La maga dirigió una mirada extraña a Air'his cuando ésta garantizó que el espectáculo y los gritos de hombres desmembrados y devorados vivos no era un plato de buen gusto. -Lo sé -dijo sucintamente en respuesta, una respuesta inusualmente corta en ella.
Aerilaya volvió a repetir la mirada cuando la semiorca le echó el rapapolvo acerca de la necromancia. -Curioso. No sé si esto se llama salir del fuego para caer en las brasas… de supersticiones antiarcanas a purismos éticos -dijo misteriosamente, con una sonrisa ambigua.
Pero explicó a Air'his: -Hubo un tiempo en que pensaba como tú. Creía que levantar muertos vivientes era un crimen horrible y un acto contranatura, una violación de la pureza de la vida. Desde entonces he aprendido unas cuantas cosas, y he visto que puede haber cosas peores, mucho peores, y mucho más antinaturales. La necromancia no hace tanto daño, realmente.
Aunque tras una pausa, desvió la mirada de la semielfa para enfocar de nuevo a Lucien. Sus siguientes palabras, sin embargo, estuvieron dedicadas a Air'his. -Y hay en esa disciplina mucho más que levantar muertos vivientes. No des por supuesto, siempre que se hable del tema, que se trata de eso. Hay magia mucho más dulce y otra incomparablemente más amarga que los muertos vivientes en ese campo.
Y con una leve sonrisita: -Aunque en esta ocasión acertaste. Era un libro para levantar muertos vivientes. Y con técnicas únicas y olvidadas para el mundo actual. Lo suficiente para ver que Gastash no tendrá rival en este mundo en cuanto a necromancia si retorna a nosotros. -Una pausa-. O mientras el Tirano siga encerrado, tal vez.
La elfa se estremeció ante los comentarios de Seltyiel sobre las propiedades antimágicas del noqual. -Yo ya lo estoy temiendo... -suspiró-, maldita isla. Pero no creo que el noqual produzca efectos perjudiciales en los seres vivos. En Alkenstar los humanos parecen vivir bastante aceptablemente. Claro que hay muchos mutantes, pero diría que son más por áreas de magia salvaje o distosionada que por falta de magia. Pero sí, Yuelral dice lo mismo que Nethys. La vida es magia, la magia es vida. Y esa zona tiene fama de ser tan árida que la agricultura es imposible: Alkenstar importa toda su comida de Geb. Así que saber...
-¿Alkenstar? -preguntó Seltyiel-. Temo que no he viajado tanto como tú.
sí, me aburro, qué pasa :P
-Oh, una nación situada en mitad de las Desolaciones de Maná, un lugar arrasado por la guerra mágica que tuvieron hace siglos las naciones de Nex y Geb. Allí todo el terreno está totalmente muerto para la magia, aunque hay rumores que en los límites sí hay magia, pero funciona de forma… rara -contestó la elfa-. No me extraña que no hayas oído hablar de ello, eso está muy lejos de aquí.
-Ajá. ¿Y allí no crecen plantas? Pues parece que Nethys tiene razón -concluyó Selt, triunfante-. Después de todo no es lo mismo vivir sin usar la magia que vivir desprovisto de magia. La magia lo permea todo, es la fuerza primigenia de la creación. Está a nuestro alrededor aunque no sepas hacer uso de ella. Por cierto, ¿y tú te acercaste a esa zona?
A la semiorca le dice: -De todas formas no te tomes a mal la opinión de la capitana respecto a la necromancia. Ya sabes cómo son los eruditos, tienen que meter la nariz en todo.
La elfa se echó a reír. -¿Yo, poner un pie en las Desolaciones de Maná? Ni encadenada de pies y manos me arrastran ahí. No, pero está al lado de Nex, y aunque para los nexitas no es una conversación educada hablar de ese lugar, si rascas un poco la superficie aparece como fuente de comentarios considerados escandalosos. Puedes averiguar mucho del lugar cotilleando, ya sabes, es lo mismo que aquí los asuntos de alcoba. Puede que no sea educado hablar de ello, pero sí fuente de deliciosos cotilleos.
Confirmó la pregunta de Seltyiel acerca de las plantas. -Y sí, allí no crecen plantas ni viven animales normales. Todos son monstruos, aberraciones, mutantes o ajenos escapados de alguna fisura en el tejido de la realidad. Las Desolaciones tienen fama de ser de los lugares más duros del mundo. Alkenstar fue creado para actuar de barrera contra todas esas aberraciones.
Meneó la cabeza. -Yo no hubiera sido bien recibida allí, de todas formas. Ningún mago lo es. Tienen curiosas suspersticiones y fobias acerca de lo mala que puede ser la magia. No es que eso no lo hayan vivido en sus carnes, claro está, no se las llama las Desolaciones por nada. Pero son terriblemente parciales, y probablemente solo algunos de los libros que llevo en mi equipaje ya sería razón suficiente para que me quemaran por bruja -dijo divertida-. Tengo entendido que solo portar La Lógica en el Diseño: una versión revisada sería un crimen terrible para ellos. La edición no revisada es un libro de culto para ellos, un tratado sobre las bases de la metodología científica y técnica. Pero la edición revisada fue... ampliada... por nexitas para incluir el uso de la magia en esas bases. Puedes imaginarte lo que les pica.
Se encogió de hombros. -Quizá. No es que sea mi intención contradecir la sabiduría de dos dioses.
-Espera un momento- dice mirando a Seltyiel sorprendida- ¿que no voy a tener comunión con mi deidad?.... mal augurio- exclama esto ultimo en druídico y contemplando el cielo.
Escuchó atenta las palabras de la capitana, no estaba muy segura de si con ellas establecía que le parecía bien el uso de la necromancia o no, pero para ella era algo horrible. -Claro que hay cosas peores en el mundo, por desgracia, pero tampoco creo oportuno que se escriban libros donde se explique esas aberraciones, tendrías que haberlo destruido, no habrías acabado con esa magia negra pero habrías impedido que futuros individuos la usasen o aprendiesen.
-Pero no te confundas capitana, no es cuestión de moralidad, es cuestión de mantener el equilibrio natural de las cosas, quien muere debe seguir muerto volviendo a la madre tierra que lo engendró, no son mis reglas son las de ella. -Estaba intentado explicar algo que igual ellos no entendían, la solía pasar, suspirando volvió al tema intentando resumirlo. -La mayoría de la..."civilización"-dice arqueando los dedos- habéis olvidado que la naturaleza no es vuestra, dependéis de ella, ella os da la vida, si seguís maltratandola talando los bosques, contaminando ríos y mares o levantando muertos- alega esto ultimo mirando a Naewen- o ayudando a que otros lo hagan -puntualiza mejor sin dejar de mirarla- provocareis la ira de la madre tierra y si os asustan esos perros de hace unas horas imaginaos lo que os haría el "ser" que os da la vida. -No estaba segura de si había conseguido que lo entendiesen, pero al menos se había desahogado, los elfos de los bosques lo entienden perfectamente, pero estos dos ya no viven en ellos es muy posible que hayan perdido su esencia, ese acercamiento natural hacia la naturaleza.... ¿y si Gozreh me ha enviado aquí para reconducirlos...?
Selty sonríe irónico. -Ya os dije que Puerto Enigma es especial. Hablar de asuntos de alcoba no solo no es considerado escandaloso, sino que el mejor de los rumores que puedes tener que soportar. Ya tengo curiosidad por saber qué se dirá de vosotros tres cuando volvamos de la isla. Apuesto que habéis llamado la atención. y algo me dice que en Eurythnia los comentarios de cama tampoco son muy escandalosos -guiña un ojo a Lucien.
Y menea la cabeza, falsamente resignado. En realidad le encantaban las mujeres rebeldes. -¿Así que llevas un libro prohibido para otra cultura? No sé por qué eso no me sorprende. ¿Cuántas veces te han echado de un sitio por transgresiones así?
Mira divertido a la capitana para ver cómo reaccionará ante la bronca de la semiorca. -¿Olvidado que la naturaleza no es mía? Oh, creo que nunca aprendí esa lección, aunque tampoco he intentado dominarla. Sencillamente es algo ajeno a mí -dice con ligereza-. He nacido en Puerto Enigma y mi primera lección fue: somete o serás sometido. Sé fuerte o serás aplastado. Mi padre tuvo un desliz, y lo mataron por ello. La civilización, Air'his, me temo que puede ser tan dura como la naturaleza, pero tiene reglas diferentes. De todas formas, respeto a los dioses pero no temo ni permitiría que me aplasten. Ellos en sus planos, y nosotros en el nuestro, así son las cosas y así es como me gusta que estén. Pero no te lo tomes a mal, cuando volvamos a la ciudad brindaremos por el Dios Borracho y el Aguijón Punzante y nos correremos una juerguecita en su honor. ¡Que no se diga que no sabemos honrar a los dioses!
Pero asiente con la cabeza a su temor de que igual pierde el vínculo con su diosa. -No en toda la isla, eso sí que no lo creo. Solo en cercanías de mucho noqual... o eso espero. Con suerte igual no nos toca, a saber.
Aerilaya sonrió pícara ante los comentarios de Seltyiel, pero le devuelve el guiño. -Menos veces de las que pareces creer, pero porque no me han pillado. Ya cuando era niña mis maestros tuvieron que castigarme más de una vez. Y cuando apenas había alcanzado la edad adulta, casi la monto en la Marañ… en un lugar peligroso dentro de Kyonin… por querer investigar sin permiso un portal que no funcionaba bien. Y lo peor es que casi tenía ya la clave de apertura cuando me cazaron en ello… la bronca que me cayó entonces -se rió.
Aunque de pronto se puso seria. -Pero tranquilo, he aprendido a ser algo más prudente desde entonces.
Y a Air'his. -Ay, no te digo que no tengas razón en parte. Los elfos valoramos mucho la vida, y en Kyonin existen creencias parecidas respecto al uso de la no muerte. Pero en realidad no dejan de ser supersticiones. La no muerte no es tan antinatural como creéis, es sólo el reverso de la vida. Y en la vida tiene que haber un equilibrio, sí, lo mismo que en la muerte. La vida está fundamentada por la energía positiva, pero ésta tiene su reverso en el negativo, de donde surge la no muerte. Y ambos planos, lo mismo que ambas energías, son necesarias para el funcionamiento de nuestro universo -Alza las dos manos, como equilibrando los platos de una balanza cósmica-. La no muerte no es bonita, y algunos de sus usos son peligrosos. Pero un exceso de energía positiva nos mataría al instante también. Eso sí, hay que tener muy claro que los excesos son peligrosos, y que bastantes usos de la necromancia conducen a… esos excesos.
Se encogió de hombros. -Tampoco toda la necromancia es uso de la energía negativa. A veces es una paliación de esa energía negativa, por decirlo de alguna forma. Hay conjuros de esa escuela que curan mediante transferencias de la energía vital de un cuerpo a otro. O que nos permiten aumentar la longevidad, burlando a la muerte día a día. Y por no hablar de toda la vertiente espiritual de la disciplina.
Meneó la cabeza. -Tampoco creo que ningún dios me vaya a castigar por alternar la naturaleza. Odiaría y repudiaría a un dios tan intrusivo con mi libre albedrío. Eso sí, no me gusta alterar el equilibrio natural tampoco. Es algo hermoso, dinámico, y vivo. Y sí, esencialmente frágil ante nuestras manipulaciones. Es solo que la necromancia no es un una disrupción tan brusca como tú crees. Es más como un escalpelo que puede usarse para curar o para dañar.
Suspiró. -Pero tengo el mismo problema de comprensión con algunas autoridades del reino elfo. Ellos piensan también que levantar muertos vivientes es un crimen terrible y están dispuestos a denigrarme por ello -pero tranquilizó con un gesto a Air'his-, aunque no es algo que me llame la atención. No le veo ninguna utilidad en mi vida diaria. Solo te hago estos comentarios a nivel filosófico. -Y sonrió-. Da gusto tener compañeros que se animen a filosofar un poco. Aunque también te voy a decir una cosa: yo nunca, nunca, nunca, destruiré una fuente de conocimiento. Por muy malvada que parezca, siempre puede ser un ladrillo que nos conduzca a conocimientos más amables. Todo tiene su reverso, y nunca se sabe cual es el conocimiento intrascendente que nos conducirá al siguiente gran descubrimiento.
Arqueó una ceja en dirección a Seltyiel. -¿Caydenita, calistriano y nethyano? Qué peligro -se rió.
-Lo del equilibrio en el universo es cierto, pero también lo he oído como excusa para justificar ciertos comportamientos -dice Selt, solo por picar un poco a la capitana-. Y sí, la tríada perfecta de dioses. Uno que sabe vivir la vida -se frota las uñas en la pechera de su túnica corta, con falsa afectación.
Pero guiña un ojo con aire cómplice a su compañera elfa. -Además, los tres nos enseñan lecciones… muy interesantes -dice con voz sugerente. Y dedica otro guiño, esta vez con complicidad guasona, a Air'his.
14 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA
El Oso Empapado era un bergantín, una embarcación rápida y con gran potencia de desplazamiento lo suficientemente ligera sin carga como para evitar lo peor de las tormentas. Este tipo de embarcaciones se solían usar para el transporte de mercancías entre continentes, pero eran también populares en la piratería dada su robustez y velocidad. A primera vista costaría calificar al Oso de uno u otro, no se veían ninguno de los indicativos de una embarcación pirata, pero había algo en él que decía que no solía llevar tampoco grandes cargas.
El capitán Gallowglass os estaba esperando con expresión de mal humor, pero os dio la bienvenida al llegar con un marcado acento korvo. El hombre no parecía nada contento ni con el tal Lucien, ni con teneros de pasajeros y mucho menos en tener que ir al Codo del Diablo. Pero cuando le repetisteis la advertencia del embajador no trató ni de protestar. A saber cual era la recompensa que le habían prometido al capitán, pero este parecía más abnegado que avaricioso cuando se hablaba de ella.
Por el camino pudisteis interrogar al capitán sobre vuestro destino. Los otros nueve marinos del barco se movían con profesionalidad, apurando el velamen para resistir la tormenta hacia la que os dirigíais pero sin sacrificar demasiada velocidad. Seltyiel os comentó que era un numero raro. Demasiados para ser un buque mercante de esa eslora pero muy pocos para formar una embarcación pirata (que necesitaba un nutrido grupo de incursores).
El capitán os explicó que el Codo del Diablo siempre había tenido una reputación siniestra. Las embarcaciones que pasaban cerca solían ver extrañas luces que no tenían nada de natural, y el número de naufragios en aquella zona era desproporcionado. Todo aquello pareció si no cambiar al menos si moderarse cuando un comerciante llamado Yaris Neraken creó el enclave comercial de Faro de Bruja hará unos treinta años. Todo pareció irles bien por un tiempo hasta que una sucesión de sucesos desafortunados sembraron la inquietud entre los habitantes de la isla y todo se fue al infierno.
No se sabe muy bien que pasó al final realmente. Los supervivientes se esparcieron a los cuatro vientos y los pocos que se quedaron por Puertoenigma parecían atormentados y jamas hablaban de lo ocurrido. El había escuchado algunos rumores en el puerto de Korvosa. Fragmentos incoherentes sobre una mujer (una diablesa, el amor verdadero de Neraken o una de las legendarias y bellas sirenas que eran princesas del mar) que acabo muriendo a manos de Neraken, de una chusma enloquecida o de un clérigo de Pharasma celoso. En cualquier caso al final de aquella noche de invierno y tras unas revueltas que costaron unas pocas vidas, entre ellas el clérigo de Pharasma, Neraken se suicido poniendo así punto y final a las posibilidades del enclave. Desde que el enclave fue abandonado las tormentas parecían más comunes cerca de la isla, los naufragios se dispararon y destellos etéreos la cubrían de noche. Y como guinda hará unos ocho años un grupo de aventureros decidió ir a la isla buscando... bueno a saber que puñetas creían que iban a encontrar, pero lo que consiguieron fue muerte y locura como para satisfacer a un dramaturgo chelio. Tan solo dos de los siete volvieron hablando de plagas de criaturas parecidas a ciempiés, de fantasmas de los insepultos y los ahogados, de maldiciones y de horror. Uno de los supervivientes se ahorcó poco después y el resto tardo dos años en matarse a base de alcohol y drogas. Ni que decir tiene los marinos, ya supersticiosos de por si (y peor en el caso de los piratas), no volvieron ni a mencionar el nombre de la isla cerca de ella. Lo cual seguramente explicaba las caras largas del capitán y su tripulación y la ocasional mirada de odio de los que os creían culpables de estar allí.
Con esta historia en mente, para ir digiriéndola y preguntaros donde os metíais, decidisteis retiraros al camarote que habían asignado a vuestro grupo donde esperaba una pequeña caja de madera basta rellena de paja. Dentro, acolchado con paja, habían tres objetos (un trozo de vidrio verdoso, una ampolla con agua de un color verde claro, y un pequeño recipiente de cristal con un polvo verde) y un pergamino con una letra pequeña, apretada y sin florituras. Aunque, en un primer momento, Aerilaya fue la primera en echar mano del contenido de la caja soltó el trozó de cristal como si le hubiese mordido al leer la primera palabra del pergamino “Noqual”.
Según el pergamino el cristal era la forma pura del noqual, y lo cierto es que aunque parecía un cristal verdoso tenía tacto y consistencia de metal, aunque uno muy ligero. La ampolla contenía agua con una disolución de noqual, y tenía el aspecto de agua con clorofila, aunque lo cierto es que reflejaba la luz de forma más brillante que el agua normal. Y finalmente el recipiente contenía un polvo verdoso y cristalino que en algunas partes parecía haberse fundido en escamas, esa era la forma del noqual tras sufrir grandes presiones y temperaturas (de lo cual seguro que hubo para dar y repartir cuando cayó la piedra).
Según la nota en su forma metálica el noqual no era reactivo, y dado que no desprendía ningún tipo de aura y/o radiación no era peligroso ni interfería abiertamente con la magia que no le afectase directamente (aunque se podían dar ciertos problemas en algunos tipos de magia, sobretodo las de desplazamiento e invocación, cerca de grandes cantidades de él).
El noqual disuelto en agua alcanzaba una forma estable, es decir no dejaba deposiciones de forma natural, y parecía afectar a la magia activamente al contacto con el conjuro o su aura. Los conjuradores también podían tener problemas para lanzar y mantener conjuros una vez mojados con noqual. Y los efectos de tratar de conjurar tras ingerir noqual disuelto resultaban altamente variados según la cantidad ingerida, el organismo recipiente, la magia usada y la forma de canalizarla. Aunque se recomendaba activamente hacer “experimentos en ese estado”.
Y finalmente llegaba el más peligroso de todos, el polvo de noqual. Llevado por el viento, el agua u otros medios podía infiltrarse en los organismos vivos cancelando su capacidad de generar y sustentar magia, además de ser potencialmente cancerígeno. En algunos casos tras amplios periodos de exposiciones se habían registrados casos de anulación mágica permanente.
La nota concluía diciendo que los conjuradores debían prestar especial atención a proteger con métodos mundanos sus vías respiratorias y mucosas. Y que había que asegurarse de impermeabilizar cualquier objeto mágico poroso ya que era posible que el noqual disuelto acabase con su magia de forma permanentemente.
Al parecer alguien había decidido no mandaros del todo desinformados a la isla. Aunque parecía un método curiosamente anónimo de ofreceros esa información. Por no hablar unas muestras de noqual que fácilmente valdrían cientos de monedas de oro como poco.
-O sea, que nos tendremos que tapar hasta las orejas. Qué mala suerte la mía, Desna conspira contra mí -dice Seltyiel con una sonrisita de intención. Se puso serio mientras metía las tres muestras de noqual en la caja-. ¿Será bastante aislamiento la caja? ¿Habrá algún peligro en meter esto en una bolsa de contención?
Mira entre su equipaje, buscando la ropa que usaba para ciertos trabajos de infiltración, incluyendo un pasamontañas y un par de guantes, y añadiendo al conjunto la capa más gruesa que tenía, con un doble forro que actuaba como impermeable. Cuando uno vivía en una ciudad como Puerto Enigma, donde las nieblas eran casi diarias y la humedad ambiental siempre era alta, un poco de lluvia no era nada. Si uno se descuidaba lo normal era acabar calado hasta los huesos. Todas eran prendas oscuras, pues era ropa que empleaba para trabajos muy específicos.
-La isla tiene una reputación lo suficientemente chunga para que sea aconsejable que no nos separemos -dijo Selt-, aunque si es necesario en determinados momentos me adelantaré para explorar. ¿Crees que los conjuros de protección aguantarán, Naewen? Me temo que sin ellos voy a estar un poco… flojo. ¿Todos lleváis ropas impermeables? Aquí es normal, el mar nos tiene a remojo de forma perpetua con tanta bruma, pero se me olvidó preguntaros. La gente de interior soléis estar acostumbrados a climas más secos. Quiza podría prestaros algo, aunque los semiorcos sois más corpulentos que yo. No sé si os valdrían prendas mías.
Se volvió hacia el guerrro. -Tú también, aunque no manejes magia. O quizá no te puedan curar fácilmente -aconseja.
por cierto, ¿que es del jugador del guerrero? hace mucho que no escribe.
-¿Y yo qué? -preguntó inesperadamente el dragoncito, que estaba sentado en el regazo de su maga. Aerel clavó las garras en el tejido de la túnica de Aerilaya-. ¿Nos afectará al aperitivo y a mí?
Desvió los ojos solo por un momento al monito de pelaje rojizo.
-Vaya, Lucien ha resultado ser un tipo majo. Al menos nos da información -dijo Aerilaya al comprender lo que tenía la caja. Leyó en voz alta el pergamino, tras lo cual lo dobló y lo metió entre su biblioteca.
Ante la pregunta de Seltyiel negó con la cabeza. -No creo, es un trozo pequeño y aquí dice que no es reactivo más que sobre magia directa. Envuélvelo bien en la paja y ya está; o enróllalo en un trapo también si quieres más seguridad. La botella actuará de aislante también. No, el peligro va a venir en la isla. No sé si nuestras protecciones aguantarán si llueve. Sinceramente no lo sé. Y créeme, para mí será aun peor. Dependo de la magia para todo.
La elfa hizo un gesto tranquilizador con la mano. -Sí, estoy acostumbrada a viajar, tranquilo. Llevo ropa impermeable y también más práctica que el vestido que llevo ahora. El que me guste vestir con estilo no implica que sea lo único que tenga. Tengo también varios pares de guantes, algunos finos de viaje, pero los que uso en alquimia son bastante gruesos y aislantes. Y hasta una bufanda, la compré al llegar a Varisia. Soy friolera y estoy acostumbrada a climas más cálidos que este. Kyonin es templado y Nex y Jalmeray decididamente cálidos.
Ante la pregunta de su familiar Aerilaya sonrió y acarició al dragoncito, que estaba obviamente nervioso. -No creo que nos afecte, pequeño. Se necesitaría un efecto antimagia muy directo para eso.
Air'his entro empapada en el camarote, había estado orando a su deidad en la cubierta del barco, con las palmas abiertas gritaba que le enviasen mas olas y lluvias, pero tuvo que parar, por el rabillo del ojo vio el malestar o, para ella, la falta de fe en Gozreh de la tripulación.
-Hace una noche gloriosa, camaradas, Gozreh esta pariendo con una lluvia incesante sobre nosotros -excalamaba alegre mientras secaba sus ropas estrujándolas y sacando todo el "jugo" de lluvia -¿que tal por aqui?- preguntaba mientras se acercaba a los extraños recipientes y los olisqueaba -aagh- escupió tras olerlo -esto debe de ser el metal ese de mas allá de los cielos, alejadlo de mi-
Acto seguido me dirigí al ojo de buey del camarote y abrí los postigos, mi querido Horus se estará empapando ahí fuera, después me senté en la silla a esperar.
-Una cosa, ataros todos una cuerda alrededor de la cintura- explicaba a sus amigos mientras un águila entraba por el postigo abierto y se posaba en mi hombro. -si este cascaron de madera muerta se hunde, yo os llevare hasta tierra.
La elfa se volvió hacia Air'his con una semisonrisa. -Lo tendré en cuenta si vemos señales de naufragio, pero me temo que mi dignidad se vería un poquito herida si tengo que ir por el barco con una cuerda atada a la cintura. De todas formas, ten cuidado, si el noqual afectó al conjuro de volar de ese mago, podrá afectar igualmente a tu capacidad de cambiar de forma. Deberías plantearte el taparte, como vamos a hacer todos nosotros.
Luego le dedicó una sonrisa más amplia.
-Eres un espíritu libre, Air'his. Confieso que al principio tuve mis recelos acerca de aceptar compañeros semiorcos. A menudo tu raza es un poco… intratable. Pero hasta hace poco tuve un compañero semiorco, un chamán que llegó a ser un auténtico amigo y quise arriesgarme. Pero tienes que darte cuenta de que los "civilizados" piensan de forma diferente a los orcos. Ten cuidado con no herir demasiadas susceptibilidades -le explicó-. Esos marineros, por ejemplo, son supersticiosos y están asustados hasta la médula con las leyendas de esa isla. Lo que ha pasado ahora y la tormenta no ayudan a calmarlos. Ponerte a pedir a gritos a tu diosa que arrecie la tormenta no es la mejor idea. Los humanos no tienden a apreciar las fuerzas de la naturaleza. Antes al contrario, suelen sentirse asustados y amenazados por ellas. Por eso intentan doblegarlas. No les asustes, son muy capaces de tirarnos por la borda y dejar que alcancemos la isla a nado, si podemos.
Suspiró.
-Supongo que todas las razas tenemos nuestras supersticiones. Cada una a nuestra manera… -reconoció, aunque pensó que si ciertos elfos de cierto Concilio la escuchaban algún día decir algo así seguramente empeoraría aun más la opinión que tenían de ella.
Se levantó, y sacó también ella de su equipaje algunas prendas, incluyendo algunos guantes y una capa de abrigo. Las vestimentas con las que iba ataviada estaban tejidas con hilo ilusorio y no quería que la lluvia desgastara su magia.
-Voy a hablar un poco con los marineros y el capitán. Les engatusaré un poco, a ver si logro tranquilizarlos… y ya de paso a ver si consigo alguna otra información sobre Yaris Neraken o sobre las historias extrañas que circulan sobre la isla. Y más si hay algún rumor más reciente… cuanto más sepamos sobre la isla, mejor.