-Espera Marita, intervino Lord Evan tratando de calmarla. -Solamente te pedimos un minuto, aquí en la Fortaleza Roja, con la vigilancia de los guardias... Estás a salvo. Quiero que escuches a Lady Varya, de mujer a mujer. Es importante.

Whalen se centró en el capa dorada. Tres iban a ser demasiados y Marita se podía sentir acosada. Además, el capa dorada tampoco podía ayudar a que Marita se relajase.

-Os agradecemos el esfuerzo, mi señor.- Dijo.- El paseo ha sido largo. Permitidme que os invite a una copa de Rejo.- Ofreció, para llevarse a un aparte al capa dorada tanto para alejarlo de Marita y lo que pudiera decir, como para recompensar la dedicación de aquel hombre.

Lady Varya se mantuvo en un segundo plano hasta que su esposo la mencionó, momento en el que avanzó dos pasos hacia la otra mujer, esperó a que el guardia se alejase lo suficiente y la miró a los ojos mientras hablaba. Tanto para mostrar su sinceridad como para analizar las reacciones de la Lugus a sus palabras.

—Os lo ruego Marita, vos sois una mujer lista y sabéis lo que ha pasado, sabéis que nosotros no hemos tenido nada que ver con ningún envenenamiento mortal y por ende tampoco con los ataques recientes a la casa Dannet. Somos los primeros que queremos que la verdad salga a la luz de los Siete y que el culpable pague por las muertes ocasionadas... El verdadero culpable, no quienes se hayan visto arrastrados en la telaraña de mentiras ya sea por dinero o por amenazas, con ellos se puede ser indulgente si no sabían el alcance de sus actos.

La dama dejó ahí su primera intervención, esperaba que la mujer se diese cuenta que ellos habían averiguado la verdad y que se quedase, ella  la estudiaría para tratar de saber si su implicación era como pensaba, si era menor o si era mayor.

Marita reaccionó ante la aparición de Lady Varya con rechazo, dando un paso atrás y mirándola con cautela. Parecía un poco asustada ante la encerrona, y se fue relajando con las palabras de los Crogall cuando se dio cuenta de que no suponían peligro alguno y que solamente querían su colaboración. Entonces alzó una ceja y escuchó, manteniendo cierto recelo todavía, pero atenta a la propuesta.

-Yo no sé quién es el verdadero culpable. ¿Queréis que hable en vuestro favor? ¿A cambio de qué? ¿Qué me ofrecéis? - Se cruzó de brazos, esperando ver cuál era la propuesta completa de lady Varya.

Marita parecía interesada en lo que los Crogall le querían proponer, pero Varya se percató de que en verdad sentía un profundo desprecio por ellos. Que los miraba con aversión y que le disgustaba estar en su presencia. Sin embargo, cuando se interesó en la propuesta de los Crogall lo hizo pensando en conseguir algo, no les ayudaría sin conseguir algo a cambio.

Lord Evan vio cómo Whalen llevaba al capa dorada a un lado.

Bien hecho muchacho, pensó pero su rostro no mostró ninguna expresión, y su atención se centró en la joven Marita. Había mostrado interés, o al menos curiosidad. Ahora el juego estaba a punto de entrar en el terreno de la negociación. El destino de su familia, de su Casa, iba a ser objeto de un mercadeo y estaba en gran medida en manos de aquella mujer desconocida, y todo dependía en última instancia de la habilidad de su amada Lady Varya.

-¿Y bien? - Preguntó Marita Lugus. - Si vais a matarme aquí hacedlo ya, y si no dejadme ir o decidme qué queréis. ¿Esperáis que traicione a mi hermano? Tendréis que darme algo a cambio, y una garantía de pago. No me vale con "vuestra palabra".

Lady Varya se había tomado un momento para examinar a la otra mujer, que no los tragaba era evidente para la señora de la casa y le dio la sensación que sería por haberse creído toda la sarta de mentiras que salían por la boca de su hermano, dejó salir el aire despacio por la nariz mientras una sonrisa conciliadora se instalaba en sus labios.

—No vamos a mataros Marita, no hemos matado a nadie que no haya levantado antes sus armas contra nosotros y aún y así hemos sido clementes si el arrepentimiento ha sido sincero.

Las manos de la dama mostraron las palmas abiertas en un claro signo de no ocultar nada, de querer solo hablar, aprovechó para indicarle un banco que había cerca por si quería tomar asiento y continuó hablando. Si aceptaba su propuesta la seguiría y se sentaría en el otro extremo para no agobiarla con su cercanía, si no permanecería donde estaba.

—No esperamos que traicionéis a vuestro hermano pues no se llama traición cuando se desenmascara a un traidor, pero por supuesto que podemos hablar de lo que queráis a cambio, entendemos que no es fácil hacer lo correcto... pero con la implicación del rey es vital que él no se sienta engañado por la familia cuando todo es cosa de ese único traidor.

Antes de continuar y mostrar sus cartas Varya esperaba por la contestación a sus últimas palabras, se arriesgaban mucho mostrando su estrategia de defensa a la Lugus y quería estar todo lo segura posible antes de decirle sus sospechas y casi certezas, quería que viese las cosas desde otro ángulo y que esa visión estuviese lo más cerca posible a su posición.

Varya pretendía cautivar para la causa de los Crogall a Marita Lugus, pero mientras charlaba con ella en la oscuridad de los jardines se percató de que la hermana de Orten ocultaba algunas intenciones funestas, lo que le hizo sospechar de que en realidad estaba al corriente de los tejemanejes de su hermano y probablemente implicada en la trama. Lady Varya se dio cuenta a tiempo, antes de desvelarle parte de los planes de los Crogall para el juicio y la despidió educadamente. La Lugus fue consciente de la situación, pero sabía que una salida digna era mejor que montar una escena que perjudicara a su causa.

A la mañana siguiente llegó la audiencia con el Rey, les tocaba a ellos defender su causa frente a las infamias lanzadas por Lady Iris Dannett y Orten Lugus y comenzaron el relato de su defensa. Pronto dejaron claro que el escudo que había aparecido en las tierras de los Dannett donde habían muerto los campesinos no había sido colocado allí por ellos y que además era un escudo antiguo. Presentaron escudos modernos como prueba para que viera la diferencia de cómo se representaban los colores de su casa en la actualidad. Eso no les descartaba como instigadores de la matanza, pero al menos sí sembraba dudas sobre que cualquiera con acceso al escudo pudo haberlo hecho. Por otro lado, también lograron argumentar adecuadamente sobre el punto más delicado de la acusación: el asesinato de Adham Dannett. La confesión de Rata sobre que Ser Roshar le había enviado a suministrar un veneno para provocar que el estómago de Adham estuviera más suelto de lo normal durante el combate fue utilizado por los Crogall para descartar que la sustancia fuera las Lagrimas de Lys que causaron la muerte del heredero Dannett. A fin de cuentas, la sustancia había actuado demasiado rápido y ese descuadre de los tiempos jugaba en su favor. Era esta una cuestión peliaguda, había que reconocer que Lady Iris había defendido duramente sus acusaciones contra los Crogall, pero lograron al menos sembrar dudas importantes para evitar una condena en este punto. Tampoco pudieron demostrar que Iris o Lugus tomaran parte en este crimen, por lo que era probable que el asesinato quedara sin resolverse. Muchos pensarían que ellos eran los culpables y otros tantos los considerarían inocentes. Parecía que la culpabilidad de Iris era, además, más difícil de demostrar, por lo que era muy probable que todo hubiera estado orquestado por Orten. Descubrieron tras el juicio que el menor de los Lugus estaba tratando de seducir a lady Iris, por lo que erigirse como nuevo lord de una casa en horas bajas podría ser la motivación que le había conducido a toda aquella trama. Quedarse con el trono de los Dannett librándose del legítimo heredero y acusar a los vecinos, perfectos sospechosos tras años de desencuentros entre ambas casas. Si la jugada le salía bien e Iris Dannett se rendía a sus encantos, la dama pronto tendría una víbora entre sus sábanas y ellos un vecino incómodo. Y ser Naton Lugus, heredero de Lord Konrad debía andarse con ojo, pues su hermano, a quien despreciaba continuamente, podría planear librarse también de él para heredar las tierras de su padre. Pero aquello eran especulaciones que no se podían probar. Solo rezar a los Siete para que los planes de Orten, si es que eran aquellos, fracasaran.

Los Crogall, para rematar su defensa, hicieron que Brasero y su hija pasaran a testificar, al igual que Hen y Kraft. Aquellos testimonios jugaron bastante en su favor, y limpiaron parte de la mancha que pendía sobre el nombre de la familia. No tuvieron tanta suerte en cambio en el asunto de los Claviger. Al Rey no le había gustado que hubieran atentado contra la vida de unos emisarios que portaban su estandarte, por mucho que fueran groseros y merecieran el castigo. Quien portaba el estandarte real estaba bajo la protección del Rey, y no se podía dejar que cualquiera lo mancillara sin recibir castigo por ello.

Cuando el Rey Robert dictó sentencia consideró inocentes a los Crogall del ataque de a los campesinos de Marshbury, los consideró además no culpables sobre el asesinato de Adham Dannett, pues las pruebas no eran suficientes para condenarles por ello. Sin embargo, para saciar las protestas de Lady Iris Dannett anunció que se abriría una investigación que esclareciera todo lo ocurrido en aquel asunto. Y finalmente, como castigo por haber atentado contra las vidas de los Claviger, se condenó a los Crogall a pagar una indemnización a lord Denald Claviger por la muerte de su hijo y sobrino en una buena suma de dragones de oro. Además, se despojaba a Lord Evan Crogall de todos los títulos que ostentaba y se le condenó a vestir el negro en el Muro por haber levantado la espada contra el estandarte real y haber ordenado asesinar a los Claviger. Lo que significaba que al regresar a Heavy Bridge, Whalen tomaría posesión del cargo de nuevo Lord Crogall.

La familia había logrado salvar varias peliagudas cuestiones, pero no había salido indemne del proceso. En aquel juego de tronos, era difícil salir de una pieza, aun cuando te veías metido en la vorágine en contra de tu voluntad.

Fin