Partida Rol por web

Tras finalizar tu nuevo conjuro, este destinado a debilitar la voluntad y la fuerza de las ratas, estás continúan su acoso, y aunque tu magia protectora parece repeler todos los ataques, una de ellas, más fiera, logra alcanzar tu tobillo, donde hinca los dientes y sorbe tu sangre antes de que con un simple tirón te deshagas de la alimaña, lanzándola bien lejos de tí.

Todo y que pareces llevar controlado el combate, empiezas a preocuparte, pues tu magia divina se agota con rapidez y tus ojos aún no han logrado detectar ninguna posible salida...

nuevamente resisto como puedo el embite de las ratas mientras desesperada busco una salida, al no hallar nada vuelvo a concentrar mi energía para usar mi hechizo de protección.

Todo y que tu mente no se concentra lo suficiente en el conjuro, pues esta busca desesperadamente una salida, este parece surgir efecto con mucha más eficacia que cualquier otro, y de forma intensa, repele los ataques de todas la criaturas que se abalanzan sobre ti...

Nuevamente con el santuario en activo me pongo a la defensiva y vuelvo a mirar en busca de la salida.

Tu pose defensiva, asi como los conjuros que te rodean, repelen el ataque desenfrenado y continuo de las ratas, y todo y que varias de ellas logran superar la magia, tu escudo parece ser más que capaz de detenerlas, y por varias veces, haces uso de él para impedir que sus dientes logren alcanzarte. Algo desesperada, pues sabes bien que no podrás aguantar mucho tiempo asi, miras nuevamente a tu alrededor, en busca de una via de escape, pero no ves nada, solo ratas y cuatro paredes que te impiden huir de ellas...

Nuevamente al no encontrar nada. mantengo la posición en defensa, mientras cabezona, insisto en encontrar la salida, Madre, encontraré a mi amado, pues antes de irme contigo he de decirle algo...

Ahí esta!

Por fin tu mirada logra alcanzar a ver lo que pudiera ser la salida, pues en el muro que hay frente a ti crees avistar algo extraño. La pared parece titilar, parpadear mínimamente, quizás como si lo que vieras fuera una.. una ilusión.

Con una leve esperanza surgiendo en tu corazón, te permites una leve sonrisa mientras das un paso en esa dirección a tiempo de ver como de repente, la pared desaparece, sustituida por una intensa luz que parece atravesarla y que se expande hasta formar lo que parece una obertura, quizás tan grande como para que puedas pasar a través de ellas. Pero ese dato pasa rápidamente a un segundo plando, pues allí, empuñado la luz, que no es más que el brillo que emite un espadón, está Zenram. El guerrero te observa, bañado gran parte de mejilla y cuello en sangre, y estás dispuesta a reaccionar cuando sientes como unos afilados dientes se adentran en tu muslo izquierdo, provocándote un intenso dolor que hace palidecer a la sabrosa felicidad de poder ver a tu amado.

La visión del muro ilusorio me alegra enormemente, al fin la salida, mientras me encamino a ella la figura de Zenram aparece en el umbral deteniéndome para observarla mientras mi corazón bate con fuerza, eso no Madre, si quieres mi vida tómala, pero no lo mataré, tras parpadear varias veces veo las heridas que porta el guerrero, es él, mi amado, ha venido por mi, lanzo un globo de oscuridad en mi posición para dejar cuantas ratas sea posible y parto hacia la posición del guerrero feliz, al menos si caigo será a su lado.

Al ver a Zenram a tan poca distancia, evocas tus innatos poderes, y una vez la oscuridad rodea a un buen numero de ratas, sales a la carrera, directa a la obertura de luz.

Tu carrera es rápida, y quizás guiada por el deseo, más fácil de lo que crees, pero dicha sensación desaparece en un instante, el tiempo en que las enormes ratas se abalanzan sobre ti, desde todas y cada una de las direcciones. Sorprendida, y más asustada que en cualquier otro momento, eres capza de centrarte y repeler a la mayoria de estas, pero tu habilidad no es suficiente, y dos de ellas logran incar sus dientes en tu carne, ambas en tu pierna izquierda, ahora cubierta de sangre.

Pero todo y el dolor, logras alcanzar la obertura, la cual atraviesas para lanzarte a los brazos de Zenram.