Partida Rol por web

Te encuentras acostado sobre tu cama, para ser la de un búnker no está del todo mal. El ruido de la ventilación ya apenas te molesta, te has acostumbrado a ese zumbido que permite que puedas respirar allí dentro. Miras hacia tu derecha, y, sobre una pequeña mesilla, se encuentra tu compañero del tiempo, él es quien se encarga de decirte que los días avanzan y que todo esto no es un sueño. Son las 6:11 de la madrugada del día 37. Aún escribes en una hoja la equivalencia de días respecto al mundo anterior. 5 de Marzo de 2022. Aunque para ti comienza a carecer de sentido las fechas, ¿para qué?, te preguntas. Aún así, continúas haciéndolo por si en algún momento el mundo volviese a su originalidad. Te sientas sobre la cama y miras a tu alrededor. Lo mismo de siempre. Una pared blanca frente a tí con una puerta, ah, sí, y dos cadáveres en la habitación contigua que yacen sobre el suelo.

De no ser por la ventilación ya habrías muerto del asco y de la asfixia. La habitación permanece cerrada, sacaste todas las provisiones de allí y recubriste la puerta con cinta adhesiva para impermeabilizar aún más esa habitación, en un intento por olvidar que convives con dos cadáveres.

Te dispones a rezar deseando que tu suerte cambie, un hombre creyente como tú en un lugar como ese, acunado en un búnker con dos personas que han pasado a mejor vida. Cuando apenas llevas unos minutos rezando, oyes algo, una música bastante parecida a la de un móvil, la típica que viene preestablecida en algunos móviles. Proviene de la habitación precintada, en la que se encuentran los cadáveres en descomposición. 

El zumbido del móvil pasó por la cabeza de Alexander como una exhalación, él, ensimismado en su plegaría no lo percibió hasta que hubo sonado varias veces.

Sobresaltado, dejó lo que estaba haciendo y fue consciente de lo que podría significar ese sonido. Rápidamente se acercó a la mesilla donde comprobó las pertenencias que tenía, ningún teléfono se encontraba entre ellas, así que tenía que ser de fuera.

- Pensaba que les había registrado con anterioridad, se me debió de pasar... de todas formas pensaba que las comunicaciones ya no funcionaban... - Esa frase pasó por su cabeza, o quizás la dijera en voz alta, de todas formas no había nadie quien le pudiera escuchar, y últimamente sus pensamientos se confundían con su voz.

Se levantó, estiró las piernas y estuvo sopesando si salir a comprobar lo que era o no, pues no sería la primera vez que su mente le jugaba malas pasadas.

Se acercó a la mesilla y arrancó un pequeño trozo de tela de forma que le cubriera la nariz y la boca, acto seguido lo empapó con un poco de agua y mientras se lo ponía se acercó a la puerta para empezar a quitar la cinta. 

Cuando estuvo listo, acercó la mano al mecanismo para abrirla, y tembló ligeramente antes de accionarlo para abrirla. - La decisión es fácil - pensó.  Ahí fuera no debería de haber nada más de lo que dejé.

Accionó la palanca mientras se apretaba la tela sobre la cara, ver el estado actual de los cadáveres le horrorizó, pues había dejado de estar acostumbrado a ello hace bastante tiempo. Se acercó a comprobar la fuente de aquel ruido, que para su sorpresa, seguía sonando y parecía un móvil. 

A medida que buscaba, podía sentir los efluvios y vapores que emanaban de las personas que ahí yacían, pero todo eso quedó en segundo plano cuando la posibilidad de que ese algo que sonaba le fuese a ser útil de alguna manera.

Allí estaba, en tus manos ese móvil que seguía sonando, como si la vida de la persona que había al otro lado de la llamada dependiese de que lo cogieras. O no. Te alejaste de esa habitación con el móvil aún en la mano y cerraste la puerta tras de tí. Y respondiste.. había silencio al otro lado de la línea, al menos de momento.

Contestó al teléfono y lo llevo a su oído para hablar con quien fuera que estuviese en la otra línea. 

- ¿Ho... hola? ¿Alguien puede oírme? No pensaba que las comunicaciones se fueran a restablecer tan rápido. ¿Hay alguien ahí?

Todo esto lo dijo muy rápido, pues esta llamada era muy inesperada.

Fin de la escena individual. Siguiente escena: Escena de Kate Kenneth y Alexander "Ángel" Majors