-Eso es porque adoro tu presencia y pago un alto coste por ella -comentó con cierto toque de sarcasmo-. ¿Quieres tomar algo? Tengo que irme en breves, pero puedo apurar unos minutos.
Cuando Matthias entró de nuevo oteó la sala para comprobar si Tommy había bajado del despacho. Sabía que debía cumplir su cometido cuanto antes, pero hacía días que no tenía un rato para charlar con Mina y añoraba tener tiempo para sentarse en las mesas como uno más dejándose embelesar por la música.
-Claro, pero solo un vaso de agua para mi. Me está empezando a picar la garganta -comentó y carraspeó. Mina se quitó el abrigo y lo sostuvo entre sus brazos esperando a que Matthias la condujera a alguna mesa.
Matthias cogió el abrigo y después la condujo entre las mesas hasta la barra. Tomó su mano y la depositó en una silla para que entendiese que ahí podía sentarse.
-Bobby, un vaso de agua para la señorita -hizo una pausa mientras movía una silla pasa sentarse-. ¿Cómo va todo?
Mina se sentó y dejó el abrigo sobre su regazo.
-Gracias.
Después esperó hasta que escuchó los pasos de Bobby acercándose, momento en el que levantó la mano y permitió que el camarero la rozara con el vaso para así poder agarrarlo.
-Bueno, como siempre -contestó no muy alegremente-. Creo que no hay nada nuevo que pueda contarte. ¿Y tú? Te veo ajetreado -dijo ella. Obviamente no le "veía", pero a veces se le escapaban frases así. Cuando todos utilizan el verbo ver es difícil no usarlo también-. O más bien te percibo... -apuntó sonriéndose y mirando a un punto indefinido unos centímetros a la derecha de la cabeza de Matthias.
Matthias sonrió con cierta amargura, aunque eso, por supuesto, ella no lo veía.
-Sí, lo lamento. Cristen no mejora mucho y el poco tiempo que tengo debo arreglar asuntos con el Sr. Whelan respecto al local. Pero alguna vez también me da tiempo a sentarme un poco y escucharte.
Mientras Mina y Matthias charlaban, Tommy bajó del despacho y recogió su chaqueta y su sombrero del vestidor. Le guiñó un ojo a Matthias y salió por la puerta.
Este le devolvió el saludo y se giró de nuevo hacia Mina, escuchando sus palabras.
Mina conocía poco a la mujer de Matthias por culpa de la enfermedad que la había postrado en la cama, aunque si sabía lo suficiente para poder pensar que era una pena. Según le habían dicho hubo un tiempo en el que había sido una mujer llena de vida.
-Ya llegarán tiempos mejores -sonrió con cierta amargura como si no se lo llegara a creer del todo-. Entonces quizás te estoy entreteniendo demasiado.
-No, no te preocupes. Estar contigo no me roba tiempo en absoluto -Hizo una pausa moviendo las manos-. Aunque la verdad es que se me hace un poco tarde. El jefe me ha mandado un par de recados.
Notó cómo se levantaba del asiento y le daba un beso suave en la mejilla.
-Boby, acompáñala luego donde desee. Cuídate, Mina. Mañana nos vemos.
Mina también dejó el local, pero en su caso acompañada de Bobby.
Matthias dejó el local y volvió a casa mientras se fumaba un pitillo, arrebujado en su gabardina por el frío de la noche. Cenaría con Cristen y después se iría con el chaval a indagar parte de la noche. Mañana le dedicaría el resto del día.