Selt no parece afectado por la réplica de Helgya. -Bah, es mi jefa y me interesa mantenerla de buenas. Además, no quiero meterme en medio de peleas de chicas -dice un poco burlón, aunque dedica un guiño cómplice a Helgya-. ¿Y te extraña que prefiera tenerte a solas un ratito? Si no, ¿cómo podría soltar el tópico de "qué hace una chica como tú en un lugar como éste?"
-Aunque sí que es algo que me intriga. ¿Qué os ha traído a los ulfen a estas regiones?
- ¿Y lo de que prefieras tenerme a solas no es también un tópico?- Preguntó bruscamente la bárbara aunque demostrando que se las había visto con más de un “galán” civilizado. Aun así Seltyiel pudo reconocer en la sonrisa que le dirigió Helgya pudo reconocer algo más que interés, quizás incluso una... invitación.
- No vine con los que murieron camino a los barcos si es lo que crees.- Respondió ella encogiéndose de hombros.- Eran una banda de las Nolands. Les debió de parecer que esta isla era su oportunidad para retirarse y vaya si lo ha sido.- Bromeó la joven dejando claro que ni le caían demasiado bien los muertos ni la muerte era algo nuevo para ella.
- En cuanto a mi voy donde vaya Cade, así de simple.- Aseveró Helgya mirando directamente al elfo como retándolo a que se lo discutiese.
-Los tópicos se convierten en tópicos porque tienen éxito -sonrió Selt-. ¿Qué tiene de malo? Eres una mujer preciosa y es agradable tener una conversación directa y sin tortuosos recovecos.
La mirada de Selt indicaba que estaba abierto a otro tipo de jueguecitos con recovecos, pero solo si ella quería. No quería resultar pesado ni insistente.
-ah no viniste con los otros ulfen. Bueno, era una posibilidad tan solo. Pero sí, tuvieron mala suerte esos tipos. En esta clase de vida nunca sabes cuando te darán la jubilación forzosa.
Selt alza las manos en un ademan defensivo. -Ey no hace falta que justifiques nada. Cada cual tenemos las amistades que nos place. Que por cierto, no juzgues mal a Naewen. Es una buena chica, y competente en lo suyo.
-Cade parece majo. ¿Cómo le conociste? ¿Llevas mucho tiempo viajando fuera de tu terruño?
- Los tópicos lo son por que a los hombres os gusta lo fácil y haceros los perezosos.- Dijo divertida Helgya obviamente siguiendo el juego al elfo pero rió con deleite cuando este la aduló.
- Si quieres algo directo pero con muchos recovecos ven a verme cuando volvamos al continente.- Dijo la bárbara deslizando su dedo por la barbilla de Seltyiel.
- No me justifico.- Respondió la bárbara endureciendo la mirada como aviso.- Custodiar a un Cade es un honor. Aquellos que hablan por los dioses hace mucho que nos dejaron, apenas he encontrado ninguno en mi vida, y ninguno como él. Tu jefa haría bien en no infravalorarlo.- Añadió pegando una mirada de reojo a la susodicha.
- Desde los dieciséis cuando me embarqué en mi primer navío. En casa ya no había nada para mi, y quería ver cuan grande era el mundo.- Explicó la joven con la naturalidad de los pueblos bárbaros.- A Cade lo conocí cuando mi tripulación asalto el barco donde lo llevaban. De eso hace ya ocho años...- comentó suspirando como sorprendida por lo rápido que había pasado el tiempo.
- Sabíamos que el joven tenía que valer mucho por la manera en que lo protegieron los del barco y por como nos siguieron los escoltas. Pero nunca habría imaginado que una Voz de los Dioses.- Explicaba la muchacha.- Acabamos naufragando y quedando solo él y yo en un pequeño archipiélago en el Océano Arcadio. Nos costó semanas salir de allí y de no ser por su don no lo habríamos conseguido. Así que puse los mios a su servicio, ya me había cansado de ser pirata, y no hay nada más honorable que custodiar a una Voz de los Dioses.
-Touché -dijo Selt sonriendo ante la crítica de Helgya a los varones-. Es la ley del mínimo esfuerzo. Aunque por una dama tan bella y capaz merece la pena esforzarse.
Selt no mueve un músculo cuando ella le acaricia la barbilla, pero se queda mirándola. -Oh, lo haré.
-¿Cade habla por los dioses? No lo sabía. Pero no es un clérigo, ¿no? Pero no me malinterpretes, no era una crítica por mi parte. Incluso si Cade no me cayera bien, que sí me cae, simplemente me refería a que yo no interfiero con las amistades de los demás. El mundo sería mejor si la gente no se empeñara en controlar lo que hacen otros.
Pero sigue la mirada de Helgya hacia Naewen. -No te ha caído bien, ¿eh? Pero no creo que tengas que preocuparte. No la conozco demasiado, pero parece ser de esas personas que se preocupan por los demás. Y es del tipo religioso. De las que creen que los dioses merecen todo el respeto debido y esas cosas. -Selt inclina la cabeza como disculpa-. Sí, yo tengo una visión un poco más práctica. Oh, no es que no respete a los dioses, pero prefiero que no interfieran con mi vida. Por eso sigo a tres dioses que suelen dejar bastante en paz a sus seguidores.
Selt sonríe ampliamente, sin crítica alguna. -Anda, has sido pirata y todo. ¿Y qué hacía Cade en ese barco? No tiene pinta de ser del tipo viajero. Sí, imagino que sea un honor. -No un honor que Selt quisiera, pero bien estaba que la chica hubiera encontrado su vocación-. Yo viajé un poco durante un tiempo, pero disto mucho de ser un viajero experimentado. Algún día tal vez lo haga. Cuando oigo a gente como tú o Naewen hablar de vuestros viajes y de lo que el mundo puede ofrecer me entra un poco de envidia.
- No seas adulador.- Respondió Helgya con una sonrisa que dejaba claro que estaba de buen humor.- Te hace menos atractivo y no te hace falta conmigo. Se que no soy una belleza, pero tengo un buen cuerpo, mejor que la mayoría de esas fofas civilizadas. Además los hombres civilizados parecéis echar de menos una mujer con fuego en la sangre.
- No, claro que no es un clérigo, no sirve a los dioses.- Dijo Helgya meneando la cabeza como si le costase creer que alguien confundiese una cosa con otra.- Es una voz de los dioses, no de un dios, de los dioses. El habla con la voz de la sabiduría y del que ve para guiarnos. O lo hará cuando deje de preocuparse por lo que no tiene y por las elfas.- Bromeó Helgya mirando a Cade de una manera a la vez fraternal y protectora. Como si fuese su hermana y su guardaespaldas.
- ¿Naewen?- Preguntó Helgya extrañada.- No la conozco. No puede caerme bien ni mal hasta que no se pruebe.- Siguió diciendo la muchacha como si fuese algo de sentido común.- Además ¿Por que iba a caerme mal? Las civilizadas siempre están refunfuñando y quejándose. No es culpa suya.
- Los dioses merecen respeto si, pero adorarles es un error. Un dios que te pida que te postres ante él no es un dios de fiar. Los dioses con hierro en la sangre solo piden adoración por parte de sus siervos, para los demás tan solo quieren que honremos los dones que nos dieron.
- Lo trasladaban de una ciudad a otra. Los chelaxios lo encontraron de niño y se dedicaron a educarle para que fuese su herramienta. Pero no se puede manipular a una voz de los dioses, ellos tienen un destino y conocen la verdad.- Explicó la bárbara como si dijese que el sol sale por el este y le sorprendiese que los chelaxios no lo supiesen.
- Viajar esta bien, te hace madurar y ver cosas que contar a tus hijos. Pero tu tendrás tiempo, elfo. Los tuyos siempre lo tienen.- Dijo la mujer que por su mirada parecía referirse más a las habilidades para sobrevivir de Selt que a su raza.
Selt levanta las manos a modo defensivo, en un ademán que tenía bastante de broma, pero contesta con tranquilidad a Helgya. -Claro que sí. Es agradable estar con alguien que no tiene melindres y sabe lo que quiere. No digo que los jueguecitos de cortejo no seas divertidos también, pero hay algo muy refrescante en simplemente saber lo que se quiere y atenerse a ello sin más vueltas.
-Correcto, voz de los dioses. Perdóname, es la primera vez que conozco a alguien así. Lo único que conocía hasta ahora eran los sacerdotes convencionales, vamos, los sirvientes de los dioses normalitos. Pero déjale preocuparse por las elfas y por cualquier otra mujer que le llame la atención. La vida es demasiado dura, y a menudo corta, para no aprovecharla con los pocos placeres que se nos cruzan. Voz de los dioses o no, no deja de ser un hombre -sonríe Selt-. El pobre chico tendrá una vida muy aburrida si solo puede preocuparse por ser la voz de los dioses. ¿Y no queremos todos lo que no tenemos? Es natural ambicionar lo que no tenemos, aunque con el tiempo la mayor parte de la gente se contenta con expectativas modestas, o al menos, realistas. Pero forma parte de la juventud el preocuparse por lo que se tiene y, aun más, por lo que no se tiene.
Selt encontraba curiosa aquella preocupación fraternal de Helgya, en Puerto Enigma la gente solía ser demasiado dura para desarrollar con frecuencia aquel tipo de lealtades, aunque tampoco podía decir que fuera algo que nunca hubiera visto. Pero la de Helgya parecía demasiado protectora para los estándares de Puerto Enigma, donde la independencia y la iniciativa propia eran claves para sobrevivir. Selt se preguntó si tanta protección no sería incluso asfixiante. Claro que tenía que reconocer que él no era bueno para juzgar esas cosas, era un hijo de Puerto Enigma, y eso condicionaba un tanto su visión sobre aquellos afectos.
-Oh, bueno, lo de Naewen lo decía por tu comentario de que esperabas de que no le perjudicase. Sonaba un poco duro con ella. -Descarta la cosa con un gesto-. Curioso, creo lo mismo que tú sobre los dioses. Y quizá sea lo único que también tengo en común con el resto de mi raza.
-Sí, me gusta pensar que sé caer de pie, como los gatos. Eso te ayuda a salir adelante muchas veces. Aunque nunca se sabe, de la misma manera cualquier día podría aparecer con un cuchillo clavado en la espalda -dice Selt con naturalidad, eran las cosas de la vida, ni más ni menos-. En fin, vaya jaleo que se ha montado en esta isla. ¿Qué vais a hacer cuando volvamos al continente?
- Si, claro que esta bien. Pero cuando buscas algo más que desahogo, elfo. No se por que perdéis el tiempo los civilizados cuando encontráis a otro atractivo y esta disponible y es obvio que él te considera atractiva a ti. Es solo sexo.- Indicó finalmente la ulfen que parecía realmente confundida.
- Como te digo hace mucho que apenas se ven, y los civilizados siempre habéis tendido a ignorarlos como locos o simples “adivinos”.- Explicó Helgya.
- Cade es joven elfo, más joven de lo que crees y más inexperto aun de lo que parece.- Le dijo la bárbara.- No pienso impedirle nada, pero ella le hará daño, es obvio para cualquiera que no puede darle lo que él quiere. Y ni siquiera creo que encajen como pareja. Si creyese que Cade se conformaría con acostarse con ella me parecería perfecto, pero se que no será así.
- No pretendía ser dura con ella, si no con él.- Especificó la ulfen.- Y si, se que no debería haber dicho nada, pero no soy buena callándome.
- Íbamos en dirección a las tierras de mis ancestros.- Explicó la joven encogiéndose de hombros.- Paramos aquí por que Cade quería trastear con el metal caído del cielo, pero supongo que tras esto seguiremos nuestro camino. Si es que tu elfa no le mete alguna idea rara en la cabeza, claro.
-¿Perder el tiempo…? -Selt sonríe-. Son las cosas de la civilización, aunque no siempre. Los elfos son mucho más desinhibidos que los humanos en ese sentido y los gnomos se lo toman con más naturalidad también, en general. Son costumbres humanas que resultan complicadas de superar y me temo que yo he sido criado en una sociedad humana, con todos sus vicios y sus virtudes.
-Es curioso eso de la voz de los dioses. Aunque sí que son raros, nunca había oído hablar de uno antes de ahora. -Aunque no le extrañaba, ¿qué dios querría una voz en un estercolero como Puerto Enigma?
Selt vuelve a sonreír ante lo de que "su" elfa le metiera ideas raras en la cabeza a Cade.
-Cade es joven, es natural que se sienta atraído por una cara bonita. Y no creo que le pase nada. Todos hemos tenido nuestros desengaños de jóvenes, y todos los hemos superado. Eso te hace más fuerte y te enseña alguna cosilla. Y mientras tanto, es bonito soñar con esa cara bonita… y sus otros encantos. -Selt guiña un ojo a Helgya-. En mi opinión ella es demasiado seria también. Le vendría bien un desahogo, pero tampoco apreciaría esa opinión por mi parte. Pero quien sabe, quien sabe. Tu Cade tiene el toque justo de timidez, seriedad y talento que atrae a muchas mujeres. Quizá no se lleve un chasco tan grande como el que estás pensando.
-Pero, ¿tan malo sería que Naewen le metiera otras ideas en la cabeza? Eso nos permitiría vernos un poco más.
- Las voces nunca han sido algo común y últimamente menos aun. Pero aun así los civilizados nunca les habéis prestado atención “supersticiones” y “talentos extraños aunque menores” es como lo catalogáis. Y como todo lo que no podéis entender lo desecháis como si no fuese importante.
Helgya escuchaba estoica y con gesto adusto al elfo, pero a este no se le pasaba la mirada inteligente de la bárbara. Decididamente Helgya era mucho más perceptiva y menos rígida de lo que quería aparentar.
- ¿Malo? Bueno no me gusta nada esa “ciudad del arco”. Es sucia y la gente parece perder demasiado tiempo mirando que tienen los demás y demasiado poco haciendo cosas. Pero no tiene nada de malo el cambiar de planes.
- En cualquier caso yo le aconsejaré y el decidirá, para bien o para mal. Aunque si tu elfa le hace daño le estamparé el puño en esa barbilla refinada que tiene.- Explicó la bárbara sin animosidad alguna, como si fuese un simple ritual social para dejar claro su descontento.
-La gente siempre es supersticiosa o poco tolerante hacia lo que no entiende. Pero eso pasa igual entre los no civilizados, diría que es algo inherente a nuestras almas mortales -observa Selt-. Luego hay gente más comprensiva que otra. Como en todos lados. Pero hay algo que no entiendo, ¿qué hace una voz de los dioses de normal si no les sirve? ¿Para qué usan esos dones suyos?
Acaricia la mejilla de Helgya.
-Eres perceptiva y sabia. Sí, quien puede negar que "la ciudad de arco" es un estercolero. En parte te diría, tienes razón, iros lejos de estas tierras, que no son buenas para nadie. Para nadie decente, al menos. Pero algo me dice que van a pasar cosas importantes por aquí. Aunque una vida tranquila está reñida con las cosas importantes, claro.
Selt parece divertido ante el último comentario de Helgya. -bueno es mi capitana y no puedo dejar que nadie la haga daño mientras lo sea. No es mala chica, no tiene malicia. En realidad es demasiado ingenua para la edad que tiene. Pero no te preocupes tanto, a Cade le irá bien. En el peor de los casos aprenderá algo y en el mejor se lo pasará bien. Otra cosa no puede ser, eso lo sabemos todos, y él también lo sabe. El amor entre elfos y humanos nunca acaba bien, la diferencia de envejecimiento es demasiado brutal.
Selt invita a Helgya a un trago, siempre lleva algo en la bolsa para aquellos momentos de ocio.
-Incluso la amistad se hace difícil a largo plazo. ¿Tú sabes lo que es ver que todos tus amiguitos crecen a velocidad de vértigo mientras tú sigues siendo un crío? ¿Y luego que todos envejecen antes casi de que te des cuenta? No queda nadie vivo de cuando yo era un crío, ni uno solo de mis conocidos. Y de la gente con la que aprendí el oficio, las primeras bandas a las que pertenecí… todos muertos o retirados, con demasiados achaques para hacer trabajitos. ¿Y crees que Cade no sabe eso? ¿Lo que pasaría si tuviera "algo más que sexo" con ella? Seguro que lo sabe, tú misma has dicho que no es tonto. El chico sólo quiere soñar y eso es bueno. Todos tenemos fantasías así cuando somos jóvenes. Déjale estar, o se lo pasarán bien juntos o no lo harán. Con suerte se harán amigos. Pero eso es todo lo que pasará y Cade ya encontrará a una humana que le dé eso otro que anhela. Aunque no sé para qué, en mi opinión ese tipo de vínculos afectivos solo sirven para complicarte la vida y dar puntos débiles a los que atacar a tus enemigos. La fase de pasárselo bien es la que cuenta.
Le dedica una sonrisa especial. -Además, te voy a decir una cosa. Cade no te va a agradecer tu protección en este sentido. A ningún hombre le gusta que una mujer luche sus batallas por él, especialmente en este terreno. Si te pones muy protectora con él te arriesgas a que se enfade contigo. Mejor apoyale y dejale crecer. Todos hemos sobrevivido a este tipo de cosas. Al final quedan como recuerdos nostalgicos que te gusta repasar de vez en cuando. Te podría contar de mi primera chica... cielos, era preciosa. Y salió mal, muy mal, como todo el mundo podría haber adivinado que pasaría. Pero no me arrepiento de haberla conocido. Ahora tiene casi setenta años, es una anciana pero todavía una amiga. Mejor dejar pasar ciertas cosas, ¿sabes? Privarnos de ciertas experiencias nos hace más pequeños. Aunque sean experiencias que duelen al final merecen la pena.
- ¿Sabes? Ese es un punto de vista muy civilizado.- Dijo la muchacha sonriendo de una forma que hizo que Seltyiel le quitase varios años. No llegaba a los treinta ni de lejos.- Creéis que los dioses están para servirles y adorarles o para pasar de ellos, pero nosotros creemos que los dioses representan, y a la ves supervisan, algo en concreto ¿Por que demonios iba uno a invocar a vuestra diosa del arte en mitad de una tormenta? ¿Para ahogarse con estilo? Una voz de los dioses no lo es por que les sirva, si no por que “habla” con autoridad divina. Una voz de los dioses “habla” sobre sus campos de saber con tanta autoridad como podría hablar un dios. Excepto por el hecho de que ellos nunca hablan, y menos de sus dominios.
- No creo que haga falta ser perceptiva ni sabia para ver que esa ciudad vuestra ha caído en la desidia y el conformismo ante los criminales.- Comentó Helgya con un encogimiento de hombros.- En mi país la vida es tranquila. Cuando uno quiere acción y aventura se va fuera de sus tierras y las de sus vecinos, es mucho mejor para todos.
- Si te pones en medio te llevaras otro puñetazo.- Dijo la muchacha como quien dice que el sol sale por el este.- Y si he juzgado bien a tu “capitana” diría que dos, por meterte entre medias.
- Los elfos siempre tenéis un punto de vista tan trágico.- Replicó Helgya entre risas, al parecer el comentario de Seltyiel sobre la edad de elfos y humanos le había hecho mucha gracia.- ¿Crees que es mejor para la mujer que se queda viuda y sabe que le quedan los suficientes años como para sufrir por su perdida pero no para acostumbrarse y mucho menos como para iniciar una nueva vida? ¿O crees que es mas sencillo para los padres que pierden a uno de cada dos hijos antes de que cumplan los tres años? ¿O para el muchacho que ha perdido a la mayoría de sus amigos combatiendo? Todo el mundo tiene sus problemas al tratar con otros, y vosotros no tenéis más que los demás, solo a más largo plazo.- Comentó la muchacha con esa mezcla de sabiduría básica y burla típica en ella.
- Si fuese solo algo de diversión, una experiencia más o el principio de una relación no pasaría nada, pero míralos. No podían esperar cosas más distintas.- Comentó Helgya.- De todos modos no te confundas, no voy a entrometerme, pero eso no quita que le de a Cade mi opinión.
-Bah, nunca me he preocupado demasiado por asuntos de religión, para serte franco, y tampoco me importa cómo sea en verdad todo eso relacionado con los dioses -dice Selt con igual franqueza que Helgya-. De modo que no voy a discutir contigo, me trae sin cuidado si los dioses funcionan como crees tú o como creen los "civilizados". Aunque te diré que los civilizados no se ponen de acuerdo en eso tampoco, por eso hay tantas trifulcas por la religión.
Selt le guiña un ojo, indicando que aquellos temas serios no le interesan ni deberían crear una barrera artificial entre los dos.
-Sí, Puerto Enigma no es una buena ciudad. No os culpo por querer marcharos -confirma Selt.
-Ey calma. Sé que las chicas podéis ser guerreras -sonríe Selt-, pero me malinterpretas cuando crees que me estoy quejando. Personalmente estoy encantado de ser elfo, si fuera humano ahora mismo estaría criando malvas. Pero señalo una realidad. El "amor"… si es que eso existe, je… entre elfos y humanos nunca sale bien. Ni las relaciones a largo plazo. Por eso te decía que dejases estar a tu Cade, o ambos lo pasan bien o no pasará nada pero él sabe tan bien como nosotros que no habrá nada más. ¿Qué te hace pensar que él quiere algo más?
- Discutir de religión es cosa de sacerdotes, igual que discutir por el precio de la harina de comerciantes.- Asintió Helgya como si Seltyiel le hubiese dicho que el sol sale por el este.
- Las relaciones suponen sacrificio y dolor.- Volvió a asentir la bárbara a las palabras del elfo.- ¿Pero no pasa eso con todo lo bueno de la vida? Pero algo me dice que no le tienes mucho aprecio a los lazos emocionales.
- Que tengo ojos en la cara. Solo tienes que observar como la mira, como si fuese un tesoro o su primogénito.- Le respondió sencillamente Helgya en una afirmación que podría haber salido de la boca de una mujer cualquiera, civilizada o barbara, elfa o humana. Al parecer habían cosas que trascendían todo tipo de barreras.