sacudir de su cabeza aquellos lujuriosos pensamientos. No estaba allí para eso y no lo estaría al menos hasta que aquel campamento fuera un fortín. Ella se iba a encargar de que todos lo habitantes de aquel lugar tuvieran un mínimo de seguridad. 

- Buenos días, señor Perry. - Le saludó. Entonces él se giró y se apartó el cabello del rostro mostrando sus preciosos ojos verdes y sus blancos dientes. - Tengo que hablar con usted. Necesito que construya una empalizada entorno al campamento y una torre de vigilancia. Tendrá ayuda claro. ¿Se capaz? Es vital para esta colonia...

Mayra dejó que sus compañeros tomaran la iniciativa en la conversación con Zachary y Josephus. Después del último combate a ella aún le temblaban las piernas y los pensamientos le rebotaban en la cabeza. Se frotó las sienes con los dedos. Tenía que hablar con alguien de todo lo que tenía en la mente o se iba a volver loca. Apenas había mujeres en el campamento con las que hablar, y no había trabado amistad con ellas de todas formas. Miinavaos le había caído muy bien, pero no tenía confianza con ella para hablar de lo que necesitaba hablar.

¡Dámasor! Se le ocurrió de pronto. Era el hombre más sabio que había conocido en su vida. Seguro que tendría un consejo que darle.

Suspiró. Vika lo estaba haciendo muy bien en organizar el campamento. En estas cosas se notaba su entrenamiento militar.

—Los hombres bestia tienen magos —dijo en un hilo de voz a Zachary, tratando de aportar algo en la conversación—. No nos habíais dicho que tenían magos. Ha sido muy peligroso, contrarrestó mi mejor conjuro y no podía imponerme tácticamente.

Se enjugó el sudor de la frente y miró a Tobías de reojo.

—Pensé que no lo contábamos, pero Tobías peleó como un auténtico demonio. Vika resultó herida.

No sé cómo es capaz de mostrar tanta entereza después de ver la muerte tan de cerca. Yo aún tiemblo de pensar en ese virote.

—El ve-verdadero amor nunca es egoísta y, desde luego, tú tampoco lo eres. ¿Te preocupa ser víctima del deseo con...cupiscente? ¿Del capricho fugaz? Tu corazón conoce ya la respuesta y la auténtica na-na-naturaleza de tus sentimientos. Eres una mujer inteligente. Le viste en el tejado luchando tres contra uno y pudiste enviarme en mí en su lugar. ¿No es así? Pu-pudiste salvarle de un destino incierto y elegiste no hacerlo. ¿No fue eso también amor? ¿No fue la elección de asumir un sacrificio personal, corriendo el riesgo de perderle, en aras de un bien mayor? El amor de ve-verdad toma muchas formas, pero no es cruel, ni tirano. Siempre te da... dará la opción de escoger.

»No te mortifiques, ni cargues sobre tus jóvenes hombros el peso de acontecimientos que estén más allá de lo humano. Ni si-siquiera tú podrás impedir que o...curra lo que debe ser. A-abraza la intensidad del momento y vive. Permítete equivocarte. También los errores son un re-regalo divino.

Una vez se despidió del atractivo y varonil leñador, se encaminó para hablar con los granjeros. Quería descubrir que estaban produciendo y si tenían posibilidades de garantizar la alimentación de todo el campamento. Siempre podían recurrir a los dones divinos que los dioses otorgaban a sus fieles seguidores, pero San Dámasor y ella no iban a estar siempre allí para ello. 

- Buenos días. - Saludó a aquellas gentes. - No se si me conocen. Soy Vika. Termholm, sacerdotisa de Lucifer y estoy al cargo de la defensa y avituallamiento de la colonia. Necesito saber de qué producción disponemos. ¿Un huerto? ¿Algún tipo de ganado? ¿Aves de corral?

- Me interesa. Discutamos. - Le dijo.

Ya era media tarde cuando pudieron pararse a hablar. Vika había estado muy ocupado organizando asuntos aquí y allá. De hecho no tiempo para comer había tenido. En cambio Mayra, parecía haber podido descansar y estaba algo menso alterada. También tenía el pelo algo desaliñado y...

- Tienes algo en el pelo... - Le dijo señalando. - Es como... ¿Pegajoso? - Negó con la cabeza. - No importa. Dime querida, ¿de que querías hablar?

Mayra rio.

—Aniquiladores son quienes ponen trampas para muchos y las llaman Estado: estos suspenden encima de ellos una espada y cien concupiscencias —recitó Mayra y meneó la cabeza—. Así habló Balathustrius. Fue la primera vez que vi que alguien utilizaba esa palabra y la última hasta ahora. No tenía ni idea de qué significaba. Me reí en voz alta cuando lo consulté en un diccionario.

Volvió a reír, y suspiró antes de seguir.

—No, no es eso. Me preocupa más lo otro que decís, Santo —dijo, y guardó silencio un momento. Miró a Dámasor con expresión compungida antes de continuar—. Siento si no le hice caso. No pretendía ofenderle, ni sugerir que mi intuición era mejor que la suya. Es usted un hombre más sabio de lo que yo jamás seré por muchos años que viva. Es solo que en mi cabeza solo pasaban cosas malas si le transponía a usted con Tobías.

Ensayó un gesto de disculpa.

—Me preocupa. Tobías, Vika, Eldrid y usted. Después de todo lo que hemos vivido juntos son como una familia para mí. ¿Me... permite que le dé un buen abrazo?