Puerto Enigma, 8 de Sarenith, día del trabajo, del 4710 CA
Habían pasado poco más de dos semanas desde su regreso a Puerto Enigma. Marcus había estado bastante ocupado trabajando junto a Seltyiel en ese largo y laborioso proceso de lograr el control de la ciudad. Nunca antes se hubiera planteado algo así. A él no le interesaba la política, ni controlar a las masas, ni tener seguidores… pero la propuesta de Lucien y los posibles beneficios para la ciudad eran algo que no podía dejar pasar.
Era un objetivo bueno, al fin y al cabo, y dotaría de un propósito a rufianes, bandidos y piratas. Un propósito más honesto y mejor que continuar saqueando cuantos barcos se acercaran. En definitiva, lograrían que la ciudad fuese un lugar mejor para vivir, y aunque no le gustara, Marcus debía admitir que era un objetivo que podían conseguir. Si no ayudaba a Selt a lograrlo se arrepentiría en el futuro.
Pero tanto tiempo metido en la ciudad y con tantos quebraderos de cabeza, no era algo a lo que el humano estuviera acostumbrado. Echaba de menos la naturaleza, sentirse libre y respirar aire puro no cargado de muchedumbres y marabuntas humanas. Un lugar donde no tener que andar pendiente de que te apuñalaran por la espalda o te robaran el saco del dinero.
Por ello no se lo pensó dos veces y en cuanto tuvo un hueco buscó a Air'his. La druida había estado ocupada en sus asuntos, seguramente habría hecho alguna visita a la isla… Ya le preguntaría.
- ¡Air'his! – Llamó a la semiorca cuando la divisó en las calles de Puerto Enigma. Se dirigía al local que Selt y Marcus habían acordado como base para dirigir la ciudad.
- ¿Te apetece que salgamos un rato de la ciudad? – Preguntó. – Hay algo que me gustaría mostrarte. – Dijo el explorador. Suponía que a la druida salir a la naturaleza y alejarse de la civilización le gustaría.
Marcus no dijo más y se limitó a caminar fuera de la ciudad. Guió a Air'his hacia el bosque cercano y deambuló con paso decidido como si conociera a dónde se dirigía. Tras media hora de marcha la druida y el explorador llegaron a la entrada de una pequeña cueva.
Marcus alzó una mano para detener la marcha y habló en voz baja.
- Es ahí. – Indicó a Air'his. – Llevo cuidándole casi una semana, tenía una pata herida pero ya está recuperado. Anda muy lejos de su manada. – Explicó.
Marcus dio un ligero silbido y se adelantó un par de pasos, agachándose hasta estar casi sentado en el suelo. Con la postura relajada esperó hasta que un hermoso ejemplar de lobo salió de la cueva olfateando el aire a su alrededor.
- Creo que me mantendré cerca de él hasta que encuentre otra manada. – Indicó.
El animal observó a Marcus y luego miró a Air'his, olfateando de nuevo. Al no percibir ningún peligro o gesto hostil por parte de la semiorca, se acercó hasta ambos y acabó acercando el hocico hasta las manos de Marcus. Éste sonrió y acarició despacio el cuello del animal.
Éste va a ser mi compañero animal. Confío en que haga buenas migas contigo. :)
Aun no he decidido un nombre para él.
Mirando el mar, lugar del nacimiento de la vida, estaba la druida Air'his, esperando que ésta, la mar, volviese a su cauce natural tras la demostración de "la madre" de su poder de destrucción. Alli, con el agua a la altura del pecho, conversaba con los peces obteniendo la información que precisaba. -Muy bien, pues ya se puede visitar.
Su "hermana alada" se hallaba esperando en el cielo, quieta en una corriente de aire, a que su dueña ascendiese con ella, y ésta no la iba hacer esperar. Transformandose en un aquila gigante, ascendió, a través de una corriente de aire caliente, al enorme cielo y, junto a su "hermana", pusieron rumbo a la isla.
Horas mas tarde sobrevolaban la isla, o mas bien, lo que quedaba de ella, la vegetación y los edificios habían sido arrasados, dejando una estela de desperdicios de madera y piedra en las inmediaciones de la isla, incluso se había llevado tierra de la propia isla perdiendo así parte de su masa . "La madre" borro la inmundicia que cubría la isla, el musgo había desaparecido, pero no todo se borro, esa maldito Noqual seguía ahi, en menos cantidades claro, pero aun había "veneno" en la isla. -Mala hierba nunca muere- expresaba a su "hermana"
Aterrizó cerca del antiguo embarcadero, por donde habían llegado la primera vez, allí vio restos de madera a la deriva que podia usar, con sus hechizos elaboró una tosca cabaña para descansar despues del duro trabajo que la aguardaba. Despues de haber comido comenzó a trabajar, lo primero era deshidratar, por zonas, el agua salobre que empapaba la poca tierra que quedaba, y despues comenzar a fertilizar para que volviesen a crecer la vegetación con semillas que traería del continente. Vale, hasta aqui, todo era coser y cantar, siempre la teoria era mas fácil que la práctica, y, tras no se cuantas lunas trabajando, empezó a introducirse en su tozuda y dura mollera que sola tardaria años en lograrlo, aunque notaba que la "madre" la habia bendecido con mas poder, era insuficiente.
-Maldita sea- rugía tras días de trabajo y completamente exhausta. Estaba tirada en su choza, con la suave brisa del mar acariciando su piel desnuda, cuando comenzó a darse por vencida. Tendría que pedir ayuda, tenia amigos con sus mismos ideales, pero tardarian semanas entre avisarles y llegar, ¿que haria mientras?. Mientras pensaba que hacer, se acordaba de su ultima misión, los nuevos "amigos" que había echo, en particular, de un humano muy cercano a la "madre", un humano que se gano su simpatía, y no muchos podían decir eso, por lo que pensó en hacerle una visita. Queria aprender, aprender de los civilizados, el conocimiento era la mejor manera de ayudar a su creadora, eso lo aprendió de Naewen y aprender a traves de alguien tan cercano a ella sería.... agradable.
Esta vez volvió a través del mar, transformandose en aquel colosal animal que casi devora a la capitana, la druida quedo fascinada con aquella bestia y pronto pidio información sobre el. Un tiburón, uno enorme se diriguia a la ciudad, la cara de los bañista que huian al verlo provocó una carcajada en la druida cuando estaba volviendo a su verdadera forma y, tras sacudirse el agua cual perro, empezó a buscar a su amigo.
Tenía un excelente olfato, algo que aveces era una maldición, por el hedor que inundaba la ciudad, puede que fuese por eso por lo que el objetivo consiguiese encontrar a la druida antes.
-Marcus, precisamente te estaba buscando ¿salir de la ciudad? no hay nada que me agrade mas. Anduvieron por el bosque cercano, los pasos del humano era graciles, como los pocos que sabemos movernos por el bosque, sonreí al verlo. Tras un rato andando me hace un gesto para que paremos, justo enfrente de una cueva, -una cueva de un lobo- pense al llegarme el olor, y tras un leve silbido, allí asomaba una cabeza que devolvia mis olfateadas. -Mira que ejemplar mas hermoso- dije a Marcus al ver que se llevaban bien. -Tienes suerte de tener un "hermano" así, son unas de las bestias mas fieles del planeta, noto vuestro vinculo, eso si, si alguna vez te gruñe, muerdele una oreja, enseñale que tu muerdes mas que él. -le dijo a modo de consejo.
Era muy raro que una manada de lobos dejase a uno de los suyos solo, por lo que entonando un cantico formulo un hechizo para hablar con el. -Parecia que era nuevo, llevaba poco con ellos, no habian formalizado el vinculo, por eso lo dejaron cuando vieron que no podia caminar- le acabo explicando tras aullar un poco con el lobo- Ahora tú eres su manada.
Tras estar un rato jugando con el can, la druida comenzó a narrar a Marcus lo que había estado haciendo. -Y por eso he regresado, enviare a mi "hermana" a buscar a mis viejos camaradas, a ver si entre todos podemos ayudar a reparar el daño del tsunami. y tu, ¿que has estado haciendo?
Marcus sonrió ante el consejo de Air'his. Se imaginó a sí mismo por un momento mordiéndole la oreja al lobo y se permitió una sonrisa. Tampoco le parecía una mala idea la verdad.
Miró directamente a los ojos del animal.
- Asi que ahora tú y yo somos una manada, ¿eh? – Preguntó con tono suave, como si el lobo pudiera comprenderle. Rascó con un poco más de fuerza el cuello del lobo mientras una especie de sonrisa aparecía en el hocico del animal, que inclinaba levemente la cabeza con evidentes síntomas de que le encantaba que le rascaran por ahí.
- Tengo que pensar un buen nombre para ti, chico. – Susurró cerca de la oreja del lobo. Al cabo de unos segundos apartó el rostro y miró a la druida de nuevo escuchando su historia.
- Sí que tenéis trabajo pendiente. La contaminación de la isla y su ecosistema por el noqual era exagerada… - Comentó pensativo. – Si tuviera algún tipo de capacidad me ofrecería ayudar pero me temo que mi ignorancia en temas mágicos de cualquier tipo pudiera entorpecer más que ayudar. – Explicó.
- Tus amigos y tú… - comentó hablando de los otros druidas compañeros de Air'his – Id con cuidado. Habrá mucha gente interesada en recuperar parte de ese noqual. No voy a negar que suena tentador hacerse con un mineral que bloquea la magia. – Explicó.
- Puede que incluso os topéis con algún loco suicida tratando de hacerse con las migajas de lo que pueda encontrar. – El tema del noqual había sido una gran opción de negocio, pero Marcus debía admitir que prefería ver la isla libre de la nefasta influencia del mineral antes que hacerse él con algo de mineral alienígena para uso personal.
Finalmente se encogió de hombros. – Yo he estado en la ciudad, principalmente con Seltyiel. – Explicó. – Nos hicieron una… oferta. – Dijo por llamarlo de alguna manera.
- Nuestro amigo Lucien. – Pronunció la palabra amigo con cierto retintín, pues pese a todo Marcus todavía no se fiaba de aquel hombre. – Si todo va según lo planeado Selt y yo gobernaremos – dijo dudando al escoger la palabra, - o controlaremos Puerto Enigma. – Explicó.
- Se acabó la forma de vivir actual en la ciudad. Se acabó la piratería y otros tipos de mala vida. – Continuó. – Desde luego habrá crímenes y vicio… es imposible erradicar algo así en una sociedad como ésa… Pero estarán orientados… dirigidos. – Explicó. – Teniendo en cuenta el resurgir de Eurythnia y otras potencias milenarias, no podemos dejar que Puerto Enigma siga por el camino actual o se verá erradicada en pocos meses. Es cuestión de tiempo que asalten el barco equivocado. – Indicó.
Soltó luego una leve carcajada. – Nunca me había visto como una especie de Señor del Crimen que gobernara una ciudad en las sombras… Pero desde luego eso será lo más parecido a la realidad que te puedas encontrar… - Comentó tras pensar en ello como algo ligeramente divertido pese a la seriedad del asunto.
-Mmmmm.... chico.... pues no suena mal- exclmaba la orca al escuchar la conversacion entre Marcus y su nuevo hermano. Asintio a las palabras del humano, sabia el arduo trabajo que tenia por delante y que, posiblemente, tendría compañia poco deseada, pero esa la daba bastante igual. -No te preocupes por eso, el Noqual es veneno, si, pero he pensado que si se lo llevan a las ciudades quedara la tierra mas limpia, asi que, por mi, pueden venir a por. Quizas algun dia descubra la manera de destruirlo, o neutralizar sus efectos.
Despues quedo sorprendida por el trabajo que habia tenido con Seltyiel, sabia de sobra las habilidades del orejas picudas con el uso de la palabra, y sus maneras de "moverse" por la ciudad, pero no pensaba para nada que Marcus supiese de esas cosas, o se le dieran bien. -Vaya, asique eres el nuevo jefe de la ciudad.... ten cuidado, cuanto mas arriba estes mas dura será la caida- despues miro fijamente al humano, no queria que mal interpretase sus proximas palabras y procuró decirlas en un tono "suave" -Y... ¿estas seguro de poder fiarte del todo de Seltyiel?, quiero decir, creo que él es el que sabe desenvolverse en la politica y esas cosas, quizas el que acabe mandando sea el y no los dos, no se si me explico.
Tampoco queria incomodar al humano con profecias alarmista que, posiblemente, no se cumpliesen, pero siempre tendia a pensar mal, por lo que comenzo a hablar de otros temas. -Y ¿como llevas la venganza sobre los asesinos de tu padre? -Sabia que era un tema delicado, pero queria ver hasta que punto podia llegar a hablar con aquel humano.
- La verdad es que no soy para nada un experto en moverme por los bajos fondos. – Admitió. – Aunque lo que se nos ha puesto sobre la mesa es una buena oportunidad para la ciudad… A mí no me importa que a ojos de todos sea Seltyiel quien mande… O que a ojos de todos mandemos los dos pero en la realidad sea él quien mande. Nunca me interesó la política ni gobernar la ciudad desde las sombras… o de cara al público. – Comentó algo divertido.
- Lo hago por ayudar, y porque realmente creo que la ciudad será un lugar mucho mejor. No me interesan los beneficios, la popularidad o ver quién manda. Y creo que sí, que puedo fiarme de Selt. Dentro de ciertos parámetros tiene su honor… y creo que es muy leal para con los amigos. – Explicó.
- ¿De todas maneras tú le conoces desde hace más tiempo, no? – Preguntó. – Algún día tienes que contarme cómo conociste a esa pareja de elfos. – Dijo refiriéndose claramente a Naewen y Selt.
- Respecto a los asesinos de mi padre… Tenemos ciertas pistas y hay que ir con extrema cautela… es gente importante, poderosa y peligrosa… Tendré que ir con calma hasta asegurarme de que tengo una mano ganadora antes de enfrentarme cara a cara con ellos. Me preocupa descubrir que mataron a mi padre por error… o peor aun, porque estaban buscándome a mí. – Explica.
- El hecho de que preguntaran por dos críos… me da la sensación de que mi padre guardaba muchos secretos y que alguno tenía que ver conmigo. – Dice el humano. – Más que venganza busco averiguar mi pasado. –
Le dolía recordar muchas cosas pero debía ser sincero. Si mataba por venganza sabía que luego no se iba a sentir mejor. Quizá en caliente, en un arrebato, lo hiciera. Pero en frío Marcus no era así.
- Si vas a estar cerca de la ciudad quizá contacte contigo… Si no te importa echarme una mano en el caso de que surjan problemas. – Miró un momento a la semiorca con una sonrisa. Aquella extraña druida le caía bien pese a sus peculiaridades.