Partida Rol por web

Las palabras del turiano me hacen recordar que vaya donde vaya soy una paria. Es irónico, pues para los míos no soy quariana, y para el resto apesto a una de ellos. "Hipócritas todos..."

Me termino la copa de un último sorbo y recojo los vasos y la botella. Por un momento la paranoia me invade otra vez y, mientras guardo el preciado alcohol en la alacena, pienso en llevarme conmigo la información sobre las IAs capturada al salariano. Pero después recapacito y doy instrucciones a Nefilim para quedarse aquí y re-encriptarla. Le doy órdenes para destruir la información si alguien logra robarla física o virtualmente -aunque para ello el ladrón tuviera que conectarse manualmente al terminal de casa-. No quiero que ese desarrollo ande suelto por ahí. No me fío de que a alguien le dé por hacer como Yevon. La información estará tan a salvo con mi dron como si la tuviera yo misma.

-Vamos, pues. Tú abres camino, turiano... Supongo que no necesitaré armas en el fantabuloso Presidium, ¿no?

El turiano mueve las aletas laterales de su boca en un acto reflejo.

- ¿Armas? ¿En la Ciudadela? - pregunta. - Mejor déjalas aquí...

Salís del edificio y montáis en una lanzadera de Seg-C que os espera a la puerta. El nivel de vuelo preferente para vehículos oficiales os permite llegar al Presidium en pocos minutos desde que saliste de tu casa. El vehículo para junto a una terminal de Avina y subís por unas escaleras en dirección al despacho del Ejecutor Pallin.

- Yo te acompaño hasta aquí... - dice Chellick parándose en la puerta. Para ser un capullo arrogante, hoy se está comportando como un turiano educado, para variar. - Adina... Buen trabajo - concluye a modo de despedida justo antes de que entres en la oficina.

El despacho del Ejecutor es mucho más grande de lo que imaginabas, pero está prácticamente vacío, salvo por una mesa situada aproximadamente en el centro. Tanto espacio desaprovechado en una estación espacial te resulta casi insultante después de haber pasado gran parte de tu vida en la Flota Nómada.

El Ejecutor Pallin se sienta detrás de esa mesa y levanta la cabeza cuando entras. Apoyado en la pared a unos metros de él, otro turiano te observa con detenimiento en actitud relajada.

- Tu debes de ser Adina'Feru, ¿verdad? - pregunta. - Por favor, siéntate - dice señalando un asiento al otro lado de la mesa, de espaldas a la puerta.

- He leído el informe de la detención de Yevon. Chellick alaba tu trabajo como colaboradora de Seg-C - "Colaboradora... ¡será cabrón!" - Según sus palabras fuiste tremendamente eficiente para localizar la IA ilegal que había programado el salariano. Creo recordar que las palabras exactas eran - lee de la pantalla holográfica que tiene en frente - "una verdadera experta en inteligencia artificial".

Parece notar tu incomodidad mientras habla, pero se queda callado, esperando tu versión sobre tu propia actuación a la hora de localizar la IA y detener a Yevon.

"Por si resultara que un turiano estirado me supiera a poco, ahora tengo delante a dos magníficos ejemplares con sendos palos en el culo. Excelente, Adina. ¿Cuándo vas a tener la suerte de despertarte y no tener nada que hacer salvo disfrutar de la vida...?", me digo. Me ha ofrecido asiento, así que deposito mi trasero en una de las sillas, cruzándome de brazos y piernas y echando de menos la presencia zumbadora de Nefilim cerca mío.

-El oficial Chellick es parco en palabras y alabanzas -contesto, algo ofendida. "Una verdadera experta...", pfff. Será gilipollas, el tío, al llamarme colaboradora. Si no hubiera sido por mí, los bolsillos agujereados de Doran iban a ser el menor de sus problemas-, pero se agradece que reconozcan el trabajo de una, al menos. Supongo que usted, Ejecutor, ya tiene en su poder todos los informes, así que poco puedo añadir yo -me encojo elocuentemente de hombros-, aunque si quiere saberlo... me enfrenté a una mente puñeteramente ágil y soberbia -utilizo deliberadamente la primera persona del singular-. Yevon, el salariano, es un genio. Con todo, también hay que decir que está chalado. Crear IAs es un proceso... peligroso. Nosotros creamos a los putos geth, y mire lo que salió de eso -me callo gran parte del asunto, por supuesto. Los turianos no tienen por qué estar al tanto de los pormenores de la Rebelión Geth-. Al cabrón del salariano sólo se le ocurrió que con una IA conseguiría robar más dinero. ¡Pfff! -bufo, indignada-. Crear un hijo y hacerlo criminal. Se merece lo que quiera que vaya a pasarle.

Descruzo y vuelvo a cruzar las piernas, vigilando levemente al otro turiano, el que se apoya con actitud indolente contra una pared.

-Claro que si quiere saber lo que hice... prescindiendo de tecnicismos aburridos, le diré que tuve unas cuantas ideas brillantes -me vuelvo a encoger de hombros. Al comprobar que los turianos continúan observándome con atención, suspiro y procedo a explicarles-. Al principio pensé que me enfrentaba a un jodido genio por cómo había conseguido quebrar las defensas que tejí alrededor de Jericó, la IV que diseñé para Doran, el dueño del Flux. Pero al comprobar que no se trataba tanto de "quebrar" como de "ignorar", empecé a sospechar. Una capacidad de respuesta más elevada que el propio conteo cuántico del reloj de la Ciudadela no está al alcance ni del más dopado de los salarianos, así que supuse que estaba ante una IV tremendamente desarrollada... o una maldita IA suelta. Finalmente el oficial Chellick, en un raro ejemplo de comunicación mutua -todavía me pica el que no me dijeran NADA del asunto-, me confesó que los expertos de Seg-C sospechaban de la existencia de una IA.

Suspiro otra vez e intento colocarme de una forma más cómoda. Las sillas del despacho están hechas para el culo huesudo de un turiano, y eso se acaba notando.

-Con esa información y algo de suerte, descubrí el modo en que atacaba: pirateando la señal del reloj de la Ciudadela, adelantaba el pulso unas décimas de nanosegundo -lo digo con admiración, claro. Que se den cuenta mis oyentes de que eso es algo imposible. Hasta ayer-. Lo suficiente como para crear un desfase de unos milisegundos de duración en los que actuar... para después retrasar de nuevo la señal hasta hacerla coincidir con la genuina. De una forma jodidamente elegante, la IA entraba y no dejaba huella de su paso porque, literalmente, no había habido tiempo para registrar su presencia -la verdad es que me sigue sorprendiendo el modus operandi de aquella IA. Una pena que hubiera escogido el camino equivocado-. Por cierto que pirateaba la señal gracias a un aparatito meramente electrónico instalado en la terminal de RapidTrans cercana al Flux. Una obra muy ingeniosa, la verdad. Una vez sabido esto -reanudo-, instalé un registro paralelo para monitorizar sus entradas. ¡Y la hijaputa todavía intentó adaptarse a eso! Al final no pudo y abortó la conexión, pero no sin antes dejarme una serie de pistas. Cinco pistas, para ser exactos. Una de ellas llevó a Chellick hasta el apartamento del salariano y su hija descarriada.

Me callo unos segundos, recordando los momentos de terror aderezado con torrentes de adrenalina que fueron el combate que siguió al descubrimiento del emplazamiento físico de la IA.

-Al día siguiente -reanudo mi historia-, el oficial Chellick me llevó hasta el lugar donde Yevon tenía a la IA. Había una serie de defensas letales, pero entre él y yo pudimos acabar con ellas -no entro en más detalles, pues supongo que ya ha leído el informe del propio oficial-. Y dentro del apartamento estaba el puñetero salariano, quejándose a su IA de no haber evitado nuestra intrusión. En el servidor instalado en su casa hallé a la propia IA criminal. La cual, supongo, será borrada -añado, terminando con ello mi relato.

Me quedo mirando fijamente a Pallin, quien no parece haberse perdido detalle de mi monólogo, asintiendo en ocasiones y moviendo las aletas mandibulares de esa forma un tanto desconcertante que tienen los turianos.

-Y ahora, Ejecutor -acabo diciendo, dejando entrever a las claras un tono de cansancio cínico-, me dirá que muy bien... y que usted, o Seg-C, o algún jodido gerifalte, todavía quiere algo más de mí. ¿Me equivoco?

El ejecutor Pallin mira con una sonrisa a su compañero turiano.

- ¡Vaya! Parece que has encontrado a la persona que estás buscando... Experta en IAs, malhablada y con tan poco respeto por la autoridad como todos los Espectros que conozco.

Se vuelve hacia ti con expresión divertida, como si disfrutase de poder zaherir a su compañero.

- Por mi parte, no quiero nada más de ti... - teclea algo en el panel de su ordenador y no tardas en recibir un mensaje. - Pero dado que algún jodido gerifalte ha considerado tu actuación como suficientemente provechosa para la comunidad como para concederte los papeles de aduana que deberías haber obtenido al entrar en la Ciudadela, te envío el certificado de Seg-C para "pasar por alto" ese incidente. - Por su tono, dirías que no le hace mucha gracia darte los papeles que habías pactado con Chellick, pero compruebas en tu omniherramienta que por fin estás de forma legal en la Ciudadela.

El otro turiano fulmina al Ejecutor con la mirada, lo que no deja de sorprenderte, puesto que jerárquicamente, Pallin ocupa un lugar más elevado que cualquiera de los turianos que conoces.

- Mi nombre es Jareth Artrus, miembro de SPECTRE. - Cuando se presenta como un Espectro, entiendes que pueda tratar de igual a igual al Ejecutor Pallin. - Por lo que he visto de tu historial, Seg-C te ha tenido retenida por un formalismo durante semanas, trabajando para ellos a cambio de obtener unos papeles... - Mira de reojo a Pallin, devolviéndole la pulla que le había lanzado con anterioridad.

- Supongo que después de tanto tiempo encerrada tendrás ganas de ver algo de mundo y obtener algunos créditos. Por si no estás al tanto de los últimos acontecimientos, los Geth han atacado una colonia humana, Eden Prime. Te contaré todos los detalles más adelante, pero de momento te basta con saber que necesito un experto en inteligencia artificial para investigar a los Geth. La paga es buena y tendrás a tu disposición un ordenador quántico de último modelo... Si estás interesada, el puesto es tuyo.

Me quedo tremendamente muy sorprendida por tres cosas. Primero por el hecho de que YA soy ciudadana de la Ciudadela. Con papeles legales. No puedo evitar comprobarlo, pero al ver desfilar las palabras de confirmación en el holovisor de mi omniherramienta me llenan de una inconmensurable tranquilidad y una sensación de satisfacción y gozo... como no había sentido desde hace demasiados años. El hábitat más exclusivamente fascinante del universo conocido... ¡me admite entre los suyos! ¡Una quariana caminando libremente por el Presidium de la Ciudadela! "Jódete, almirante Han'Gerrel", pienso con una sombra del odio que sentí cuando me juzgaron y condenaron.

Lo segundo que me sorprende es que ambos turianos -una raza famosa por su dedicación al orden militar- sientan mutua y clara animadversión, siendo como son los dos soldados del mismo bando. "Pensaba que todos los turianos eran iguales: estirados y con el palo metido bien adentro del culo... pero también con un pensamiento único como guía racial. Parece que, a mi edad, todavía me queda por descubrir". Es más... mientras que Pallin es como una versión de mayor graduación del gilipollas de Chellick, el autodenominado espectro, este tal Artrus, parece un tipo más... normal.

Y lo tercero y más importante, en realidad: el espectro quiere contratarme. No chantajearme, no esclavizarme, no usarme. Contratarme. El dinero casi me da igual. ¿Buena paga? ¡Pfff! Dudo que pueda pagarme más que cierto volus ansioso por asegurar su caudal de dinero. No... el turiano me ofrece algo mejor, un espacio de trabajo y acceso al factor limitante último en el discurrir de mis estudios: un ordenador cuántico de verdad. No una patata overclockeada con cinta aislante y refrigerante de baratillo, una antigüedad como la mía que data de antes de que les dieran la patada a los batarianos, no. Un auténtico servidor de procesamiento cuántico. A mi disposición.

Los segundos que dejo transcurrir metida dentro de mi mente pasan, y sin duda los turianos se dan cuenta de mi aturdimiento ante las noticias recibidas. Desde luego que ni me muevo, como si tuviera todas las funciones apagadas, ni siquiera un parpadeo delator bajo mi visor.

-Vaya, yo... -trago saliva, completamente descolocada. Suspiro y descruzo y vuelvo a cruzar las piernas, intentando retomar el control-. Bien, sí. Ejem. ¿Necesita una jodida experta en IAs, señor espectro? Bien, sin duda tiene a su alcance a dos de los mejores mentes en teoría IA... aunque una está puñeteramente chalada y bajo arresto. Así que soy su mejor opción, sobre todo si se trata de geth -digo esto último sin sorprenderme, quiero decir más de lo que estoy, por el hecho de oír de geth sueltos a este lado del Velo de Perseo-. ¿Eden Prime? -pregunto con un ligero interés. Tal vez menos del que debería. Ni me suena, claro. Sé poco de los humanos, pero desde luego que mis conocimientos no abarcan su geografía-. Deduzco que quiere ir allí con un equipo e investigar, ¿no? ¿En una nave? -me arrellano en el asiento, casi con insolencia-. No soy una tierna niñata a la que acaban de regalar su traje ambiental de adulto y que está ansiosa por empezar su jodido Peregrinaje, señor espectro. Llevo demasiado tiempo, ¡joder, décadas en realidad! vagabundeando por el espacio fuera de la puta Flota Nómada como para abalanzarme entusiasmada sobre su oferta... así que tendrá que endulzarla más. Coño, que ya soy perra vieja y experta en detectar zanahorias balanceándose delante de mi visor -con los brazos todavía cruzados, me llevo la mano derecha hasta la mandíbula del casco y me doy golpecitos en el duracero con los dedos, como pensativa-. Le diré qué hacer: otórgueme espacio junto a ese maravilloso núcleo de computación del que habla y garantíceme intimidad allí... y soy suya.

El turiano sonríe, o eso parecía pues su adusto gesto cambia durante una fracción de segundo.

- Bueno, viajaremos en una fragata militar, así que no nos sobra el espacio... Pero algo me dice que no te importará instalarte en la misma sala del servidor. Hay algo de ruido de las máquinas y hace más frío que en Datriux, porque está acondicionado para el computador. - Recuerdas que Datriux es el planeta más alejado del sol de Palaven Pero, por lo que tengo entendido, superará con creces las comodidades de alguna de las naves de la Flota Nómada... Si te parece suficiente, el puesto es tuyo.

Empieza a caminar a un lado y a otro.

- En cuanto a la misión, lamento decirte que no puedo darte más información hasta que hayas aceptado el trabajo. Y después, comprenderás que tendremos que esperar hasta que el equipo esté completo para que os dé todos los detalles... - su voz es seria, pero tiene el tono de una persona que trata de ser razonable.

- ¿Y bien? - insiste una vez más.

Las explicaciones del turiano me parecen más que aceptables, teniendo en cuenta que ya me estoy acostumbrando a que la información se me vaya soltando de poco en poco. Lo que sí sé es que Nefilim va a estar encantado con la noticia.

Me cruzo de brazos de nuevo y asiento levemente, contenta en el fondo de tratar asuntos de trabajo desde una posición normal. Normal desde el punto de vista de la mayor parte de la ciudadanía del Espacio de la Ciudadela, no desde el que estoy acostumbrada, claro. Se acabaron los chantajes.

-Me placen sus condiciones, señor espectro -contesto finalmente con un tono que desborda satisfacción y cuidadando mi dicción para no deslizar ningún taco, y sonrío tras mi visor-. El frío no será problema: mi traje ambiental tienen regulación interna de temperatura. Supongo que podré llevarme mis cosas... No son muchas, pero me he acostumbrado a trabajar con mis herramientas y...

Veo que el trato ya está hecho y que sólo faltan de ultimar pequeños detalles sin verdadera importancia. Espero poder tener un momento para acercarme al Flux a despedirme de Rita y, por qué no, de Doran. Lo siento por la pequeña pelota de playa, pero parece que no va a poder contratarme después de todo.

El espectro asiente, complacido.

- Bien. Supongo que necesitará algo de tiempo para preparar sus cosas antes de partir. Mañana a las 8 nos reuniremos en el muelle 427. - Informa mientras teclea algo en su omniherramienta. - Su ficha está actualizada, así que ya tiene los privilegios de acceso necesarios para entrar allí.

Saluda con la cabeza al Ejecutor Pallin. - Ahora, si me disculpan... - Dice antes de salir de la oficina.

Vuelves a tu apartamento, sin creerte completamente lo que te acaban de contar, ansiosa por contarle a Nefilim las novedades que os esperan.

Pues vuelvo a mi apartamento, sin acabar de salir del todo del estupor causado por los últimos acontecimientos. "Un espectro...", pienso para mí mientras el hilo musical machaca una pieza de melodía ligera en uno de los ascensores que me sacan del Presidium, "un jodido espectro me acaba de contratar... para investigar una incursión geth". No era capaz de discernir qué noticia era más sorprendente.

Al entrar en mi apartamento voy directa a la alacena. Saco un vaso y un paquete de cánulas estériles con una mano mientras con la otra me apodero del bourbon. Me sirvo una generosa ración del excelente líquido haciendo caso omiso del parloteo incesante de Nefilim. Una vez me siento -me tiro, más bien-, en el sofá y me meto un buen trago de alcohol entre pecho y espalda, me dirijo al pequeño dron.

-Nefilim, no te lo vas a creer -empiezo, ordenando los acontecimientos en mi cabeza-. Para empezar ya soy residente legal de la Ciudadela con permiso para deambular por el Presidium. Chellick se ha portado, y al todopoderoso Ejecutor Pallin no le ha hecho ni puta gracia concederme los papeles... -suspiro ruidosamente mientras doy otro trago a la copa-. Además... además me han contratado. Vamos a trabajar para SPECTRE, Nefilim. Para el jodido Consejo, fíjate bien. Un espectro turiano andaba buscando especialistas en IAs... y resulta que se ha enterado de lo de Yevon y nuestro papel en su captura. Así que nos mudamos a una puñetera fragata turiana totalmente equipada ¡que cuenta con un núcleo de computación cuántico de última generación!

Sacudo la cabeza con incredulidad por el giro inesperado de mi fortuna.

-Por otro lado... -continúo-, parece que el trabajo va a ser interesante: ha habido una incursión geth fuera del... del Velo de Perseo, Nefilim. En una colonia humada llamada... llamada... ahora mismo no me acuerdo -el alcohol ya me está empezando a hacer efecto. Pues creo recordar que no he comido nada desde que me he levantado hace ya unas cuantas horas-. El caso es que la suerte cambia, Nefilim. La suerte cambia de un puta vez, joder. Ya no somos proscritos sino legales. Y nos han contratado para estudiar IAs con acceso completo a lo mejorcito en ordenadores... Esto hay que remojarlo...

Nefilim celebra contigo tu nueva misión.

- Enhorabuena Adina. Supongo que tendrás que transladar todos mis datos al ordenador de la nave... - Su voz suena preocupada. - Te sugeriría que guardes un backup por si acaso. Y que almacenes mi viejo hardware por si hay algún problema en esa nave. - Después de todo, una de las primeras funciones que programaste en tu IA es un emulador del instinto de supervivencia.

Asientes comprensiva a sus palabras y empiezas a preparar todo para desmontar el sistema. Aunque has quedado a la mañana siguiente, te queda bastante trabajo por realizar para dejarlo todo listo y protegido de miradas indiscretas que quieran analizar el ordenador. Al fin y al cabo, la propia existencia de Nefilim es completamente ilegal, por no decir nada del hecho de haberle programado. El principal cargo al que se enfrenta Yevon es por violar los tratados galácticos de programación de IAs, no por robar en el Flux.

Llega la hora de completar el translado de Nefilim. Sabes que probablemente puedas mejorarlo bastante una vez cuentes con el nuevo HW, pero es algo que siempre te pone nerviosa.

- Nos vemos pronto - dice el drone esperanzado.

Unos minutos después, el cuerpo de Nefilim es una esfera de metal inerte. Sin el computador cuántico, no puede acceder a todos sus procesos y su reducido cuerpo tan solo sirve como un mero interfaz que sirve para hacer que la gente piense que se trata únicamente de una IV.

Ansiosa por volver a activarlo en el ordenador que el Espectro te ha prometido, sales hacia Seg-C con todos los datos listos para ser transferidos una vez estés a bordo de la nave.

Continuamos en el Capítulo 1:
Reunión