Partida Rol por web

Un inmenso comedor se postraba frente a vuestros ojos.

Inmenso pero vacío. La envergadura de aquel lugar daba por hecho que en aquella base había albergado sillas para más de un centenar de militares. Ahora sólo estábais vosotros.

En una de las mesas Ana había preparado comida para vosotros. De nuevo un plato de legumbres para cada uno, en esta ocasión eran garbanzos. Sobre la mesa había agua fresca y un poco de queso curado cortado sobre un plato, acompañado de picos y chorizo. - Tenéis que recuperaros del todo, sentáos, comeremos y hablaremos de lo que pasa. ¿Vale?

Ella se sentó con vosotros en la mesa. Karen cogió un trozo de queso y se lo llevó a la boca mientras miraba atentamente a Ana. - Veréis, como ya sabéis, "algo" estalló y esparció un virus sobre el planeta, o eso es lo que anunciaron. Todo fue un absoluto caos.. pero mientras todo eso ocurría, algunos de nosotros nos quedamos aquí encerrados, otros salieron.. - suspiró - bueno, los que nos quedamos aquí dentro comenzamos a investigar qué es lo que había ocurrido. Lo único que sabíamos era que una serie de bombas, que a día de hoy, sabemos que eran biológicas, puesto que no eran físicas ni destruyeron el terreno, sino que se esparcieron en forma del virus que vosotros contrajísteis; fueron activadas en distintas zonas geográficas del planeta. Eso es lo que sabíamos hasta hace un par de días, hasta que observamos cierta actividad.. extraña al sur de España. En concreto en Algeciras.

- Las comunicaciones se reestablecieron hace una semana, hemos podido establecer conexión con otras bases militares, están igual que nosotros. No saben nada. Pero hace un par de días observamos algo verdaderamente extraño.. se detectó actividad sísmica en las cercanías de Algeciras. Es por eso que los pocos que quedaban aquí se han ido a investigar qué es lo que ocurre. Y eso es todo lo que sé de momento..- su mirada se perdió en las blancas paredes del comedor.

El oír a su hermana decirle que estaba bien, hizo que el soldado sonriera satisfecho, en especial cuando no sabía lo que la joven ocultaba respecto a aquella pérdida de visión en uno de sus ojos. Estaba feliz, no sólo de haber sobrevivido, y, de ese modo, no haber dejado sola a su querida hermanita, sino también porque ésta continuaba con vida a su lado. Estaba seguro que ese no sería el único problema al cual se enfrentaría, no cuando todo parecía haberse ido al demonio con las bombas. Sin embargo, tenía algo por lo que alegrarse, por lo que era suficiente para él. Lo que importaba, era proteger a la muchacha de todo mal, y, de momento, lo había logrado, gracias a la ayuda de la médico que había sido tan amable al darles la bienvenida. - Mejor así. Si te sientas mal, no dudes en decirlo, ¿está bien? - Le dijo a la joven, en el momento en el que dejaba que ésta le desorganizara el pelo, dibujando una sonrisa en el soldado. - Sí, tienes razón. Supongo que estoy tan acostumbrado a tenerlo corto, que no me gustaría que me creciera demasiado ahora. - Se explicó, ciertamente no a gusto con la idea de dejarse crecer el cabello. No sólo era una molestia para pelear, y una gran desventaja, sino que también iba en contra de la regulación del ejército, por lo que Darren pensaba cortárselo en cuanto tuviera la oportunidad de hacerlo. Por otro lado, parecía que su hermana pensaba lo mismo que él respecto a ayudar a Ana, por lo que el soldado asintió a favor, no dudando en caminar junto a ella con la intención de encontrar a la amable mujer en la base militar. Mientras caminaban, no dudó en mirar, más de una vez, de reojo a Karen, asegurándose de que ésta no estuviera mal. Todavía parecía como una especie de sueño para él, el hecho de que hubieran sobrevivido a una infección tan grave, por lo que deseaba sacarse todas las dudas, y confirmar en su totalidad que su hermana estaba recuperada. Por lo que parecía, no mostraba ningún indicio de estar mal, excepto por las manchas en su rostro, por lo que, al final, el soldado aceptó que no había nada de qué preocuparse, lo que hizo que sonriera de buen humor, al poder estar más tranquilo.

Al ver a la médico salir de una de las puertas, mientras caminaban por aquel pasillo de la base, el soldado alzó la mano en saludo, antes de notar la expresión de la mujer, la cual parecía no sentirse bien, si bien a Darren le costaba saber si eso se debía a algo que la preocupaba, o porque no se encontraba bien de salud. Sea lo que fuera, la médico no tardó mucho en esbozar una amplia sonrisa al verles, por lo que era posible que intentara mantener alegre frente a ellos, incluso si el soldado estaba seguro que había algo que la aquejaba o preocupaba. - Sí, la disfrutamos. Tanto sudar... - Se interrumpió, recordando lo mucho que había sudado debido a la infección que casi había reclamado su vida. La ducha había servido para sentirse limpio, no sólo físicamente, sino también de manera psicológica, ya que se sentía renovado. - Sólo me importa que K esté bien. Pioneros o no, estoy contento de que los dos estemos vivos. Todo gracias a ti. - Aseguró en un tono gentil, demostrando su agradecimiento por la ayuda que la mujer les había prestado en un momento de necesidad. Tenía una deuda de gratitud que pensaba saldar cuando Ana necesitara su ayuda. La médico parecía realmente cansada, algo que se podía notar en sus ojos. Aquello no sorprendía demasiado al soldado, el cual sabía que la mujer había hecho todo lo que podía para ayudarles, controlando los síntomas de los dos, y analizando el progreso de la infección así como del tratamiento en cuestión. No obstante, tras oír la explicación de Ana, asintió en silencio antes de hablar. - Eso era lo que me estaba preguntando... Habría esperado que hubiera más personas aquí, otros soldados. Ni siquiera vi a Nebreda. - Dijo con cierta preocupación, al saber ahora que la mayoría habían salido por alguna cuestión en particular, y su amigo parecía haber hecho lo mismo, por una especie de emergencia. Darren tenía cierta curiosidad por conocer a la otra familia que se encontraba en la base, y esperaba que no estuvieran infectados como ellos lo habían estado anteriormente, si bien suponía que no era así. De lo contrario, la médico les habría dicho en su momento.

- Claro, vamos. - Respondió al final, cuando la mujer les preguntó si la acompañaban, no pudiendo evitar preocuparse un poco por Nebreda. Era verdad que eran soldados, y estaban prácticamente preparados para cualquier situación de peligro, si bien, eso no quería decir que los soldados no murieran. Fuera de la base, se había encontrado con un maldito lunático que les había atacado, el cual suponía que había estado bajo la influencia de la infección. Por lo que no sería extraño que hubiera otros en el mismo estado, si bien no deberían de ser un problema para una unidad militar armada y entrenada. Deseaba creer que su amigo estaría bien. De momento, tenía otras cosas en las cuales pensar, por lo que decidió seguir a la médico hasta el vacío comedor, donde había suficiente espacio para albergar a centenares de personas sentadas. Sin embargo, al ver el queso y el chorizo presentado ante él, el soldado sintió cómo su estómago expresaba su deseo de digerir el alimento frente a él. - La verdad es que tengo hambre. - Confesó con cierta culpa, sabiendo muy bien que aún no había hecho mucho por la mujer, o por la base, como para merecer eso. Tras sentarse y llevarse algo de queso y chorizo a la boca, optó por escuchar la explicación de la médico, no pudiendo evitar fruncir el entrecejo al oír lo suficiente. Lo de las bombas, era algo que ya había asumido hace rato, si bien no había esperado que la expansión del virus hubiera ocurrido en casi todo el planeta. No había duda de que la situación era mucho más grave de lo que había imaginado. - ¿Actividad Sísmica? Pero... - Se interrumpió a sí mismo, considerando lo que había oído, no sabiendo muy bien por qué se habían molestado en investigar algo así, cuando estaba claro que sería mejor fortalecer el contacto con las otras bases. - No debería de ser un problema para ellos. Aunque... será mejor estar atentos. - Advirtió, no sabiendo muy bien si los terremotos eran algo normal en la zona. - Por cierto, ¿estás bien? Tal vez deberías descansar un poco. Parece que necesitas el sueño. - Expresó su preocupación por la salud de la mujer, al momento en el que recordaba a la otra familia que Ana había mencionado. - ¿Qué hay de la familia? ¿Algún infectado como nosotros? No, supongo que están bien, o sino los habríamos visto en la misma sala. No son problemáticos, ¿verdad? - Preguntó al final, antes de llevarse algo más de queso a la boca, sabiendo muy bien que los civiles podían ser un poco caóticos en situaciones de peligro o de inseguridad.

Ana sonrió en agradecimiento a tu preocupación por ella - Descuida, estoy bien - se sonrojó levemente para luego mirar hacia Karen - me alegro de que haya servido de algo mi esfuerzo. En concreto esta base militar cuenta con un registro sísmico de España, en caso de que hubiese un seísmo de magnitud alta estaríamos avisados para poder dirigir refuerzos junto a la UME (Unidad Militar de Emergencias) para atender a los heridos. Como ya sabrás, el ámbito militar abarca muchas áreas.

Negó con la cabeza - De veras, estoy bien, esta noche dormiré, ahora debo estar alerta por si fuese necesaria mi ayuda. Me consta que soy una del poco personal sanitario que se encuentra en las diferentes bases militares. El equipo que ha partido hacia Algeciras lleva consigo a un enfermero militar, con más de 10 años de experiencia. De ahí que me haya quedado yo aquí - rió para sus adentros - os puedo asegurar que si hay algo que no pueda salvar es porque esté muerto.

- La familia no está infectada. Es una pareja que rondará los 80 años, se dirigían a visitar a su nieta cuando la noticia resonó en la radio del coche que les transportaba. Nuestro equipo les encontró desamparados de pura casualidad, al parecer, el joven que conducía el coche les obligó a bajarse tras enterarse de la noticia. Alegaba que debía recoger a sus padres y hermanos y que no había sitio para ellos. - Ana hizo una breve pausa, su mirada reflejaba la complejidad y el compromiso que ahora tenía con aquellos ancianos - Ellos conocen la amplitud del problema, apenas comen y lo único que desean es encontrar a su nieta, pero se encuentran sin fuerzas para tal tarea. Hasta hace poco el aire no estaba purificado aún, por lo que lo único que podíamos hacer era tratar de establecer conexión con su nieta.. sin resultado. Y ahora que sí podemos salir, el equipo ha debido trasladarse a Algeciras. Están verdaderamente deprimidos.. y yo.. no puedo hacer nada, debo quedarme aquí por si gente como vosotros necesitase mi ayuda..

Era evidente el desasosiego de la joven médico. Por un lado deseaba ayudar a la pareja de ancianos, pero por otro, su misión era quedarse allí y tratar de ayudar a más gente. No podía hacer ambas cosas.

El soldado asintió en silencio al escuchar a la médico decirle que estaba bien. Estaba seguro que necesitaba descansar, si bien suponía que la amable mujer sabría cuáles eran sus límites, en especial teniendo en cuenta que la salud era su "dominio". - Bueno, si tú lo dices, tendré que tomarte la palabra. Aunque no dudes en descansar en cuanto puedas hacerlo. Nosotros ya estamos bien, y podemos ayudarte en lo que sea. - Le aseguró en un tono gentil, dejando en claro que intentaría ser de ayuda como pudieran. Por otro lado, la explicación respecto a las responsabilidades de la base respecto a casos de actividad sísmica, hizo que Darren comprendiera un poco más el asunto, y el por qué aquello había sido de tal importancia para los hombres que habían salido, si bien dudaba que fuera importante en la situación en la que se encontraban, teniendo en cuenta los casos de infectados y el relativo caos que la caída de las bombas habría creado en la sociedad. Estaba seguro de que los soldados deberían de enfocarse en otros asuntos de más alta prioridad, si bien no iba a opinar demasiado al respecto, no cuando no tenía por qué hacerlo. Él tan sólo era un soldado más, y uno que había sido aceptado allí para ser tratado junto a su hermana por la infección. Lo único que podía hacer, era ayudar en lo que pudiera. - Bueno, pero nosotros ya estamos bien, y si hay una emergencia, siempre podemos despertarte. No deberías preocuparte demasiado. Además, no serás de mucha utilidad si te desmayas en un caso de emergencia por no haber dormido lo suficiente. - Le explicó a Ana, luego de oír cómo ésta estaba preocupada por el hecho de que alguien pudiera necesitar su ayuda. Lo que decía el soldado no era algo extraño, en especial cuando era ella la única médico en aquel lugar, ahora que el enfermero militar se había marchado con la unidad de soldados. Debía de cuidarse en cuanto a su salud, si es que deseaba ser de ayuda en el futuro. Además, él y su hermana siempre podrían ayudar en el caso de ser necesario. - Aunque está bien, si dices que dormirás a la noche, supongo que entonces no hay problema. - Reconoció al final, antes de sonreír con amabilidad, esperando que la mujer cumpliera con su palabra de descansar un poco cuando llegara el momento.

La explicación de la pareja de ancianos, hizo que el soldado frunciera un poco el entrecejo, no agradándole mucho lo que había oído, si bien estaba seguro que él habría hecho lo mismo si tuviera que salvar a su familia, algo que, en cierta medida, le hacía sentir mal, si bien tampoco habría podido evitarlo. Su madre y su hermana siempre habían sido más importante que cualquier otro desconocido, por lo que si ese había sido el caso del joven... no podía realmente acusarle de ser un bastardo desalmado. Había tenido que elegir, y había elegido a su familia, no podía culpar a alguien por hacer algo así. Por esa razón, incluso si lo habría deseado, se abstuvo de dar su opinión, tan sólo revelando una expresión de cierto desagrado, aunque sin poder criticar al joven en cuestión. - Entiendo. La pareja debe estar bastante preocupada por el asunto de su nieta. Supongo que han tenido mucha suerte al ser hallados por el equipo militar. - Dijo, comprendiendo lo que la pareja de ancianos debía de sentir, imaginando que debían de estar desesperados, al no poder hacer nada. Él se habría desesperado si no podía buscar a su hermana por la propia debilidad de su cuerpo. Ana también parecía mostrarse bastante preocupada, y no había duda de que ella habría salido en buscar de la nieta de la pareja, si hubiera podido hacerlo. Lamentablemente, sus responsabilidades la ataban a la base, por lo que no había mucho que pudiera hacer en esa situación. Entonces, al soldado se le ocurrió algo, incluso si en otro momento era posible que no hubiera propuesto semejante idea. Le debía cierta ayuda a la médico, por lo que era normal que se ofreciera para pagar dicha deuda. - Tal vez... ¿yo podría buscarla? ¿Saben dónde se suponía que estaba? ¿Tienen una foto o algo de ella para poder identificarla? - Preguntó con cierta seriedad en su voz, dejando en claro que hablaba en serio cuando decía que podría hallar a la chica. Aún así, le preocupaba la idea de dejar sola a su hermana. - Aunque, espero que cuides a K durante mi ausencia. Aquí debería estar segura hasta que regrese pero... cuídala. - Le dijo a la mujer, esperando que se asegurara de dicha responsabilidad si él se ofrecía para salir en esa misión. Era un soldado, era lo único que sabía hacer además de matar personas. - Necesitaré armas... no sé con qué puedo encontrarme fuera de la base. No creo que todos sean tan amables como tú. - Le explicó a la médico, a la vez que recordaba también al infectado que había intentado atacarles anteriormente. No sería una mala tener un rifle de asalto, y un buen puñal de combate, aunque también tendría que vestirse con algo para evitar ser contaminado por los infectados. No sabía si el hecho de superar la infección le había hecho inmune a la misma, como algunas enfermedades, o si podría volver a infectarse.

Continuación: Capítulo 2. Darren Brennan. "En busca de la verdad".