El policía estaba sentado en el escritorio como si la oficina fuera suya. En una mesita lateral la escribana tomaba notas.
Apenas te sentaste frente a él desparramó las cartas que habías enviado a Carlos.
—Así que la señora había descubierto lo que hiciste y te extorsionaba con ello, ¿verdad?
Luego de un segundo para evaluar tu reacción continuó.
—Lo que no entiendo es si ella te ayudó al principio a ocultar la verdad.—Durante unos segundos exhibió el documento que no era otra cosa que el análisis forense de la muerte de Carlos Zúñiga.—Tiene que haber sido, si no ella no tendría guardado estos papeles. ¿Cuánto les cobró el perito para cambiar el informe? ¿Cuál era el interés de ella en la muerte de su marido?
Hizo una pausa para pensar.
—Y lo otro que me tiene un poco perplejo es por qué usaste venenos diferentes cada vez y para qué escondiste el frasco en una chaqueta del finado. ¿No era más fácil arrojarla al río?
El policía estaba sentado en el escritorio como si la oficina fuera suya. En una mesita lateral la escribana tomaba notas.
—Sabe que estuve averiguando un poco de usted. Parece que ha venido aquí a espiar a la competencia. ¿Me equivoco? Igual tranquila, no es delito lo que ha hecho. Salvo que haya sido usted quien los envenenó.
Luego de unos segundos para evaluar la reacción, continuó.
—¿Usted estuvo cuando hallaron la chaqueta con el veneno en el bolsillo? ¿Cuál es su opinión? ¿Quién los llevó hasta ese descubrimiento qué mis muchachos no habían podido realizar?
El policía estaba sentado en el escritorio como si la oficina fuera suya. En una mesita lateral la escribana tomaba notas.
—Te cogiste a su mujer. Muy bien. ¿Con eso compensás que se haya paseado como dueño por las tierras de tu familia? Detesto cuando estos porteños vienen a invadirnos con sus modos extraños. Hiciste bien. Pero quizá no alcance. Deberías comerte también a la hija, creo o yo. ¿Sabés que hubiera estado bueno? Que lo hubieras matado.
Pausa dramática. Si no fuera policía, Pellegrini podría haber sido un buen actor.
—Pero por más orgulloso que estemos de tu venganza, hay un par de cosas que debo preguntarte. ¿Cómo llegó esto a tu habitación?— Puso el diario de Zúñiga sobre el escritorio.
—¿Y cómo fue que hallaste la chaqueta? ¿Y el frasco de veneno cómo llegó al bolsillo?—Antes de formular la última pregunta te alcanzó un documento—Mira esto. Léelo todo. Me han dicho que sabes de veneno y necesito tu opinión.
Era un informe forense de la autopsia de Carlos Zúñiga, pero no era el que constaba en el juicio. En este decía que había muerto envenenado por un alcaloide de origen desconocido.
—¿Qué me dice? El veneno de ese frasco no fue el que mató a Zúñiga. Pero sí podría ser el que mató a su viuda. Según el médico los síntomas coinciden. Y hasta donde sabemos las únicas manos por donde pasó el frasco fueron las suyas. ¿Aún lo tiene?
El policía estaba sentado en el escritorio como si la oficina fuera suya. En una mesita lateral la escribana tomaba notas.
—Murió la madre de tu hermana, justo cuando tú estabas aquí. Qué casualidad. Tu hermana se sorprendió del parentezco cuando le pregunté su opinión sobre ti. ¿No le habían contado?
Antes de seguir te alcanzó un documento.
—Supongo que ya conocías esto. Debo admitir que a mí me sorprendió.
Era el informe de la autopsia de tu padre. La conclusión era que había muerto por envenenamiento por un alcaloide de origen desconocido.
—¿Crees que ella lo mató? ¿Y la pista falsa en el río? Me han dicho que fuiste tú el que la... descubrió.— Hizo un gesto con sus manos como si dibujara comillas alrededor de su última palabra mientras la pronunciaba.—Esa pista arruinaría sus planes de cobrar el seguro. Sería una excelente venganza. Pero no hubiera tenido sentido si Mercedes ya estaba por morir. Salvo que quisieras que Clara también pagase por los pecados de su madre.
-No-no-no sé si compensa, señor. Pe-pe-pero cogerme a su mujer creo que fue un buen comienzo -reconoció Ricardo, manteniendo en todo momento una actitud sumisa-. La-la-la señora Zúñiga estaba muy necesitada y con un poco de alcohol... pu-pu-pues entró...
Ricardo observó el diario del señor Zúñiga cuando este lo depositó sobre el escritorio.
-La-la-la hija de Zúñiga nos pidió que fuésemos a revisar la habitación de su padre. E-e-e-entré, cogí el diario y me lo llevé a mi habitación para leerlo mientras estaba más cómodo -se sinceró el joven-. La-la-la chaqueta no la hallé yo. La-la-la encontró el señor Peñarreal. Y-y-y estaba limpia. Yo-yo-yo la llevé co-co-con un palo hasta la finca y revisé los bolsillos con unos guantes de limpieza. A-a-ahí encontré el matarratas...
Ricardo examinó el informe de la autopsia de Zúñiga, mostrando una mueca de sorpresa al leer la causa del veneno.
-Si-si-si revisan la habitación de la señora Zúñiga, encontrarán una receta para crear un veneno artesanal. No-no-no estoy seguro de que ella matase a su esposo, aunque es evidente que querían incriminarla -aseguró, convencido-. Pu-pu-puedo mostrarle el frasco que encontré. No-no-no lo he tocado -se señaló las manos, donde aún llevaba los guantes-, po-po-por lo que solo encontrarán las huellas de quien lo dejase ahí.
Ricardo se llevó una mano al bolsillo y sacó de él la bolsita con el frasco vacío de veneno, tendiéndoselo al inspector.
- Cierto, no le había dicho nada acerca del parentesco. Solo somos hermanos de sangre. Mis hermanos están en Valparaíso.
Dejo el documento sobre la mesa sin mirarlo. Supongo que será la sentencia que me reconoce como heredero.
- El señor Zúñiga era mi padre. A la muerte de mi madre, que ustedes no quisieron investigar, fui acogido por los Peñarreal.
Desenrosco el puño del bastón.
- Tranquilo, no es ningún arma. Aquí tiene los documentos que acreditan que lo que le digo es cierto.- Le al anexo un rollo de documentos que portó en el compartimento del bastón. Le doy un momento para que los examine.
- Mi visita se había postergado por otros negocios. Mi intención era encarar al viejo y reclamar mi parte en la hacienda. Su muerte, y ahora la de la señora, suponen un retraso en los planes de negocio. Espero que pronto puedan poner fin a este circo para poder seguir con los temas monetarios, que es el motivo de mi presencia aquí.
- Supongo que estará informado que me reuní con la señora está mañana. Ya tenía mal aspecto y parecía enferma. De haber supuesto que era un envenenamiento ahora tendríamos está charla en el hospital. Y sí, yo descubrí la chaqueta durante el paseo de esta mañana. Cuando fui a cogerla me entró la lucidez y la acerque con una rama, sin tocarla.
- ¿Finalmente el viejo murió en envenenado? Las noticias hablaban de ahogamiento.
- Bien, veo que hace bien su trabajo. Sí, he venido a espiar a la competencia. Por eso precisamente no me conviene que tengan tanta publicidad. Estas cosas alientan el morbo de la gente, ya lo sabe. Así que si soy su sospechosa, puede ver que a mí no me beneficiaba la muerte de nadie más aquí.
Enciendo un cigarrillo antes de seguir respondiendo a sus preguntas:
- Espero que no le importe que fume... Pues verá, fuimos a dar un paseo cerca del embarcadero. Rodolfo se separó un momento del grupo y volvió con la chaqueta. Nos extrañó que con la nevada que había caído la chaqueta no mostrara signos de haber estado a la intemperie. Cuando la vio, el jardinero se puso muy nervioso y se marchó...
Las sospechas del inspector:
¿Quién plantó la chaqueta? Podría haber sido Rodolfo, o cualquiera del personal.
¿Quién plantó el frasco del veneno? Además de los anteriores, podría ser Ricardo.
¿Quién plantó la receta de veneno?
Ricardo (para transferir la sospecha), o quizá ella hizo el veneno.
¿Quién tenía motivo para matar a Carlos?
El jardinero (para evitar el despido), Andrés (para forzar la compra), la viuda (para cobrar e seguro) el ama de llaves (por despecho), Ricardo (par aeliminar a estos "intrusos")
¿Quién tenía motivo para matar a Mercedes?
Rodolfo (por venganza), Andrés (para ocultar el asesinato de Carlos), el jardinero (por lo mismo), Ricardo (para continuar su exterminio)
Hipótesis 1: Mercedes mató a Carlos con el veneno casero, Rodolfo la mató por venganza y plantó el frasco de veneno para hacer creer que ambos murieron con el mismo veneno. Falla: ¿Quién y por qué plantó la chaqueta.
Hipótesis 2: El jardinero mató a Carlos para que no lo despidan y luego mató a Mercedes por el mismo motivo, y plantó la chaqueta con el veneno para involucrar a otros. Falla: ¿En qué momento la envenenó, por qué usó dos venenos distintos, qué hacia la receta de un veneno en la habitación de Mercedes?
Hipótesis 3: Andrés mató a Carlos, Mercedes lo descubrió, y él la mató para encubrirse. Falla: ¿Cuándo la envenenó, qué hace la receta en el dormitorio, quién plantó la chaqueta y el frasco?
Hipótesis 4: El ama de llaves mató a Carlos. ¿Entonces la muerte de Mercedes no tiene nada que ver?
Hipótesis 5: Ricardo mató a Carlos y luego a Mercedes. Falla: ¿Por qué usó dos venenos distintos, quién plantó la chaqueta?
Con gran tranquilidad el inspector hizo una anotación en una carpeta, cogió una bolsita transparente donde volcó el frasco que Ricardo le alcanzaba, depositó la bolsita en un cajón que tenía a un lado y extrajo de allí otra bolsita con un papel arrugado dentro. Era la receta del veneno.
—Resulta curioso que usted sepa de esto. Estaba medio escondido. ¿Está usted diciendo que este papel fue puesto allí por alguien más? Ni usted ni la finada. ¿En qué se basa para afirmar eso, y por qué no lo sacó de allí si eso era lo que creía? Suena todo bastante raro.
-To-to-todo va encaminado a inculpar a la viuda de Zúñiga -dijo Ricardo, con nerviosismo-. E-e-el papel del veneno en el dormitorio, la-la-la chaqueta con el frasco de veneno en el embarcadero... Que-que-querían inculparla, obvio -declaró el joven, encogiéndose de hombros-. Ha-ha-haber sacado de allí el papel con la receta habría sido sacar una prueba vital si resultase que la viuda había matado a su esposo. ¿Qui-qui-quién me habría creído si hubiera cogido la receta y hubiera dicho que estaba en la habitación de la muerta?
El oficial miró un largo rato los papeles que le alcanzaban, como si los estuviera leyendo, cuando en realidad sólo confirmaban comosas que el ya sabía de su investigación previa. Luego se los alcanzó a la escribana.
—Haga unas copias de esto por favor.
Y recién entonces volvió su atención a Rodolfo
—¿Entonces usted creyó la versión de que Carlos murió por accidente? Las últimas investigaciones apuntan a que fue envenenado, pero los venenos no coinciden. Tiene mucho olor a venganza esto. Y resulta curioso que el veneno que mató a su mujer haya aparecido en la chaqueta de Carlos, muerto varios meses antes. Salvo que creamos que el fantasma volvió para vengarse... Usted fue el primero en manipular esa chaqueta. No sé cómo la llevó hasta ahí, pero voy a averiguarlo.
—La invasión de gente como usted o los Zúñiga va a echar esta provincia a perder. Paseos turísticos por las bodegas. Hoteles en medio de las viñas. ¿Qué sigue? ¿Viajes en bote por los embalses?
Negó consciente de que no podía frenar ese "progreso".
—Si le interesa que el caso se esclarezca, quizá pueda aportarme algún dato. ¿Quién pudo haber llevado esa chaquetas hasta allí? ¿Rodolfo tenía algo donde la pudiera haber escondido, o podría haberla llevado con anterioridad?
- Y yo también estoy deseoso de saberlo. Lo que le podrá confirmar el resto es que yo no la llevaba antes, así que no puede dejarla allí. Respecto a la muerte del señor Zúñiga no he tenido otra versión de su muerte hasta ahora que usted me ha dicho que fue envenenado. Si el móvil de este crimen ha sido la venganza entiendo que me esté usted interrogando.
- ¿Hay alguna cosa más que desee preguntar?
Andrés se sentó a escuchar al inspector cómo intentaba acusarle de algo que no había hecho.
-¿Cómo? ¿De qué está hablando? - Andrés hizo por ver que no eran suyas las cartas de compra y amenazas. - Ella me ayudó... ¿con qué? No entiendo nada... yo estaba tranquilamente en el salón de juegos bebiendo vino... no sé qué quiere de mí. No sé nada de un perito ni de un informe... sigo sin entender a dónde quiere llegar inspector.
Andrés cogió algo de aire al ver que el inspector le daba algo de tregua, cuando de repente volvía a la carga.
- Venenos... ¿cuáles? ¿los de la chaqueta del jardinero? yo no entiendo de esas cosas, y menos de "varios tipos".
—¿Entonces no es usted el Sagastisabal que anda comprando bodegas por todo Mendoza y San Juan? ¿Ni tampoco el que escribió estas cartas?
Luego te alcanzó otro documento. Era un informe de la autopsia de Carlos Zúñiga.
—Esta es la pericia original. Ahí dice qué veneno usaron. Debieron pagar mucho para sacarla del expediente judicial y cambiarla por una falsa. Mercedes tenía una copia de esto junto con copias de sus cartas. Así que sí, Señor Sagastisabal, hay unas cuantas cosas qué e explicar.
- A usted no le tiene que importar lo que compre o deje de comprar con mi dinero. - dijo Andrés algo indignado.
Cogió las cartas y las observó.
- ¡Ah! Claro que las escribí. El señor Zúñiga no es el verdadero dueño de estas tierras, algo que a él no le gustó que averiguase. Le hice una oferta más que suculenta por olvidarme del desliz... incluso le ofrecí una pequeña parte... por ahí en la montaña por si no tenía una vivienda que se hiciese una.
Tras esto el inspector seguía dándole la murga con la autopsia.
- Aún así... no sé nada de ningún veneno. Bueno sí, sé algo. Encontramos uno en una chaqueta cerca del embarcadero... lo llevaba... como se llama el que lo llevaba... Ricardo. Pregúntele a él, y lo encontró Rodolfo, que parece ser que conoce esta zona mejor de lo que dice saber.
El inspector dio por concluidos los interogatorios, con pruebas parciales de algunas de sus hipótesis y huecos en todas. Aún así decidió que eso era suficiente para llevarse no a uno sino a tres detenidos.
Rodolfo Peñarreal, el jardinero y la mucama tuvieron que salir del hotel esposados y en un camión policial.
¿Tres culpables de dos crímenes? La prensa se tomaría en sorna está decisión del inspector pocos días después. Pero en el momento el traslado no hizo ninguna gracia a ninguno de los tres implicados
Doy por cerrados los interrogatorios. El inspector tiene no una sino cinco ideas de lo que puede haber pasado. Si lleva algo de verdad en alguna de ellas no lo diré por ahora.
Sólo diré que la decisión de cuales de ellas priorizar se basa pura y exclusivamente en sus prejuicios de mendocino conservador.
El resto, en los epílogos.