Partida Rol por web

Derek cae al suelo con sus manos sujetándose la pierna derecha.

Daisy, aterrada miró a Derek....sabía lo que iba a sucederle desde el momento en el que el monje lo señaló.

Salgamos de aquí, salgamos de aquí...

-¿Qué?- es todo lo que llega a decir el sorprendido Derek mientars cae blandamente al suelo mirando su pierna sin poderselo creer del todo.

Unos segundos después la voz de la enfermera lo trae a la realidad, ahí cae en la cuenta de que a la pobre mujer le ha pasado algo similar, y dice mientras la mira a los ojos señalando al montón de cenizas:

-Al menos ese hijo de puta está muerto.- para luego agregar en un grito hacia los que se acercan por el túnel -POR AQUI!!! TRAED UN MEDICO!!!-

Sor Madeleine dió gracias a Dios cuando aquel engendro de monje quedó convertido en cenizas, jamás hubiera pensado que se alegraría de una cosa así, pero aquel bastardo había estado a punto de terminar con la vida de sus pacientes y aquello era del todo inadmisible...

Aún continuaba con las manos ensangrentadas sobre el pecho del maltrecho Highway, la falda de su habito estaba echa girones por los bordes y manchada de barro y sangre a partes iguales... afortunadamente aquellos harapos seguían cumpliendo con su principal misión... mantener oculta la anatomía de la monja... pero en aquel  momento aquello había quedado relegado a un segundo plano. Ella se había propuesto mantener a aquel cascarrabias con vida y como se llamaba Madeleine que lo haría.. de modo que sujetando al sargento por los hombros y con las manos entrelazadas sobre el pecho del soldado comenzó a arrastrarlo porr el suelo para alejarlo de aquellas cenizas endemoniadas... no fuera que les diese por tomar formar o cualquier otra aberración....

La aturdida mente de Sor Madeleine sólo quería slir de allí, pero con aquellos testarudos soldados vivos... aunque no pudiera llevarselos enteros...

El teniente respiró profundamente mientras el mundo daba vueltas a su alrededor. Miro al sargento, a las mujeres tratando de ayudarle, a Claypole herido en la pierna, a Samid que parecía que era el que mejor había salido parado.

-Samid...escóltelos a la sali...-pero las fuerzas no le aguantaban más. Cayó de rodillas. Miró hacia la profundidad del túnel como si esperase ver llegar cientos de aquellas criaturas, como si no pudiese creer que todo había terminado. La oscuridad de aquel túnel parecía absorberle. El teniente cerró los ojos y se abandonó al sueño.

Pese a todo, pese a la confusión, la locura, pese a sus propias palabras Daisy necesitaba hacer algo antes de salir... La joven se acercó con una expresión de agotadora locura en los ojos al monton de cenizas y rebuscó algo...algo que pudiese iudentificar a aquel hombre: un medallón, las ropas, algo...

Rebuscas entre las cenizas y las ropas, intentando encontrar algo, cualquier objeto que haya sobrevivido al proceso de descomposición acelerado que sufrió el monje.

El hábito monacal se encuentra en perfecto estado, pero carece de ningún elemento distintivo. Revuelves las cenizas de la zona del cuello esperando encontrar algún medallón pero no hay nada.

Después buscas donde están las cenizas de la mano con la que os apuntó a Derek y a ti antes de dejaros inválidos de por vida, pero tampoco encuentras nada.

Por último, rebuscas en la otra mano ya casi sin ninguna esperanza y encuentras un anillo. Más que un anillo es un sello, uno de esos con los que se sellaba la correspondencia en la edad media.

El relieve que dejaría al estamparse contra la cera coincide plenamente con el escudo de armas que los soldados admiraban justo antes de que Sor Madeleine y tú abrieseis la trampilla que os dio acceso a estos túneles.

Los gritos de Derek atraen a los soldados hacia el templo, los que aún mantenéis la conciencia, podéis escuchar el sonido de sus botas acercándose

Cuando entran, el fuerte olor a muerte y descomposición que desprenden los compañeros muertos hace que alguno de los soldados de punta de lanza se doble por la mitad y vacíe el contenido de su estómago en mitad de suelo de piedra, estropeando lo que de otro modo habría sido una entrada digna de las fuerzas especiales.

En seguida os detectan. Con el teniente Speirs durmiendo por los efectos del tranquilizante que le aplicaron las mujeres una vez su cuerpo a dejado de bombear adrenalina, Daisy rebuscando entre las ropas del monje, el sargento Highway inconsciente siendo atendido en todo momento por Sor Madeleine y Derek incapaz de levantarse del suelo por si mismo, solo Samid continua en pie en esos momentos.

- HOMBRE HERIDO. PREPAREN EQUIPO DE EXTRACCIÓN.- oís chillar túnel arriba.

Menos de un minuto después, un equipo completo de enfermeros de campaña entra en el templo y se acercan a vuestro lado.- Vamos a sacarlos de aquí.- Os dicen. - Todo va a salir bien.- Sin daros tiempo a decir esta boca es mía, os suben a todos a unas camillas, incluso a los que podéis caminar por vuestros propios medios. Por toda explicación os indican que es posible que existan heridas internas y es mejor que de momento no os mováis.

Saliendo del templo tumbados sobre las camillas veis entrar a dos viejos conocidos.

Pistola en mano, el teniente McCarthy se acerca a vuestro lado, cuando descubre que estáis todos vivos su cara se alegra. Toca el hombro de uno de vosotros mientras os dice - Buen trabajo. Nosotros limpiaremos la zona. Ya no hay porque preocuparse.

Detrás de él, otro teniente, sostiene un pañuelo sobre su nariz mientras os mira con desdén con sus ojos italoamericanos.