Partida Rol por web

Una vez hhabeis comprado todo lo necesario y tras decidir vuestro destino, os encaminais hacia la posado, ahora caminando con más tranquilidd y facilidad, pues el mercado poco a poco va vaciandose de gente....

Tras unos minutos de silencioso andar, alcanzais la puertas de la posada, donde veis un gran cartel que poner: POSADA DE OROK.

Con decisión atravesais las puertas...

Disimuladamente, vas atrasandote, hasta que al fin tus "compañeros" se pierden de vista. Rapidamente te vuelves hacia el puesto de armas y ves que el tendero orco parece esperarte, pues te mira fijamente. Decidio, vuelves sobre tus pasos hasta alcanzarlo...

Ahh, ya pensé que no te interesaba lo de tu dolor de cabeza. - te comenta el orco, apoyando ambos codos en el mostrador y acercando su cabeza hacia ti. Su voz es apenas un susurro y sus ojos no dejan de vigilar a ambos lados. - No deberias hacer esas preguntas en voz alta, drow. Recuerda que el castigo por eso es la muerte. - te explica, de forma pausada, mientras mueve una daga entre ambos, como si la estuvierais estudiando.

Pero a lo que ibamos, si buscas un remedio para tu dolor, lo mejor será que visites a Krest... pero se disimulado, no te conviene que te vean entrar en su casa. - afirma, mientras te mira a los ojos y pone su palma hacia arriba - Su casa es.... - continua, aunque se detiene, como esperando algo de ti.

Con una sonrisa de complicidad suelto otro par de monedas en su mano mientras le digo casi como un susurro, le estoy agradecido por ayudarme a mitigar este dolor de cabeza tan especial, hago una pausa mirando su daga y digo con voz tranquila y susurrante para que nadie mas aparte de el me escuche, ¿y donde dice que se encuentra el señor Krest? Señooor... me quedo esperando a que me diga su nombre así como el lugar donde encontrar a Krest.

Grush, me llamo Grush. En cuanto a donde está él, pues donde siempre, en su casa. - te responde, sonriente, como si hubiese dicho algo divertido. - Está casi a las afueras del pueblo, coge aquella calle... - continua, señalando disimuladamente una de las calles que dan a la plaza. -... es la ultima, ya verás que es fea y sucia e incluso parece abandonada, pero es allí seguro.

Miro a Grush y con una moneda mas en la mano le digo, y... Grush? ¿Te puedo llamar mejor amigo? hago una pausa y si veo que no le molesta sigo diciendo, bien amigo me gustaria ya como ultima información, me acerco mas a el intentando que nadie se entere de anda de lo que digo, me gustaría saber donde puedo contratar a un... exterminador de plagas experto, mirándolo a los ojos digo, tengo una plaga de la cual me quiero deshacer y espero no tener que usar mis propias manos.

El orco te mira fijamente, en silencio, mientras escucha tu última pregunta. Tras unos segundos de incertidumbre, Grush parece haber decidido su respuesta.

Mejor guarda esa moneda, amigo. - te susurra, haciendo incapie en la última palabra. - Los exterminadores de plagas no abundan,... o si, pero sea como sea, son algo de lo que uno no debe fiarse ni entrometerse. - continua, hablando lentamente, e intentando hallar las palabras exactas que plasmen sus pensamientos. - Si entras en ese "trabajo", normalmente siempre se sale malparado, además de que según la plaga, el exterminador suele ser casi imposible de pagar. - agrega, obsevandote con atención en busca de algún gesto que implique que entiendes sus palabras. - Será mejor que busques a otro que te ayude a encontrar a dicha persona, yo no quiero arriesgarme. - finaliza, alejandose un poco. - En eso no puedo ayudarte.

Muchas gracias por todo entonces, digo mientras sonriendole me guardo la moneda, de todas maneras si por casualidad recuerdas donde puedo encontrar a uno pagaré con mucho gusto por la información, tendiéndole la mano digo, ha sido todo un placer charlar contigo amigo.

Después intento ver si alguien está siguiendo al grupo yendo a la posada y observando desde fuera si alguien los vigila.

Ante tus últimas palabras, observas como el rostro de Grush se contrae, pensativo y a punto de añadir unas palabras que parece no querer decir, asi que te detienes, mirándolo expectante.

Está bien, no se porque pero te diré un nombre, que quizás pueda ayudarte. - comenta por fin, al parecer tomando una difícil decisión. - Saca tu oro, pero que sean cinco, o mejor diez piezas, y olvida quien te lo ha dicho, ¿de acuerdo?. - agrega, tornando su rostro extremadamente serio y preocupado. - Habla con tu compañero, Lucius.... - continua, tras mirarte y creer que eres de fiar. - ...él sabe a quien puedes contratar para tu plaga. - finaliza, mostrando una expresión algo arrepentida.

Tras las ultimas y sorprendentes palabras de Grush, y antes de depedirte, te vuelves en todas las direcciones, observando la poca gente que queda en el mercado y en busca de cualquier cosa sospechosa. Nada llama tu atención, asi que te dispones a despedirte del tendero y partir hacia.........

Después de la amena charla con Grush me dirijo a la posada, pero no sin intentar ver si alguien nos espía mientras camino en dirección de esta.