Partida Rol por web

Seguís haciendo camino en dirección Cova dos Mouros, y a parte de unos cuantos peregrinos, algunos que os saludan y otros que os ignoran por completo, solo os cruzáis con un grupo de soldados a caballo en dirección contraria a la vuestra. El camino transcurre tranquilo y sin altercados, y cuando ya falta poco para que el sol empiece a caer, veis vuestro destino. Cova dos Mouros. Desde lejos impresiona, no tanto como Ponferrada, sin duda, no es tan opulento, y parece de construcción bastante anterior, pero da una imagen de solidez y de poder notable. 

El rio que os ha venido acompañando el camino desde Cacabelos, el Cua, se va ensanchando progresivamente, y a tal altura ya es un señor río, que cruza precisamente por delante del recinto amurallado. Un puente de madera, sencillo pero resistente y bien mantenido, junto a un molino de agua de dimensiones considerables son todo lo que veis manufacturado por el hombre en el transcurso fluvial.

Otro molino, de viento en este caso, pero más modesto, y una casa de dimensiones reducidas, a mano izquierda de la ciudad, es todo lo que veis extramuros. Intramuros, puede verse desde fuera el explendoroso Castillo, parte de él tallado en la propia roca, y otra parte construido sobre ella, así como el torreón de la iglesia. El resto de edificios no sobresalen o, si lo hacen, es solamente parte del techambre que no da para alcanzar a distinguir que tipo de construcción es.

Una vez dentro, podéis observar que las calles, pese a no estar pavimentadas de ninguna manera, son anchas y están bien cuidadas, y los edificios, salvo excepciones son construcciones en piedra. Nada más pasar la puerta podéis ver un herrería que parece haber estado operativa hasta hace poco, pues la forja aún desprende calor, y un par de corrales de ganado bastante amplio, que parecen haber recogido también hace poco. 

Hay algunos aldeanos por las calles, que parece estar recogiéndose con cierta prisa, como si no quisieran que la noche los pillase en la calle, pero a tales momentos, no parece demasiado bulliciosa Cova dos Mouros.

Los soldados que hacen guardia en la puerta os dejan pasar sin demasiadas preguntas, aunque os miran con curiosidad, parece que la alcurnia de la mayoría de vosotros es suficiente para que esto ocurra así, sin embargo, uno de ellos desaparece a buen paso hacia el castillo. Al poco de pasar vosotros, cierran el rastrillo de la puerta, y se recogen a sus casetas de guardia.

Durante el camino, ves claramente signos de trifulca, unas dos horas tras haber pasado Villafranca. Astillas en el suelo, marcas de ruedas de carreta que se internan en el bosque, incluso algo de sangre en uno de los troncos de los árboles que dan al camino. No te cuesta encajar piezas y darte cuenta de que aquí es donde le robaron al burgués de Cacabelos. No obstante, nada en el camino, a pesar de lo atento que vas, te hace sospechar o ver signos de una posible emboscada. Los soldados que te cruzas en el camino, son claramente caballeros, no soldados rasos. Te parece curioso. Si bien en Cacabelos, Faustino te dijo que a veces había caballeros en el camino, ya que la orden de Santiago tienen encomienda en esta zona.

Por otro lado, al llegar a Cova dos mouros, te fijas que el molino de viento, está claramente abandonado, no así la pequeña casa que está en las cercanías. También te percatas de que la totalidad de la gente con la que os cruzáis que se van recogiendo para casa, e incluso los tres soldados de la puerta, visten ropa negra. O son una familia muy extensa, o hay un luto en todo el pueblo.

    Deberíamos presentarnos ante el señor del castillo, o quien gobierne en su lugar si su estado de salud no le permite estar presente.

Sin esperar respuesta de los demás empezó a guiar a su montura hacia el castillo, no debería haber pérdida por su imponente presencia. Se fue fijando en los pequeños detalles que había visto en otras aldeas galegas, tal vez no tan cristianos como deberían. Ciertas hierbas colgadas de los dinteles, pequeñas marcas en las puertas de símbolos paganos, lazos de colores en los pomos... Al ser una población de cierto tamaño quizá hubieran perdido esas costumbres tan arraigas en este pueblo pero nunca estaba de más saber en qué creían o no sus gentes.

Miré alrededor mientras entrábamos por la puerta principal de Cova dos Mouros. Era un lugar bastante grande, con varios molinos y bastante población. Eso era bueno, quizá se podía encontrar alguna forma de salir del paso, quizá podía encontrar algún curandero que sepa qué se hacía en estos casos. Aunque la verdad, las esperanzas eran más bien bajas, ya que si estaban trayendo gente de otra comunidad lo más probable es que nadie aquí supiese bien cómo curar al señor del lugar. Pero quizá dicho señor no se dignó a tomar consejo del pueblo bajo.

En cualquier caso, estaba de acuerdo con que lo primero era presentarse propiamente al señor de Cova dos Mouros o a quien rigiera en su lugar. —Te sigo. — Anuncié al don de Oñes.

- Sí, las normas de cortesía son importantes y como visitantes de este señorío debemos presentarnos ante el Señor. - Respondió a las palabras de Lope - Si me lo permitís os acompañaré, aunque también necesitaremos a alguien que recoja algo de información de las gentes de a pie... 

Sería lo propio presentarse ante el señor de Cova dos Mouros, como todo buen viajero y gente de bien, y así era; Lope de Oñes tomó la iniciativa, y finalmente habíame aprendido ya sus nombres, que algo me había costado. No les dije a mis compañeros de viaje que habíamos pasado por la zona de la emboscada del burgués Gonzalo, pues tal vez ello diéranse cuenta. Lo que no sé si se percataron fueron en las gentes llanas de este nuevo lugar (aparte de las altas murallas)

Señores... -les dije, mientras azuzaba al caballo para que caminase despacio, detrás del resto-, en esta villa hay luto, así me he fijado, y no se si todos vos. Es luto de todo cualquier, si se fijan, aquí y allá... Y eso sólo puede ser tal que una muerte de alguien de improtancia. Que así me huele que el marqués de Ouro, aunque Dios no lo quiera, haya tenido alguna pérdida en la familia. Sólo querían que lo supiesen antes de llegar al castillo...

Pensaba también en las cavilaciones que había hecho de camino a esta villa; y a buenas deducciones o razones había llegado uno (que gustaba mucho en hacer de ello, sobre todo en los ratos muertos). Pero sería menester comentárselo más detenidamente, y más adelante a los míos compañeros. Me apreté contra mis ropas, evitando el frío como podía, mientras cabalgaba al castillo.

Tras el breve intercambio de impresiones, en el que el caballero de Villalba se limitó a asentir, la comitiva puso rumbo al Castillo, tiempo que les permitió fijarse un poco más en las calles, que quedaron desiertas de presencia humana, a salvedad de algunos guardias, el en corto trayecto que estaban a recorrer.

Dioles tiempo también, para fijarse en lo que había comentado Gozalo "El Puerco", percatándose todos ya de que no había alma sin prenda negra, y por tanto, de luto. Fue a la llegada al castillo que les chocó mas aun ver a los soldados con prendas también negras, por encima del tabardo con blasón de los Ouro, y más aún cuando llegando ya al portón, una figura de noble porte, cubierto totalmente en negro, pero opulento en el textil que empleaba, habloles muy seriamente.

-Sed Bienvenidos a mi señorío, nobles señores. Un soldado me acaba de avisar de que un grupo desconocido, pero con gente de alcurnia había cruzado la puerta. Lamento no recibirles de mejor manera, pero estamos celebrando el velatorio de mi Padre, muerto durante la noche de ayer. Soy Xoan de Ouro y Castelo, ahora señor de estas tierras. Siento la brusquedad, solo he salido por que las formas así lo imponen, les dejo con mi castellano, que atenderá todas sus necesidades. Pasado el entierro podremos hablar con calma. Espero sepan disculparme.

Dicho lo cual, sin esperar respuesta, se dio la vuelta y volvió por donde vino.

Te vas fijando en personas, lugares y objetos, buscando encontrar algo fuera de lo normal, algo pagano, algo tradicional...algo que te permita ubicar alguna de esas leyendas y costumbres que has ido conociendo, pero la noche, que se ha ido apoderando poco a poco del paisaje, y la rapidez con la que parece moverse todo el mundo, nada te permite descubrir. Quizá con el día, puedas retomar tu pesquisa personal.