La verdad floreció de boca de la joven embarazada. El caballero enfundó el acero y se mantuvo al margen de la violenta reacción del herrero. Pensó en las formas en que restituirían el nombre de la familia, pues ya no contaban con el mismo público que cuando se iniciaron las acusaciones. Tomás Brasero tendría que mostrar el mismo ahínco que en la defensa de la honra de su hija.
Las palabras de Whalen no le cogieron por sorpresa. Temió que la compasión del heredero se tomara por debilidad y se preguntó si Lord Evan no tendría decidido otro destino para aquellos plebeyos. Pero antes deberían seguir las preguntas, comprobar si los hilos conducían a las mismas manos.
Ahora don Tomás, Alyse, -les dijo discretamente- si ustedes nos ayudan a encontrar a quien te dio esas monedas, nuestra oferta de casa y cobijo y empleo en nuestras tierras seguiría en pie.
Y si hay un padre verdadero del bebé se puede también venir con nosotros, con la misma oferta.
¿Nos ayudan?
La confesión de la muchacha no hizo que la dama cambiase el gesto, al menos exteriormente ya que por dentro daba las gracias de que el asunto se hubiese solucionado tan rápido, lo malo eran los rumores. Ante el arrebato del herrero Varya permaneció sentada en espera de que acabase, sólo si alguien se fijó pudo darse cuenta que sus puños se apretaron sobre su regazo, con ademanes lentos se levantó y se acercó a los dos habitantes de la capital.
-Como bien dice nuestro heredero, no es a nosotros a quien pertenece ese oro maese Brasero. Lady Scarlett tiene razón, agradeceríamos que Alyse se quedase con nosotros para encontrar al hombre que le pagó por verter esa acusación y la amenazó, una descripción detallada sería un buen comienzo, con su testimonio haremos justicia. -la dama tomó aire, proponía protección frente a las amenazas a cambio del reconocimiento del autor del delito, sus ojos se desviaron un instante hacia su esposo comunicándose sin palabras -Y si en realidad quiere desagraviarnos sólo tiene que propagar por todos los rincones de Desembarco lo que ha sucedido aquí, que su hija ha sido intimidada para manchar el buen nombre de la Casa Crogall y que ésta ha jurado averiguar quién está detrás de todas las mentiras vertidas sobre ella y llevar a la persona o personas responsables ante la justicia del rey.
La señora de la casa calló, esperaba que su marido estuviese de acuerdo con su discurso.
-Gracias, gracias mi señora, sois muy amable. -Dijo la intimidada plebeya con voz dubitativa y tartamudeando ligeramente.
Su padre la soltó y ella arrepentida por haberle metido en aquel lio le pidió perdón también a él, comprendía que estuviera cabreado con ella y su rostro enrojecido por la vergüenza se mostraba cabizbajo. Sabía que en la casa le tocaría una reprimenda mayor, aunque su padre no fuera dado a castigos físicos en realidad. Querría saber quien era el auténtico padre, y tendría que hablarle del joven hijo del panadero que le había prometido fugarse con ella lejos de allí y se había largado al enterarse de que estaba embarazada.
-No sé su nombre, mi señora. -Dijo a Lady Scarlett. -Pero podría reconocerlo si lo viera otra vez. Era un hombre extranjero, un mercader de alguna de las Ciudades Libres del otro lado del Mar Angosto. Era atractivo, debo reconocer.
-Alyse debe ir a la casa y quedarse allí. Entended mis señoras que debo castigarla. -Le dijo en tono severo a ambas damas, aunque hablaba más bien dirigiéndose a Alyse, a quien mantenía la mirada fija. -Pero si esta ingrata hija mía ve de nuevo a ese hombre os la mandaré corriendo para que os informe. - También rechazó de forma cordial la oferta que Lady Scarlett proponía de trabajar en las tierras de la familia. -Os agradezco la oferta. Sois muy generosa, mi señora. Pero mi negocio está aquí, y me temo que no puedo abandonarlo así como así.
Cuando Lady Varya mencionó que la mejor manera de restaurar su agravio era hablando en favor de los Crogall, el herrero hinchó el pecho y habló con tanta seguridad como cuando creía que Galdrín era el padre de su futuro nieto.
-Podéis estar bien segura de que honraré el buen nombre de la Casa Crogall a lo largo de toda la Calle del Acero, y a cuantos escuche hablar mal de esta noble casa rebatiré con ahínco hasta que reconozcan la verdad. -Dijo apretando el puño con firmeza. -Mas me siento en la obligación de compensar este malentendido de alguna forma. -Se giró hacía Whalen. -Mi Señor, si vos aceptáis podría realizar algún trabajo de manera gratuita en mi fragua. Tal vez unos arreglos para el torneo, o algún remache. Lo que necesitéis.
- Una primera cosa para la compensación por su no-intencionada ofensa, sería que su hija nos ayude más activamente a encontrar al culpable. Dejó que la petición fuera cabalmente asimilada por el herrero.
- Por un lado, si vuestra buena voz va hablando de nuestra mesura y generosidad, aquel caballero de las Ciudades Libres no tardará en ejercer venganza sobre usted y su hija. Así que yo lo conminaría a aceptar nuestra oferta de protección.
- Lo que haremos será lo siguiente: llamaré a un artista bueno y rápido, para que haga un "retrato hablado" del hombre con la descripción y comentario de su hija. Es un poco como usted forja algo, que lo martilla, compara, martilla, compara, hasta que queda. Así, pero con el dibujo. Hizo gestos para que lo entendiera, pues era lo mismo que el hombre hacía, iteraciones hasta converger.
- Ya después, con una buena cubierta de discreción, y acompañada de alguno de nuestros hombres de confianza, recorrería Desembarco, a ver si da vista con aquel galán de allende el mar. Esa sería una buena compensación señor, alem lo que hagan sus habilidosas manos con el yunque y martillo.
Terminó Lady Scarlett sonriendo, sumando a la empatía y estrategia, una pelirroja determinación. Esperó pacientemente la respuesta.
Ser Roshar mostraba su cara más aburrida. Miraba a los alrededores buscando algún entretenimiento, aunque esperaba no encontrar nuevas sorpresas. El encuentro con el herrero había sido encauzado por las damas Crogall y ahora lo exprimían en busca del mayor número de respuestas. La participación del caballero no sería necesaria. Aún así se mantuvo atento a cada palabra. La información sonsacada a la joven podría encajar en la trama que se gestaba en contra de la familia. Y él debía descubrir la manera de anticiparse. Al menos al golpe final.
–No es necesario, mi señora. – Descartó nuevamente la oferta de protección de Lady Scarlett. – Quien quiera que sea ese hombre de las Ciudades Libres tendrá que vérselas conmigo si vuelve a molestar a mi hija. – Aseveró blandiendo el martillo frente de sí.
–Si tan necesaria es su presencia para vuestra familia, dejaré que quede a vuestro cargo durante un par de días. Después de eso volverá a casa y comenzará su castigo. – Añadió con severidad, pero sus palabras iban más dirigidas a su hija que a los miembros de los Crogall. –Más te vale portarte bien, jovencita. Y cuando volváis a casa os buscaremos un marido digno, a ver si logramos que alguien se interese por ti… – Siendo que se encontraba visiblemente embarazada, iba a resultar difícil encontrar a un buen marido que la aceptara. Le echó un último vistazo a su hija y su rudo aspecto se reblandeció como no lo habían visto hasta entonces. –Cuidadla bien, os lo ruego.
Tomas Brasero se despidió del resto de la familia repitiendo su oferta de trabajo gratuito y dejo a cargo de los Crogall el cuidado de su hija Alyse durante los dos próximos días. La muchacha se mostraba un tanto asustada y comedida, mantenía la cabeza gacha y les miraba con temor por si decidían castigarla con mayor severidad ahora que su padre se había ido.
–Bien, – La voz de Lord Evan sonó desde la entrada a la tienda, donde se había mantenido en un segundo plano durante toda la escena. – regresad a vuestras labores. – Ordenó a todos los presentes para que el espectáculo que se había formado no mantuviera a los curiosos que todavía observaban demasiado tiempo allí. Había que recuperar la normalidad cuanto antes, si es que eso era posible.
–Galdrin, que mi hijo entrene antes de comer. Tiene que realizar un buen papel en el torneo. – Su mirada se mantuvo unos instantes sobre Whalen, no había pasado por alto la buena resolución que su heredero había tenido ante el conflicto.
-Lady Varya, querida, aseguraos de que a nuestra invitada no le falte de nada. – Añadió con voz dulce y aterciopelada a su esposa. Estaba especialmente contento con como las damas de la familia habían sabido resolver la situación y parecía que la joven había cogido cierta confianza con Varya.
Afortunadamente habían logrado arreglar el asunto con mucha mano izquierda, y los curiosos que todavía se mantenían observando la situación pudieron ver como los Crogall resolvían aquellos asuntos, lejos de las cosas que se decían de ellos y su tan mala fama. No eran tantos como a alguno de ellos le hubiera gustado, pero al menos tendrían cosas buenas que decir de la familia. No era de despreciar tampoco las buenas palabras que el herrero dirigiría hacía ellos a partir de entonces, pues que un herrero agraviado cambiara de opinión y pudiera dar cuenta de que había cierto complot contra ellos no era cosa menor.
Cambio de escena: El desafío
Según las palabras de la niña a Varya le parecía que el instigador iba a ser otro culo de saco, pues un mercader extranjero no era un buen testigo, pero no podían hacer otra cosa más que seguir las pocas pistas que tenían. En cambio la promesa del herrero de difundir las buenas acciones de los Crogall, hizo que la dama sonriese levemente e inclinase un poco la cabeza en su dirección como aceptación de la palabra dada, con el ofrecimiento de hacer valer su arte para ellos la señora de la casa se quedó pensativa y sólo fue asintiendo a los comentarios del resto de miembros de la casa mientras le daba vueltas a una idea. Al menos así fue hasta que escuchó al lord dirigirse a ella.
-Por supuesto mi señor.
Se acercó a Alyse y, con frases suaves y tranquilizadoras, se dirigió acompañada de la muchacha hacia donde se alojaba su sirvienta personal para acomodarla bajo su cuidado.
Desde móvil, en cuanto pueda actualizo la otra escena u_u
Después de dejar a Alyse a buen recaudo lady Varya volvió con su marido, esperó a que no hubiese oídos indiscretos cerca y se acercó para comentarle una idea que había tenido.
-Cuando regrese el maestre, si la daga está limpia de venenos, alguien debería hacer una visita a Tomas por si él puede ofrecer alguna pista de quien la ha forjado. Podríamos aprovechar cuando acompañemos a su hija de vuelta tras hacer el retrato para no levantar más sospechas, un grupo pequeño... Alyse, Adrik, Nym y yo, si estáis de acuerdo mi señor.
-Gran idea, mi querida esposa. Podéis llevar con vos también a Lady Scarlett, hizo buena labor con la joven y seguro será de utilidad. - premió con un beso en la frente de su esposa la buena idea que había tenido y le mostró una franca sonrisa. -Yo avisaré a mi sobrino para que os escolte y mantenga vuestra seguridad y discreción.