Tras abrirte paso entre las decenas de clientes que llenan la posada de Orok, logras alcanzar las escaleras que conducen al piso de arricba. Rapidamente, y agradecido de alejarte de tanto barullo, subes la escaleras con rápidez, dandote cuenta de que las grandes puertas que las precedian logran amortiguar, y mucho, el sonido del comedor...
Una vez arriba, te diriges a tu habitación, a la cual entras con decisión, y una vez dentro, cierras las puerta....
Aseguro al puerta y me recuesto en mi cama
Maldiciòn, me estoy desviando de mi hermana, ojalà saliendo de este pueblo pueda encontrar camino a mi casa.
mi casa, suena extraño ahora, de seguro me recibiràn como en mi casa, pero hace tiempo que no lo es.
Aelyn, te cumplirè, pero sabes que esa rata de Tantador se està haciendo de la casa de Draco, y yo se que eso no es lo que tu deseas, te cumplirè, pero lo de mi hermana es algo que no puedo dejar...
la cena y la comoda cama van haciendo efecto en mi...
Sientes como el sueño empieza a vencerte, y como tus párpados empiezan a cerrarse lentamente..., cuando alguien golpea tu puerta con la intensidad justa como para sobresaltarte y fastidiarte el sueño que estabas a punto de alcanzar...
Me levanto tomo mi espada y me hago al lado de la puerta.
Quien?
la pregunta es firme sin mas miramientos
Soy yo, Lucius. - te contesta una voz, también firme, pero en voz baja, haciendo que te cueste un poco oirla. - Asi que abre la puerta. - agrega, dejando claro por el tono que es una orden.
Por supuesto que NO reconoces la voz!!
Tu?, a claro, pero que claridad, vamos, dame tu nombre en vez de darme órdenes, quien eres?.
Pero voz de hombre o de mujer?. :p
a, ya se , ya se, a que es Talion Hardmort!!.
Dejate de tonterias, Lucius, y abre la puerta. - te reponde la voz, algo irritada. - Si aún quieres saber donde está tu hermana abrirás la puerta tú, si quieres morir, la abriré yo! - agrega, en un tono amenzanate.
De hombre, perdón por no aclararlo antes!!
Lucius abre la puerta con su espada en una mano y apuntando con una de las hojas a quien se halle allí, la mención de su hermana tuvo más efecto en él de lo que esperaba...
Al abrir la puerta, tan solo te da tiempo a ver el rápido y fugaz movimiento de una figura encapuchada que ataviesa el umbral, situándose a tu espalda antes de que te de tiempo a reccionar. Perplejo, sientes como una fina hoja afilada se apoya contra tu costado... - Lucius, ese no es un buen recibiemiento. - te susurra el encapuchado, retirando el arma que apoya en tu cuerpo. - Baja esa arma tan grande, y cierra la puerta. Tenemos que hablar. - agrega, moviéndose hasta la ventana con una rapidez increible.
Por su tamaño dirias que el encapuchado, del que tan solo ves el brillo de sus negros ojos, es un humano, más bien bajo y delgado. Viste totalmente de oscuro, tapando su rostro con lo que parece una negra máscar y la capucha de su capa, y sus manos, rapidas como sus movimientos, están cubiertas por guantes.
Cierro la puerta pero no bajo el arma
muy bien quien eres y que deseas, te escucho
No soy yo el que desea nada, valiente Lucius. - te responde, de espaldas a tí, al parecer mirando por la ventana. - Tan solo he venido a confirmar que nuestro trato sigue en pie, por que sigue en pie, ¿verdad? - agrega, volviendose y fijando su dura y amenazante mirada en tus ojos.
La información que me pediste ya está en mi poder, asi que ahora dependerá de tí si quieres que pase a tu poder. Dime, ¿cumplirás con lo pactado o en estos dias desaparecido has cambiado de opinión? - agrega, entrecerrando sus ojos y a la espera de una respuesta, mientras parece analizar cada uno de tus movimientos.
En efecto, cumplo mi palabra, así que ya lo tienes, bien, como entonces yo tendría que darte...
Lucius se queda colgado en su frase esperando algún comentario de su interlocutor
mmm, tus palabras parecen honestas, aunque en ellas siento cierta duda... - responde el encapuchado, desviando nuevamente la mirada hacia la ventana. - Parece que tus amigos, si es que lo son, se marchan..... Sin duda al promontorio del que me hablaste. - agrega, con un tono más distendido. - Parecen un grupo capaz, quizás es verdad que Hodrum tenga las horas contadas. Pero dejemos eso, al fin y al cabo es algo que no me incumbe del todo... Volvamos a lo nuestro. - continua, sin dejar de mirar por la ventana.
Se el paradero de tu hermana, y estaré encantado de decirtelo, pero el precio a subido. - vuelve a hablar, tras guardar silencio durante unos segundos. - La información me ha costado más de lo imaginado, así que deberemos variar nuestro trato. - agrega, de nuevo volviendose hacia ti, a la vez que vuelve a desenfundar una pequeña daga, seguramente con la que te amenazó antriormente, y de la cual surge un brillo oscuro y tenebroso. - Pero tranquilo, el nuevo precio es razonable, e incluso es satisfactorio para tus siguientes pasos, pues con él también podrás alcanzar a tu hermana. - continua, al parecer sonriente, pues la máscara que porta parece reflejar el movimiento de sus músculos, y su boca asi lo demuestra. - Las sacerdotisas son la clave, ellas son las vidas que te pido a cambio de la información, además, claro, de que liberes a quien tienen preso, como ya habiamos acordado. - finaliza, a la espera de tu reacción y respuesta....
mmm, las sacerdotizas, eso no es algo sencillo, pides un precio muy alto, sabes el gran problema que es matar a una de ellas, podrían sacrificarme por eso, sinembargo, debo reconocer que la información que tienes es de gran importancia para mi, creo que aceptaré el trato, pero necesito que me digas de nuevo donde encontrarlas, he tenido algunos problemas para eso...y obvio espero que no me estes timando, pues bueno, tu ya sabes lo que sucede cuando se incumple un trato...mierda, en que me estoy metiendo, a quien tengo que liberar, uff, si que me he movido durante estos dias, si tan solo lo recordara.
El encapuchado vuelve a sonreir ante tu respuesta mientras juega con la daga, pasandola de una mano a otra. - Esa es una respuesta que me complace, pero a decir verdad, no crei que la declinases. - comenta, separándose de la ventana, y andando hacia ti.
Bien Lucius, a partir de aqui es cosa tuya, pero te recomendaria que solicitases ayuda a tu compañera... ella también camina en la misma dirección. - comenta, como distraido, mientras pasa por tu lado, con la intención de abrir la puerta. - Ambas sacerdotisas son más de lo que aparentan, pero si quieres hacerlo solo, tú mismo, es cosa tuya.... - continua, extendiendo su mano hacia la puerta, y abriéndola un par de centímetros. - Ah!, un último consejo, para que veas mis buenas intenciones. Ves, o mejor, id de noche y preparados, esas catacumbas del templo esconden muchos peligros, a parte de a esas dos arpias. - finaliza, saliendo al pasillo, y desapareciendo, como por arte de magia, en un segundo, sin opción a que puedas detenerlo.
En silencio, y aun sorprendido ante la rápida visita, cierras la puerta, pero aun logras escuchar la voz que llega, suave a tus oidos...
Y no olvides preguntarles por la secreta contraseña, es su mayor tesoro y te hará falta para salvar a tu hermana...
Escucho a el encapuchado para luego ver como se retira, espero un rato tratando de colocar todo esto en orden, me arreglo la armadura, no es necesario pero necesito ocupar mis manos en algo, tras un rato abro la puerta y bajo, voy en busca de Daenerys...
Cuando desciendes, de nuevo al comedor, este sigue repleto de gente, asi que te abres camino entre la clientela, buscando a Daenerys y el resto. Tras unos minutos de búsqueda, te das cuenta de ninguno de tus compañeros anda todavia por la posada...
Vuelves a la escena: LA POSADA DE OROK.