Los tres primeros apellidos no parecieron producir ningún tipo de reacción en el caballero, sin embargo sí que reconoció los dos últimos como pudo apreciar Lady Varya en los asentimientos de cabeza de Ser Gennady. Aunque quien no conocía a las dos últimas casas, los Lannister eran una de las grandes casas de Poniente, incluso la reina pertenecía a su larga estirpe, y los Woods eran comunes en la ciudad, a pesar de no contar con tan noble cuna como los Lannister.
-Escucharé lo que se dice sobre esos nombres con atención. Aunque todavía no me habéis dicho el vuestro, milady.
Un buen pago para él sería entrar a formar parte de la nómina de caballeros de la casa. No hace falta especificar cuanto se cobra en ese puesto, es un trabajo honorable y bien remunerado, aceptaría gustoso. Si quieres realizar un pago por este único servicio, pongamos que 20 venados de plata al día sería una buena oferta.
-¿¡Queréis hablar con el Gran Maestre Pycelle!?. -Le preguntó con gran asombro a la dama.
El maestre no se esperaba que Lady Scarlett fuera tan decidida. Seguramente el Gran Maestre no querría ni recibir a la esposa del heredero de una casa menor, por muy Tully que fuera. Pero no obstante, sabía de lo obstinada que era en especial aquella Tully, por lo que, cuando consiguió controlar el efecto de la sorpresa que le había producido la petición, decidió acceder.
-Trataré de concertaros una cita con él. -Dijo rascándose la frente.
El desconocimiento por parte del caballero de las tres primeras casas le gustó a la dama, eso daba a entender que no sabía nada de los rumores e injurias que circulaban sobre la suya, y sonrió a las palabras del hombre.
-Qué descortés por mi parte ser Gennady, ruego me disculpéis, soy lady Varya de la casa Crogall. -de nuevo estuvo atenta a su rostro -Mi esposo y yo nos alojamos en esta posada. Como pago por sus servicios podría ofrecerle un puesto en nuestra escolta y en nuestra casa, si gusta, tendré que hablar con el lord para confirmarlo pero no habrá ningún problema. -no desvela que es la esposa del lord pero sus palabras dan la impresión de ser alguien importante en la casa, o al menos tener peso en las decisiones del señor -Una habilidad como la suya merece ser debidamente reconocida.
El caballero asintió con una perspicaz sonrisa, comprendiendo en ese momento porqué la dama quería enterarse de lo que se pudiera decir sobre la casa Crogall. Que le ofreciera un puesto dentro de la casa provocó que sus ojos se abrieran en señal de interés por la oferta, aunque tras meditarlo un poco queda algo ruborizado por su demostración anterior, en la que llegó a plantarle la espada a apenas unos centímetros de su cara.
-Será un honor, Lady Varya de la Casa Crogall. Os juro por los Siete que defenderé a esta casa con orgullo y os serviré en todo lo que me ordenéis. -Sus palabras parecían sinceras y agradecidas. Estaba contento por poder huir de Dorne y escapar a un lugar donde el calor y la humedad no se sufran como en las áridas tierras del sur. -Contad conmigo. Os mantendré informada.
La dama asintió levemente con la contestación del caballero, dio otro sorbo al vino mirando alrededor para asegurarse que nadie les escuchaba y se dispuso a ilustrar a su nuevo 'empleado' con la situación que había, o al menos con la parte apta para ajenos a la familia.
-Antes de continuar deberíais saber que corren rumores y calumnias sobre mi casa, los Crogall son gente dura... pero justa, no vamos dejando un reguero de sangre a nuestro paso. -puso los ojos en blanco y sacudió un poco la mano dando ese supuesto por totalmente irreal -Las tierras de la casa son en su mayoría pantanos, os lo digo porque humedad hay, aunque yo la encuentro llevadera. -dejó una pequeña pausa por si el hombre decidía con esa nueva información que no quería cambiar de aires y, como él no añadió nada en contra, acabó la exposición con una sonrisa pícara -Y, por si alguien se ha fijado que estamos hablando y pueda pensar que nos conocemos dando al traste con las esperanzas de que pudieseis averiguar algo, sería conveniente simular que el encuentro es más... carnal. Yo marcho a mi habitación, la primera de la derecha, en cuanto desaparezca en lo alto de la escalera podéis seguirme. -apuró el contenido de su copa y sonrió de forma exagerada, para un supuesto público -Me encantará escuchar la historia de esa espada tan hermosa que portáis.
La mano de Varya puso el mechón de pelo revelde en su sitio y lentamente se levantó, saludó al caballero despidiéndose y se encaminó a las escaleras. Al llegar a ellas cogió la tela de su falda y la levantó un poco para no tropezar con ella al subir los escalones, su esbelta silueta se contoneó con cada paso ascendente hasta que desapareció en las sombras del pasillo superior.
Los enigmas continuaban sin solucionarse tras aquel primer día en la ciudad, y los problemas empezaban a sumarse para la casa Crogall cuando las nuevas noticias llegaron por boca de Ser Roshar. Había un testigo del involuntario crimen que habían cometido durante el camino y la defensa a tomar por parte de la casa parecía enfrentar las opiniones de los distintos miembros de la casa sobre cual debía ser el siguiente paso a llevar a cabo. Aunque todos parecían estar de acuerdo en que debían recabar primero más información sobre el supuesto testigo, además de solucionar el resto de problemas con los que ya contaban.
El manto de la noche cubrió la ciudad y volvieron a percibir las mismas sensaciones que en la noche anterior, cuando habían llegado a Desembarco del Rey, la pestilencia de la ciudad cubría su interminable extensión, las figuras de la noche cobraban vida nuevamente en los burdeles y demás lugares de dudosa reputación, la sordidez y la corrupción colmaban por encima de las murallas de la ciudad.
Cambio de escena: La posada Árbolverde.