Partida Rol por web

El elfo compartía las preocupaciones de Ethan, mostrándose un poco apenado por el punto de vista de Liones.

-No llevamos demasiado tiempo... La única forma de saber que esta sucediendo es con magia de alto nivel, en la que no me especializo, o que alguien vaya a ver... -entonces, se fijó en Liones. -. Confío plenamente en que Sir Elric IV podrá encargarse de todo... No deberíamos desobedecer sus ordenes...

Entonces, alguien tocó la puerta un par de veces. Nefin se acercó para asomarse y abrir: su reacción al abrir sus ojos como platos fue evidente, cerrando la puerta de golpe y colocándose de espaldas a está en un intento de cubrirla, pero el que estaba al otro lado solo tuvo que dar una patada para abrir la puerta y mandar al elfo volando al otro lado de la habitación.

En aquella situación uno pensaría que se trataba de alguna amenaza, pero Liones podría quitar ese pensamiento al fijarse de quién se trataba.

Un hombre medianamente alto de cabellos rubios, con unas vestimentas blancas y negras cubiertas por una gabardina azul con interior rojo intenso. Un par de botas altas, y unos guantes blancos que casi llegaban a sus codos. El sujeto se fijo en ustedes con sus ojos verdes, enseñando una muy leve sonrisa.

-Vaya lío se esta montando, ¿no? -si había alguien al nivel de Nefin o Kayn, era aquel chico que se abría paso a través de la habitación hasta quedar delante de Liones. -. Escuché vuestra conversación: pensaba quedarme a darles una mano, pero... También deseo ir al castillo.

-A-Alto... -Nefin, quién a pesar de no estar herido si que se había dado un buen golpe con al pared, se levantó del suelo e intentó intervenir. -. Las ordenes fuer...

-Las ordenes fueron proteger al príncipe y esperar. No se nos dijo quién debía cuidarlo ni donde. Tu puedes quedarte y protegerlo de sobra: nosotros, podemos ir al castillo -allí fue cuando el hombre se percató de la presencia de alguien más, Ethan. -. Hm... ¿Tu eres el Von Karstein actual? Te imaginaba más... -empezó a hacer gestos de musculatura, tamaño, una frondosa barba... Una imagen totalmente opuesta al consejero. -. Da igual. También estas preocupado, ¿no? Deberías venir con nosotros, así tendrás algo que contar. Cof, Cof... -tras toser un poco, hizo un gesto de cabeza. -. Lamento no presentarme: Soy Antony, Mandamiento de la Virtud.

-Chicos, no creo que deban dejar al príncipe... -intentó convencerlos el elfo.

-Vayan, vayan -soltó el príncipe con un vago gesto de manos. -. Más les vale conseguir a mi familia y a mi gata en una pieza, ¿okey? -se preocupaba por su familia a su manera...

-¿Y bien? ¿Vienen conmigo o se quedarán aquí mirando la ventana sin hacer nada?

El elfo compartia el punto de vista de Ethan, estaban en un aprieto…tenían que aguantar, guardar silencio y nada más. Tenían que limitarse a observar, callar y oír, a fin de cuentas estaban con una clara orden real, no se podía desobedecer así como así.

Fue entonces cuando llamaron a la puerta y parece que todo se volvió un caos. El elfo intentó bloquear la puerta, luego salió volando…y entró un hombre alto, de cabellos rubios, vestimentas blancas y que claramente parecía ser alguien peligroso, Ethan no dudó en colocarse cerca de el heredero al trono, ¿sería ese hombre un asesino o algo parecido?

El chico no conocía a ese hombre, pero hablaba con familiaridad a Nefin y a Liones, ¿Quién diantres era?, fuera como fuera, el elfo no mostraba mucha confianza en el y por lo tanto Ethan tampoco…aunque bueno, apenas conocía tampoco  Nefin…¿Qué iba a poder hacer?

Aquel misterioso hombre rubio, comentó las ordenes del príncipe y luego se dirigió a el, reconociéndole como Von Karstein y…bueno, haciendo alusión a que no era musculoso, ni alto ni tenía barba, aquello provocó que el chico se sonrojara de sobremanera…y con razón, pero a pesar de ello parecía contar con el para ir al castillo y de paso poder contar lo que ocurría ahí y…saber si todo estaba bien, sobretodo Frey. Fuera como fuera, el hombre se presentó como Anton y después el príncipe  habló.

Les dio permiso para ir y de paso traer a su familia y a su gata de una pieza…Ethan tal vez no era un guerrero ni nadie demasiado fuerte ni especialmente valiente, pero haría todo lo posible para ayudar.-¡S…si, iré!, mi deber es tomar apuntes y poder aconsejar, si no voy no podré ser de ninguna ayuda-Exclamó tragando forzosamente y mirando a Antony.-¡Yo voy!

-Ya era hora de que aparecieras- le dije a Antony - si puedo contar contigo para cubrirme la espalda entonces con más razón estoy listo para irme- dije acercándome a la ventana mientras Nefin argumentaba y el Von Karstein dudaba aunque finalmente parecía haberse decidido.

-Cuida bien a su alteza, nosotros nos encargaremos de la familia real y de la gata-

Entendí perfectamente porque Nefin había querido mantener la puerta cerrada, entre los sirvientes de la Suma Sacerdotisa había devotos y rebeldes y sin duda Antony y yo eramos del segundo grupo, pero Nefin era del primero teniendo en cuenta su historia y vivencias.

-Te lo encargo Nefin, se que harás un buen trabajo- comenté saliendo por la ventana rumbo al palacio.

-¡P-Pero...! -por más fuerte que fuesen sus bendiciones, no se veía capaz de detener de ninguna forma a Liones y Antony cuando se proponían hacer algo. -. ¡Más les vale regresar antes de que la Santa Sacerdotisa los venga a buscar!

Así entonces, el mandamiento rubio tomó con uno de sus brazos al consejero de los reyes; después de todo perderían mucho tiempo bajando por las escaleras, así que lo llevaría consigo para salir por la venta con Liones y andar al castillo por los tejados. Con aquel método no tardaron mucho en llegar al lugar de los acontecimientos, observando como en la entrada los caballeros se movilizaban para sacar a las personas y entrar a ayudar a los que aún no lo habían logrado. No había rastro de los reyes o del grupo del príncipe.

El fuego negro seguía surgiendo de la sala del trono, pero no parecía haberse expandido comparado con cuando salieron de la catedral.

-Bien... Liones, ya sabes que hacer -Antony soltó a Ethan solamente para poder sujetarlo mejor de la espalda, al igual que hizo luego con Liones para levantarlo. -. La prioridad son los reyes y la gata: Los alcanzaré enseguida. ¿Listos?

Sin apenas darle tiempo a responder, Antony tomó impulso con sus brazos, y haciendo una demostración de fuerza bruta les lanzó directo al piso que se encontraba justo abajo de las llamas, con la intención de que entrasen por una de las ventanas y llegasen "a salvo" al interior del castillo ahorrándose la multitud que había en la entrada.

Aterrizasen bien o no, se encontrarían con una sala en buen estado. El fuego no había alcanzado aún ese punto, pero se podía ver en el techo muy leves llamas negra asomadas entre pequeñas grietas hechas por las mismas; La sala del trono era uno de los lugares más resistentes de todo el castillo, por lo que no debían pensarlo mucho para saber que cuando las llamas lograsen alcanzar otras salas, todo el castillo podría empezar a arder en poco tiempo... O a lo mejor las llamas eran débiles y se expandían muy lentamente, era difícil decirlo.

Al otro lado de la puerta que daba al pasillo podían ver varias personas corriendo de un lado a otro, entre ellos varios caballeros. 

-¡La sala del trono esta bloqueda! -gritaba uno.

-¡¿Donde esta Sir Elric?! -gritó otro.

-¡Esta rescatando a las personas que fueron atrapadas por los escombros!

-¿Que rayos...? ¡Los reyes siguen dentro de la sala del trono!

-¡Pues a mi no me grites, no se que pasa por la cabeza de los príncipes la mayoría del tiempo!

Justo entonces algo pasó lentamente entre las piernas de Ethan, acariciándose sobre ellas antes de acariciar sus pantorillas con su cola.

-Meow... -allí se encontraba la gata del príncipe, la cual estaba acostumbrada a pasear por el castillo a su gana sin que nadie se lo impidiese: en aquella ocasión dio de casualidad con ustedes, ahorrándoles algo de trabajo.

Escuché la advertencia de Nefin ya cuándo nos encontrábamos saltando los tejados así que solo levanté la mano en señal de que lo había escuchado.

Recorrer la ciudad así nos permitió llegar rápidamente al castillo el cuál se veía envuelto en llamas negras, esas llamas hicieron resonar mi pecho por alguna razón y mi rostro se puso serio.

Asentí en cuanto Anthony me dijo que ya sabía que hacer y me preparé para ser lanzado, juntando mis palmas a mi cuerpo en el aire para ser como un misil y tras entrar por la ventana girar sobre mi mismo a fin de caer de pie.

Fue una alegría ver que la gata estaba bien y no hubo que buscarla.

-Sostenla tu le dije al Von Karstein, yo puedo derribar esa puerta-

Sin dudarlo me lancé contra la misma haciendo varios cortes con mi daga en puntos estratégicos para poder derribarla.

Ethan salió junto a Liones y Antony al balcón, donde el último agarró con fuerza al chico para llevarle al castillo, la prioridad eran los reyes y la gata, si…pero el hecho de ver como el fuego no se estaba expandiendo era una buena señal, lo que significaba que estaban controlando aquella terrible magia capaz de causar tantos estragos.

 Fue entonces cuando salieron disparados a gran velocidad y bueno…llegaron al lugar indicado si, pero Ethan se dio de bruces contra el suelo, sintiendo una gran punzada de dolor en la cabeza.-Ay…ay…ay…-Debía de haberse quedado protegiendo a su alteza, pero no podía decir que no a una orden real. Fuera como fuera, lentamente se incorporó, un tanto mareado por el golpe y encontrándose con la situación…las llamas negras eran preocupantes, pero parecía que el punto clave se encontraba tras la puerta, la que daba a la sala del trono.

Mientras los demás discutían, el chico pudo enterarse de que los reyes seguían en la sala del trono y…bueno, la gata de Elric, la cual se restregó contra las piernas de Ethan y le maulló con una parsimonia bastante…”gatuna”.

Fuera como fuera, el chico no se lo pensó dos veces y se agachó para coger a la gata en brazos y observar en como Liones trataba de derribar la puerta con su espada.

El sol resplandecía potente en aquella tarde, siendo su luz filtrada por las hojas que aquellos grandes arboles que formaban el bosque el cual atravesabas en aquel momento. Con todos los problemas que te causaba huir y ocultarte, aquellos pequeños momentos de tranquilidad eran muy bien recibidos.

Justo entonces, mientras andabas por el sendero que llevaba al otro lado del bosque, escuchaste un carruaje venir detrás de ti: no te alarmaste, pues con solo darte la vuelta te fijaste de que se trataba de un mercader y su vehículo impulsado por dos caballos.

-Hola, jovencita... -te saludó amablemente el anciano mercader. En el interior del carro se podían ver varios baúles y jarrones cubiertos por pañuelos, haciendo más obvia su profesión como transportista. -. ¿Acaso estas yendo al pueblo al otro lado del bosque? Te queda mucho por caminar... ¿No te gustaría que te lleve? -la verdad es que ya llevabas rato andando, y ser llevada directamente al próximo pueblo más cercano no sonaba para nada mal: el anciano no se parecía en lo más mínimo a la imagen que tenías de los caza-recompensas, por lo que dudabas que fuese uno encubierto; en todo caso, tu disfraz te había servido hasta ahora, ¿por qué no lo haría esta vez? -. La verdad es que me vendría bien algo de ayuda para bajar toda esta mercancía al llegar al pueblo -confesó el anciano soltando una inocente risa.

Vaya, entonces sí hay un pueblo más allá, genial, ya empezaba a dudarlo. Y no sé qué decirle a este hombre, últimamente he estado tan paranoica que desconfío de hasta los pobres viejos que venden cosas.

—Bueno, supongo que no hará daño descansar un rato. A cambio actuaré como guardaespaldas suyo, aunque no creo que haya asaltos por este sendero, se ve tan pacífico...

Tuve un sueño rarísimo anoche, estaba en una iglesia con un oso matando niños alados, me dio un poco de cosa cuando me desperté. Significará algo? Podría preguntarle luego a algún sabio, aunque me da vergüenza hablar de eso con desconocidos.

—Y qué es lo que vende? —no necesito comprarle nada, realmente, pero me pica la curiosidad.

Por si no fuese suficiente el buen golpe que se llevó Ethan contra el suelo, poco después de carga a la gata del rey se vio bajo un ataque de sus garras directo a su rostro; era bien sabido que la mascota del noble era muy bien cuidada, pero eso no le quitaba su naturaleza curiosa de depredador, que justamente aquel día tenía las uñas un poco más largas de lo debido, dejando varios cortes menores, pero considerablemente molestos y dolorosos, en el rostro del consejero real. Fue un ataque veloz y en un simple instante, tras el cual le dio un par de lamidas en el rostro al chico; tal vez lo había confundido con alguien y ahora era que caía en cuenta de que se trataba de él...

Dejando de lado el tema de la gata, subieron al piso siguiente y se detuvieron frente a la puerta. Liones se lanzó sin dudar a por la puerta que bloqueaba el paso a la sala del trono, la cual se encontraba arriba de la habitación por donde entraron. Las puertas estaban hechas para resistir el mayor de los asedios, pero aún así cayeron ante la feroz ráfaga de cortes hechas por el rubio.

Las puertas cayeron hechas pedazos. Desde el interior de la sala salió volando una nube de humo que les cubrió momentáneamente antes de empezar a disiparse por el pasillo. Obviamente, la causa del humo era la alta cantidad de llamas negras que cubrían la sala del trono; solo habían pequeños senderos por los cuales se podía ir sin ser alcanzado por el fuego. El techo, las paredes, los pilares... Todo ardía intensamente: Al fondo también se podían ver decenas de flechas negras clavadas en los tronos y sus alrededores, aunque por suerte los reyes no se encontraban allí sentados: en su lugar, Elric III y Lady Violeta estaban tirados en un rincón, cubiertos por unas banderas que cayeron por el desastre. Todos se movilizaron para asistir a los reyes, confirmando que ambos se encontraban inconscientes, pero en buen estado. También era necesario mencionar la ausencia de los Caballeros del Rey y del consejero real, Frey; este último tal vez se encontrase en otro lugar del castillo durante el "accidente".

Entonces, en aquel escenario en el cual se podía ver una hermosa vista de la ciudad a través del enorme agujero en la pared, solamente arruinada por las llamas negras y la situación en sí, empezaron a sentirse extrañamente observados: Habían varias personas intentando apagar el fuego y asistir a los líderes del clan, pero no era ninguno de ellos, era... Una sensación más escalofriante.

El anciano recibió tu oferta con una amable sonrisa, permitiéndote subir al carro antes de ponerlo en marcha con un movimiento de las sogas que sujetaban a los caballos. Entonces, mientras avanzaban por el bosque, se fijó en ti ante aquella pregunta, aún con una alegre sonrisa.

-Oh, verás: El pueblo al otro lado del bosque es muy productivo en cuanto a alimentos sacados de la naturaleza o de animales, pero desde hace unos meses están sufriendo una crisis con el agua y la medicina. Por alguna razón, las aguas que alimentaban el pozo dejaron de fluir y esté se seco; por otro lado, a pesar de que las tierras son altamente fértiles, no pueden cosecha ningún tipo de medicina. Parece ser que las personas del pueblo rezaron a la espera de ayuda, y terminé dando con ellos: vivo en un pueblo donde abunda el agua, y de camino aquí puedo comprar medicinas para re-vende. Se que están necesitados, y que no debo aprovecharme de ello, peo la venta es lo único con lo que me puedo mantener... -explicó un tanto apenado el mercader. -. Escuche que han pedido ayuda a la capital de manera constante, pero nadie ha resuelto el problema... Es lo que pasa cuando no hay alguien de la realeza en un pueblo.

El vendedor te llevó por todo el sendero hasta el final del bosque, uno bastante considerable incluso en carro. En la salida estaban situadas unas llanuras entre colinas, con amplios campos floreados y viva vegetación. Se podía ver un pequeño pueblo con varias divisiones ganaderas y de agricultura, pero todo formaba un único lugar al estar rodeado por vallas.

El anciano te llevó hasta la entrada, donde ya esperaban un par de hombres.

-¡Oh, Mercader Julius! Lo estábamos esperando -le saludó alegremente un granjero.

-Así es que debe ser. Esta vez traigo a alguien conmigo que podría ayudar a bajar todo -te presentó amablemente esperando que fueses bien recibida en aquel lugar.

Para sorpresa del anciano, los hombres se vieron un tanto confundidos, para luego cambiar sus expresiones por unas de risa.

-Bueno... Sabemos que estas un poco viejo, Julius, pero no estamos seguros de si una chica podría hacer el trabajo mejor de lo que lo harías tu...

Dejé que los guardias entraran a socorrer a la familia real apenas las puertas cayeron y aún con la daga en la mano entré caminando a la estancia buscando descubrir la fuente de aquel ataque.

Sin embargo pese a que mis sentidos no eran malos y estaba claro que podía sentir a alguien observándonos no pude ver de dónde provenía aquella horrible sensación.

Me quedé parado contemplando la ciudad con los dientes apretados y el ceño fruncido.

Esto no me gusta nada...

Además de aquel maravilloso golpe que se pegó contra el suelo, el gato no dudó en arañar con ganas el rostro de Ethan de forma bastante veloz, dejando al chaval con cortes molestos y de lo más dolorosos en el rostro, el chico tenía la cara roja y no paraba de hacer muecas de dolor…a fin de cuentas resultó de lo peor, parecía que la diosa fortuna no le sonreía para nada.

-Ay…ay….-El chico soltó un pequeño quejido, pero a pesar de ello no soltó a la gata, era su misión, no podía dejar aquello de lado. Fuera como fuera, la puerta se deshizo en pedazos con el ataque de Liones, provocando que una nube de humo les cubriera durante unos segundos y luego se comenzara a disipar, dejando ver las llamas negras que cubrían la sala del trono, las paredes, los pilares…todo, flechas negras clavadas en los tronos y…a sus majestades sentados en una esquina, cubiertos por unas banderas…obviamente todos se lanzaron a socorrerlos, pero no había ni rastro de los caballeros del rey ni de Frey.

Aquello hizo que Ethan sintiera una extraña sensación en la boca del estómago…¿estaría bien su mentor? Y entonces mientras todos intentaban apagar los fuegos y socorrer a los reyes, un escalofrío recorrió el cuerpo del muchacho,  algo no iba bien, pero…no podía ver que era, simplemente se limitó a abrazarse a la gata con fuerza y mirar de reojo a aquellas llamas y las flechas del trono, las memorizaría para escribir sobre ellas y dibujarlas.

Mientras los presentes se centraban en atender a los reyes para sacarlos de allí, Liones contemplaba el horizonte que se exhibía desde aquellas alturas, mientras que Ethan hacía una imagen mental en su cabeza de los tronos y las flechas...

A pesar de que ambos sintiesen aquella sensación de peligro, ninguno fue capaz de reaccionar a tiempo a lo que sucedería: Ethan, quién miraba hacia el Norte donde se ubicaban los tronos, sintió a una figura pasar a toda velocidad detrás de él, removiendo sus ropas y digiriéndose hacia el Este de la habitación, donde se encontraba Liones de espaldas. El chico rubio apenas pudo girar un poco la cabeza ante la advertencia dada por Ethan al percatarse de aquello, pero aquella silueta llegó antes de que el guerrero de la iglesia pudiese hacer algo.

La silueta en cuestión era pequeña, delgada, y sombría, ocultándose en una nube inestable de oscuridad y polvo. Aún así, parecía tener cuerpo físico, pues fue capaz de embestir a Liones para finalmente tirarse con él por el gran agujero que había en la sala del trono. Ni uno solo de los caballeros presentes se molestó en intentar ayudar al chico; una vez habían caído ambos del castillo, consideraban que era responsabilidad total de Liones ver como se salvaba de aquella amenaza; Ellos, mientras tanto, debían sacar a los reyes de allí cuanto antes.

-¡Ethan, no te quedes atrás! -le gritó un caballero al consejero, que fue básicamente el único que se quedó viendo la escena de Liones desplomándose en las afueras del castillo mientras se enfrentaba a aquella bola de oscuridad. No le quedaba de otra que dejarlo en sus manos y seguir al resto de caballeros para escoltar a los reyes.

Apenas empezaron a caer, la figura que te sujetaba pasó a abrazar tus caderas con sus muslos, esto con la intención de mantenerse sujetado a ti sin tener que usar las manos. Mientras caían a alta velocidad, las sombras que le rodeaban empezaron a juntarse y concentrarse al ser alcanzadas por la luz solar: poco a poco la bola de sombras tomó una forma más humana, y muy familiar...

Pequeño, joven, carente de rasgos adultos, con un cabello corto y desordenado que poseía también un mechón largo sobresaliendo de la parte de encima de la cabeza. Su cuerpo, a pesar de delgado y juvenil, poseía una musculatura bien desarrollada, y poseía unos grandes ojos inexpresivos. Ya te habías visto en un espejo muchas veces, pero nada como eso: Lo único que los llegaba a diferenciar era el hecho de que tu copia estaba formada totalmente de tonos grises.

-... -sin decir nada, el clon sombrío alzó sus brazos y empezó a arroja veloces puñetazos hacia tu rostro, todo esto mientras caían en una posición que haría que tu recibieses la mayor parte del impacto, ya que estabas abajo de él.

De manera inconsciente, te percataste que de a ese ritmo no tardarían demasiado en llegar a uno de los campos de entrenamiento del castillo, ubicados en el exterior del mismo pero en el interior de las murallas. Por suerte, justo entonces no parecía haber nadie por allí que pudiese resultar herido con vuestro aterrizaje.

Mientras huías con los otros caballeros, escoltando a los inconscientes reyes, una figura mucho más alta que tú te sujetó del hombro y te apartó del grupo. Se trataba de Antony.

-Dios, por fin te encuentro... -suspiró aliviado. -. Los caballeros se encargarán de los reyes, el castillo parece estar despejado de amenazas. No deberías preocuparte por eso... Argh, me estoy desviando del tema: Me encontré a tu profesor por allí, me pidió que te buscase y te llevase con él cuanto antes. No parecía contento... Ya que ustedes se han encargado de rescatar a los reyes y... a la gata -añadió viendo que la cargabas en tus brazos. -. supongo que no me queda más que ayudar al consejero real a encontrar a su alumno. Vamos, vamos.

Ni siquiera preguntó por Liones, simplemente te tomó de la muñeca y te llevó por los pasillos del castillo para que te reunieses con Frey. El caso es que según ibas recorriendo el castillo, te percatabas de la ausencia de personas en el mismo; en una situación como esa, habría mucho alboroto en todos y cada uno de los pasillos, y seguramente Frey estaría entre la muchedumbre intentando calmar y ordenar a todos, pero parecía que ese no era el caso.

-Muy bien. Ya llegamos.

Pensabas que tu mentor te esperaría en alguna sala de reuniones, en algún lugar con mucha gente, o al menos en una habitación, pero habían terminado en los calabozos subterraneos. Amplios pasillos con múltiples celdas se mostraban ante ti, con montones de prisioneros y criminales encerrados tras las rejas manteniéndose únicamente de las ratas que por allí corrían: ninguno tenía aspecto de bañarse, comer y descansar correctamente...

-Ji... Ji... Ji... -una pícara risa sonó detrás de ti mientras mirabas aquel lugar, el cual no visitabas mucho pues no eran necesarios tus servicios allí con frecuencia. Te volteaste lentamente, y apenas pudiste reaccionar para tirarte hacia atrás cuando viste aquel arma blanca lanzar un corte hacia tu cabeza. Tirado en el suelo, observaste a Antony empuñando su espada, con un amplia sonrisa de oreja a oreja. -. Sabía que caerías... Ahora solo tengo que acabar contigo aquí... Sin testigos fiables, sin nadie que te escuche y te venga a rescatar... ¡Matar a un alumno de consejero: es el trabajo más fácil que me han dado! ¡Ji, ji, ji!

El mandamiento dejaba detrás de si los escalones para salir del calabozo. No conocías del todo aquel lugar, pero sabías que solo había una salida y una entrada, por lo que si querías salir de allí tendrías que encontrar la manera de quitarte al espadachín del camino.

-¿Que sucede, pequeño? ¿No eres lo suficientemente hombre para luchar por tu vida? -con una amplia sonrisa, te apuntó con su arma de manera amenazante.

Sentí el empujón y caí sin remedio, mientras procuraba acomodarme sentí esa presa a la altura de la cintura, la persona que me derribó sabía bien lo que hacía, apretando mi cintura no podría liberarme y mi cuerpo era el que estaba apuntando hacía el suelo.

Al ver venir los golpes comencé a mover la cabeza hacía los costados, fue ahí dónde lo vi.

El sujeto era exactamente igual a mi, pero gris, sin embargo estaba claro que era mi reflejo, mi sombra o mi clon, no podría saber exactamente que pero mientras me lanzaba los golpes iba sintiendo como la ira crecía en mi por alguien que osó tomar mi apariencia para hacer tanto mal.

Aún tenía la daga en la mano, por lo que sin dudarlo comencé a apuñalarlo en el pecho.

Estaba claro, en aquella sala del trono había alguien o algo, aquel ser se desplazaba a gran velocidad y aquello fue lo que provocó que Ethan centrara su atención en ello, una vez removió sus ropas, el chico se giró, fijándose en una silueta pequeña, sombría, que se ocultaba en las sombras, pero a pesar de ser pequeño, tiró a Liones por el gran agujero que se encontraba en la estancia, momento en el que los caballeros comenzaban a alarmarse y a intentar sacar a sus majestades de ahí.

Un caballero le gritó a Ethan que no se quedaba atrás y el chico intentó hacer todo lo posible para salir de ahí aprisa, pero entonces Antony le detuvo, agarrándole por el hombro y actuando de manera aliviada, algo que extrañó bastante a Ethan.-Ha…había una…Liones se ha…-Pero el caballero apenas le dejaba hablar. Fue entonces que le confesó que encontró a Frey, el cual ordenó llevarle ante el y bueno…los reyes ya estaban a salvo y la gata también, así que Antony no dudó ni un segundo y le agarró por la muñeca, llevándole a donde fuera que se encontrara Frey.

El problema del comportamiento extraño y misterioso de Antony era el hecho de que no parecía haber gente por el castillo, no había ni un solo alma…¿Dónde estaba Frey?

Ambos recorrieron los pasillos y pasadizos, Ethan se imaginaba que el encuentro sería en la biblioteca, o en la sala de reuniones, o en los aposentos del susodicho, pero no…simplemente descendieron hacía las entrañas del castillo, específicamente la zona donde se encontraban las mazmorras y aquellos horribles calabozos plagados de criminales.

-A…Antony…¿Dónde está Frey?...esto son las mazmorras y...-Pero antes de poder seguir preguntando, el hombre empuñó su espada contra el, tirándole al suelo y amenazando con matarle, diciendo que nadie le escucharía ni le vendría a rescatar, comentando que aquello era el trabajo más fácil que le habían dado. El corazón de Ethan latía con fuerza, con tanta fuerza que podría salírsele de la boca en cualquier momento, aquel hombre era un asesino, ¿pero porque quería matarle a el?, no, no era momento de lanzar conjeturas, ya tendría tiempo después.

Las mazmorras solo tenían una salida según los planos del castillo y estaba siendo bloqueada por aquel asesino, tendría que luchar, pero…no tenía armas, no tenía nada…estaba desprotegido contra aquella amenaza, ¡necesitaba un milagro para salir de ahí con vida!

El muchacho retrocedió a gatas en el suelo y finalmente se puso de pie mientras el decía que no era lo suficiente hombre como para luchar. El era un hombre, pequeño, si, pero no se podía comparar a ese, el era alto, tenía una espada y parecía saber utilizarla…Ethan solo tenía su libro y…al gato. “Diosa fortuna, por favor…por favor sálvame…” Rezó mentalmente mientras miraba de manera lastimera al gato, dichoso rey y su orden y dichoso gato y sus arañazos y…dichosa caída, aún le dolía la cabeza a rabiar.

Estar tan concentrado en intentar golpearte seguramente fue la causa de que dejase su defensa tan expuesta, siendo que mientras esquivabas pudiste propinarle un par de apuñaladas en el pecho; esto provocó que detuviese sus ataques por un instante en el que expulsaría sangre por su boca, siendo esta de color negro. La sangre mancharía tu rostro y tu camisa, pero la higiene no era algo de que preocuparse en un momento como ese.

La sombra miró sobre tu hombro, viendo lo poco que faltaba para llegar al suelo. Dándose de cuenta de que en el aire no eras tan vulnerable como pensaba, decidió aprovechar la situación y aferrarse fuertemente a ti, intentando mantener aquella posición donde al caer, terminaría aplastándote contra el suelo.

Te sujetó fuertemente del cuello con una mano, lo cual le bastaba para dificultar tu movilidad en el aíre y así evitar que pudieses hacer un giro de último momento, más esto no impedía que pudieses usar tus brazos y piernas como vieses necesario durante la caída.

La criatura contra la que me estaba enfrentando no era fuerte pero si tenía mucha maña, al ser apuñalada buscó mi cuello y apretó con todas sus fuerzas a fin de dejarme inmovilizado, soltando la daga agarré su muñeca con la mano izquierda y con mi mano derecha apreté entre su codo y su hombro, buscando torcer el brazo y de esa forma acomodar el centro de gravedad de costado a fin de no caer de espaldas y recibir de lleno el impacto si no de costado y que lo recibiéramos los dos, incluso seguí haciendo fuerza para inclinar más el cuerpo y que su cara fuera lo primero que impactara.

—Pues ayúdenlo ustedes entonces —ya estoy acostumbrada a que me subestimen, de hecho, es una de mis tácticas, además no tengo ganas de ponerme a mover todas esas cosas.
Puede que luego le compre algo, no estaría de más hacerme con medicinas y antídotos, aunque no tengo en dónde llevarlas. Necesitaría conseguir una mula de carga o algo. Y por mula de carga me refiero a compañero de viaje, alguien con quien pueda charlar, viajar sola me está empezando a resultar aburrido.

—Me venía diciendo este señor que han empezado a tener problemas de producción, pero no me ha explicado por qué.
Estoy pensando... un arroyo seco puede deberse a un montón de cosas, tal vez lo mejor que puedan hacer sea mudarse si son poca gente. Si es una causa natural no podría hacer mucho para ayudarles.