Partida Rol por web

Aaron se relajó algo cuando Altavius finalmente cedió y los dejó pasar a los tres, aunque para el caballero, Salmos aún no estaba libre de toda sospecha... por lo que seguiría en guardia por lo que pudiese suceder... 

La sirena parecía fascinada por todo lo que se encontraba en el palacio... quizás fuese por el tiempo que ya llevaba viviendo allí, pero a Aaron se le hizo extraño a la vez que entrañable la reacción de Naia... - De nada, solo cumplo con mi deber... - a pesar de su amabilidad, esto no dejaba de ser una misión... y con suerte, después de ella, por fin se concentrarían en saber que se escondía en su alma... lo cual le hizo acordarse de la niña que acompañaba a Senca... quizás luego preguntase a la matriarca sobre aquella muchacha...

Una vez llegaron a los aposentos de la matriarca, la joven gobernante se lanzó sobre la sirena como una niña pequeña sobre un juguete nuevo, lo cual cogió algo por sorpresa a Aaron y no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa al ver la infantil reacción de Lethlia... 

Tras las presentaciones, posó a Naia en el suelo, dejando a la matriarca que la explicase toda la situación, tras lo cual se acercó a Belmoth para informar... - Durante la misión no ha habido ningún problema, ni luchas... encontré a Naia en la cabaña del centro del bosque, a la cual me guió un cazador del gremio... Edmoon, fue de gran ayuda y muy colaborador... Y como ha relatado Naia, al parecer el chico lobo la ayudó... quizás él despachó a los perseguidores, pero no estoy seguro... no es muy colaborador, parece tener ciertas reticencias con quienes somos de Ilfly... - relataba Aaron recordando como Salmos al principio no parecía confiar en sus intenciones ni en las de la matriarca... - De hecho... juraría que oculta algo... pero no sé si es algo que deba preocuparnos o no... - comentó mirando a Salmos que continuaba al lado de Naia como si de su guardaespaldas se tratase...

Luego recordó la misión de los cazadores... y creyó conveniente comentarlo con Belmoth... - Eso sí... Edmoon se encontraba en medio de la caza de una bestia que al parecer lleva un tiempo secuestrando jóvenes de los alrededores del bosque... ¿no deberíamos intervenir? - preguntó Aaron, que a pesar de preferir centrarse en su problema antes, no podía evitar preocuparse por el bienestar de los suyos... y en cuanto a Senca y Alice... prefería preguntar a Lethlia cuando terminase de hablar con Naia...

Desde atrás de la forja, tu padre te despidió con un vago gesto de cabeza antes de que salieses a seguir mostrando los alrededores a la niña.

Alice observó con cierta preocupación el estado de la habitación donde pasaría la noche, pero pronto se dio cuenta de que no había nada que temer más allá del polvo. En ese momento pensaba irse a descansar inmediatamente, pero cuando mencionaste que saldrías a entrenar, y que ella podría acompañarte, no lo pensó dos veces: te siguió sin opinar mucho a las ideas que mencionabas, siendo que parecía de acuerdo con todo lo que tenías en mente. Y aunque en su momento vio temerosa el puñal que le ofreciste, se armó de valor para tomarlo e intenta seguir tus pasos... muy torpemente.

Al terminar los rezos, Alice te vio algo avergonzada por su terrible manejo de armas, pero era de esperarse que una pequeña niña no fuese capaz de llevar a cabo tus rezos en el primer intento; al menos la pudiste ver motivada a intentarlo.

Luego de que llevases a cabo los rezos a la diosa del agua y al dios del viento, regresaste con Alice a la cabaña para preparar la cena: una deliciosa sopa con carne que compartirías con tu padre y Alice mientras caía la noche.

Después de que te despidieses de Alice y la llevases a la cama, está se quedaría dormida en el colchón como un pequeño ángel que descansaba luego de un largo cansancio. No parecía que despertaría pronto, por lo que pudiste retirarte sin preocuparte mucho.

Así, tras regresar a la casa de cazadores, te reuniste con la elfa dispuesto a ponerte en marcha lo más pronto posible con la investigación.

-Senca -se refirió a ti Dhijana. -. Antes de partir debemos ir al palacio de la matriarca. Me ha llamado para una misión de mayor prioridad, y quiero que vengas conmigo para acabar rápido -declaró. -. Tal vez luego podamos solicitar de su ayuda para investigar los alrededores en busca de demonios...

Luego de ser presentado tan alegremente por Naia, Salmos saludo a la matriarca con un asentimiento de cabeza, siendo que se pudo notar su incomodidad durante el breve momento en el que los presentes tuvieron su atención sobre él.

-¡Aww, pero si es super tierno! -confesó la matriarca, provocando un pequeño sobresalto en Salmos por la expresión usada, pero por suerte no se vio amenazado por los tiernos tratos de la elfa como hizo antes con Naia.

Mientras Lethia atendía a la sirena y a su primer salvador, Belmoth escuchaba con atención lo reportado por Aaron, al igual que lo hacía Altavius, quién continuaba presente: mientras el elfo rubio miraba a Salmos dudoso de que realmente pudiese ocultar algo peligroso, el elfo oscuro llegó a considerar más profundamente el tema... Pero el tema quedó de lado ante la mención de la bestia que acechaba los bosques.

-Me encargaré de enviar a unos cazadores de alto rango a encargarse de la bestia -declaró Altavius. -. He escuchado mucho sobre ella: si se ha ganado la fama para tener a nuestros cazadores ocupados, lo mejor sera acabar con ella lo más pronto posible.

-Aaron, tu ya has hecho mucho hoy. Deberías quedarte para... Investigar -él sabría a lo que Belmoth se refería.

-Si, si, todos deberían quedarse -intervino la matriarca, quién a pesar de estar entretenida con la sirena no dejó de prestar atención a los caballeros. -. Salmos, ¿te gustaría quedarte en el palacio esta noche? Como agradecimiento por ayudar a Naia -le ofreció con una dulce sonrisa.

Aquella propuesta tomó por sorpresa al lobo, quién dirigió primero una mirada a Naia, para luego pasar por Aaron y terminar nuevamente en la matriarca. Asintió lentamente con la cabeza.

-S-Si, me gustaría... -respondió algo apenado, o tal vez preocupado...

-¡Muy bien! -saltó alegre la matriarca. -. Pronto les tendremos unas habitaciones para que puedan descansar -ciertamente, uno se esperaría que una líder como era ella debía ser más seria y madura, pero Aaron sabía que a veces la vida de Lethia podía se algo aburrida y solitaria, y por eso disfrutaba de los pequeños momentos como ese. -. ¿Dormiréis por separado o compartiréis cuarto?

-Matriarca Lethia -intervino Altavius. -. Con la sirena rescatada, procederé a enviar una carta al gremio de ladrones. También enviaré una misión a la casa de cazadores para que se contribuya en la cacería de la bestia del bosque -declaró el elfo oscuro.

-Claro: Naia, Salmos, ¿les gustaría que le enseñemos el palacio? -les invitó finalmente la matriarca.

No tienes que preocuparte, quizá algún día seas una gran guerrera, pero eso requere entrenamiento. El siguiente día lo harás mejor, dije mientras cogía el puñal de camino a casa, metiendolo en la habitación de la niña en una mesa.

Aquí no tienes que preocuparte, pero yo me siento más seguro cuando tengo algo con lo que defenderme cuando duermo. Dije mientras volvía a la sala principal y servía la comida.

Caminé hacia la casa de cazadores pensando en donde podría comprarla algo de ropa al amanecer, y quizá un libro. Algo tendría que hacer cuando mi padre trabajaba y yo estaba en alguna misión.

Llegué al lugar bajo la luna, y suspiré a las palabras de la elfa, sin embargo, me gustaba que contara conmigo, ella era una mujer de la que aprender, podría parecer que ser el acompañante era un rango muy bajo, y quizá así fuera, pero cada misión me acercaba más a poder defender mejor a todas las gentes. Claro, dame un segundo, debo dejar este paquete, Me lo pidió mi padre. Dije entrando y llendo a la barra donde se situaba algún trabajador de la casa.

Buenas noches, mi padre me ha dicho que dejara estas espadas aquí, aunque no me ha dicho para quien son. Dije con la educación con que lo hacía siempre que traía algo de parte de mi padre. Tal como me lo había enseñado.

Salí y me reencontré con la elfa, Ya está, partamos.

Hacía mucho que no iba a ver a la matriarca, siempre pensé que era un lugar destinado a gente más famosa que yo. De camino, pregunté a la elfa. Me he encontrado antes con Aaron, tenía un juicio del que ha salido bien. Nunca nadie habla de la marca que lleva en la frente, ¿es algún tipo de marca de nacimiento?. Perdón, era por hablar de algo. ¿sabes cúal es la misión que nos van a enconmendar? Pregunté cambiando de tema.

Por último miré mi propia mochila, no estaba preparado para una misión demasiado larga, aunque suponía que de serlo, allí nos aprovisionarían, miré mis espadas para ver que estaban en el lugar que las correspondía y continué andando. Alice tendrá que esperar.

Me alegré al ver que Salmos caía bien a la matriarca, y esbocé una sonrisa cuando le ofreció quedarse aquella noche en el palacio. Cuando preguntó si queríamos compartir cuarto, me puse roja como un tomate. Nunca había compartido cuarto con una persona, así que aquello me pilló por sorpresa.

—Mmm… Bueno… A mí no me importaría compartir cuarto... —dije tímidamente, y miré al chico lobo—. Si Salmos también quiere… —En el fondo, deseaba que dijera que sí, porque me sentiría menos sola por la noche, pero no sabía cómo expresarlo.

Asentí cuando se ofrecieron a enseñarnos el palacio. Cuando tuve oportunidad, aproveché para hacer una pregunta:

—¿Puedo preguntar de qué conocíais a mi padre? Y… ¿sabéis cómo está? Aaron me dijo que está cautivo en Betestal… —Yo seguía sin entender a qué se debía todo aquello. Él y yo no habíamos hecho nada malo.

Aaron escuchaba atentamente a Altavius y Belmoth mientras la matriarca seguía jugueteando con Naia, la escena era entrañable, aunque habría ciertos sectores de la sociedad Ilfly que no verían con buenos ojos esa actitud... entre ellos el Curvo Negro...

-Me encargaré de enviar a unos cazadores de alto rango a encargarse de la bestia -declaró Altavius. -. He escuchado mucho sobre ella: si se ha ganado la fama para tener a nuestros cazadores ocupados, lo mejor sera acabar con ella lo más pronto posible.

- Me quedó más tranquilo así... agradezco su apoyo a dicha misión... - dijo con solemnidad Aaron a su superior mientras hacia una leve reverencia... la bestia debía ser eliminada... aunque había actitudes de Salmos que lo hacían sospechar... algo lo preocupaba... ¿pero qué?... quizás luego debería acercarse de nuevo al chico lobo y preguntarle...

-Aaron, tu ya has hecho mucho hoy. Deberías quedarte para... Investigar -él sabría a lo que Belmoth se refería.

 Aaron levantó la cabeza mirando hacia Belmoth y asintió... - Sí... cumpliré con mi deber... - Aaron tenía clara su misión... que seguía siendo la misma de siempre... proteger a la matriarca de cualquier peligro... aunque la invitación para que se quedase Salmos lo pilló algo de improviso... Le hubiese gustado haber hablado antes con Lethlia... pero ya era tarde... aunque Salmos no parecía del todo convencido...

Acto seguido, comenzó a acompañar a los invitados en su visita al palacio... el caballero ya estaba familiarizado con la hospitalidad de su señora... dejó que Lethlia y Naia hablasen, aunque no le gustó demasiado la idea de que Naia y Salmos compartiesen estancia... si Salmos demostraba ser un peligro... no podría garantizar la seguridad de Naia si se encontraban en la misma habitación... En otras circunstancias... habría expresado la necesidad de que Salmos estuviese separado de las estancias reales por motivos de seguridad... pero al salir la invitación de los labios de la propia matriarca, poco podía hacer ya al respecto...

Al igual que a Naia, la propuesta de compartir cuarto también tomó por sorpresa a Salmos; a pesar de que su casa tenía una única habitación, no había nadie más en el bosque con quién compartir, por lo que estaba claro que él tampoco estaba acostumbrado a hacerlo. Aún así, asintió sin decir nada.

-¡Muy bien! -dijo la matriarca alegre, escuchando entonces la pregunta de Naia respecto a su padre. Por primera vez en toda la visita la mujer tomó una expresión más de preocupación y tristeza. -. Bueno... Tu padre fue originalmente del clan Ilfly. Viajó a Betestal a pesar de la guerra para ayudar y conocer a las criaturas y seres mágicos que vivían allí. Nos enviaba cartas sobre sus colecciones y planes para traer a todos los animales aquí, sobre todo a su hija, tú, pero... Fue capturado por el clan Betestal. Desconocemos su situación ahora... -Lethía agacho la cabeza con los ojos un tanto cristalizados. -. Espero que esté bien...

Belmoth se acercó para confortar a la matriarca, la cual se recuperaría lo más pronto posible para poder acompañarles por la mansión. A excepción de Altavius, quién tenía otros asuntos que atender, todos recorrieron aquella mansión de punta a punta: se podía notar en cada pasillo el cuidado que se le daba a la limpieza y la decoración, como se le permitía a la naturaleza crece a través de las paredes y suelo de una manera que la tierra misma buscaba no dañar la estructura. Además, muchos animales pequeños y exóticos volaban y corrían por los pasillos, deteniéndose al pasar cerca de ustedes para jugar antes de que siguiesen su camino. Ciertamente, no había lugar donde el hombre y la naturaleza se uniesen más que en esa mansión.

Finalmente las horas pasaron, y disfrutaron de una agradable cena hecha por los trabajadores de la mansión. Frutas y verduras de todo tipo se sirvieron en la mesa, acompañados por pan y queso cortado en rebanadas anteriormente para su fácil consumo. Aunque también se había servido carne, esta fue en mucha menor cantidad y nunca fue tocada por la matriarca. Además, también se colocaron varias jarras con agua y jugos varios para que cada quién comiese lo que quisiese tomando lo que quisiese.

Luego de cenar y hablar un poco más, Naia y Salmos fueron escoltados a la habitación donde pasarían la noche. Aaron, por otro lado, se iría a otra parte con Belmoth y Lethía para atender otros asuntos que no tenían nada que ver con los invitados de la mansión.

Con un asentimiento de cabeza, uno de los encargados de la casa de cazadores recibió las espadas.

-La haremos llegar al que las haya pedido -te informó, y ciertamente podías confiar en esa persona pues ninguna arma entregada en aquel lugar había terminado en manos que no fuesen de lo clientes correspondientes.

Entonces, cuando empezaste a hablar de camino a la mansión, la elfa alzó un ceja mientras te dirigía una mirada de reojo.

-¿La marca de Aaron? Realmente nunca le he dado importancia... He escuchado que tiene alguna conexión con demonios, lo que explicaría el comportamiento que le causó ser enjuiciado, pero no son más que rumores: Aaron ha servido a la matriarca y a todo Ilfly fielmente. Tu no eres precisamente el mejor para juzgar eso: Siempre vas con esa mascara puesta, ¿no? -añadió, seguramente malinterpretando nuevamente tus intenciones. El problema de ser una cazadora profesional era que desconfiaba mucho de las personas y tendía a juzgarlas antes de tiempo, cosas que le había enseñado la experiencia. -. Sobre la misión... Ya lo verás.

Llegaron finalmente al portón de la mansión, el cual dividía la calle del patio que se encontraba al otro lado repleto de flora y animales exóticos. En las rejas habían varios guardias custodiando la entrada y el cercado en sí, siendo que al verles acercarse clavaron su atención sobre ustedes. Pero no fue necesario decir nada, pues desde el otro lado de la reja alguien abriría, y saldria acompañado por otros individuos que ya conocías...

Cuando finalmente pudiste tener un momento a sola con los hermanos, pensaste en comentarles tus preocupaciones antes de que propusiesen empezar con el ritual para investigar tu interior, pero Belmoth tomó la voz.

-Aaron, creo que la investigación de tu ser deberá esperar -te comentó algo apenado por ello. -. Lo lamento, pero te necesitamos en otra misión, y lo mejor es que Lethía descanse en lugar de esperarte despierta. Mañana a primera hora podremos ponernos manos a la obra contigo, pero ahora...

Entonces, Altavius hizo su aparición por detrás de ustedes, tosiendo levemente para anunciar su presencia.

-Los cazadores esperan afuera -avisó.

-Aaron -la matriarca te llamó. -. Ve con él, ¿okey? Eres fuerte. Podrás resistir hasta mañana -aseguró con una amplia sonrisa, acariciando suavemente tu mejilla con su mano derecha. -. Confío en ti.

No tenías más opción que cumplir nuevamente con tu deber, siendo que apenas podrías decir algo más antes de que Belmoth se llevase a Lethía a sus aposentos, siendo que tu te retirarías con Altavius a las afueras de la mansión. No te dijo nada, ni siquiera te dirigió la mirada en todo el camino: era el tipo de personas que emitía un aura imponente simplemente al andar...

Entonces, al acercarse a la salida, los guardias abrieron la rejas del jardín, permitiendo que se encontrasen con dos individuos ,conocidos para ti, al otro lado.

Las puertas del jardín fueron abiertas por los guardia, y de esté salio el caballero que portaba un sol en la frente siendo acompañado por el estratega del clan Ilfly, el elfo oscuro y a la vez pálido que se encaraba de los movimientos vitales del clan, Altavius. Ambos se reunirían justo afuera con dos cazadores que ya le esperaban: uno de ellos era Senca, llevando una mochila preparada con algunas provisiones y, junto a él, la elfa que representaba a los cazadores, Dhijana.

-Altavius, Aaron... -saludó la elfa con un leve gesto de cabeza.

-Aaron, Senca, les pondré al corriente -comentó el elfo oscuro antes de explicar el motivo de la reunión. -. Tuvimos un reporte de la existencia de una bestia que acecha en los bosques del norte. Parece que rapta y asesina a jovenes en el pueblo al otro lado, los cual nos hace preocuparnos no solo por el pueblo, si no por nosotros; pues en el momento en el que las personas al otro lado decidan huir, el pueblo más cercano al bosque será esta capital. Lo que verdaderamente me preocupa es que hoy un grupo de cazadores de menor rango han realizado una busqueda para dar con la bestia y acabar con ella... Pero no han regresado -concluyó. -. Los llamé precisamente a ustedes para que realicen una busqueda por el bosque e intenten averiguar que sucedió. Envíe una petición para que Dhijana fuese la que viniese con algún otro cazador de su elección... Aunque me esperaba que eligiese a alguien más reconocido -Aaron pudo sentir entonces como era estudiado de pies a cabeza por Altavius.

-Podemos confiar en él. Será de utilidad -aseguró Dhijana.

-Debe serlo. Aaron los acompañará. Vuestra misión es descubrir que sucedió con los cazadores; si siguen vivos, buscad la manera de traerlos aquí -el elfo hizo silencio durante breves segundos, segundos durante el cual el viento nocturno removió su cabello. -. Si misión es el rescate de los cazadores, pero cazar a la bestia es de mayor prioridad... 

Supongo que tienes razón, contesté a la mujer a lo de la máscara. En realidad la forma de ser de Aaron no me disgusta, cuando conoces el mal, la línea entre tomarte la justicia por tu mano y no hacerlo es fina. 

Miré a la elfa, por suerte esas cuestiones son para los eruditos, yo solo busco que la ciudad sea un lugar pacífico, para aquellos que no pueden defenderse. 

Todos teníamos nuestros peros, yo por ejemplo, otorgaba mi destino a los dioses, ellos me daban su poder, sin ellos no podría cumplir mi propósito. 

Saludé a Aaron con la mano, nos habíamos visto antes. Aunque el destino había hecho que justo nuestra conversación se convirtiera en nuestra misión.

Era un buen compañero para ir pensaba, tanto la elfa como yo podríamos estar atentos a que no se le fuera de las manos, en cambio, yo podría viajar con alguien cuyo jefe era la mismísima Matriarca, asumir un rol superior era lo que quería para mi futuro, aprendería como trabajan aquellos cualificados.

Callé ante la observación del estratega, la fama no me importaba, ni ser reconocido, solo cumplir la misión, una misión con éxito es una amenaza menos para cada habitante de Ilfly. 

Escuché atentamente las prioridades, alegrandome de haber elegido bien mis oraciones, los dioses me otorgarán su poder esta noche, siempre lo hacían pero había tenido la precaución de asegurarlo en la tarde.

Además, la bestia podía tener algo que ver con Alice, o al menos descartaría sospechosos. 

Luego del tour se te llevó a una habitación que compartirías con Salmos. Al igual que el resto de la mansión, estaba muy bien decorada y acomodada. Siendo una habitación con más profundidad que anchura, poseía dos camas ubicadas en el lado izquierdo, ambas separadas una de la otra. Al fondo de la habitación habían dos grandes puertas de cristal que llevaban a un balcón que daba con una hermosa visión del jardín de la mansión. Además de la cama, las plantas y las cortinas, también habían un par de muebles y mesas, así como unos armarios hechos a partir de ramas que salían del suelo; aunque ni tu ni Salmos tenían nada para guardar.

-Hm... -Salmos, quién había colgado su linterna en su cinturón para poder llevarte en sus brazos, te dejó sobre una de las camas, la que estaba más cerca de las ventanas. -. ¿Te agrada este lugar? -preguntó curioso, descolgando la linterna que, curiosamente, no se había apagado en todo el tiempo que llevabas conociéndolo a pesar de que nunca le había echado algo para mantener el fuego vivo. -. Tal vez exageré un poco... Parece que realmente se preocupan por ti -confesó con una leve sonrisa, volteándose un momento para dejar la lampara de aceite sobre la mesa de noche que había entre ambas camas, para entonces tomar asiento junto a ti. -. Lamento... Lo de tu padre. Espero que se encuentre bien allá en Betestal...

Escuché el relato de la matriarca sobre mi padre. Nunca me había comentado que fuese de Ilfly, ni que fuera a llevarme allí. «Seguro que quería que fuese una sorpresa» pensé. La verdad es que el lugar me parecía fascinante, aunque no había visto ningún estanque donde yo pudiese vivir, y mucho menos uno tan grande como el de mi hogar.

Mi expresión se ensombreció cuando dijo que lo habían capturado. —Lo sé… Vinieron unos hombres muy malos y se lo llevaron… —Hablé más bajo de lo habitual, y el dolor en mi voz era evidente—. Recuerdo que uno de ellos era rubio, de ojos azules, y llevaba una armadura blanca y una capa verde… —No podía olvidar la gélida mirada de aquel joven. Me aterrorizaba tanto que se había aparecido en mis sueños—.  Ayudad a mi padre, por favor. No quiero que le pase nada malo—. En ese momento mi voz empezó a quebrarse, y mis ojos se humedecieron. Yo ya estaba a salvo, pero mi padre… ¿Quién sabe cómo se encontraba en ese momento?

Después, nos llevaron de visita por la mansión. El lugar era precioso. Las plantas crecían a través del edificio, como si la estructura fuese parte de la naturaleza. Los animales corrían libremente y parecían felices. De vez en cuando se acercaban para jugar, aunque enseguida teníamos que continuar el recorrido así que no pude pasar demasiado rato con ellos.

Después de la cena, llegó el momento de ir a nuestra habitación. Salmos cargó conmigo y los guardias nos acompañaron al lugar donde dormiríamos.

La habitación era hermosa, como todo el edificio. Había bonitas plantas, y el daba una vista preciosa del jardín. Salmos me posó suavemente sobre una de las camas.

—Pues… síii. Es precioso. Aunque… no hay ningún estanque ni nada donde yo pueda nadar… ¿Y a ti? ¿Te gusta?

—Sí. No sé por qué desconfiabas tanto. Son gente muy buena, y mi padre quería que viniésemos aquí. ¿Por qué no querías venir? —le pregunté.

La mención de mi padre me hizo sentirme triste de nuevo. —Ojalá esté bien. —El solo pensar en ello me hacía sentir terriblemente mal. Quién sabe de qué serían capaces esos hombres. Apoyé mi cabeza en el hombro de Salmos, buscando consuelo—. Salmos… muchas gracias por todo, de verdad… De no ser por ti… no sé qué me hubiera pasado…

El caballero escuchaba con cierto pesar el relato sobre la captura del padre de Naia... sin lugar a dudas era algo trágico... al menos ahora la sirena se encontraba a salvo, y quizás, más adelante, tuviesen la ocasión de rescatar a su padre... si sigue con vida... en cualquier caso Lethlia se recobró rápidamente del trago de tener que dar las malas nuevas a Naia y se dispuso a guiar a sus invitados por el palacio...

Aaron seguía los pasos de la matriarca y sus invitados, recorriendo todos los bellos lugares del palacio... lo cual resultó... referescante... conocía todos y cada uno de esos lugares... pero nunca había tenido el tiempo de apreciarlos comoe ra debido... fue una grata experiencia... y parecía que la matriarca estaba disfrutando con ello.

Después cenaron, momento que Aaron aprovechó para comprobar la seguridad de las habitaciones, toda precaución era poca... Y tras una breve sobremesa, todo el mundo se retiró a descansar... acompañando el caballero a Naia y Salmos hasta su cuarto... - Descansad bien... es posible que sea la primera noche en algo de tiempo que seais capaz de descansar... - dijo sabiendo que la pobre Naia se había pasado algunos días huyendo...

Al cerrarse las puertas de la habitación... Aaron se acercó a uno de los soldados que montaban guardia en la zona de los aposentos... - Vigilad bien la habitación... si escuchais cualquier ruido sospechoso no dudéis en entrar... Todavía desconocemos la natura del chico licántropo... - las instrucciones fueron claras... unas órdenes que prefería no dar... pero Salmos había actuado de forma sospechosa todo el tiempo y debía tener cuidado... sobre todo estando la seguridad de la matriarca en juego...

Después volvió a dirigirse a los aposentos reales, donde sabía que los hermanos lo esperaban, aunque al llegar, el rostro de ambos fue más elocuente que sus palabras... de nuevo... tendría que esperar...

-Aaron, creo que la investigación de tu ser deberá esperar -te comentó algo apenado por ello. -. Lo lamento, pero te necesitamos en otra misión, y lo mejor es que Lethía descanse en lugar de esperarte despierta. Mañana a primera hora podremos ponernos manos a la obra contigo, pero ahora...

En cierta manera se lo esperaba... de hecho en su cabeza ya rondaba la idea de la natura de dicha misión... y el Cuervo Negro no tardó demasiado en confirmárselo, debería ir a ayudar en la caza de aquella bestia que aterrorizaba a los aldeanos que rodeaban el bosque... aunque no pudo evitar la necesidad de advertir a Belmoth y Lethía sobre sus sospechas... - Iré con placer a ayudar a los cazadores... pero no puedo evitar pensar que Salmos puede tener alguna relación con ello... incluso podría ser la bestia... - la licantropía del joven lo hacia sospechar de él, pero de momento solo eran conjeturas...

-Aaron -la matriarca te llamó. -. Ve con él, ¿okey? Eres fuerte. Podrás resistir hasta mañana -aseguró con una amplia sonrisa, acariciando suavemente tu mejilla con su mano derecha. -. Confío en ti.

El caballero miró a su líder con determinación... aquellas palabras eran lo único que necesitaba para ponerse en marcha... -No os defraudaré... - dijo Aaron que no pudo evitar estremecerse algo al recibir la caricia de la matriarca... habían sucedido muchas cosas... demasiadas... en los últimos días... y aquel trato era como una luz que iluminaba su camino... Tras despedirse, siguió al Cuervo Negro... Tratando de imaginar quienes serían sus compañeros de viaje...

Al salir al patio junto a su superior, vió el rostro de dos conocidos... uno de ellos no era el que esperaba... pero había tenido suerte... podría hablar largo y tendido sobre él sobre temas que le interesaban...

Al ver a Dhijana hizo una leve reverencia de respeto hacia una de los Maestros de Caza, su compañía sería de lo más inspirador... aunque también hacía que su preocupación aumentase en cierto modo... ¿tan poderosa sería aquella bestia que debían dar caza?

- Saludos, maesa Dhijana... saludos Senca... volvemos a vernos... - dijo el caballero saludando a ambos con respeto... y dejando un espacio para que Altavius les explicase con detalle la natura de la misión...

-Aaron, Senca, les pondré al corriente -comentó el elfo oscuro antes de explicar el motivo de la reunión. -. Tuvimos un reporte de la existencia de una bestia que acecha en los bosques del norte. Parece que rapta y asesina a jovenes en el pueblo al otro lado, los cual nos hace preocuparnos no solo por el pueblo, si no por nosotros; pues en el momento en el que las personas al otro lado decidan huir, el pueblo más cercano al bosque será esta capital. Lo que verdaderamente me preocupa es que hoy un grupo de cazadores de menor rango han realizado una busqueda para dar con la bestia y acabar con ella... Pero no han regresado -concluyó. -. Los llamé precisamente a ustedes para que realicen una busqueda por el bosque e intenten averiguar que sucedió. Envíe una petición para que Dhijana fuese la que viniese con algún otro cazador de su elección... Aunque me esperaba que eligiese a alguien más reconocido -Aaron pudo sentir entonces como era estudiado de pies a cabeza por Altavius.

En aquel momento no pudo evitar pensar en Edmoon, uno de los cazadores que había salido en busca de la bestia... por un lado suspiro aliviado... Salmos no podía ser aquella bestia si los cazadores habían sido atacados mientras él los acompañaba a la capital... pero por otro lado sintió frustración... quizás podría haberlos ayudado... pero tenía una misión que cumplir... aunque eso no le aliviaba... solo podía esperar llegar a tiempo y poder salvar a alguno de aquellos cazadores...

Una vez Altavius explicó lo que debían hacer, Aaron soloco el puño sobre su pecho y con una reverencia se dirigió a sus superior... - Así se hará... - después se puso en pie y avanzó hasta ponerse junto a sus dos compañeros de caza... dirigiendose a Dhijana - Maesa... durante mi enterior misión me encontré con uno de vuestros cazadores... Edmoon, al parecer estaban cercando a la bestia en las cercanías de la cabaña que se encuentra en el centro del bosque... pero al tener que regresar a traer a la joven que debía rescatar, nuestros caminos se separaron... - de esa manera informó a la maesa de todo aquello que sabía... Lo único que podía hacer era rezar a los dioses para que los cazadores estuviesen bien...

Después, una vez iniciada la marcha... - Me alegro de veros Senca... y me alegra que tengáis la posibilidad de conseguir aquella información que deseabais... - dijo recordadon el interes que tenía el cazador en si había demonios cerca de la ciudad... contemplando la posibilidad de que aquella bestia fuese uno...

-Bueno, quién sabe... Tal vez la matriarca pueda conseguirte uno -bromeó soltando una leve risa. -. Tenía mis preocupaciones al principio, no soy mucho de salir del bosque, y las pocas personas que he conocido del exterior han sido muy malas conmigo... Pero parece que esta vez es diferente. Me gustaría quedarme aquí contigo todo el tiempo que sea posible -confesó mostrando una dulce sonrisa que no había mostrado desde que salieron del bosque.

Entonces, al ver como recostabas la cabeza sobre su hombro, un leve sonrojo apareció en el rostro del chico lobo, quién se mantuvo mirando al frente mientras apretaba un poco las manos sobre sus piernas; un gesto fácil de notar.

-N-No fue nada. Era lo que cualquiera haría, ¿verdad? Ha, ha, ha -soltó una nueva carcajada, un tanto más torpe y forzada que todas las demás, pero aún se le notaba la sinceridad. -. Digo, seguramente tu harías lo mismo por mi...

Salmos se mantuvo en silencio durante unos segundos. Poco a poco su expresión fue pasando a una más seria, y finalmente el chico te apartó y te sujetó suavemente de los hombros, manteniendo su vista clavada en ti.

-Naia, necesito pedirte un favor... -al decir aquello, fue llevando su mano derecha hacia el colgante que antes te había dado. -. Si me convierto en una amenaza para ti... Acaba conmigo, ¿okey? -más que nunca, podías notar una mirada de decisión en su rostro, combinada con dolor y tristeza en un intento de ocultar arrepentimiento. -. N-No es necesario que sepas nada, solo... Si te sientes en peligro... No dudes en usar el colgante, ¿okey? -tal vez había actuado algo extraño desde que salieron del bosque, pero nada como eso. Las preocupaciones que antes habían desaparecido ahora volvían más fuertes que nunca en Salmos, cuya mirada suplicante esperaba que aceptases su petición...

El soldado obedecería tu orden al pie de la letra como si hubiese sido dada por la misma Matriarca. Seguramente preferías quedarte tu mismo a vigilar, pero ahora debías llevar a cabo tu propio trabajo.

-Ciertamente, el chico desprende un aura misteriosa -confesó Belmoth cuando mencionaste tus preocupaciones. -. Pero es un poco racista determinar que es la bestia únicamente por su raza... Aún así, le tendremos el ojo encima por si las moscas. Ve tranquilo -aseguró con una leve sonrisa.

Entonces, tras dar tus últimas palabras a los hermanos, saliste con el elfo oscuro a reunirte en las afueras de la mansión.