Partida Rol por web

Me acerco a el con precaucion e intento darle el golpe de gracia pero fallo en el ultimo momento

Me acerco a el con precaución y le lanzo un ataque por el lado del brazo que tiene herido.

El assamita, aún manando abundante sangre de su herida en el hombro, logra parar tu espadazo con el mango de su hacha, pero no tiene la fuerza suficiente para ofrecer resistencia y tu acero parte limpiamente la madera, hundiéndose en su vientre y haciendo una herida terrible desde su pecho hasta su ombligo. El assamita te mira con pavor antes de murmurar unas palabras en árabe y caer en letargo ante tus pies. Sin perder un momento aprovechas para cortarle limpiamente la garganta y causarle la muerte definitiva. Ya sólo queda entre las puertas y tú la figura silenciosa del tercer enemigo. Al ver que has eliminado al assamita, se incorpora lentamente. Puedes oir claramente como dice, con voz tranquila y profunda:

-¿Has entendido lo que ha dicho?

A tu espalda, Álvaro de Manrique acaba de ejecutar al pobre desdichado con el que luchaba y se dispone a apoyarte frente al misterioso vampiro cuando una flecha silba el aire y va a clavarse en su hombro derecho, limpiamente. Pegando un rugido, pero sin asomo ninguno de dolor, tu mentor se arranca el venablo y se dirige encolerizado hacia los matorrales de donde ha provenido el ataque, maldiciendo:

-¡¡Malditos bastardos!! ¡¡Perros infieles!! ¡¡Hijos de una loba y un demonio!! ¡¡¡Luchad como hombres, por la sangre de Dios!!!

Tu mentor desaparece en la maleza, persiguiendo a los arqueros assamitas mientras maldice.

Acabas de quedarte solo con el desconocido, quien tranquilamente repite:

-¿Has entendido lo que ha dicho antes de morir?

-No hablo el idioma de los infiles, y que tu lo entiendas no dice mucho a tu favor
Tiro mi espada a un lado mientras saco mis garras digo
-¿Quien eres?

La misteriosa figura camina hacia ti, provocando que las luces oscilantes del incendio de Granada iluminen un rostro casi animal. Las garras de sus manos no dejan lugar a dudas.

Es un gangrel. Como tú.

-Quizá deberías haber aprendido el idioma de los infieles. El tipo al que acabas de asesinar ha dicho: "No se puede esconder a la bestia".

Alza sus garras y te mira, desafiante.

-¿Se refería a ti, o a mí?

Me lanzo hacia el mientras le grito:
-Se referia a ti
-Yo controle a la bestia gracias al señor

El desconocido se lanza hacia ti con un fuerte rugido y las garras alzadas. Es unos 20 centimetros más alto que tú, y la mayor longitud de sus brazos hace que el golpe te acierte en el costado. Cuando intentas contraatacar, en cambio, el gangrel esquiva tu golpe sin mucha dificultad.

-La bestia no puede controlarse, cristiano.

Me echo para atras y espero su ataque para esquivarlo.

-Siempre hay una manera de controlar a la bestia

Tu obstinación parece poner más nervioso al vampiro, y esquivas fácilmente un ataque que de otra manera habría sido demoledor.

-¿Acaso has olvidado quién eres, cristiano? Un asqueroso Ventrue con su reluciente espada manchada de la sangre de tu progenie te da una palmadita en la espalda... ¿¿y tú te olvidas de los tuyos??

Me lanzo hacia el intentando cortarle el cuello para que se calle.

-Para mi la progenie no es con quien comparto sangre en esta maldición, si no con quien comparto espada

El gangrel reacciona con rapidez echando la cabeza hacia atrás y esquiva tu golpe. Con la inercia, tu flanco derecho ha quedado desprotegido, y tu enemigo aprovecha para hundir su garra izquierda en tu costado, a la altura del riñón. Vuestras cabezas quedan juntas durante el golpe, y le oyes susurrarte:

-¡¡Voy a sacar a la Bestia de ti aunque tenga que arrancártela de las entrañas!!

Doy un paso hacia atrás, el brazo izquierdo esta un poco entumecido por la herida, pero me da igual, el es lo único que se interpone en mi camino, así que me lanzo hacia el mientras grito

-Las unicas entrañas que se van a ver son las que saldran de tu cuerpo

Tu veloz ataque pilla al gangrel por sorpresa, pues contaba con la ventaja de haberte herido; no tiene tiempo para reaccionar y con un certero golpe de garra seccionas parte de su hombro derecho. Sin embargo, al atacar te has expuesto demasiado y el contraataque es brutal. Notas como una de las garras de tu enemigo te atraviesa el muslo izquierdo de parte a parte. Tu aullido de dolor provoca en el árabe una sonrisa cruel:

-¿No ves que no tienes ninguna oportunidad, cristiano? ¡Olvida esa estúpida honorabilidad Ventrue! No puedes vencerme... -te mira burlonamente mientras lame tu sangre de una de sus garras- ¿O quizá sí? ¿No la escuchas, dentro de ti? ¿Luchando por salir? ¿Ignorarás a la Bestia? ¿¿Tan bien te ha domesticado tu amo Ventrue, cachorro??

-Aqui el unico que tiene amo eres tu, sucio perro saraceno.
-Veamos si tu amo echa de menos tu calor a sus pies cuando acabe contigo
Y me lanzo hacia el, con cuidado de no volver a probar sus garras