Partida Rol por web

Cancele esa orden, sargento. Recoged equipo y abandonemos la ciénaga. El enemigo no tardará en barrer esta zona en busca de supervivientes. No debemos estar aquí cuando lleguen. Vosotros dos -señaló a Grish y Mark- coged esos cadáveres y hundidlos en la ciénaga. Nos vamos en un minuto. Hemos de llegar a Casilla. Allí decidiremos qué hacer.

Frunció el ceño mirando al oficial superior - ¿Como? ¿Vamos a abandonar a su suerte a esos tres hombres? - se cruzó de brazos - Imagino que si fuera usted el que este por ahí perdido clamaría a los siete cielos para que fueran a buscarle - escupió al suelo, casi desafiante, se aguantó las ganas de llamarle cobarde a la cara

Sé razonable, soldado -la voz estaba en grito, cargada de furia- ¿Sabes tú cual es el tamaño de esta ciénaga? ¿Dónde están? ¿Cuántos enemigos hay por aquí? Sólo un necio se queda en la trampa por voluntad propia. Si yo estuviera en su lugar me largaría de aquí, si están en la ciénaga están muertos.

Me da igual el tamaño de la ciénaga, son mis camaradas y se merecen todo el respeto del universo, velar por ellos implica que velarán por mi cuando lo necesite, así funciona la camaradería - estaba tan furiosa como el capitán, Oleander era bien difícil de coartar. Bufó enfadada y empezó a andar - Venga Capitán, ¿Por donde? - le preguntó iracunda... siempre se mostraba fría, y tenía bastante autocontrol, por ello no entro en vereda ni se lanzó a por él, se mantuvo fría dentro de lo posible

Mantén la calma, hijo. - Dijo el padre Karras a Luz en tono tranquilo.- Es cierto que este no es el mayor momento de gloria del regimiento, pero míralo por el lado bueno: Cuando uno toca fondo sólo puede ascender. Dime pues, Luz: Con la comunicación cortada, ocultos bajo la noche acechados por herejes, que recomienda el Tactica Imperialis? Ocultarse? Huir? No, creo que recomienda otra cosa. No es cierto, joven soldado?

Dejó que el Tecnosacerdote traquetease con argucias mecánicas. Las armas del misionero del Emperador no habían fallado aún. Siguió avanzando con los escuálidos restos de la 101, en parte esperando si recordar al soldado su entrenamiento avivaba su espíritu marcial.

Y a mí, soldado, me da igual su opinión. En la Guardia Imperial seguimos una cadena de mando, y yo estoy encima.

¿En las baterías? ¿Qué mierda es esta? Un salto sobre zona enemiga y armas defectuosas...todos pensamos lo mismo.

Nos han traicionado.

Le dedicó una trémula sonrisa al capitán, no iba a perder más tiempo discutiendo con él, por ello solo le miró de manera retadora y le dedicó aquella sonrisa mientras esperaba las ordenes de que camino seguir...

Tras las líneas enemigas
El bosque susurrante

Síganme, todos -imperativo.

Con la carabina láser en la mano y su espada sierra en el cinto el jefe de la compañía Bravo del 101º aerotransportado, o lo que quedaba de ella, se internó en el bosque de Kulth. Su objetivo: Ishmael. Si es que realmente era un objetivo y ese lugar existía. Hasta el momento todo parecía una elaborada trampa que había acabado en un movimiento con una inexperta compañía de guardias imperiales. Demasiado esfuerzo para un regimiento bisoño, exterminados antes de ser veteranos y convertirse en una amenaza, o tal vez hubiera sido un golpe de suerte del enemigo. El lugar equivocado, el momento equivocado.

El bosque era un bosque abierto, oscuro, tenuemente iluminado por el fuego de la batalla. El rugido de motores y pesadas cadenas se oía en el bosuqe. En varias ocasiones el capitán Septus ordenó detenerse, para comprobar la zona. No le gustaba la insubordinación, no toleraba que los soldados se tomaran libertades. Había que cortar eso de raíz o se le comerían vivo.

Si tuviera un vox-caster...destrozaría toda esta zona con un ataque aéreo. Malditos, todos ellos...

Disposiciones de combate. Nihilus, Grish, en vanguardia. Venria, Sanaia en retaguardia. Markus, Mark, los flancos. Flavion, Drake, al centro. Yo iré en cabeza. Vigilad vuestros sectores.

Vamos Sanaia - le indicó colocándose en la posición indicada - ¿En cabeza? - pensó alegre deseando que semejante imbécil cayera el primero presa de una emboscada - Vox caster.. no lo tienes, nenaza - Oleander estaba harta de ese despreciable oficial, realmente los detestaba a todos, los consideraba cobardes y faltos de sesera... la gran mayoría vienen de altas familias de Terra que tienen la sangre tan diluida que parecían meados de rata

Gruñendo ante las ordenes del capitán, una "genial" idea cruzo mi cabeza. Acababa de pensar en matar al capitán. Si esto se hiciera público, me matarían por ello. ¿Soy digno de este puesto si llego a pensar en tal extremo? No obstante... no soportaba la idea de dejar a dos hombres descubiertos ante los herejes. Ojalá el Emperador los guarde.

Me dispuse donde había indicado el capitán, al lado de Grish y el otro soldado, gritándole a mi pardillo. 

- Eh, marica, ¡unete a la formación! - Aunque Silon era un buen chico, a veces era un poco despistado, a causa de ser joven. Tenia que ponerlo en forma, como le prometí a su madre. Y protegerlo frente a todo.

Cuando todos se pusieran en formación, empezaría el avance. El Emperador nos guíe.

Psss. Llamo la atención de Drake para que se acercara. Al centro vamos. Le digo empujándolo un poco con la mano para que se adelantara. Me muevo siguiendo la formación con torpes pasos, pero ajustados a lo que se espera. Aprender fue siempre lo mío, y la instrucción quedó grabada como una cinta de video. Con la carabina alzada al hombro, apuntaba a donde miraba mientras me encogía sobre el fusil listo para abrir fuego. Me sentía un poco ridículo haciendo aquello, como si de verdad fuera un soldado. Si mis compañeros de facultad me vieran... se quedarían asombrados. Rodeado yo aquí de tipos tan duros aparentando ser uno de ellos. !Ja! Seguramente habría que tender a más gente antes de acabar, cosa que no me alegraba, desde luego, pero al menos me hacía ser útil dentro del grupo.

     ¿En vanguardia? ¿en serio? Grish no estaba muy satisfecho con las ordenes del capitán. Quería abandonar a los dos sacerdotes a su suerte sin siquiera hacer un comprobación somera de los alrededores y encima le ponía en vanguardia. Entre el peso del material que cargaba y el terreno tendría una movilidad muy reducida y además era el especialista antitanque, cuando el mapa (que tanto él como el sargento habían ignorado totalmente) reseñaba que había al menos uno. Si se topaba con el enemigo sería de los primeros en caer, pues tan cargado no podría replegarse y adiós al factor anti-blindado. Estaba bastante claro que no iban a salir con vida de allí. Bueno amigos, ha sido un placer, ha sido nuestra primera y última misión... pensó mirando de reojo a sus compañeros.

¿Qué más era mentira en la información? ¿Era Ishamel un objetivo real? ¿Estaba el 72º de Lonis allí? ¿Y el 12º de Reconocimiento aún estaba operativo? No podían saberlo, pero tenían una misión que cumplir. Ninguna de esas dudas se podía resolver sin información adicional. Ishmael estaba a sólo 12 kilómetros de su posición, bastaría la noche de Kulth para cubrir el trayecto. Si no había incidentes.

Este bosque tenía sonidos propios: sonidos de guerra que eran amortiguados por la vegetación y la distancia, el viento entre las hojas, los sigilosos movimientos de algún animal huyendo...y susurros. Susurros y gruñidos, algo acechaba ahí fuera.

El padre Karras apretó el hombro del soldado, un gesto de apoyo que quedó disminuido por la armadura antifrag del soldado.- No hay peor hereje que un traidor, pues este ha conocido la gloria del Emperador y le ha dado la espalda. Esta afrenta a nuestra compañía no quedará impune, y como pastor de este rebaño, me encargaré personalmente de borrar de la faz de este planeta cualquier traza de pecado a sangre y fuego. Sin embargo, sería una tarea más fácil con el apoyo de más fieles como tú, hijo. Necesitamos reagruparnos con los supervivientes de la compañía. Sigamos en marcha.