Partida Rol por web

He allí en un lado apartado de la vista de tu contrincante y los que estaban con él, el elfo oscuro te asistía con una amable sonrisa.

-Sabía que llegarías a las finales, y que él también lo haría. ¿Estas listo para enfrentar a un verdadero oponente? No estoy exagerando cuando digo que su capacidad en combate es igual o superior a la tuya -soltó sin tapujos antes de mirar hacia los asientos de los nobles. -. Si ganas, el estatus de la iglesia aumentará mucho, aunque si pierdes no pasará nada malo. Contamos contigo, pero sin presiones, ¿vale?

Portando su lanza, Sir Elric se estaba preparando en una parte apartada de la vista de su oponente y sus acompañantes, aunque si que podía ser visto por los nobles y su hermano.

-Ethan, ¿verdad? Frey me dijo que te gustaría escribir historias y publicarlas. Asegurate de que esta quede registrada en las generaciones siguientes, ¿vale? -te comentó con una amplia sonrisa.

Entonces, pudiste darte cuenta de que el príncipe Elric V se fijaba en ustedes disimuladamente a la espera de que hicieses aquel favor que te había pedido. No tenías opción... ¿Verdad?

-De acuerdo, haré lo posible entonces, después de todo vine a divertirme- le respondí a Nefin - nos vemos después, prepara un par de conjuros curativos por las dudas!- comenté sonriendo para luego palmearle el hombro e ir a la arena.

Salí a la arena y me puse a ver las gradas y a todos los presentes, para luego avanzar hacía el medio con las manos detrás de la cabeza.

-Veamos, veamos veamos...- dije al aire mirando al príncipe - parece que al final solo quedamos nosotros pequeño Elric, me gustaría saber que tan fuerte te hiciste en estos años- desenvainé mi daga y me puse en guardia - comenzamos?-

Ethan observó el resto del combate desde su asiento, dándole vueltas al tema del frasco y apuntando con todo detalle las posibilidades, ingredientes o lo que fuera que pudiera contener esa mágica pócima capaz de debilitar a un guerrero de la envergadura de  Sir Elric.

Fuera como fuera, el primer combate terminó y se aproximaba el momento clave, el joven Liones Fallen contra Elric. Fue entonces el príncipe se dirigió a el y le habló.-Si alteza, soy Ethan, a su servicio.-Sonrío levemente, desde luego era un caballero de pura cepa, muy bueno a decir verdad, aunque también parecía ser algo prepotente, llegando a decir que se asegurara de que aquello quedara registrado para futuras generaciónes. De todas formas, el caballero le caía bien, era amable, valiente, fuerte...vamos, un caballero de cuento y un ejemplo a seguir. 

-Yo…haré todo lo posible señor, si…suelo escribir todo lo que ocurre, así que…yo…me esforzaré en relatarlo todo con pelos y señales.-Exclamó con rapidez, notando como Elric V le iba mirando desde la distancia, como si estuviera esperando la entrega de la pócima.

¿No había otra opción, cierto?, con un fuerte suspiro,  el chico rebuscó en su túnica y sacó el frasco que le dio el príncipe, tendiéndoselo al caballero con una leve mueca.-Señor, beba esto…hará…hará que el combate sea más interesante.

No estaba muy seguro de si quería dárselo, a fin de cuentas le parecía algo deshonesto y para colmo el príncipe le dijo “Quiero que le des esto de tu parte”, aquello era como…como algo muy turbio y malo, le complicaría la vida lo más seguro, ¿y si era veneno?, ¿y si era algo malo?. El chico temblaba levemente, no quería cambiar el futuro del reino así por las buenas.-o…o no se lo beba, cu…cualquier cosa estará bien.-Susurró como pudo, intentando que el pequeño príncipe no pudiera escucharle desde esa distancia.  

El caballero estaba apunto de salir cuando llamaste su atención con aquel ofrecimiento. Alzando una ceja, observó el frasco y luego tu comportamiento, notando a simple vista tu nerviosismo respecto a la bebida. Para tu sorpresa, te mostró una amplia sonrisa antes de despeinarte un poco, dejando la lanza clavada en el suelo para tomar el frasco.

-¿Te lo ha pedido mi hermano? Tranquilo, lo hace todo el tiempo. Normalmente es una cosa nada que me debilita un poco o me da nauseas, pero nunca seria capaz de hacerme nada malo. Digo, a lo mejor me equivoco y se aprovecha de mi confianza para darme un veneno letal, y tu serias cómplice de asesinato de un miembro de la familia real, y te ejecutarían en público frente a toda la ciudad... ¡Ha! Es emocionante, ¿verdad? -riendo como nadie, se tomó todo el frasco y luego te entregó el envase vació, volviendo a tomar su lanza. -. Es bueno ver que en el castillo hay personas que siguen fielmente a mi hermano... Nunca cambies, Ethan.

Así, el príncipe IV partió al campo para el enfrentamiento...

Entonces, el encuentro más esperado daría comienzo justo ahora. Cada competidor llegaba por su lado del campo, observando a su rival con relajación pero sin subertimarlo. Todos sabían que allí estaba lo mejor de lo mejor de los combatientes del concurso, y se esperaba una batalla a nivel de ellos que dejase a más de uno con la boca abierta.

El príncipe removió su capa hacia un lado para permitir que la luz del sol se reflejase en su brillante armadura, dejando su devastadora lanza clavada en el suelo para adoptar su posición de combate con las manos desnudas, cosa que dejaría a las personas con una notable sorpresa en sus rostros.

-No me decepciones... -a pesar de que sus expresiones mostraban una leve sonrisa, se podía sentir cierto choque competitivo entre ambos. Seria un combate digno de ver.

Y el anuncio fue suficiente para dar inicio al combate, el cual tendría un comienzo frenético por parte de Elric, quién se lanzó a por su rival a una gran velocidad que hizo alzar una nube de polvo en su anterior posición. Una vez delante de su rival, se agacharía para tomar impulso en un puñetazo ascendente, el cual esperaba lanzase a su enemigo por los aires; pero eso no seria todo, pues una vez en el aire saltaría a por él y le volvería a atacar, esta vez con ambos puños sujetados para lanzarlo contra el campo.

El ataque de Elric fue tan veloz como esperaba casi como si hubiera desaparecido de su posición original, miré hacía abajo un segundo antes de que lanzara su gancho, dando un salto hacía atrás, sintiendo como el aire impulsaba mis cabellos hacía atrás y era casi cortante.

-Vaya, vaya, vaya...veo que irás con todo!- dije dando un salto también para ponerme delante de él y comenzar a lanzar una ráfaga de golpes contra su cuerpo.

El caballero no tardó en darse cuenta de que algo no iba bien y al fijarse en el comportamiento de Ethan, no tardó en sonreír y despeinarle, preguntando si aquello era obra de su hermano. Ethan no podía ni contestarle, estaba estático, escuchando al caballero. Por lo visto aquello de la poción era algo bastante recurrente, parecía incluso bastante seguro de que nada malo podía ocurrirle, aunque si se daba el caso…le ejecutarían frente a toda la ciudad.

El muchachito estaba tan pálido como la leche, escuchando como el caballero se reía como si nada, y en un abrir y cerrar de ojos el susodicho agarró el frasco y lo vacío de un solo trago, devolviéndole el recipiente y felicitándole por seguir fielmente a Elric V

Aquella era su sentencia de muerte, estaba convencido de que el frasco tenía veneno, ¡y el muy idiota se lo había tragado de una sentada!, seguro que convulsionaba y estallaba en mil pedazos, o el gaznate se le cerraría y la cara se le pondría tan morada como una ciruela, no, no, estaba en un autentico apuro.

Pero a pesar de aquel claro miedo que le estaba invadiendo y el terror que sentía recorriéndole todo el cuerpo, como si se tratara de un espectro, volvió a su asiento, sacó su cuaderno y la pluma con mano temblorosa, su trabajo era escribir sobre lo que ocurría en el torneo.

Esperaba que el príncipe no se fuera al otro barrio…pero si así ocurría…tendría que tomar constancia de todo.

Ante la exitosa defensa de Liones, el príncipe no bajaría la guardia, o al menos esa era su intención al responder a esa ráfaga de ataques con sus brazos delante de él en un intento de bloquear todo. Para su mala suerte, la velocidad del rubio le supero en esos momentos, logrando penetrar su defensa y golpear el rostro, el único lugar que no era cubierto por la armadura.

-Tsk... -sin retroceder por aquel pequeño error, el príncipe se abrió paso entre la ráfagas de golpes para lanzar un gancho al estomago de Liones, esperando poder desorientarlo un poco al hacerle perder el aire.

Mientras tanto, algo se llevaba a cabo en la zona de los nobles, aunque los luchadores estaban muy ocupados para prestar atención; no parecía ser nada importante para ellos.

Mientras el combate se llevaba a cabo y todos miraban espectantes el duelo entre la corona y la iglesia, el elfo oscuro que acompañaba a Liones se acercó a ti con una amable sonrisa.

-Tu eres el aprendiz de Frey, ¿Verdad? Creo que nunca nos presentamos... Soy Nefin Tartarus -obviamente, ya habías escuchado hablar de uno de los mandamientos más "jovenes" de la iglesia. -. Aprovechando que estas aquí, me gustaría que cuando vuelvas al castillo envies un comunicado a los reyes de parte de la iglesia. Parece que la sacerdotisa no esta del todo de acuerdo con lo que ellos tienen en mente, y quiere planear una reunión para dialogar mejor el asunto... -el pequeño elfo observó de reojo al heredero, fijándose que esté no estuviese prestando atención para poder seguir. -. La iglesia y la corona se llevan de la mano, pero a veces chocan sus puntos de vista. Por eso se suelen reunir de vez en cuando para hablar, y la sacerdotisa quiere reunirse con los reyes. ¿Podrías hacerte cargo de hacerles llegar el mensaje?

Mientras tanto, varios de los nobles empezaban a emborracharse. Obviamente, les habían dado de la mejor bebida de la ciudad durante todo el festival, y ya empezaba a notarseles... El único que parecía cuerdo era Elric V, y eso porque casi no había tomado nada.

Había conectado en la cara del príncipe, pero como era de esperarme de él también él había logrado atravesar mi defensa e impactarme.

Escupí un poco de saliva al sentir el guantelete clavarse en mi estómago, pero poniéndo duro el adbdomen busqué tomarlo del mismo brazo con el que me había impactado, girar sobre mi mismo y arrojarlo contra el suelo.

Ethan estaba relatando el combate en su cuaderno sin apartar la mirada del susodicho, al menos hasta que se acercó un elfo oscuro y comenzó a hablarle con cortesía y amabilidad, por lo visto le conocía como el aprendiz de Frey.

El se presentó como Nefin Tartarus.-Yo…yo soy Ethan Von Karstein…un placer.-Sonrío aún algo nervioso por lo ocurrido con la poción y su inminente muerte en el patíbulo. Pero lo que más le extrañó al chico fue que el elfo se había acercado con otras intenciones más allá de presentarse. Quería que al volver al castillo, les diera un comunicado a los reyes de parte de la iglesia, por lo visto la sacerdotisa quería concertar una reunión.-¿Una…una reunión?...pero entonces debería comunicárselo al señor Frey, el es mi superior y quien se dedica a todo ese tipo de cosas…¿enviasteis algún comunicado al castillo?, a lo mejor no ha llegado.-Murmuró por lo bajo mientras el elfo seguía hablándole.

Tenía sentido que la iglesia y la corona no siempre se llevaran bien, a fin de cuentas en los libros de historia de la gran biblioteca del castillo, hablaban de revueltas y protestas por parte de la iglesia, no podían llevarse bien siempre. Pero el tal Nefin le estaba haciendo cargo de enviar el mensaje de la reunión.

-Yo…veré lo que puedo hacer, pero seguramente no tenga oportunidad ni de hablar con sus majestades.-Sonrío amigablemente.-¿Seguro que no quieres intentar hablar con Frey primero?

A pesar de que comentases que intentarías ayudar a hacer que el comunicado llegase, el elfo se mostraba un tanto disgustado por tu insistencia en hablar con Frey, o eso era lo que te imaginabas.

-El consejero de los reyes y yo tenemos... Historia. No solemos hablar a menos que sea de vital importancia para ambos pilares del reino -refiriéndose con pilares a la corona y a la iglesia. -. Ambos preferimos mantener el contacto a través de terceros. Espero no te resulte una molestia...

A pesar de todo, no parecía de todo molesto. Confiaba en que harías lo que estuviese a tu alcance para informar a los reyes de la petición de la Santa Sacerdotisa, después de todo tampoco quería causarte problemas.

Volviendo al combate, este parecía tomar un rumbo frenético... Cuando entonces aquello sucedió.

Ante aquel doble impacto el caballero mostró una leve sonrisa, siendo levantado por el chico rubio para lanzarle al suelo; con destreza, el pelirrojo rodó por el suelo para alejarse del alcance de su rival y evitar cualquier ataque que fuese a realizar en ese momento.

-He... Ya hemos alargado esto demasiado... -el príncipe dio un gran salto para aterrizar junto a su lanza, sacándola del suelo para adoptar su posición de combate característica; su simple mirada causaba cierta sensación de peso sobre el hombro de todos los presentes, una presencia intimidante que anunciaba un poder devastador...

Pero entonces, la lucha se vio interrumpida por un estruendoso sonido proveniente del castillo: todos voltearon a observar aquellas llamas negras que surgían de la torre donde se encontraba la sala del trono. Una explosión desconocida había abierto un buen agujero en una de las paredes, lugar por el cual una sombra saltó y se fue volando a gran velocidad, sin poder ser identificado por la alta distancia.

Obviamente, en aquel escenario el festival se dio por suspendido inmediatamente, pues los caballeros presentes se dispondrían a asistir a la familia real.

-¡Caballeros, al castillo! -dio la orden el caballero pelirojo, cuyo caballo fue traído por sus compañeros para disponerse a volver al castillo. -. ¡Liones, lleva al príncipe a la iglesia! -si el castillo ya no era el lugar más seguro, entonces lo era la catedral de la Santa Sacerdotisa.

El revuelo se formó en el festival. Todos corrían, gritaba, se estampaban contra el resto a pesar de estar totalmente lejos del peligro... La simple idea de ver la sala del trono arder enloquecía a la gente.

-¡Lion Heart! -gritó el elfo oscuro entre los nobles, golpeando su bastón contra el suelo antes de que una cúpula de luz cubriese todo el festival; a los pocos segundos se pudo notar como la preocupación y temor de las personas, y la de ustedes mismos, disminuía considerablemente... -. ¡Escuchen! ¡La iglesia otorgará refugio a todo el que no se sienta seguro en otra parte! ¡Pero pueden confiar en que los caballero salvarán a la familia real de lo que sea que haya pasado!

Muchos se miraron entre ellos: Algunos consideraron ir a la iglesia, otros prefirieron confiar en los caballeros y dirigirse a sus hogares para no estorbar. Por el lado de los nobles, todos ya estaban subiendo a sus carruajes que les llevarían a la seguridad de la catedral, entre ellos, Elric V.

-Von Karstein -le llamó el príncipe. -. Vienes conmigo. Tal vez necesite de tu palabra en la catedral.

El elfo parecía un tato molesto cuando Ethan dijo que se lo comunicaría a su superior, argumentando que tenían “historia entre ellos” y que prefería mantener el contacto con terceros.-Yo…bueno…es que…-No estaba muy seguro de si podía hacer algo así, a fin de cuentas el aún no era “alguien” en la corte. Desde luego aquel día estaba lleno de cambios, primero la poción, luego el mensaje …la explosión de la sala del trono…¡la explosión de la sala del trono!

Ethan palideció al escuchar aquel horrible ruido y se sintió en cierto modo mareado cuando se dio cuenta de que el edificio estalló por culpa de una extraña sombra que salió volando a gran velocidad. Aquello era terrible, era…nunca en la historia la sala del trono había sido destruida…aquello era un gran cambio, algo horrible y que marcaba un trágico punto en la historia del reino.

Muy a su pesar, el chico no dudó en comenzar a escribir en su libro, haciendo un rápido boceto de la imagen que tenía gravada en la retina, el humo, la sombra escabuyendose…a lo mejor podía ayudar a alguien con aquello o tal vez buscar respuestas, desde luego algo se le escapaba con todo aquello.

La gente enloquecía, corriendo de un lugar para otro y gritando realmente alarmados, el príncipe no tardó en comandar a los caballeros en dirección al castillo mientras el elfo oscuro tranquilizaba a la gente con un rápido hechizo, aquello en realidad le hizo sentir…le hizo sentir ¿mejor?, ¿era aquella la palabra?, desde luego se sentía más calmado y por ello respiró con tranquilidad, como de costumbre, volviendo a guardar el libro una vez relató todo lo ocurrido, la gente corriendo, el príncipe lanzando ordenes, el hechicero conjurando y Elric V ordenando que fuera con el a la catedral.

El muchacho miró a su alteza y inclinó levemente la cabeza. Pronto necesitarían noticias del castillo o lo ocurrido en el, a lo mejor debía rezar una vez llegaran a la catedral, por la reina, por el rey…y por su mentor, deseaba que todos estuvieran sanos y salvos. Obedientemente volvió al lado de el príncipe y subió al carruaje, esperando que la escolta les condujera a la catedral.   

Los golpes en el aire fueron la única vez que ambos nos tocamos, intenté lanzarlo con fuerza contra el suelo pero en su habilidad no solo cayó parado si no que marcó distancia y se puso junto a su arma diciendo que ya habíamos alargado esto bastante.

-Vaya vaya vaya, creo que pensamos lo mismo- dije sacando la daga con un rápido giro de muñeca y poniéndome en guardia con una sonrisa.

Pero al momento de lanzarnos el uno contra el otro escuché la explosión y todo se volvió un caos, nos frenamos en seco y pude ver aquella silueta saliendo desde la ventana del palacio.

En ese momento la adrenalina se apoderó de mi, estaba seguro de que si él lanzaba su lanza contra la criatura y yo la montaba, o si el Nefin nos hacía volar...pero el líder de los caballeros me cortó en seco con una orden a lo que asentí.

-De acuerdo, ve a por el responsable!- le dije guardando la daga y pisando con fuerza el suelo lanzándome en dirección al pulpito real  para luego subirme al techo del carruaje y protegerlo camino a la catedral.

Quién osaría atacar el palacio?

Luego de que Liones cayese sobre el carruaje real, partieron a la catedral tal como se les había indicado. El patio que hacia de entrada de la catedral ahora estaba divido en dos partes; una muy delgada para que las personas fuesen pasando poco a poco, y otro espacio totalmente despejado para que los escoltas del príncipe pasasen sin ser detenidos; obviamente, luego de la llegada del príncipe, abrirían en su totalidad la entrada para todo el que quisiese llegar.

Una vez dentro de la catedral, fueron llevados por los clérigos hasta la cima de la torre, lugar donde se encontraba la habitación de la sacerdotisa.

Allí les recibiría la voluptuosa mujer de largos cabellos rubios, con sus amplios ropajes blancos y su báculo con forma de balanza dorada.

-Su majestad... -la santa sacerdotisa hizo una elegante reverencia como era debido para saludar al príncipe. -. Espero encuentre cómodos mis aposentos. Necesito el resto de la catedral disponible para atender a las personas y movilizar a los seguidores... -explicó entonces la razón de porque habían sido llevados directamente allí.

-No te preocupes por eso. Cuando todo se calme un poco saldré a hablar con las personas: ya verás como todos estarán animados en un abrir y cerrar de ojos -comentó Elric V con cierto ego, aunque era ya algo normal en él.

-Eso espero... -entonces, la sacerdotisa se dirigió a ustedes. -. Liones, Nefin, sirviente de sus majestades... Cuiden del príncipe mientras yo voy a mostrarme al pueblo temeroso. Necesitan de las palabras de El Coloso para tranquilizarse y no caer ante esta situación tan inesperada...

Si nada más que decir, Flora se despidió y salió de la habitación, dejandolos con el príncipe que estaba tomando asiento en uno de los sillones. No les quedaba más que hacer lo mismo y esperar...

Inevitablemente se asomaban cada cierto tiempo por el balcón para ver como iba todo: el fuego no parecía disminuir en lo más mínimo en el castillo, casi y se podía decir que se estaba extendiendo... Entre espera y espera, el príncipe acabó dormido en el sillón.

-L-Liones, Ethan... -los llamó el elfo oscuro. -. ¿Creen que todo este bien? Es la primera vez en... nunca que el castillo se ve en un estado como ese...

El camino hasta la catedral fue un tanto…”escandaloso” a decir verdad. Dentro del carro reinaba el silencio y la tensión podía mascarse en el ambiente. ¿Se podía considerar lo que ocurría un estado de emergencia?, el castillo nunca había sido destruido…bueno, la sala del trono, era algo nuevo, terrorífico y que hacía pensar a Ethan que el mundo estaba cambiando lentamente, para bien o para mal.

Asomado por la ventana, el joven podía ver como la gente que no estuvo en el torneo corrían y miraban preocupados lo ocurrido, a fin de cuentas el castillo seguía humeante, ¿pero había algo más?, ¿estaban sus majestades bien?, el príncipe marchó corriendo hacía el castillo junto a los demás caballeros, ¿pero si habían enemigos, sería suficiente? Cientos de preguntas flotaban por la cabeza de Ethan mientras tomaba apuntes en su libro, aunque resultaba un tanto complicado, a fin de cuentas los caballos que tiraban de el carruaje no se detendrían hasta llegar a la catedral, la cual a cada segundo que pasaba estaba más cerca.

Al llegar, Ethan pudo sentir cierto temor, aquel enorme edificio resultaba intimidante y ver a aquellos plebeyos resguardándose en el interior de la catedral, eran una imagen de lo más extraña para el aprendiz de consejero, la imagen se le asemejaba al de unas ovejas entrando al matadero, pero aún así el chico guardó silencio y cuando el príncipe bajó del carro, no dudó en seguirle abrazándose a su libro y fijándose en la escolta…tal vez si hubiera sido otra situación, el joven se hubiera sentido honrado o incluso maravillado, pero hoy no era ese día.

Fuera como fuera, los clérigos les escoltaron hasta la cima de la torre, usando una entrada habilitada para el príncipe y sus escoltas, y una vez arriba del todo…se presentaron ante la sacerdotisa, una mujer hermosa, con largos cabellos rubios, ataviada con una ceremonial túnica y con el famoso báculo en forma de balanza dorada.

Eran pocas las veces que Ethan la había visto, pero su simple visión era reconfortante y era capaz de quitarle la respiración. El chico guardó silencio mientras Elric V y la Sacerdotisa entablaban conversación, después la mujer se marchó y dejó a los presentes en aquella ostentosa habitación y con aquel comezón de saber lo que ocurría en el castillo.

No fueron pocas las veces que Ethan se asomaba al balcón para observar la situación…y ciertamente, no parecía mejorar. El fuego se extendía más y más y no se detenía, ¿se perdería todo?...¿estarían todos bien? Con un fuerte suspiro el jovencito dejó el balcón por decimotercera vez y no pudo evitar fijarse en el príncipe, durmiendo tan apaciblemente en un sillón, ¿acaso no se preocupaba por su familia o por sus súbditos?. Ethan no tardó en abrir su libro y escribir un poco más al observar aquello, momento en el que Nefin les llamó a el y a Liones.

Ethan se acercó con cierta curiosidad, escuchando lo que tenía que decir.-Ciertamente es la primera vez que el castillo termina en este estado…me preocupa la seguridad de sus majestades y…y de…Frey, yo…yo espero que estén bien.-Murmuró ya con clara preocupación.-Pero esa sombra…salió del interior del castillo y…¿Qué puedo ser?, ¿magia, algún enemigo?...-Entonces se llevó las manos a la cabeza y suspiró.-Me está costando horrores pensar que todo está yendo bien…¿no hay alguna posibilidad de saber lo que ocurre?, ¿cuanto tiempo llevamos encerrados aquí?, el fuego no parece detenerse...

Viajar arriba de un carruaje y no dentro era algo nuevo, uno tenía que tener buen equilibrio para no caer en las curvas y sostenerse fuerte de algo, viajar sin sostenerse de nada por llegar una daga en la mano y estando atento a las posibles amenazas llevaba todo a otro nivel pero afortunadamente era lo suficientemente hábil como para improvisar esas cosas, saber dirigir mi peso corporal y soportar el viento contra la cara hasta llegar a la catedral.

Allí bajé detrás de su alteza, acompañando a los guardias y cerrando la marcha hasta que llegamos con Flora, le hice una reverencia como el protocolo indicaba y fui a tomar posición al lado de una ventana, con los brazos cruzados y observando todo, mientras ella iba a hablar con la gente a fin de calmarlos.

La respuesta y el tono de Elric V no me hizo demasiada gracia pero solo suspiré, era lo que tocaba tras la decisión de su hermano mayor con quién todavía tenía un combate inconcluso.

Cuándo Nefin me llamó junto con el escriba respondí con sinceridad.

-A decir verdad creo que estoy perdiendo mi tiempo aquí- me encogí de hombros - el príncipe esta durmiendo, el lugar esta lleno de guardias afuera y tu con tu magia podrías proteger la habitación, en cambio yo podría ir al palacio a ver que esta pasando, no solo tendríamos ojos en el lugar si no que podría ser de ayuda si le pasó algo a sus reales majestades-