Partida Rol por web

Resurgir o morir

En otros lugares

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12/11/2012, 13:28
Director

 

Un planeta muerto, desierto por todos lados… todo con tonos ocres y aderezado con una cordillera que partía prácticamente el planeta en dos. No había mucha vida que catalogar, algún tipo de reptil de más de seis metros, plantas simples, un tipo de ave carroñera de gran tamaño y orkos, miles de orkos.

Solo había un clan dominante en aquella roca muerta, se hacían llamar “Loz kometodo”, y originales ellos iban siempre de rojo. Pero aquel clan tenía un par de peculiaridades. Normalmente solo son dirigidos por un kaudillo, y así será hasta que muera o sea destrozado en duelo por otro orko más fuerte (algo difícil la verdad), pero este clan era dirigido por dos Orkos… uno alto y fuerte llamado Godbarg y el otro algo mas encanijado y listo llamado Rikkit.
Ambos se llaman hermanos, algo extraño, pero era así, y no intentes hacerle cambiar de idea a un orko si no quieres ser pulpa bajo su rebanadora. El caso es que esa sin razón era fuerte, y ambos estaban convencidos de que eran hermanos, tanto ellos dos, como los demás orkos, y fue tal esa “unión” un poco más allá de la clásica camaradería orka (por darle un nombre) que el poder psíquico de ellos se hizo prácticamente uno… y eso se tradujo en que cuando se peleaban los dos recibían el mismo daño, el golpeado, obviamente, y el golpeador, al recibir un rayó verde extraño que salía del golpeado… Gorko y Morko, decían ellos dos, que los protegían, Godbarg con Gorko y Rikkit con Morko.

Su campamento, su base, o su chatarrería, según se quiera ver, era enorme, basto. Lleno de pieles verdes, lleno de trozos de metal de dudosa funcionalidad; y construido de tal manera, que el centro del mismo estuviera más elevado que el resto, y claro, ahí era donde moraban los jefez.

Hacía unas semanas que un pecio de otro clan orko cayó sobre el planeta, y se iniciaron las clásicas tomas de contacto entre dos clanes… Dakka dakka por allí, rebanadoras por allá… y muchos muertos, el caso es que vencieron Loz Kometodo, y los orkos derrotados se unieron a ellos.

Una mañana, como otra cualquiera, Rikkit estaba pensativo de más, en su sillón sentado estaba, con el mentón apoyado sobre su mano derecha mientras con la izquierda, cuando se aburría, chamuscaba a algún gretchin que pasará por allí con su lanzallamaz ezpecial.

-          ¿Qué te paza Dikkit? – le preguntó Godbarg – Eztaz en la nubez ¿Eh?

Como todos sabéis, los orkos adoran el rojo, y Rikkit estaba convencido de esa idea había sido suya tiempo atrás y que creó una nueva moda “orkil”; pero el conflicto con el otro clan le demostró que ellos también iban de rojo, y eso, le gusto más bien poco.

-          A partir de ahora, uzaremos el color naranja – dijo Rikkit convencido de ello después de haber quemado otro distraído gretchin que había pasado corriendo tratando de robarle la pistola al anterior cadáver

-         ¿Cómo? ¡NO! Nozotdoz uzamoz el dojo dezde ziempde – bufó algo cabreado mientras movía su rebanadora por encima de su cabeza – Dejate laz tontediaz, que ze te calienta mucho la cabeza pod culpa del zol

-          ¡A mí no ze me calienta la cabeza por el zol! ¡Ez que zoy aztuto! Ya lo zabez – resopló Rikkit en respuesta, el cual no parecía nada dispuesto a cambiar de idea – He dicho que uzaremoz el naranja, miz chicoz quieren naranja y tuz chicoz deberán uzarlo también

La conversación paso a discusión en muy pocos segundos, y los intentos de tortazos por parte de ambos eran repelidos por aquellos rayos verdes. No fue muy difícil para el resto de orkos saber que se estaban dando guantadas el uno al otro… gritos, pequeñas explosiones y el chisporroteo de los rayos. En cuestión de minutos casi todo el clan estaba ahí, gritando y animando a su hermano favorito… los de Godbag agitaban rebanadoras y los de Rikkit disparaban al cielo. Al final solo se oía “¡ROJO ROJO!” y “¡NARANJA NARANJA!”

Al final, cuando ya estaban cansados de pelear, se sentaron en el suelo y ahora tocó la disputa clásica…

-          Tuz chicoz zon unoz enclenquez, zolo zaben dizpadad… ¡Y ENCIMA LO HAZEN MAL! – vociferó al final para luego partirse de risa con sus chicos cerca

-          ¿Y loz tuyoz? ¡El otro dia ze perdieron entre la chatarra! Por no hablar de que ze matan elloz zoloz con laz practicaz de granadaz – y después de sus palabras le siguió un “Uuuuuuh” generalizado

Y la pelea siguió durante horas, sin parar… todos gritando como siempre… pero solo había un orko callado, que trepó hasta colocarse en lo más alto del campamento. Un orko serio, con chistera y mirada un poco “ida”.

Cuando ya empezó a entrar la noche, y el problema no estaba resuelto, sino que cada vez estaban más cabreados, Rikkit tomó una drástica decisión

-          ¡Me largo! Yo y miz chicoz noz vamoz de este planeta para siempre… A partir de ahora zeremoz loz.. loz… ¡KOMEZONROZADOZ! Noz iremoz lejoz y haré un pecio enoooooooooorme y hare la guerra, como todo orko… y ¡ uzaremoz el naranja! – gritó triunfal.

“El zeñor”, el orko de la chistera se limito a asentir y siguió a Rikkit en su éxodo, a cruzar las cordilleras, montar el pecio y largarse de ahí… Y no le quedó otra, el querría que todos se quedaran juntos como siempre, pero Rikkit era el que le salvo con su tecnología cuando estalló su poder psíquico. Y cuando lo salvo, lo hizo tan bien, que si se alejaba de Rikkit moriría rápidamente.

Godbarg, por su parte, mantuvo el rojo, pateo gretchins, y mató a quien quiera que nombrara a Rikkit.

 

Godbarg         Rikkit               El zeñor

 

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12/11/2012, 13:29
Director

¡EH! ¡Rachel! Deja de tocarme los huevos por una vez en tu vida y vigila tu pantalla. – gritó, malhumorado y hastiado mirándola de soslayo mientras ella se partía de risa, aunque trataba, vanamente, disimular sus carcajadas tapándose con una mano la boca.

Rachel era una joven realmente bella e inteligente, pelo negro largo, ojos claros y mirada aviesa. Se trataba de la ayudante del Capitán Milo, un hombre en la cuarentena, pelo canoso y porte chulesco, aunque no era su día, bueno, ni su día, ni su semana, ni su mes ni su año. Una mala racha que le perseguía por toda la galaxia, a él y a su nave. Un pequeño carguero destartalado, la Hipix, vio tiempos mejores, ahora necesitaba una revisión desde hace tiempo.
El otro miembro de la tripulación era el navegante Kungel, y como era de esperar de un navegante era alguien reservado, que no decía nada y solo estaba tapado con su capucha roja dejando ver única y exclusivamente su mandíbula fina.

Milo acababa de abandonar una de las estaciones comerciales que orbitaban en Okassis, en el extremo del brazo Saggitarius. Se suponía que haría un negocio redondo, contrabando de armas y algunas drogas sintéticas, eso le había asegurado su informador…

Ahí te lo compran todo – recordó Milo con angustia, una angustia y cabreo que lo reflejo golpeando la consola que tenía frente a él, provocando que saltara una alarma que apago con otro fuerte golpe

Me cago en la hostia – dijo entre dientes

 

El viaje a través de la disformidad prosiguió, palabras mal sonantes, alguna risotada, y el silencio sepulcral del navegante que los guiaba a través de aquella peligrosa dimensión. Milo pensaba que su mayor problema era una bodega cargada de objetos ilegales y de contrabando… pero estaba realmente equivocado.

Al segundo día de viaje, todos en sus puestos en la cabina de la nave, empezaron a tener problemas. Un alarma estridente, seguida de unas cuantas luces rojas indicaron que el campo Geller estaba a punto de desactivarse, y eso implicaba que debían salir al espacio real si querían seguir con vida… pero claro, los problemas nunca vienen solos. Kungel no estaba nada tranquilo, había comentado que la disformidad estaba extraña… algo que supuso miradas escépticas por parte de los otros dos tripulantes, la disformidad siempre era extraña, o eso decían… Kungel se trató de explicar con algo más de profundidad, y no logró hacerlo con claridad, solo pudo decirles que algo iba mal, y no sabía si era esa región de la galaxia y toda ella, pero en el inmaterium no se podía navegar, había una calma muy inquietante… una tempestad se aproxima vaticinó al final, preocupado.

Al final salieron al espacio real, los motores rugieron molestos por la tracción y la parada de emergencia, y ahí estaban, en mitad de la nada.

Milo… - empezó a decir Rachel algo preocupada – detecto… detecto una gran masa están lejos, pero ¡POR ELTRONO! ¡No sé qué es eso, pero una parte se ha separado de la masa principal y se están acercando a gran velocidad!

Nervioso, Milo miró su pantalla y confirmo la información - ¡Kungel! ¿A qué esperas? – impaciente y nervioso, el cogitador no sabía identificar aquellas naves o lo que fuera y eso, sin duda le ponía más nervioso

Llevamos algo de ventaja, pero son mucho más rápidas, nos alcanzaran en unas horas – la angustia se le notaba en la voz, sabía que iban a morir, y ella ni ninguno de los otros dos deseaban hacerlo tan pronto…

Milo                Rachel            Kungel

 

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12/11/2012, 13:29
Director

A bordo de la nave insignia, días antes de subir a la flota la esfera de energía, todos los representantes se reunieron. Fue un rito de ostentación por parte de algunos, los provenientes de Terra… sequitos de servidores, eunucos, vírgenes y demás acompañaban al Alto señor de Terra, que para su mayor ostentación, solo había que mirarle un segundo, una especie de armadura de cuero ceremonial, llena de rebordes dorados, sobrecargada de águilas imperiales y colgando de su cuello el colgante de oro macizo con incrustaciones de rubíes que lo reconocían como un alto señor. Iniciados, psíquicos menores, iban tras Jacob Dorn e Isabella Kraj, iban enfundados en largas túnicas, con las capuchas a la espalda y de color gris perla, no llegaban decoración alguna salvo, en el cinto, el símbolo que los autorizaba como astropatas y psíquicos. Tras el Mariscal Zakkai solo iba un pequeño sequito de oficiales, dos por cada compañía, todos con el uniforme de gala, negro por completo, con ribetes de tonos rojizos y las borlas colgando de las capas en bronce un tanto oscuro, espadas curvas, pero estas no eran ceremoniosas, estaba claro que estaban afiladas y listas para cortar carne.
Por parte de los Marines espaciales, los capitanes vinieron acompañados de sargentos mayores, todos con sus armaduras artesanales, en sus coloraciones típicas de capitulo y portando un pequeño estandarte.
La rama de la inquisición, la Inquisidora acompañada por la Hermana Superiora que lideraba su sequito, ambas iban de negro, trajes ceñidos de cuero y cubiertas con una fina capa de seda de tonos ocres. En el pecho llevaban en relieve los símbolos de la inquisición, en caso de Kathrine y el de las Sororitas en el de Aurelia. El capellán Haydn iba con la armadura de combate puesta, una armadura artesanal de la Deathwatch, negra por completo con los rebordes plateados en las hombreras, la I de la inquisición y por supuesto, su máscara mortuoria en el casco… no se lo quitó, los que lo conocen saben que le encanta atemorizar a los débiles con su sola presencia. Por otro lado, el capitán de los caballeros grises, iba sin armadura de combate, vestía un sencillo mono de entrenamiento de color blanco puro y no llevaba nada más.
Carbey presidia la gran mesa redonda y tras él se encontraban casi todos los capitanes de las naves de la flota con el Magus Johano a su derecha.

La reunión fue larga y tediosa, más de treinta horas deliberando, batallando, gritando, insultando y demás… lo normal, y todo para decidir una sencilla cuestión, que nave cargaría la esfera. Solo durante los largos descansos en los que cientos de servidores entraban cargando la comida del banquete junto con sus bebidas, era cuando no se oía casi ni una palabra. Los que más tranquilos se mostraron eran Zakkai y Haydn, se mantenían más bien al margen, deplorando un poco aquella situación tan infantiloide, pero es que cada nave y representante que transportaba quería el privilegio.
Al final, se llegó a una resolución, la esfera iría en la barcaza de los Ultramarines, así se lo cedió Carbey cuando el capitán Augustus expuso sus motivos. Toda su diatriba se centro en un punto principal, estaban en el territorio de ultramar, y creían estar en la potestad de cargar con tal valioso objeto, amén de que su nave, era una de las mejores de la flota, un grueso blindaje y unas pantallas de vacio resistentes.
Muchos se sintieron decepcionados, en especial Dorn y Zacarias, a Johano le daba igual, por ejemplo, se aseguró un camarote en la nave de los ultramarines para controlar el estado de la esfera y seguir estudiándola a fondo con su equipo de tecnoadeptos.
Tanto Dorn como Zacarias se retiraron teatrales gestos de indignación y sin abrir la boca… sus sequitos los siguieron hasta sus transportes y se fueron a sus naves…

                                          

Zacarias               Zakkai                Isabella              Johano               Dorn                   Kathrine             Carbey               Dierk                 Haydn         Regulus            Augustus           Aurelia

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12/11/2012, 13:30
Director

 

¡Capitán! – gritó su segundo al mando, un marine veterano, con una armadura tan antigua como él – El Almirante informa de que debemos hacer una parada de emergencia y salir del Empireo – el intercambio de miradas fue veloz, Augustus asintió y se fue a una de las portillas de observación. Aquel universo macabro, aquella dimensión del terror, del pecado, de un sinfín de mentes malvadas, mentes tan antiguas como el mismo universo real. Se obligo a apartarse del ventanuco y agradeció al Emperador de que no tuviera un tercer ojo.


La orden Almirante era la de salir del Empireo a la vez, algo arriesgado pero debería ser así, sino, muchas naves acabarían en cualquier punto de la ruta, separadas y desprotegidas. El capitán ultramarine presionó personalmente el botón de alarma por colisión y se colocó el casco de su servoarmadura; asintió a sus oficiales y todos supieron que hacer.


La barcaza de los Ultramarines se preparó para la eventual parada y se hicieron todos los preparativos de seguridad. En la sala de maquinas, los tecnosacerdotes y el tecnomarine de la nave entonaban canticos de protección para que los motores disformes no sufrieran demasiados daños ya que una parada en seco suponía una gran fricción para nave y para los motores, y aunque se sabía con seguridad de que los blindajes reforzados mantendrían la integridad de las naves con casi toda seguridad, los motores eran otro cantar y mucho peor, sobre todo por ser los que sufrirán gran parte de la sobrecarga de energía al pararlos.


3…
2…
1…
¡PARÉN MAQUINAS!


Ese fue el grito más repetido en un mismo segundo exacto. Los cogitadores se sobrecalentaron, los motores rugieron y rechinaron pero la nave, junto con el resto del a flota salió de la disformidad. Algunas vigas se combaron, algún que otro mamparo se separó de la nave,  pero todo se mantuvo estable.
Una alarma salto en la nave, y posiblemente en alguna otra, en el radar había otra nave, bueno, otro objeto, enorme, dantesco… titánico. La salida se había efectuado cerca de un planeta y con un visitante no deseado, un visitante que se dirigía a gran velocidad directo hacía la nave ultramarine. Los operarios la identificaron rápidamente, un pecio, un pecio enorme pero que llegaba propulsión propia, una propulsión diferente a lo que sería un motor convencional.
Las armas de las naves más cercanas abrieron fuego, las baterías, cañones anti-caza, lanzas… todo, todo lo que tenían abrió fuego contra el pecio, andanada tras otra impactaron pero sin reducir la marcha de la nave abandonada…


- ¡Intensifiquen las baterías de babor! ¡Concentrad los escudos de vacío en babor! ¡A toda máquina, viraje de cuarenta y cinco grados a estribor! ¡Aprisa! – les apremio Augustus con voz firme y dura.
Los tripulantes trataron de cumplir las órdenes, pero el segundo, negó con la cabeza mirando por la ventana de observación viendo como la masa se acercaba – Demasiado tarde
Y así fue, los escudos de vacio poco hicieron, la masa del pecio los atravesó como el papel para luego chocar metal con metal, las naves se empezaron a desmenuzar por la zona de impacto, cubiertas enteras desaparecieron, miles de tripulantes cayeron en el olvido, tanto marines, como personal de marinería, explosiones secundarias sacudieron las zonas que aun tenían bolsas de oxigeno para luego apagarse. Cadáveres flotando en el vacío, marines con sus servos puestas y protegidos del espacio y algún que otro precavido o paranoico tripulante con un traje ambiental.


La mayoría de las naves pudo salir del rumbo de colisión de aquella amalgama de metales y plastiacero, pero la “Orgullo de Maccrage” no cayó sola, la fragata “Indomitus” reaccionó tarde y fue arrastrada y golpeada partiéndola en tres.
Pero ahí no quedo todo, el empuje de los motores de ambas naves, el viraje que ya estaba en marcha, sumado a la fuerza inercial del pecio más la atracción gravitatoria del planeta hicieron el resto, ambas naves destrozadas empezaron a precipitarse hacía el.


En el momento en el que todo estaba fuera de control, de la barcaza saltaron capsulas de desembarco y alguna que otra thunderhawk, supervivientes de una catástrofe… pero la esfera seguía dentro de la nave.
La flota entera se quedó mirando con la sorpresa en sus rostros… la nave había entrado en barrena y tanto pecio como la “Orgullo de Maccrage” cayeron sobre la superficie del planeta.

 

De entro los restos, Augustus, con unos pocos marines supervivientes y tras unos agónicos minutos se prepararon para combatir después de salir de aquel amasijo de hierros tras escalarlos. Sus armaduras daban señales de alerta pero iban suministrando calmantes, anticoagulantes, cerrando heridas y acelerando el metabolismo para una pronta recuperación… espada de energía en mano se preparó junto con los seis supervivientes del puente de mando, bolters, espadas sierras… todo listo para enfrentarse a una marea verde que salía del pecio al grito más escuchado por toda la galaxia…


-¡¡WAAAAAAAAAAAGH!!

 

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12/11/2012, 13:31
Director

Los Puños Imperiales lideraban el primer asalto contra los pieles verdes en la superficie del planeta. El Capitán Regulus iba al mando de todo el contingente destacado de los marines espaciales, que en esencia, eran todos los que quedaban.

La primera fase de la operación se centraba en despejar la zona de orkos, establecer una base de operaciones terrestre, fortificarla e ir a por los necrones… Varias divisiones de la Guardia Imperial prestarían apoyo de línea y de blindados a los Puños. Como siempre, sobre el papel, sobre los mapas holográficos todo pintaba bien, un plan perfecto, un plan siguiendo las doctrinas del Codex Astartes aplicadas a la creencia de los hijos de Dorn.

El despliegue inicial iba a ser sencillo, atravesar las densas nubes negras que surgieron con el repentino despertar de los necrones, aterrizar y empezar la refriega… Thunderhawks, capsulas de desembarco, stormbirds, valkyrias, todo un despliegue aéreo digno del Emperador, un despliegue realizado a varios clix de donde se daba la gran batalla naval y mientras los hermanos de la Deathwatch trataba de cumplir su difícil cometido.

La marabunta de naves de transporte descendieron sus morros, activaron los frenos y estabilizaron los aparatos, los hábiles pilotos iniciaron la entrada en la atmosfera a plena potencia y mientras la gravedad iba ejerciendo su trabajo, aprovecharon esa inercia para descender en silencio y con velocidad.

La densa nube que tenía en frente el primer grupo fue atravesada con facilidad, unas pocas turbulencias, soldados rezando al Emperador, soldados vislumbrando fotos de alguna novia dejada atrás en algún espacio puerto… soldados con mandíbulas tensas, pero ahí estaban, la guardia lista, la guardia a la vanguardia, asegurando el terreno para el desembarco orbital de los marines. La lucha estaba cerca y lo sentían en sus enturbiados estómagos.
Pero nada más atravesar la gran nube todos los pilotos gritaron al unísono

- ¡Romped la formación! ¡Romped!

Todos los aparatos iniciaron maniobras evasivas en el acto alzando el vuelo pero dispersándose… algunas alas mantuvieron su formación, pero otros grupos se desperdigaron por el cielo…
Tras el susto inicial, muchos soldados se asomaron por los pequeños ventanales para poder ver, con extremo horror, lo que había ahí abajo…

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La nave de Milo trataba de escapar de aquel enjambre de naves. Kungel se dirigía a una luna cercana tratando de poner tierra de por medio mientras Rachel, observaba angustiada su pantalla…
La tensión en el pequeño puente de mando de la nave de contrabandistas era palpable, pero la maniobra del piloto quizás les daría una oportunidad.

La nave, a gran velocidad y en silencio surcaba el vacío… se acercó hacía la luna trazando un amplio arco parabólico hasta que Kungel pudo notar el influjo de la gravedad del gran satélite rojizo… ajustó la potencia de los motores, viró un poco tratando de mantener la nave dentro del campo gravitatorio pero sin caer en el, unos rápidos segundos y la nave había ganado potencia. Los mamparos crujieron, saltaron algunas alarmas de presión interna mientras Milo maldecía no tener escudos de vacío que aseguraran la integridad de su nave.

La maniobra fue una gran idea, pero inútil, aquel enjambre había acelerado todavía más y se acercaban a gran velocidad, aunque una gran parte se estrelló, en apariencia, contra la luna.

- ¡Detecto algo delante nuestra! ¡Son dos naves! ¡IMPERIALES! – gritó llena de alegría conforme los cogitadores daban el análisis completo - ¡Es un crucero del Imperio y un transporte pesado bien armado!
Un rostro apareció en las comunicaciones…

-Aquí el Capitán Karl Von Schwarz de la Umbra Tigris al transporte imperial no identificado, les sugiero que salgan de la línea de tiro del costado de babor… desvíense rumbo dos cinco cero, ceñida de sesenta grados. Gracias. Diríjanse al hangar de estribor.

Kungel no tardó ni un instante en obedecer, trazando la maniobra indicada para dejar el tiro libre a la gran nave que tenían frente a ellos.

En unos segundos, el espacio se lleno de pesados proyectiles que fueron detonando muy atrás de ellos, el avance enemigo no cesó a pesar de la tremenda potencia de fuego, pero de poco importó… o eso quisieron pensar en el puente de mando de la Umbra Tigris.

Las salvas siguieron hasta cuando Milo, Rachel y Kungel descendieron de su nave atracada en el hangar de estribor, un oficial de cubierta les tomaba nota mientras unos marinos bien armados los custodiaban e inspeccionaban la nave.
Una bella tecnosacerdotisa de Marte inspeccionaba los destrozos sufridos por la maniobra alocada de Kungel, pero se paró en el acto cuando saltaron las alarmas.

La mujer, contrariada miró a Milo y sus tripulantes – Eleanor está siendo abordada…

Milo                 Rachel           Kungel            Skane             Karl Von Schwarz

 

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12/11/2012, 13:33
Director

Después de abatir a varios taus con su espada de energía, la inquisidora siguió corriendo, visiblemente fatigada, hacía sus aposentos. La mujer estaba herida, tenía varios cortes por el abdomen y una herida que sangraba con fuerza en su hombro izquierdo. El ataque del Imperio Tau había sido un revés que nadie había logrado prever, y su crucero estaba severamente dañado. Debía localizar a su escolta, se había separado de ellas tratando de contener a los xenos que habían irrumpido en la nave.

Kathrine giró otro recodo, recorrió el último pasillo y abrió la compuerta que daba a su camarote. Estaba tan y como lo recordaba, el camastro sin decorar a un lado, la caja de seguridad que tenía  y la amplía mesa llena de escritos, tinta fresca y libros de investigación.

Fue corriendo a su mesa y recabó los papeles de su investigación, la acusación a uno de los poderosos de la flota de alta traición, de orar a los dioses innombrables era algo muy grave, pero la inquisidora tenía pruebas solidas y pensaba hacer que ardiera en una pira en la superficie del planeta cuando los ejércitos consiguieran el control de la superficie.

Pero entonces la inquisidora, que ordenaba sus papeles sintió un dolor agudo en a espalda, en los riñones... cayó sobre sus codos en la mesa mientras no pudo evitar sentir como un reguero de sangre le abandonaba el cuerpo. Se giró veloz, sintiendo como su vida se acababa y miró confusa a su asesina... a los ojos de aquella máscara negra y ojos oscuros... rojos como la sangre; deseó defenderse con su espada, pero con extrema agilidad, la asesina presionó con su bota la cincha y evitó que desenfundará a la vez que le aguijoneó directamente en el corazón con la cuchilla atada a su mano derecha... Kathrine exhaló por última vez mientras seguía mirando con ojos temblorosos y vidriosos como aquella silenciosa asesina adoradora del templo de Callidus.

Un último parpadeo y todo se acabó en un abrir y cerrar de ojos...

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12/11/2012, 13:34
Director

El mariscal de la 272 estaba sentado sobre su opulento escritorio observando unos informes de recuperación. Soldados que habían pasado la revisión y estaban listos para volver al combate. Gabriel Zakkai era uno de esos hombres que habían llegado a donde estaba con sudor y lagrimas, sudor y sangre e incluso su brazo derecho. Había luchado desde joven en la guardia Imperial, en otros ejércitos, concretamente en los Hijos Solares, una de las compañías que sirven al Lord General Solar Macharius. Había visto a muchos hombres morir a su lado, algunos los llamó hermanos, a otros amigos... el camino del soldado siempre estaba lleno de cadáveres, pero el del veterano oficial era un mar de ellos.

Durante años se granjeó ascensos de todo tipo por todas sus obras, defensas estoicas, emboscadas heroicas y haber sobrevivido a cientos de heridas; se trataba de un veterano en toda regla, un sargento que llegó a alférez, teniente, capitán, comandante, coronel... hasta que a los cincuenta fue ascendido a Mariscal y por la intervención de Macharius se le destinaron recursos para la creación de un nuevo ejercito...

Gabriel recordaba todas sus vivencias y sentía un dolor punzante y agudo en cada una de sus cicatrices... no podía sino envidiar a sus soldados, esos lazos que se crean, ese olor a carne quemada, los gritos de jubilo... todo resonaba en su cabeza como un perro viejo.
 

Se masajeó las sienes, apretó los ojos y se recostó en su cómodo asiento, se sintió en paz hasta que abrió los ojos. Su camarote estaba oscuro por completo, como si estuviera en mitad de la noche sin ninguna estrella que le ilumine. Confuso se levantó del asiento y echó mano de su pistola de plasma que activo en el acto dejando que el zumbido de carga resonara por toda la estancia... cuando menos se lo esperó apareció una llama intensa, de color rosado frente a el, una llama que brillaba con intensidad cegadora que obligo a cubrirse el rostro hasta que dilucido una figura entre el fuego rosa, una figura encapuchada pero que en lugar de brazos tenia decenas de tentáculos que se agitaban.
Rápidamente le apuntó dispuesto a disparar, pero aquel ser había previsto ese movimiento y tan pronto como levantó el brazo del arma los tentáculos le rodearon estirándose con fuerza y velocidad... el veterano poco pudo hacer más que gimotear para intentar respirar mientras escuchaba una carcajada cruel... una carcajada que reconoció en el acto - ¡Traidor! ¡Eres un traidor!¡Acabaré con tu miserable vida! ¡MALDITO HIJO DE PUTA! - empezó a gritar antes de perder la consciencia...

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Como un destello, Anna se giró veloz estrechando filas con las otras cuatro hermanas supervivientes. Tenía la comunicación abierta con su hermana superiora, y aunque no transmitía solo tenía que pensar para emitir alguna palabra...

Un movimiento a su derecha y disparó con su pistola bolter... otra vez había impactado contra un mamparo hasta que oyó un sonido húmedo y un chasquido, Clarisa se debatía entre la vida y la muerta escupiendo sangre sin parar, aquella maldita asesina le había atravesado la gorguera y ya se había dejado de juegos para empezar una lucha abierta... Sung su se batía con ella en duelo, las espadas hendían el aire. La hermana de batalla había fintado a su derecha para darse de bruces contra la nada hasta que la asesina Callidus dio una pirueta hacía el lado contrario de la finta y le hundió la espada de muñeca en el vientre... ya solo quedaban tres hermanas en pie.

-Hermanas, aquí Anna... una asesina del templo de cal..- no pudo acabar la frase, la asesina escuchó el intento de comunicación y le chamuscó la cara con su pistola lanzallamas... Anna empezó a lanzar alaridos de dolor mientras su pelo y carne se fundían a causa del promethium... - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAH!!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!! pronto llegó a la carne y la veterana hermana cayó de rodillas sin dejar de gritar... gritos que Aurelia y Eva lograron escuchar.

Las otras dos hermanas, Julia y Neire, las ultimas celestiales de la escolta se lanzaron por la asesina. Neire logró herirla en una pierna, pero pagó cara su osadía y cayó fulminada con una perfecta línea horizontal en su cuello... ni la gorguera logró evitar el tajo y cayó desangrándose. Julia trató de empujarla, pero solo tenía un cuchillo de combate para luchar a melee, y de poco sirvió... su arma fue partida en dos cuando la asesina bloqueó un ataque hasta que le hundió la afilada cuchilla de muñeca hasta el fondo del cráneo después de atravesarle un ojo... el humor vítreo, blanco y viscoso cayó por la herida hasta que la hoja fue retirada y solo cayeron restos de masa encefálica...

La escolta de hermanas de batalla se había visto reducida drásticamente a tan solo cuatro... Eva, Aurelia, Irelia y Sennya...

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12/11/2012, 13:35
Director

Isabella Kraj, una poderosa astropata al servicio del Imperio y al Adeptus Astronomica, una mujer de gran belleza y poder, pero sin duda parecía más una sombra. Sus aportaciones eran pocas y directas, respondía a lo que debía y no se extralimitaba... solo observaba, con sus poderes... y lo que había logrado ver era horrible y desastroso, por culpa de la tormenta de disformidad era incapaz de avisar a fuerzas leales cercanas, su única esperanza era la inquisidora, pero los traidores se habían adelantado y con su poder lograron eliminar a la inquisidora y casi toda su escolta, pero hubo algo de suerte para Isabella, había una pequeña luz, las hermanas superioras Eva y Aurelia, junto con dos novicias no habían fallecido, se encontraban en misión secreta y aquello era algo que los herejes no habían previsto, debía aprovechar esa carta fuere como fuere.

Se había agenciado un comunicador cifrado, conseguido información sobre el piloto de las sororitas y un canal seguro... entabló conversación pero se le adelantaron, su archienemigo se presentó en su escondrijo, un almacén secundario donde nadie miraría, nadie salvo aquellos que buscaran.

No hubo dialogo con su enemigo, solo se miraron, los ojos de ella se posaron en aquellos vidriosas esferas exentas de vida mientras se echaba hacía atrás la capucha con gesto tranquilo... otro psíquico, un hechicero, un ser peligroso que había transgredido las leyes de la realidad y pactado con los innombrables.
Ambos se concentraron, se desataron las hondas psíquicas, las congregaciones de poder más allá de invocaciones ígneas o de sombras... solo dos mentes que entraron en conflicto.

Aquel combate estaba durando horas, y la extenuación afloraba en los rostros de los contendientes... pero el traidor era superior e Isabella lo supo nada más empezar. Mientras le sangraban los lagrimales y orejas con lentitud, la mujer se centró en esconder parte de su mente en un castillo mental, una fortaleza inexpugnable de todo poder psíquico... unos tenían islas, otros montañas e Isabella tenía una amplía fortaleza, un espejo del palacio de terra donde el emperador yace y son sacrificados al día miles de fieles a la causa...

Una habitación, el pensamiento de Isabella volaba siendo perseguida por la inmensidad de la eterna noche...

una caja, color carmesí... introdujo todo allí y se cerró.

Isabella Kraj, la poderosa astropata cayó de espaldas sobre el frío suelo inerte.

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12/11/2012, 13:36
Director

Como acabó todo...

+++Puente de mando del "Imperator"+++

El operario en la estación radar había chequeado tres veces las lecturas de la matriz augur que estaba enfocada al borde exterior del sistema solar en el que se encontraban, casi deseaba que aquello que estaba viendo fuera un error y por ello pidió ayuda a un sacerdote de Marte para que comprobara los cogitadores de análisis... aquello no tenía sentido.
Tras unos diez minutos de chequeos completos, el sacerdote le indicó que estaba todo en orden, y aquello causo mucho revuelo, medio puente estaba mirando al sudoroso marino que parpadeaba muy nervioso...

-Se... señor - empezó a tartamudear; el Almirante Carbey dejo unos papeles a un ordenanza y se giró lentamente para observarle desde la privilegiada posición que suponía estar en el trono de mando - detecto una cantidad ingente de biomasa... esta a dos días de viaje si siguen a esta velocidad... los cogitadores lo han analizado y el análisis muestra que es una flota tiranida... la posibilidad de fallo no excede más del cero coma cero cero cero cero dos por ciento mi señor - el puente de mando cayó en un poderoso silencio, Carbey cavilaba impertérrito, pero en su fuero interno sabía que implicaba aquello, con la tormenta de disformidad no podían pedir ayuda por mucho que lo deseara, y la suerte parecía que los abandonó desde que empezó.

El almirante se puso en pie justo a la vez que Zacarías, el alto emisario de Terra en representación de los señores de la cuna de la humanidad entraba en el puente de mando. Iba acompañado por Jacob Dorn, el representante del Adeptus Astra Telephatica, ambos con el semblante serio, como acostumbraban; Carbey obvió su molesta presencia y se dispuso a impartir órdenes, pero nuevamente el operario recibió una lectura y cortó al almirante antes de que pudiera hablar.

-¡Señor! ¡Naves emergentes de disformidad! ¡Es una flota entera! - empezó a contar en silencio - cuento... cuento... diez corbetas, seis fragatas y un acorazado - los cogitadores bufaron al iniciar el análisis - arquitectura imperial... pero... - palideció, casi sintió la bilis asomarle por el esófago - ¡TRAIDORAS! ¡SU ARQUITECTURA ES DE LA ERA DE LAS CRUZADAS! - gritó histérico, pero entonces Zacarías entró en acción... soltó una docena de esferas de colores rosados que se diseminaron con vida propia por todo el puente de mando, haciendo giros imposibles, cambios de ángulo y evitando colarse por debajo de ningún puesto sin que nadie pudiera reaccionar; ante la atónita mirada de los tripulantes,  las "pelotas" se partieron por la mitad y mientras una parte quedaba pegada al suelo la otra voló en un suspiro hacía el amplio techo; un chisporroteo inundo el puente, el olor a ozono lo impregnó todo mientras los tripulantes, atónitos observaban sin comprender... todos salvo Carbey que empezó a gritar - Teletransporte en puente! ¡A cub...! - Zacarías ya le había hundido su bastón por la espalda y asomaba por la boca, y lo que antes era una herramienta de apoyo ahora era una especie de tentáculo sinuoso de color morado intenso... el puente de mando había caído, una legión traidora irrumpió por la teletransportación y en un lapso de treinta segundos todos los marinos yacían muertos después de que dos docenas de marines del caos los reventaran... armaduras rosadas, ribeteadas en negro en los rebordes de yelmos, hombreras y torso... Zacarías sonrió satisfecho y apartando de una patada el cadáver de Carbey se sentó en el trono de mando.

+++Puente de mando de la corbeta "Aurum"+++

El Alférez de navío Rutjens con su rostro de facciones afiladas apuraba su café de grano bien tostado, solo, bien amargo... la nuez le subía y le bajaba con esfuerzo en cada trago que daba; dejó la taza en su reposabrazos y observó por los amplios ventanales como se abrían puertas de salida del espacio disforme. Los imponentes chorros de energía psíquica violaron el espacio real mientras una flota entera salía de ella.

Rutjens era un veterano curtido en cientos de batallas navales, había visto todas las naves del enemigo  y las reconoció antes de que ningún cogitador iniciara el análisis.

-Piten a zafarrancho, Cuprum, Argentum - abrió canales con las corbetas de su unidad - a mi costado, formación en ala, presenten batalla, enemigos a proa, herejes - dijo sin más hasta que una comunicación entrante de máxima prioridad bloqueó todos los canales

Soy Lord Zacarías, heraldo de los secretos, las naves entrantes son amigas... amigas de aquellos capitanes de navío suficientemente inteligentes, los que muestren ser unos necios apegados al falso emperador serán erradicados sin cuartel - se cortó en el acto dejando un regusto amargo en el gaznate de Rutjens; pero antes de poder reaccionar llegó otra comunicación entrante.

- Al habla el capitán de navío Sheppard, asumo el mando de la flota Imp - se escuchó una detonación seguida de un húmedo sonido contra el micro que le siguió una voz cruel desprovista de humanidad  - Usted no toma el control de nada -

El alférez de la Aurum vio un destelló a su derecha e instintivamente rodó mientras desenfundaba su pistola naval, su segundo al mando, el Teniente Kieo, un hombre nuevo que había entrado en aquella operación había tratado de dispararle en la cabeza, pero Rutjens fue más veloz previendo aquel acto, por puro instinto; sin pensarlo dos veces descargó su arma sobre el matándolo antes de que cayera al suelo, completamente ensangrentado y un rictus de sorpresa en su rostro.

-Si alguien quiere cometer otra estupidez este es el momento - dijo recargando el arma mientras no quitaba ojo de sus hombres... hombres que seguían atónitos en sus puestos - bien, así me gusta... velocidad máxima, viren noventa grados a babor, sáquennos de aquí. - la situación de batalla había dado un giro de ciento ochenta grados en apenas un segundo y el Alférez de navío sabía que pocas posibilidades tendrían, demasiada confusión, demasiados traidores como para poder saber bien quienes eran aliados o enemigos.

- Si ningún oficial superior toma el mando, asumo el control de la flota leal, cordenadas de repliegue... sector omega, cuadrante alfa sesenta - la flota traidora se estaba reorganizando de la salida del espacio disforme mientras que los navíos traidores de la flota imperial se estaban atacando a las naves que no habían sido abordadas con éxito o que opusieron resistencia alguna.

   La batalla fue un compendio de salvas, torpedos volando y cazas rugiendo fuera de los      hangares, una batalla sin orden, sin fuste alguno que parecía más bien una pelea a cuchillo en   un bar que un duelo de caballeros. Las posibilidades para los leales eran prácticamente nulas,     por ello sus esfuerzos se centraron en tratar de huir de la formación y establecer una línea de   batalla, ninguna nave podía hacer frente a dos acorazados imperiales.

  Dentro de la flota leal quedaron la "Lux", "Dama Blanca", "Fenix", "Máxima", "Sentencia",   "Aurum", "Argentum", "Cuprum"; la barcaza de los Puños Imperiales y las dos naves de la inquisición que quedaban, además de ello, las naves que quedaban con tropas imperiales leales   no consiguieron se controladas por los traidores ni varias de suministro.

  Los escuadrones de cazas, en su gran mayoría salieron al espacio en cuanto se inició aquel caos y el ochenta por ciento de toda la flota ligera se mantuvo leal, escoltaron a las naves que se retiraban y atacaron en pequeños grupos los motores de sus perseguidores... de no ser por su valerosa actuación, de no ser por el joven teniente Dawnie que se agenció el control total de aquella flota de cazas, bombarderos y transportes artillados... parecía que aún quedaba una pequeña esperanza para la flota leal.

+++Nave de transporte "Gavilán"+++

El oficial superior de la división acorazada destacada en la flota miró con curiosidad las órdenes recibidas. Pasar a reserva. No le había gustado nada no poder desplegar sus tropas cuando la orden de actuación epsilon ultra se emitió ya supuso un varapalo, pero que de repente le llegara una nueva orden con la firma del alto noble de Terra y no de su mariscal le gustó todavía menos.

El enorme transporte imperial albergaba toda la división, decenas de tanques, seis poderosos baneblades y el apoyo de artillería al completo. La armored penguins le estaba tocando demasiado los cojones, no paraban de pedir descenso inmediato, aquel Comandante, Wolff y sus perros tarados, como Lars, el tecnosacerdote con números por nombre le estaban sacando de sus casillas, y aquella ultima orden no le ayudaría.

Las tripulaciones estaban o dentro de sus tanques o cerca con la esperanza de poder ser desembarcados en los transportes auxiliares que llevaba la gargantuesca nave, pero entonces todo se volvió del revés. Llegaron comunicaciones desde el puente de mando sumamente extrañas y para colmo llegaron unos prebostes de la nave y tiraron unas esferas... esferas que hicieron saltar las alarmas.

Un grupo de treinta marines del caos y por lo menos cien heréticos de línea cruzaron por el portal que aquellas pelotas abrieron, pero lejos de acobardarse o gritar como una niña, Valian Zakkai, el hermano pequeño de Gabriel... sonrió.

Motores rugieron, armas fueron amartilladas, municiones en los cañones y se desató el infierno, el ave indómita inició una carga llena de brutalidad acorazada contra los traidores mientras todas sus armas abrían fuego en una dulce canción de muerte, arrollados, destrozados, aquellos ingenuos heréticos cayeron muertos en menos de dos minutos de combate, sorprendidos por su estupidez pagaron cara su osadía.

Después de aquello, Valian organizó a sus hombres en grupos para reconquistar la nave y apoyar a Rutjens... esos tanques sagrados solo entran en contacto con los hijos de perra traidores para arrollarlos.

+++Órbita del planeta+++

En una agónica hora solo quedaban seis naves imperiales que se retiraban dañadas dejando las fuerzas en superficie a su suerte, ni la poderosa barcaza de los Puños Imperiales había conseguido nada. Los valerosos marines fueron atacados en primer lugar, y a pesar de que sus cañones de proa lograron destruir varias naves, solo pudieron frenarlos para que más naves de combate pudieran huir de la zona, a otros planetas o lunas donde poder esconderse hasta la llegada de refuerzos...

La Aurum había tomado la iniciativa y había saltado a la disformidad tratando de viajar al sistema más cercano y pedir ayuda, reunir otra flota y volver para recuperar la esfera. Las fuerzas en tierra podían aguantar meses, ninguno se atrevía a bombardear desde superficie la zona por miedo a destruir la esfera... esfera que todo el mundo, que toda raza codiciaba con ansía... tiranidos atraídos por su energía, traidores alertados de sus existencia, orkos que solo buscaban poder y morko los guió hasta ahí, necrones resurgidos gracias a su poder, taus que recibieron lecturas muy intensas en la zona...

De las seis naves de combate que quedan se encuentran la "Dama Blanca", "Lux", "Sentencia", "Cuprum", "Fenix" y "Máxima". El sistema solar contaba con un total de ocho planetas, una estrella de masa masiva en el centro; el planeta en el que se hallaba la esfera era el tercero empezando a contar desde el Sol. La flota leal se había retirado al séptimo planeta, posicionándose tras una de sus lunas en órbita fija mientras esperaban refuerzos y se reparaban las naves de los numerosos daños recibidos. Cada tres días se enviaba un caza de exploración para evaluar la situación del planeta necron y tratar de contactar con las fuerzas en tierra... una escuadra de la deathwatch, una compañía de puños imperiales y dos de guardias imperiales de la imperator custos sumado a los dos únicos supervivientes de los ultramarines se afanaban en defender a toda costa la esfera.

En el lapso de dos días llegó la flota tiranida que enseguida se enfrentó en tierra a los leales, necrones, orkos y marines del caos... en el espacio entabló combate contra los traidores, pero la batalla quedó en tablas y cada flota se quedó a la espera, observándose mientras cada una se lamía las heridas.

En tierra la situación no era mejor, con la recuperación de la esfera, el planeta que había vuelto a la vida se fue apagando poco a poco, aquellas estructuras piramidales cayeron de nuevo sobre el desierto que había antes, aunque hubo una gran parte de aquellas edificaciones que soportaron la erradicación de la energía proveniente de la esfera.
Los imperiales al principio solo sufrieron el ataque de necrones, durante los dos primeros días, incluyendo el de un C'tan que, según el análisis de Jaden pudo determinar que la esfera lo sacó de su letargo ya que detectó el característico pico de energía que representaba siempre la seña de identidad de la esfera, el antiguo y poderoso ser salió de la cripta cercana a donde hallaron la esfera los cuatro ultramarines. El combate contra el C'tan fue mortal para ambos bandos... sin la energía de la esfera los necrones eran más débiles, pero aquel imponente ser fue herido de gravedad por el valeroso suicido acometido por el Capitán Regulus, que se sacrificó por todos y haciendo que se retirara al agujero de donde había salido, al menos... temporalmente. El capitán de los ultramarines prefirió una muerte heroica que seguir con el tremendo pesar que asolaba su alma por la pérdida de tantos hermanos de batalla bajo su mando, bajo su responsabilidad.
Todos vieron como fue corriendo por las trincheras sin mirar al frente, solo con la cabeza girada enfocada hacía el C'Tan que se dio a conocer como "El Emperador"; se sabía de la existencia de dos C'Tan y había rumores de un tercero encerrado en el corazón de Marte, pero hasta la fecha, no había ningún informe que hubiera arrojado pistas sobre otros miembros de aquella antigua raza de devoradores de estrellas. Augustus fue seguido por su hermano Ictarion, el cuatro ultramarine superviviente, uno con su espada de energía y el otro con la sierra. Ictarion había desarrollado una fe ciega por Augustus además de un apego que superaba cualquier lazo entre hermanos, era leal hasta en la sin razón.
Ambos ultramarines saltaron las defensas imperiales, se internaron en el corazón de la batalla hasta que el Capitán lo señaló retándolo a muerte. Aquel C'Tan, divirtiéndose indicó que se enfrentaran los dos contra él y eso hicieron. Fue un combate largo, bastante largo y que paralizó por completo toda la batalla, incluso aquellos muertos de acero mostraban interés por ver como se resolvía aquel duelo. Los marines se batieron con furia, más homicida que determinada, el capitán estaba sacando todo el odio que albergaba en su interior mientras su hermano lo apoyaba como podía, estaba claro que Ictarion no estaba a la altura del duelo, pero fue el último en morir.


Pasados veinte minutos Augustus sangraba profusamente, Ictarion estaba intacto y el C'tan también había sido herido, pero daba igual... "El Emperador" parecía ya aburrido del combate, aunque quizás temiera por su existencia, por ello agarró con sus poderes arcanos al ultramarine alzándolo en vuelo y después lo ensartó con su alabarda necrona, provocó una conmoción entre las filas de los imperiales, pero Ictarion se abalanzó gritando y llorando con fuerza, el marine, que había sido vilipendiado por el C'tan demostró, como último acto en vida que era un marine valeroso. Dio un poderoso salto hacia delante con la espada sierra rugiendo con violencia y se la clavó tan profundo que el casco de Ictarion besó el del C'tan, un profundo alarido recorrió el lugar y después de separar la cabeza del ultramarine del resto de su cuerpo "El Emperador" se retiró levitando... aquel fue un día triste para el Imperio.

Al segundo día las fuerzas necronas se toparon con los tiranidos... una lluvia de esporas cayó sobre el planeta dando un aspecto negro y anaranjado a la atmosfera ¿Esos colores? Sin duda Numaios y sus hermanos reconocieron en el acto aquella flota tiranida, aquella flota que se enfrentaron once años atrás cuando Benahia seguía con vida, cuando su Capitán se sacrificó valerosamente para que pudieran luchar otro día más. Loacastus juró y perjuró que había visto a Benahia incrustado en el cuerpo de un tiranido de enjambre de gran tamaño, mucho mayor de lo habitual. Aquel ser no se internaba en la lucha, parecía más inteligente de lo habitual, se mantenía a raya, observando, meditando... al propio salamandra se le antojó que era un general dirigiendo a sus tropas y evaluando la situación.

Cuando ya hubo pasado otra semana llegaron noticias del caza de observación, se había detectado un grupo de pecios orkos que se acercaban veloces al planeta atraídos por la esfera... otro Waagh orko, justo lo que necesitaban, los orkos reforzados añadían más problemas al infierno que era la superficie del planeta.

Un terremoto asoló todo el planeta durante varias horas... el waagh orko acababa de aterrizar y con ellos empezó otra gran batalla, ya eran necrones, tiranidos, orkos, traidores e Imperiales luchando por el control de la esfera, el artilugio de tecnología arcana estaba en manos imperiales y así seguía gracias a las barricadas de los puños imperiales, pero aquella batalla, la batalla de los cinco ejércitos dejo muy mermadas las fuerzas de todos los bandos... tiranidos devorando orkos y traidores por igual, necrones siendo frenados por los imperiales a duras penas...

Numaios lideró varios asaltos a melee con las mochilas de salto... Asteron le siguió siempre, demostrando que sus poderes psíquicos, aunque aberrantes para algunos, supusieron la salvación en numerosas situaciones. Jaden había logrado desplegar decenas de torretas tarántula, reparado armaduras, mejorado armas y reventado enemigos con su rifle de plasma... el resto de vehículos solían requerir de su experiencia para reparaciones. Loacastus no se movía casi nunca de la misma posición, había desplegado toda su habilidad con el cañón de fusión haciendo volar por los aires todo aquello que fuera de un tamaño superior a un ser humano. Castor tuvo una labor más importante, no solía estar tanto en batalla o en el frente sino atendiendo a los heridos, muchos soldados y marines que recibieron su atención le deben la vida al apotecario. Ariarkus estaba ayudando a los equipos de bolter pesados imperiales y el mismo abatía hordas de infantería que se acercaban corriendo... ya fueran gantes, orkos o quien fuera mientras Deuteros demostraba por que los ultramarines eran los más afamados estrategas, delimito toda la línea de defensa junto con los comandantes de la imperator custos, aquello, junto a las fortificaciones de los Puños Imperiales garantizó la supervivencia.

Pasadas dos semanas de combates, todos los ejércitos se centraron en quedarse en sus campamentos, todos habían perdido muchos efectivos y se llego a un punto muerto en el que un paso en falso costaba demasiado ya. Se libraban pequeñas escaramuzas, asaltos, infiltraciones, pero nada más allá. Los Imperiales rezaban cada día al Emperador para que llegaran los refuerzos...

Una de las grandes incógnitas que asolaban la mente de todos, pero sobre todo de Asteron y Jaden era Estelios. No se sabía nada de Victus, y las sospechas aportaban malas noticias. Parte de la flota traidora que vino eran marines de los hijos del emperador, pero había un pequeño reducto de marines de las ramas escindidas de los Ángeles Oscuros... la vergüenza que sentía Jaden, además del odio eran insoportables para él, pero Asteron no ayudaba cuando aseguró haber percibido un agujero en el enemigo... la capucha psíquica de Estelios generaba aquello, una ausencia de poderes, una ausencia de energía, era como un punto negro en mitad de un mar blanco. Era imposible saber que había sido exactamente de Victus, pero Castor tuvo una corazonada y sentía en su corazón que el capellán seguía con vida, en algún punto de la órbita.

Aquellas dudas no tardaron mucho en disiparse.


Hacía ya varios días que había empezado a nevar, concretamente en el vigésimo quinto día un intenso manto blanco lo cubrió todo, tanto suelo como cielo, reduciendo drásticamente la visibilidad, pero aún con ello, un explorador de los puños imperiales volvió al campamento base y reportó a sus superiores... aquel informe fue escuchado por Castor y este convenció a Numaios para ir a investigar lo que el neofito había visto. Se trataba de una cápsula de desembarco que cayó a dos kilómetros al sur de la base, la cápsula era de origen traidor, pero el hecho de que cayera lejos de las zonas de desembarco habituales de los miembros del caos hacía sospechar de ello.

 

A las pocas horas, la escuadra al completo de la deathwatch que mandaba Numaios partió hacía donde había indicado el explorador; la caminata duró una larga hora, a causa de la densa capa de nieve era difícil avanzar, pero al final lo consiguieron. La cápsula estaba vacía, solo había una portilla abierta y un juego de huellas que siguieron, pero que en seguida encontraron a quien las causo.

Para congoja de todos se trataba del hermano Rojarn, el colmillo largo y sacerdote de hierro. Se encontraba boca abajo y para horror de todos presentaba heridas de diversa gravedad, le faltaba el brazo derecho, le habían arrancado la mecadendrita de cuajo y reventado con ello todas las conexiones neuronales con la espina dorsal, cosa que Jaden sabía perfectamente lo doloroso que era, incluso para un marine... pero lo peor vino cuando le dieron la vuelta y constataron que era todavía peor su estado. Le habían arrancado los ojos así como los colmillos, le habían afeitado la larga y frondosa barba además de la cabellera, mostraba quemaduras diversas y en el torso tenía un feo agujero, pero lo peor no era aquello, sino el hecho de que le habían arrancado la semilla genética, y a saber con que propósito...

Castor lo examinó velozmente y pudo ver que estaba prácticamente muerto, un corazón infartado y el otro latía con lentitud. Rojarn olisqueó el aire y gruñó un poco - Oh... nieve... y... y chiquillos... - casi parecía alegrarse aunque el tono de voz había perdido toda su jovialidad y socarronería - no... no tengo tiempo niños... ya noto que me tengo que ir de aquí... solo deciros... que Estelios es un traidor.. maldita sea, de no ser por Victus hace tiempo que habría ardido en una pira por hereje... pero no... se enceló en protegerle porque era su hermano de batalla... el resto estaban o están vivos... no se... - tosió levemente - yo logré escaparme aunque quizás me dejaron hacerlo... me da igual...  pero... escuchadme niños, coged a Estelios con vida, quemadlo vivo... no sucumbáis al odio extremo, que os guie pero que no os domine... - parpadeó con pesadez, a punto de irse - en la cápsula... os he dejado... unos regalos... cuidadlos, son mis hijos... - cerró los ojos y suspiró - Jaden... quédate con mi armadura... y por favor, quemadme como se hace en fenris... gloria y victoria... por Fenris.. por el imp... ... ... rio.. - y murió ante la atenta mirada de todos.

Mientras Jaden y Loacastus desvestían a Rojarn, Asteron y Numaios inspeccionaron la cápsula y encontraron los regalos a los que se refería Rojarn. Se trataba de sus lobos mecanizados. Junto a ellos, plegados sobre si mismos en dos amplios cajones había una nota grabada a martillo y cincel

Si queréis obediencia, clamad al sagrado Fenris. Unrim, Tunim, Kael, Acmon y Thout.
Cuidadlos, son mis hijos
Russ

 

De las hermanas de batalla tampoco se sabía nada. Lo que si se conocía era que la inquisidora se hallaba en paradero desconocido y que su escolta había sido eliminada casi en su totalidad. No tuvieron otra opción que quedarse atrapadas en el "Imperator" al perder toda posibilidad de salida cuando no hubo manera de acceder al hangar donde estaba el transporte de Konrad. Con el cuerpo de Isabella en su custodia trataron de esconderse siempre que era posible. Ellas estaban librando otra guerra, bien distinta, una guerra de espíritu y lealtad... supervivientes en la flota traidora, escondidas en el acorazado "Imperator", las devotas sororitas luchaban día tras día mientras urdían un plan para acabar con la vida del Traidor... del que se autoproclamaba "Heraldo de los secretos"... Zacarías el traidor...

El otro grupo de la inquisición del que tampoco se sabe nada es de Dierk y sus caballeros grises, se habían mantenido siempre al margen por orden de la inquisidora y así seguían... ni si quiera se sabía si su crucero sobrevivió a la batalla.

 

The end?

 

I'll return from darkness and will save your precious skin.
I will end your suffering and let the healing light come in.
Sent by forces beyond salvation,
There can be not one sensation.

World on fire with a smoking sun,
Stops everything and everyone.
Brace yourself for all will pay,
Help is on the way.

Girl I will cover you when the sky comes crashing in.
I'll go the distance, lead the way to your darkest sin.
You know there's something coming down from the sky above.

World on fire with a smoking sun,
Stops everything and everyone.
Brace yourself for all will pay,
Help is on the way.

We will save your precious skin.
Let the healing light come in.
I'll cover you when the sky ...comes crashing in.

World on fire with a smoking sun,
Stops everything and everyone.
Brace yourself for all will pay,
Help is on the way.

 

Cargando editor
18/11/2012, 16:03
Director

Hacía ya varios días que una fragata vino a alertar a todo el sector... hacía ya un día que se había contactado con varias flotas pequeñas y conseguido dos compañías de guardias imperiales, un batallón más de guardias y dos de marines espaciales que respondieron a la llamada de socorro, pero aquella pequeña nave, misteriosa en diseño, sin número de serie, transponedor... solo un grupo de personas que bien parecen marines espaciales, aspecto taciturno, aire silencioso y su única forma de comunicación con el resto de naves es vía mensajes de texto cifrado.

El pequeño consejo se había reunido, y habían decidido sin llegar a abrir la boca que ofrecían su ayuda, solo un alto inquisidor conocía la naturaleza de esa nave, solo alguien con acceso a los más altos secretos del imperio sería capaz de saber algo.

Los cuatro miembros del consejo, seguidos por una procesión de servidores de todos los tipos se dirigieron con paso lento y tortuoso hacía el corazón de la nave, la bodega principal, la más blindada y protegida estancia de toda la nave.
Con ese mismo avance se posicionaron en el centro de la sala, justo en el atrio donde se encontraba el cuadro de mandos. Un hueso dedo, casi cadavérico accionó una runa y la plataforma se elevó... los servidores tomaron posiciones, y una ligera luz iluminó cada cápsula. Cinco en total, cinco cabinas con sus cristales congelados por una hibernación profunda.

Otro de los miembros del consejo paseó una mano enguantada y con gesto dramático fue quitando el polvo de cada zona de control para poder leer los nombres de las capsulas y así parar la hibernación, aquellos cinco campeones del imperio debían adaptarse de nuevo al mundo real y dejar atrás sus cámaras de estasis... el imperio los requería y el consejo había votado.
Siguió limpiando polvo y los nombres ya estaban a la vista...

1º Cápsula - Hermano Borael, primer guardia de Honor de ultramar.
2º Cápsula - Capitán Remiel, primer ala de la muerte de los ángeles oscuros.
3º Cápsula - Sacerdote Gabriel, primer sacerdote sangriento.
4º Cápsula - Epistolario Beset, el último de Prospero.
5º Cápsula - Maestro de la forja Lorfig, Compañero de forja de Vulkan

 

Los cuatro se miraron, asintieron levemente y a la vez presionaron los botones que paraban el control del sueño infinito. Poco a poco las cámaras fueron descongelándose, inyectaron adrenalina, una sobredosis que mataría a cualquier ser humano... las ventanas se abrieron, y con un mar de liquido cayeron de rodillas aquellos cinco marines legendarios, únicos en su especie, liberados para acometer la ultima y gran misión... solo se podía conseguir el éxito, el fracaso no es una opción.

Cargando editor
19/11/2012, 22:26
Director

Las estrellas han hablado... he tenido el ultimo sueño - comenzó el brujo mientras observaba por el amplio ventanal el lejano planeta... cerró los ojos y alzó el mentón descubriéndose así mismo en mitad de una gran planicie. El viento, suave y cálido mecía las briznas de hierba marrón mientras avanzaba esquivando cadáveres... humanos, orkos, mutantes, tau, necrones y tiranitos... cientos y cientos de cuerpo sin vida pudriéndose a ojos vista - He tenido el ultimo sueño... la oscuridad ha despertado, el último eslabón de esperanza de la humanidad está a punto de romperse... y cuando eso suceda, toda la galaxia estará condenada - se giró y observó a sus tres interlocutores, estudió sus expresiones, sus reacciones... había pasado con ellos siglos enteros de luchas, de sorpresas, de problemas... pero siempre habían conseguido salir adelante. Dispuesto a seguir con su disertación, el joven saltador de la disformidad, Ka'lel la araña carmesí lo evitó con su ímpetu tan jovial

- Pero, sigo sin estar de acuerdo... esos Mon'keig solo merecen la muerte, es su justo castigo, la arrogancia por la que se pasean por nuestro territorio, por nuestra galaxia... no sé por qué debemos intervenir - pero cuando iba a seguir con un exabrupto, Lollenda, la vidente posó su índice sobre su boca haciéndole callar, más bien parecía una madre pues le sonrió con cierta ternura - Ka'lel, déjalo... aún eres joven, a pesar de tu veteranía en el combate, los caminos de la disformidad y los sueños son algo desconocido para ti - negó con la cabeza y observó al curtido explorador, Gejan, el cual, mudo de nacimiento solo observaba atento

El plan ya está en marcha, y los humanos no aceptaran jamás la ayuda de alguien que no sea de su especie... es triste, pero es así - continuó el caminante de las estrellas, líder de aquella pequeña flota eldar, el último brujo de los "Observadores de la sombra", el último de su familia que antaño fueron un gran mundo astronave hasta que los tiranidos decidieron devorar sus mundos - su arrogancia es su peor defecto, pero poseen una gran virtud, un espirito indomable, un coraje inusitado en ninguna raza de la galaxia... siempre se han levantado ante cualquier eventualidad, pero esta vez no serán capaces sin nuestra ayuda... - cerró los ojos y se masajeó las sienes - Hay mucha oscuridad en este sueño, todo es confuso... es extremadamente difícil de interpretar, saltos al pasado y al futuro en el mismo segundo, visiones entrecruzadas... hay muchas incógnitas, pero o seguimos con el plan o...

Otra voz lo cortó, otro alienígena, de piel azulada, porte nobiliar irrumpió en la reunión - o todos seremos presa de los fuegos infernales... mis amigos... - dijo con gesto solemne - nuestro plan debe seguir, el conclave debe velar por el equilibrio de la galaxia... si un bando vence, el equilibrio se romperá y el fin se acercará. Mis ingenieros, al igual que vuestros aedas óseos determinaron que esa esfera es la clave... deben reparar el astronomicon, de lo contrario, la oscuridad se cernirá en todos los mundos humanos y una nueva era de oscuridad empezará - el caminante asintió ante las palabras del tau y prosiguió él

Si... tenemos la esfera, luego falta recuperar la llave, tendremos que confiar en ese tal Karl Von Schwarz y su tripulación... sino mantiene la llave nada habrá servido, pero sin esfera, todo será todavía peor... Aun'el'ka, te hemos entrenado bien en las artes de guerra Eldar, confió en que tus guerreros infiltrados sepan hacer buen uso de ello y equilibren la balanza en la última gran batalla...

El tau asintió y sonrió con orgullo, seguro de sus guerreros de fuego, su tecnología y su honor - no lo defraudaré maestro - hizo una reverencia y se marchó dejando a los eldars observando por el ventanal de la nave.

Mucha oscuridad hermanos míos... mucha oscuridad...

Cargando editor
20/11/2012, 15:52
Director

Una travesía infernal, miles y miles de muertos, presa de su propia locura o de los demonios materializados devorando a tantos tripulantes leales... Rutjens sentía en todo su ser el peso de la responsabilidad y oía sus voces clamando clemencia, llamando al Emperador, rezando...
Aquellos rezos no les salvaron, pero si hicieron que encontraran un paso entre la tormenta, un lugar tranquilo que para llegar hasta él con esa violenta tormenta le costó más del sesenta por ciento de su tripulación total.

Llegó a salir dos días después, activó la baliza de emergencia y esperó la ayuda, pero esos datos importaban más bien poco ya, importaba que le sangraba el labio, importaba que llevaba días sin comer, importaba que solo quedaba él con vida de toda su nave... importaba que iba a morir en pocos minutos.

El inquisidor entró nuevamente, Demeticus era su nombre, y esta vez le acompañaba su teniente más leal, el silencioso y observador Pol Juif... esta vez no se anduvieron con rodeos, el inquisidor se puso frente a el...

- ¿Eres un agente del caos?
- no - respondió Rutjens con un hilo de voz bastante apagado
-¿Eres un servidor del caos?
- no - volvió a responder mirándole a los ojos
- ¿Eres un mutante? - le preguntó pasando por su frente su mano enguantada, quitando el intenso sudor que resbalaba por la frente del oficial de marina y lo olió.
- no -
- Hueles a corrupción - se echó atrás, alejándose - la macula del caos está presente en ti, seas o no un traidor, serás ejecutado...
- soy leal... - se atrevió a responderle tras días de intensos y duros interrogatorios - soy oficial de la marina, me he criado en naves de batalla, he ascendido, he demostrado mi lealtad... ha leído mi historial, ha visto los datos de los buffers de almacenamiento de mi nave, no he mentido en nada, he arriesgado toda mi nave y tripulación para alertar... - tuvo un acceso de tos bastante fuerte que le cortó el discurso; esputó sangre con fuerza y recordó cuando aquel teniente le había roto varias costillas de una patada, casi pudo notar cómo astillas de sus propios huesos le perforaban el pulmón... tardó en recuperarse un rato, rato en el que el inquisidor solo le miraba expectante, como quien mira un trozo de madera que habla - no merezco este final... han reconocido mi valor, la almirante Irina ha propuesto mi nombre para un ascenso y una nave mejor... soy... leal... - su férrea determinación se había desmoronado la noche anterior, y ahora ya no se reconocía ni al espejo, era un hombre diferente, quien antes fue considerado un héroe, aplaudido por otros oficiales navales, ahora... no era nada.
- Me importa poco, la simiente del caos está presente en ti, estas corrupto y puede que hoy no se manifieste, ni mañana... ni en dos años... pero llegará un día en que pasará factura y traicionaras al imperio... eso no lo pienso permitir - desenfundó su pistola bolter con lentitud - el emperador protege - pero nada más acabar esa frase, Rutjens se arrojó contra Demeticus haciendo acopio de su último resquicio de energía, vida y honor.

Aquello no podía catalogarse como pelea, sino como algo patético, desesperado, una persona vencida en alma que trataba de luchar por su vida; forcejeando le agarró por la armadura y por azares del destino logró derribarlo... tuvo el impulso de aprovechar esa ventaja para salir de la sala de interrogación, pero se olvidó que había alguien más, alguien silencioso que se escondía entre las sombras y surgía de lo más profundo para acabar con todo... una poderosa patada lanzó al oficial naval contra la pared opuesta, el impacto fue brutal, el dolor le atenazó cada nervio de su cuerpo, pero sin tiempo para ser consciente de todo, el teniente silencioso habló por primera vez en días...

- el fuego purifica - y un chorro de prothenium salió disparado de su pistola lanzallamas, una reliquia letal que poseía. Rutjens gritó con fuerza, alaridos profundos que venían de lo más profundo de su ser, gritos que se acabaron en cuestión de segundos cuando el inflamable combustible con sus intensas llamas ardieron hasta la médula de sus huesos...

Rutjens, un oficial de marina Imperial, un héroe a ojos de sus camaradas, alguien que con un sacrificio inmenso había logrado, con toda seguridad, salvar las vidas de muchas personas, soldados y marines que dejó atrás, un verdadero héroe que veló por todo el imperio ayudando a que este siguiera en pie tratando de mantener el control de la esfera... un héroe que había muerto solo, olvidado, un héroe que la inquisición le pondrá la etiqueta de corrupto... pero así son las cosas en el cuadragésimo primer milenio, injustas, brutales y letales... los verdaderos héroes del imperio no eran solo los legendarios marines espaciales, los verdaderos héroes son los hombres normales que acometían con éxito las gestas más peligrosas.

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25/11/2012, 23:50
Director

Hace ya dieciséis años que los Dragones de Arena estuvieron al borde de ser erradicados, hace dieciséis años que el hombre demostró que era valeroso hasta en el último instante de vida, hace dieciséis años que se ganaron ese nombre, pasando de una compañía más de Krieg a una con historia y honor.

Había sido una campaña larga y tortuosa en aquel planeta infestado de orkos, el pequeño mundo Imperial, una nueva roca llena de arena y calor que poseía amplios yacimientos de metales preciados para los ejércitos de la humanidad, y en este caso, de Krieg. Numerosos pecios se habían estrellado contra la superficie del planeta que no cesaban de vomitar orkos y orkos, pero solo había un batallón defendiendo el planeta, el 65º y la 66º de Krieg, dos compañías que en los primeros días se vieron desbordadas, con una superioridad numera brutal... por cada Guardia Imperial había cerca de cinco orkos dispuestos a sacarles los "piñoz" y todas las cosas brillantes que tuvieran.

Aquella guerra no fue nada justa, y los imperiales solo podían replegándose día tras día, abandonando posiciones hasta que a la semana, sin la llegada de la ayuda se vieron obligados a refugiarse en la refinería principal del planeta.

De la 66º Compañía solo quedaba una escuadra, el resto de sus hombres habían caído tras las feroces cargas orkas, bajo el fuego casi infinito de sus armas de proyectiles primitivas, que a pesar de poseer poco daño, era tal la ingente cantidad de munición disparada que era imposible permanecer impasible ante ellas... rotos, los supervivientes de la 65º, que no eran ya ni el veinte por ciento de lo que era la compañía, la cúpula de mando había sido erradicada, solo quedaban escuadras sueltas, ninguna entera... ¿Sargentos? Tan solo un tal Dietrich Von Ross de la 66º que había tomado el mando del batallón.

Era la última noche ya, cuando el planeta no sufría la omnisciente y poderosa energía de los soles gemelos del sistema planetario las temperaturas bajaban hasta alcanzar los veinte bajo cero, la arena que plagaba todo el planeta era de diferentes componentes metálicos hechos virutilla y que al sufrir la luz del Sol se calentaban hasta límites casi insospechados, pero al llegar la noche, no retenían apenas el calor.
Calados hasta los huesos por ese frio, con sus rostros sucios llenos de ceniza y sudor, ojos tristes, miradas torvas y sin esperanza alguna, abrazados a sus rifles láser, pero ninguno lloraba, todos eran de Krieg, los Korps de la muerte que provenían de un mundo en guerra, que habían nacido sin padre, hombres duros que se mantenían firmes hasta el final, incluso cuando no había esperanza alguna de sobrevivir... pero aquella vez, estaban desmoralizados por completo.

El sargento que había tomado el mando había ordenado a unos reclutillas, Emil, Pia, Magnus, Ava, al único ogrete que estaba asustado por la oscuridad de la noche y a un psíquico de escaso poder que había perdido a su maestro, que recogieran todos los lanzallamas operativos, cortadores de fusión y lanzallamas pesados que hubiera para luego repartirlos entre todos los soldados supervivientes, soldados que no llegaban ni a cien; después de repartirlos se reunirían en la rampa principal de la refinería.

- ¡Esta noche! ¡Vamos a morir todos! - gritó el sargento con entereza y voz clara - ¡Esta noche! ¡Vamos a llevarnos a tantos xenos como se nos sea posible! ¡Esta noche! - empezó directamente gritando, arengando a sus hombres dejándose los discursos apelando al corazón de sus madres e hijos - ¡Haremos historia! ¡Esta noche! ¡Lucharemos! ¡Cargaremos! ¡Y moriremos! - le dijo a un asistente que impregnara su espada sierra de promethium y acto seguido presionó la runa activación de su arma... la fricción provocada por el movimiento de las cadenas y engranajes internos hizo que saltará una leve chispa, pero suficiente como para hacer que el combustible ardiese, alzó la espada sierra en llamas y justo al hacerlo se oyó el grito orko que todo hombre temía... el waaagh que invocaba a los xenos a la guerra - ¡ESTA NOCHE! ¡LUCHAREMOS MEJOR QUE LOS JODIDOS MARINES ESPACIALES! ¡MORIREMOS Y MATAREMOS COMO SOLO LOS HOMBRES DE VERDAD SABEN! ¡SOLO COMO LOS DE KRIEG SABEMOS! ¡A MUERTE! ¡A MUERTEEEE! - gritó inspirando a todos y cada uno de los abatidos hombres que rápidamente alzaron sus nuevas armas y lanzaron descargas anaranjadas iluminando la noche... Dietrich se giró sobre sus talones y empezó a correr rampa abajo, por suerte, el acceso a la refinería no era demasiado ancha y haría de cuello de botella para los pieles verdes... eso, al menos, evitaría el grave problema de flanqueo que estaban sufriendo siempre y de inferioridad numérica, pero la táctica le importaba poco a Dietrich, solo quería morir con honor, y por ello corría a grandes y fuertes zancadas sobre la superficie metálica. Primero le siguió el portaestandarte de batalla, que llevaba los cráneos colgando del amplio estandarte y que iban entrechocando con fuerza provocando un gracioso ruido, pero en aquel instante, cada hombre de krieg no quería reír, solo matar...

En pocos minutos los pieles verdes se encontraron a los humanos, una carga frontal por ambos bandos, pero cuando quedaban tan solo tres metros una llamarada gigantesca inundo la rampa, lanzallamas, cortadores de fusión... todo fuego, todo anaranjado, una descarga ígnea tan intensa y veloz que consumió prácticamente todo el oxigeno del lugar, una descarga tan fuerte que la arena a los pies de los pieles verdes se fundió en el acto atrapando a muchos de ellos que habían muerto ya o que estaban con los ojos rojos desorbitados ante la sorpresa recibida, un duro golpe de moral que los de Krieg aprovecharon en el acto cargando... cuchillos, espadas sierras rugiendo, todos con sus mascaras puestas dando aquel aspecto de inhumanidad, un aspecto que aterró a los orkos por el duro golpe recibido - ¡POR KRIEEEEG! - gritaron al unisonó casi cien gargantas deseosas de sangre y venganza...

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¡Valquiria líder a resto de valquirias! ¡Que alguien me diga que ha visto esa llamarada! ¡Dios mío! ¡Parece un dragón enorme escupiendo fuego! - gritó el piloto líder del escuadrón que transportaba a los refuerzos...

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29/11/2012, 00:23
Director

Unas figuras avanzaban con paso ominoso recorriendo las oscuras cavernas cargadas de malos olores, restos orgánicos y de cosas que nadie quisiera saber. Las botas pesadas y metálicas iban provocando un fuerte ruido por toda la gruta seguido de decenas de pasos que iban tras el líder... Apuró el puro, y al sorber aquel cigarro dejó ver con aquella luz rojiza como unos ojos crueles iban buscando algo con cierta ansía... esquinas y recodos, rampas y subidas, la caverna parecía no tener fin y empezaba a impacientarse, y aquello lo reflejaba con sus fosas nasales expulsando aire con cierta violencia.

Casi tres metros de carne, cerca de cuatrocientos kilos de mala hostia y dos hachas terriblemente gigantes, pero sobre todo, su mirada, cargada de odio, beligerancia y desprecio por toda forma de vida de menor tamaño que él.

Otra esquina girada y nada, solo aquellas alimañas odiosas, pero, centrado con su odio visceral, no vio venir, en la última esquina al escurridizo ser...

Un destello verdoso.

Una mirada de sorpresa

Otra de odio

Y una carcajada generalizada

Rikkit se había dado de bruces con su hermano, y aquella "maldición" auto impuesta hizo su aparición, ambos orkos salieron despedidos en direcciones opuestas, pero tan pronto como Godbarg se recuperó, escupió el puro y corrió hacía Rikkit con las hachas fuera dispuesto a partirlo en dos, la ira ciega del gran pielverde lo cegó y Rikkit se limitó a activar sus propulsores de las botas y darle un ligero cabezazo en la tripa al grandullón... otro destello verde, y cada uno salio disparado...

 - Eh... ezkoria huezuda... kuanto llevan azi - preguntó un orko de Godbarg a uno de Rikkit - No ze... - se encogió de hombres - ¿Horaz? ¿Diaz? - el estruendo de cada choque resonaba por toda la caverna, y Godbarg, cabezón como una montaña no cesaba en su intento para intentar degollar a su "hermano".

Pasaron otros tres días, en los que Rikkit, estaba ya más que aburrido y solo se limitaba a extender el dedo índice de su mano derecha.

Todo el wagh estaba harto, tan harto que estaban aburridos diseminados en grupos que iban de vez en cuando a ver que hacían sus supuestos jefes... era tal su aburrimiento, que la cueva empezó a llenarse de esporas que pronto se transformaron en enormes hongos.

Fuere como fuere, hasta que "El zeñor" no intervino no se paró aquella estúpida refriega, en la que ya tanto Rikkit como Godbarg se reían por pura desesperación.

-Volvemoz a zed hedmanoz - dijo Godbarg enciendo otro puro - ez hoda de que noz unamoz komo ziempde y pateemoz kuloz zondozadoz, y bichoz y ... y ¡A TODOZ! - Rikkit, cansado solo asintió, pero al cabo de unos segundos, después de que un garrapato le quitara una bota le contestó - pero uzaremoz el naranja, y zi no, te vaz por donde haz venido

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04/12/2012, 18:00
Director

Sentado sobre su trono en mitad de aquella enorme sala, el traidor al Imperio se encontraba observando otro acto de perversión... un hombre que se mostró leal al emperador se mostraba desnudo por completo, su rostro reflejaba miedo, miedo puro y duro... un miedo primigenio... los ojos desorbitados, lagrimas fluyendo con intensidad, de vez en cuando daba un respingo, sobre todo cuando la diablilla que le rondaba le "acariciaba" con su tenaza para después dejar fluir su sangre con cierta timidez.

El reo se mostró al principio fuerte y valiente, despreció al caos, escupió a los pies de Zacarias, pero en cuando se materializó la diablilla a causa de los poderes de Dorn, el hombre cayó presa del pánico. Durante una larga media hora fue torturado, con pequeños cortes, con caricias sobre su flácido miembro, algún que otro lametón por su mejilla o un par de mordiscos que dejaron una profunda marca ovalada... entonces sobrevino el poder de Slaanesh, la diablilla lo sedujo con sus curvas imposibles, sus pechos llenos de piercings y aquella cara con facciones femeninas... la diablilla empezó a danzar de manera sugerente frente a él, y este, en un abrir y cerrar de ojos pasó de miedo a enamoramiento... el hombre trató de tocarla, embelesado mientras una erección le sobrevino.

Aquel antro de perversión que hace un mes recibía reuniones de altos cargos fue testigo de cómo la diablilla poseyó al prisionero, se sentó a horcajadas sobre él y cabalgó con furia a la vez que el gritaba de puro placer, tensaba todo su cuerpo, arqueaba la espalda, abría y cerraba los ojos... gemía y gemía... incluso cuando aquella sierva de la disformidad le arrancó medía cara de un mordisco, el gritaba de placer y ella lo destripaba con elegancia... primero una mano, después cortó el antebrazo... otro mordisco y le arrancó una oreja del tirón... conforme más gritaba de placer el hombre, más sangre manaba de su cuerpo hasta que Zacarias dio un golpe con el bastón y la diablesa terminó con la vida del prisionero, le hizo un profundo tajo en el abdomen, lo destripo, literalmente... y en pocos minutos murió, murió sintiendo el mayor y más demencial placer que podría sentir un ser humano.

Acabado aquel circo, un aplauso solitario conmocionó la sala... servidores huyeron, herejes de rango menor se escondieron tras las amplias columnas, la diablilla sonrió divertida y miró a Zacarias, sentado en su trono como su rostro se volvía blanco. El eco repitió el único aplauso unas cuantas veces más, el aplauso y los pasos pesados y metálicos, pasos poderosos...
Un marine del caos salió de la sombra, armadura rosada, el emblema de los traidores hijos del emperador... tenía una sonrisa lobuna, una mirada dementada y unos movimientos muy rítmicos, como un baile...
Conforme se acercaba al trono de zacarias empezó a cantar, una voz realmente bella, avanzaba y cantaba, actuaba, daba pasos y contrapasos, avanzaba y retrocedía... su cabello platino se movía al compás de la música que no se sabía de dónde provenía.
Fue ascendiendo por la escalera de mármol hasta que llegó a el... le cantó al oído de Zacarias, el cual, asustado solo miraba al infinito... le cantó, le lamió la mejilla con dulzura - No me tomes por idiota Zacarias... - empezó a susurrarle dejando de cantar, pero aún así, la música se oía - No.. nonono... no soy idiota pequeño, llevo luchando y matando siglos, mucha más edad y experiencia que tú... rec - le puso un dedo sobre la boca haciendo callar a Zacarias, que prendía replicar - no, no repliques - apretó con la mano enguantada y un hilillo de sangre manó por el labio partido - reconozco, pequeño amigo, que tu labor nos ha servido, me has aportado varias naves y nuevos fieles... pero no te extralimites, te he dejado llamarte el heraldo de los secretos - puso voz burlona y echó la cabeza hacia atrás al mismo tiempo que sus manos se movían teatralmente - pero no pienso tolerar que cuestiones mi autoridad - dijo más serio, su voz era ahora bien distinta, nada que ver con la otra dulce, pasó a ser despiadada, autoritaria, profunda - Si te ordeno que des caza a esas sororitas, si te ordeno que encuentres a Isabella Kraj tú... tú... ¡TÚ! ¡OBEDECES! ¿¡O ES QUE ESTAS SORDO!? - gritó sin previo aviso, la voz retumbó por toda la sala abovedada, el eco hizo que la voz adquiriera una tonalidad más grave pareciendo que provenía del más allá, pero antes de que Zacarias pudiera abrir la boca, Lord Scarn se abalanzó sobre él como una exhalación y le arrancó una oreja de un rápido y desgarrador bocado...

- Everyone run here come's the reign - cantó por última vez, tarareando la melodía y dejando atrás a un Zacarias que sangraba y gritaba de dolor

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08/12/2012, 04:28
Director

Todo el mundo sabe, que en este milenio, en los anteriores y en los benideros, después de la gran era de oscuridad, el universo siempre se ha mostrado cruel y despiadado, tanto, que los humanos han tenido que cambiar para sobrevivir.
Lo que no todo el mundo sabe, son sus prácticas más secretas... una de ellas es de donde vienen muchos de los conocidos como perros de la inquisición, los storm troopers asignados a un inquisidor, aguerridos hombres adoctrinados en la fe del emperador y en el fuego purificador... Si se sabe que muchos de ellos vienen de compañías de la guardia imperial, veteranos que han mostrado sus aptitudes en numerosas ocasiones, veteranos en cientos de batallas y con unas cualidades especificas que los observadores del ordo hereticus tienen en cuenta... pero hay una rama de la élite dentro de la élite... están los perros y luego... los mastines.

Normalmente, cada inquisidor supervisa el entrenamiento de quienes serán su escolta y brazo armado en sus actos, normalmente, son ellos mismos los que arrebatan a madres por todo el imperio a sus bebes recién nacidos y se los llevan a sus mundo Schola...
Demeticus, uno de los inquisidores más temidos en el sector supervisó el entrenamiento de sus hombres, en concreto de cuarenta bebes.
Poco interés hay en sus madres, todas acabaron igual, ejecutadas por el inquisidor al ser acusadas falsamente de herejía y en el momento justo... cuando dieron a luz.

A partir de ese momento, empezó su vida de servicio. Cuidados por servidores médicos, bien alimentados, durmiendo al lado de su rifle hotshot, oliendo desde bebes el olor a prometio... en la habitación, donde estaban las cuatro cunas a los bebes se les ponía a todas horas grabaciones de combates, el crepitar de llamas, salmos y oraciones al Dios Emperador... no había descanso alguno para tan pequeños seres que ni llegaron a sonreír ni una sola vez.

Cuando ya empezaron a comprender que ocurría a su alrededor, se les obligo a ver pictograbaciones de masacres, de exterminatus, del efecto del temido virus devorador de carne, a ver piras donde ardían brujas, herejes...

A los seis años, empezaron a someterles a torturas, privación de comida y agua, latigazos y torturas producidas por poderes psíquicos...
Llegados a ese punto solo habían sobrevivido cuatro de los niños, todo un éxito para Demeticus que no tardó más que diez años en encomendarles el primer encargo.

Se trataba de una familia acusada de herejía, solo se tenían pruebas solidas del padre, pero tenía esposa y cuatro hijos, cualquier ciudadano imperial que haya estado cerca de un hereje se le consideraba otro, por ello, todos fueron sentenciados a muerte. El inquisidor determino que no quería que fueran quemados vivos, quería que sus cuatro mastines los mataran ellos mismos, con un puñal...
En el momento de la ejecución, Demeticus supervisó a cada uno como mataba a uno de los niños pequeños, tres de sus mastines parpadearon, mostraron que aún les quedaba un pequeño aliento de humanidad en su interior, pero el cuarto no. Cuando uno degollaba a un sentenciado, Demeticus les instaba a ladrar, y todos obedecían salvo ese cuarto... ese cuarto que cuando degolló al niño pequeño de la familia miró a su maestro mientras deslizaba el cuchillo lentamente por la tierna garganta del infante... Demeticus le instó a ladrar, pero el cuarto no ladró, se le quedó mirando y solo le mostró los dientes; aquello le encantó.

Así fue como nació la leyenda viva de Pol Juif, conocido como el lobo. Un soldado letal, sin ningún tipo de misericordia... ojos vivos, mirada muerta, labios sellados y voz de ultratumba, todos le temen, incluso el propio Demeticus, que a pesar de no dudar de su lealtad, hasta el mismo se sorprende del monstruo que ha creado.

El teniente Pol Juif ya no suele entrar en acción, se queda siempre como guardaespaldas personal del inquisdor, y es su as en la manga, cuando entra en el campo de batalla, hasta los deidificados marines espaciales lo miran

Notas de juego

Esto os puede servir para vuestras historias, podríais ser, si queréis, uno de los tres mastines, o sencillamente un perro que viene de otros ejercitos

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13/12/2012, 15:45
Director

Rick... te dije que teníamos que ir hacia el sur - le comentó el artillero al copiloto, los dos únicos supervivientes de la valkiria derribada. - malditas misiones de exploración... joder, sin navegación, solo con ojos - espetó el copiloto a Vinet - tu céntrate en el flanco - le ordenó mientras se arrebujaba en el abrigo - jodida nieve - terminó por quejarse hasta que se internaron en una cueva que encontraron en la cadena montañosa donde se estrellaron

Ambos comprobaban sus pistolas automáticas, munición y provisiones - poco nos queda, y no nos empezarán a echar de menos hasta dentro de una hora - Rick mordía un trozo de cecina y le asintió levemente, abrazando sus piernas frente al improvisado fuego que habían tenido que encender, ya que o entraban en calor, o de esa noche no pasaban; desde el interior de la cueva se oía como la tormenta de nieve crecía en intensidad y el fuerte viento, que jugaba con las cavidades de la montaña provocaba un sonido cruel semejante al de cientos de voces susurrantes.

La alarma de la valkiria sonó con fuerza indicando fuego en los dos motores, perdida de estabilidad y una ceñida demasiado pronunciada, Rick notaba como sus brazos se entumecían tratando de alzar el vuelo inútilmente hasta que vio aquellas enormes fauces dentadas hasta la sin razón de aquella criatura titánica amenazaba con devorarlos... el sudor le recorría el rostro, no era capaz de llorar, los dientes rechinaban hasta que sobrevino la oscuridad...

¡AH! - se despertó jadeando y azorado por la pesadilla que acababa de tener, Vinet se despertó por el grito de Rick y lo miró con el rostro preocupado a la vez que tenía la pistola asida con fuerza - joder, una pesadilla... -comentó agitando las ascuas de la hoguera, ya apenas iluminaban, y junto con el viento daba a todo un aspecto más siniestro.

Ambos miraron a la vez a la entrada de la cueva, habían oído un ruido, como de rocas entrechocando e instintivamente amartillaron sus pistolas y apuntaron hacía la entrada... un silencio eterno, la tensión puso tiesos los músculos de ambos que miraban conteniendo la respiración... por un momento dejo de oírse el viento... acojonados, se pusieron en pie notando como la adrenalina inundaba el torrente sanguíneo y avanzaron unos metros.
Un ultramarine apareció ante ellos, ambos dieron un respingo hacía atrás por el susto pero no llegaron a disparar, solo miraron extrañados al marine pero rieron, estaban salvados.

La escasa iluminación no dejaba ver bien, pero el águila imperial, el color azul, las bandas blanquecinas y el tamaño, era un marine, alguien que los iba a rescatar... Rick  y Vinet sonrieron más relajados, guardaron la pistola y se acercaron a buen paso hacía donde estaba su salvador, pero conforme se acercaban pudieron ver como abrió la boca y empezó a hablar...

Con... su... mi... r - dijo con una voz grave y gutural, una voz que se les antojó hasta cadavérica

¿Señor? ¿Qué quiere decir? - preguntó Rick

Con... su... mir... de... vo... rar...

Los dos tripulantes estaban casi cara a cara al marine y entonces les vino un olor a carne podrida que les atenazó, pero cuando iban a girarse para correr unas pinzas como de cangrejo surgieron de la oscuridad y los agarraron.

Los dos se revolvían y gimoteaban, las pinzas les atraparon hasta los brazos y la presión que iba ejerciendo se magnificaba a cada segundo... las mandíbulas tensadas, la carne de los brazos empezó a ser atravesada... los huesos cubito y radio estallaron, un aullido de dolor que fue acallado en cuanto las tenazas los partieron en dos mitades

Venganzaaaaaa - susurró el tirano de enjambre que usaba el cuerpo del marine para hablar, un cuerpo que tenía fusionado con su exoesqueleto... un cuerpo que cuando estuvo vivo perteneció a un héroe de ultramar, el capitán Benahia Ira.

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15/12/2012, 12:49
Director

La soldado Gara, que estaba en el puesto de vigilancia en la sección sureste de la muralla exterior que protegía el perímetro del campamento Imperial. Gara estaba sola en aquel momento, en el puesto de observación sobre la muralla, bien parapetada, con una taza con rancho bien caliente y su fusil de francotirador bien aprovisionado.

Ya llevaba cerca de cuatro horas de guardia, la noche era realmente profunda, la niebla demasiado intensa y el sueño empezaba a abrazarla hasta que algo la hizo fijarse en el horizonte...
Cogió su fusil, levantó con el pulgar el protector de la mirilla y activó la visión nocturna...

Una silueta... tres... doce... veinte... la mujer abrió los ojos de par en par y accionó las alarmas; luces iluminaron el campo frente a ella y se las vio con una oleada de guerreros del caos, marines espaciales, heréticos, mutantes... grupos ingentes de morralla pero que cubrían a la elite que iba tras ellos... nada más saltar la alarma los herejes empezaron a gritar poseídos, un cantico brutal mientras corrían como posesos.

Mandíbula tensa, cuerpo relajado, respiración controlada... la tiradora de élite empezó a abrir fuego, un disparo uno menos... el cerrojo hacía atrás liberando la vaina de la bala disparada que salía disparada con un chasquido metálico expulsando humo al girar velozmente en el aire... otra bala en el cañón, respiración contenida y otra baja en el enemigo... Gara no iba a abandonar su puesto, no temía a la muerte, solo quería morir matando.

La carga del caos en seguida llegó a los muros, pero tan pronto como llegaron, surgieron del cielo tres thunderhawks, los marines espaciales ya estaban ahí, las trampillas se abrieron sin aterrizar y a la vez que caían proyectiles de mortero sobre las líneas atacantes, ahí estaban los héroes del imperio saltando como valientes, directos hacía el combate.

Numaios saltó liderando una escuadra de marines de asalto de los puños junto con Asteron, de otra thunderhawk saltaron Loacastus y Ariarkus, por ultimo Castor, Jaden y Deuteros de la tercera, cada cañonera iba transportando más marines, tácticos y devastadores que cayeron en mitad de las líneas enemigas... marines espaciales contra marines del caos y la guardia imperial que llegaba al trote a los muros contra los heréticos que iban escalando.

La batalla fue cruel, despiadada y mortal para ambos bandos... Los marines abrieron un circulo en mitad del ataque del caos, Numaios se enfrentaba junto a los marines de asalto a escuadras enteras de traidores, el combate de igual a igual... Asteron apoyaba pero no pudieron evitar que cayeran hermanos, no pudieron evitar que fueran heridos... Jaden uso su mecandedrita para aplastar, literalmente, a los marines que se atrevían a acercarse demasiado. Ariarkus y Loacastus daban todo el apoyo pesado que podían, pero muchas veces debían replegarse unos metros o solicitar la ayuda de Castor que estaba junto a ellos. Deuteros se afanaba por dar órdenes tratando de realizar una retirada táctica, en aquella situación el codex lo dejaba bastante claro, pero estaban atrapados.

El combate de las murallas llevaba otro rumbo, los guardias se impusieron en seguida a las hordas de heréticos, la superioridad en armamento y sobre todo posicional les granjeo la victoria en seguida, pero Gara no se centraba ahí, Gara estaba salvando el pellejo a los astartes que estaban atrapados, ninguno de ellos era consciente de quien abatía a los marines que rodeaban a los leales, disparos en la cabeza, atravesando la ceramita de los cascos y perforando cráneos con su munición preparada para acabar con marines, aquella batalla hubieron dos héroes, Gara y una joven sacerdotisa.

La batalla, cuando ya estaba a punto de acabar dio un giro brutal, un hibrido entre demonio y lord del caos surgió de la nada, los marines trataron de hacerle frente, pero los apartaba como si fueran moscas, solo Castor, que tenía una fe ciega pudo intentar algo, pero fue herido gravemente, aún así no se rindieron, solo se reorganizaban para volver a la carga.
Era una pequeña colina, el demonio sobre ella y los marines en semicírculo observando atónitos como empezaba bajar hacía ellos mientras concentraban sus fuerzas y asistían a Castor, pero de pronto, un grito, una voz chillona y aguda, como la de una niña hizo que todos se pararan; el zumbido de un mandoble sierra inundo el lugar.

Una mujer rapada, solo con esa arma pasó entre los cadáveres, saltó sobre uno y otro tomando velocidad y altura hasta que pasó sobre Numaios, el marine sintió como el grácil pie de la mujer rozaba el casco del serpiente de hierro y esta voló sobre ellos gritando, el arma rugiendo y un alma preparada para morir y el sacrificio.

Gara lo vio venir, había comprobado que ya solo le quedaba una bala, estaba sin munición ya, solo aquella bala. Inspiró profundamente, observó el macabro yelmo que portaba aquel semidemonio y dejó atrás toda congoja, relajó los dedos, flexionó las rodillas, sintió como una gota de sudor le resbalaba por la sien, y fue capaz de sentir como un copo de nieve se posó sobre el cañón del fusil humeante... su concentración era máxima, sintió el viento, se sintió una con su arma, una con la bala... ella era el disparo, ella era la salvadora, sintió un calor en sus manos, respiró por última vez... un latido, dos latidos... y en el lapso entre el segundo y tercer latido apretó el gatillo.
La bala voló rauda como el pensamiento girando sobre sí misma gracias al cañón estriado, el proyectil atravesó la distancia que lo separaba, cercana a los novecientos metros como una exhalación, la bala impactó...

Una detonación en el yelmo del semidemonio hizo que este alzará la cabeza mostrando el cuello, no fue herido, pero la inercia y potencia del disparo hicieron que este mirará durante un instante al cielo, y aquello fue en el momento justo. El cuello no tenia materia física, era un vacio del que refulgía lava, sin armadura ni protección, la sacerdotisa, que estaba en pleno vuelo aprovechó aquella oportunidad dorada para decapitar al impío ser que se alzaba ante ella. El yelmo voló y tan pronto como fue separado del resto del cuerpo la armadura cayó sobre la nieve, completamente inerte mientras un mar de lava se alzaba etéreamente hasta perderse en la inmensidad de la noche...

La batalla por la esperanza había acabado, y dos heroínas nombradas. Una vista por todos, la Sacerdotisa Clarise y otra nadie la reconoció, la francotiradora gara.

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22/01/2013, 15:04
Director

Las órdenes eran estrictas y sencillas, el plan de batalla estaba más que aprobado por la autoridad competente, la almirante Rose Ricinus había impuesto su plan como máxima autoridad, ni tan siquiera el Inquisidor Demeticus logró hacerla cambiar de idea, ni los aguerridos templarios negros, aunque cierto es que si tuvo apoyos, aquel plan de batalla era un suicidio según los edictos del "Codex Naviger", pero fue del agrado del General Dietrich Von Ross y del Capitán Vehuel, ambos comprendieron la situación y provocar una gran batalla sería una idiotez, al menos, así pensaban ambos; ni la consumada oratoria de Cehetel ni los gruñidos y bramidos de Demeticus lograron que se tomara otro rumbo en el plan.

El puente de mando del "Aquila Primaris" era un hervidero de actividad. La almirante Ricinus estaba sobre su trono de mando observando todas las operaciones, mientras muy cerca de ella, las cuatro consolas controladas por sus cuatro rosas estaban atentas a cualquier variable - Abran los blindajes - ordenó con voz recia, pero lo dijo como al aire, quien supiera que era lo que debía hacer lo hizo casi al segundo de oír la orden.
Con un martilleo metálico, las robustas paredes de adamantium que protegían la amplia cristalera del puente fueron abriéndose lateralmente dejando a la vista de todos la luna que servía de abrigo a la flota imperial, Ricinus sonrió al ver la poderosas naves que dirigía, sonrió al ver como se iban posicionando según las ordenes estipuladas... su acorazado iba a ser la nave superior de aquella punta de lanza, dejó el extremo de la misma, la vanguardia para la barcaza de los ángeles sangrientos, el "Alas Sangrientas" brilló con intensidad cuando se colocó en posición liderando la comitiva, sus líneas fuertes y rectas destacaban, y aquel color rojo como la sangre arterial le daba una vida y belleza que hizo que Rose admirara todavía más aquel navío tan poderoso. La "Pena de muerte" ocupaba la retaguardia, los Templarios negros decidieron quedarse como reserva en el plan de batalla, darían apoyo artillado en la batalla y si en superficie fuera necesario desplegarían toda su compañía lo más rápido posible.

En los laterales de la punta de lanza estaban los cruceros de batalla "Redentor" y "Fuego Azul", mientras que el "Nieve Roja" estaba justo debajo del "Aquila Primaris". El resto de cruceros iban conformando aquella cuña, mientras las naves de la flota original se encontraban por el centro de la lanza, Rose era valiente y alocada, pero no idiota, aquellas naves aunque fueron reparadas en gran medida necesitaban de dique seco para su completa operatividad, y perderlas en un asalto frontal era imperdonable, por eso las dejó al abrigo de las naves más frescas y protegiendo el corazón del ataque, las naves de transporte que llevaban en su interior a los valientes guardias imperiales listos para desembarcar sobre la superficie del planeta, tres compañías estaban recibiendo en ese mismo instante las ordenes, mientras que la cuarta, la de catachan iba a quedar de reserva.

Los escuadrones de cazas y cazabombarderos se habían dividido en dos grupos, uno que estaría inmerso en la batalla naval y otro que entraría en la atmosfera del planeta y serviría de apoyo aéreo, el teniente Dawnie lideraría los escuadrones en el asalto al planeta.

En unas tres horas estándar la flota estuvo en posición, los navegantes y timoneles tuvieron claros los rumbos y la flota partió directa hacía el planeta destino.

La poderosa flota avanzaba a plena potencia, los augurios y escaneos preliminares indicaban que ya habían sido detectados por la flota traidora que empezaba a estrechar filas. Las naves herejes iban formando línea tras línea, las naves de costado, ofreciendo todo el través de babor, era algo osado, pero Ricinus sabía que confiarían en su potencia de fuego y que podrían espantarlos con facilidad, eso, a la almirante, le pareció hilarante, no sabían que había una saturniana al mando de aquella flota

- ¡Velocidad de batalla! ¡A plena potencia! - gritó excitada por verter la primera sangre, el puente de mando de su acorazado estaba lleno de tripulantes, servidores y tecnoadeptos que estaban concentrados en sus puestos, las cuatro rosas cumplían las ordenes que iban recibiendo y mandando los textos a los oficiales de los diferentes puestos.
Un oficial bastante apuesto se acercó a los pies del trono de mando, hizo una teatral reverencia a la vez que habló - resolución de tiro del cañón nova positivo, corazón de la flota traidora, cuando lo desee - se dio la vuelta y volvió a su puesto donde se quedó erguido, brazo izquierdo recogido sobre su zona lumbar y el derecho extendido sobre la runa roja que parpadeaba sobre una solitaria consola indicando que dispararía al recibir la orden.

Ricinus observó la representación hololitica del planeta, como se iban incorporando las etéreas siluetas de las naves enemigas y aliadas, miró con ojo crítico la formación enemiga y dio la orden - ¡Fuego!

Un rugido ensordecedor resonó por toda la nave, los mamparos temblaron como si el acorazado estuviera a punto de explotar sobre si mismo... los generadores de plasma entraron en reverberación hasta que aquella masa crítica de energía en estado puro fue liberada.
Aquel sol en miniatura voló como una exhalación directamente hacía las naves herejes, habían ofrecido estúpidamente sus costados y dejaron las naves a merced de aquella devastadora arma; en pocos segundos recorrió los miles de kilómetros que separaban a las flotas y entonces sobrevino la cegadora luz que dejaba constancia de que había hecho explosión la mortal carga de energía liberada.

Dos cruceros y una fragata sufrieron el impacto de lleno, eran naves ya dañadas, unas naves que hace un mes eran leales al imperio pero que una revuelta a bordo cambió su bandera. Pero aquello daba igual, la muerte cayó de lleno sobre ellos y miles de almas rugieron en un breve lapso de tiempo al ser carbonizadas prácticamente de manera instantánea, el cañón nova había partido por la mitad la nave en la que impacto, desintegrando las zonas de impacto mientras que las otras dos que fueron afectadas descendían de su posición a la deriva con todos sus componentes sobrecargados y sus tripulantes muertos.

El puente del "Aquila Primaris" rugió de júbilo, pero la almirante solo sonreía - ¡Más potencia! - gritó a los tecnoadeptos para que imprimieran todavía más velocidad al asalto frontal que iban a acometer. La oficial superior abrió un canal de comunicación con todas las naves - Preparen baterías, cañones de bombardeo y torpedos, preparen todo el armamento y abran fuego en cuanto estén a tiro - nada más esa orden los cañones de bombardeo frontal que llevaba el "Alas Sangrientas" empezó a abrir fuego, escasos destellos indicaban allá donde las cabezas explosivas iban detonando sobre la flota enemiga, más naves fueron impactadas, escudos de vacio sobrecargados y secciones enteras barridas... la punta de lanza imperial estaba ya cerca y el intercambio de fuego empezó con intensidad.

¡Fuego en las secciones veinte y ochenta y dos! - gritó Anturium al control de daños - Hemos perdido contacto con "Honor" y "Máxima"! - vociferó Acontium, la batalla se había alargado demasiado para la almirante, su plan era cortar, descargar y marcharse para preparar la gran batalla naval, pero la intromisión de los tiranidos había trastocado por completo el plan. El pajaro de observación no había detectado horas antes presencia alguna de la flota tiranida, y ahora aquello era un hervidero de tentáculos y criaturas asquerosas; tan pronto como la punta de lanza estaba sobre la órbita del planeta surgieron unos muros de carne que empezaron a vomitar decenas de naves del tamaño de corbetas... todo dientes afilados, todo garras... pero lo peor eran las nubes de esporas que hacían detonar todos los torpedos que lanzaban sobre las naves vivientes tiranidas. La batalla pintaba mal, tanto para el caos como para el Imperio, aquel devorador de planetas atacaba sin cuartel a las flotas, devorando y digiriendo a una velocidad endiablada las naves dañadas o de menor tamaño.

Otra sacudida hizo que la almirante tuviera que agarrarse al reposa brazos del trono de mando, su nave estaba dañada y no paraban de dirigir el fuego hacía ellos, sabía que su nave aguantaría, pero no por mucho tiempo- ¡Debemos mantener la distancia! - Grito Ricinus que hablaba con Cehetel por radio - ¡Abre fuego sobre la flota traidora, abramos una brecha y aprovechemos la cinética y masa del planeta para conseguir más velocidad! - la tensión era ya demasiado, había perdido cuatro naves en total, y al menos pudieron desembarcar a todas las tropas de tierra, habían dejado toda la carga sobre el planeta, pero Cehetel no estaba dispuesto de obedecer tan pronto.

El capitán de los templarios negros condujo su nave hacía el planeta y varias Thunderhawk salieron en grupos de a tres de la barcaza - Maldito hijo de perra - masculló entre dientes cuando vio por los mapas que había desembarcado sus fuerzas terrestres sin esperar confirmación de tierra, pero sobre todo era el hecho de que ese desvió de rumbo rompió la formación y costó la destrucción de otra nave más, la fragata "Antorcha" se vio inundada de aquellas naves orgánicas que rodearon por completo todo el costado de estribor haciendo que la nave empezara a perder el control... seguramente aquellas naves vivientes estarían abriendo brechas sección tras sección para vomitar chorros de gases corrosivos y hordas de gantes.

La situación era casi funesta, pero la almirante empezó a designar objetivos enemigos en los que centrar el fuego, una tras una las naves señaladas se iban apartando de su camino y la flota leal pudo salir del campo de batalla... las salvas se iban intercambiando esporádicamente, pero la batalla ya había llegado a punto muerto, ahora el caos debía centrarse en los tiranidos, Ricinus ya rendiría cuentas con todos ellos...

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20/08/2013, 23:50
Director

 

Locura

Solo... locura...

Estelios deambuló durante lo que le pareció meses completos, largos e insufribles. Miraba a un lado y a otro mientras avanzaba torpemente en aquella dimensión de locura, mientras el propio marine traidor se concentraba y trataba de aislar su psique de aquel demencial paisaje.

El viento soplaba con fuerza y por todas direcciones, la capa del marine se arremolinaba por todo su cuerpo o salía despedida, y cada vez estaba más ajada y en peor estado. Aquel inmisericorde viento llevaba consigo todo tipo de partículas, dando al lugar un aspecto mortecino, casi sin luz... un desierto infinito rojo como la sangre y cambiante según lo miraras se extendía a su alrededor. Se alzaban montañas ante él, parecían eternas y sobre todo, daban la impresión de estar repletas de criaturas, pero sin lugar a dudas, lo peor era el "cielo"... Estelios solo fue capaz de mirar una vez hacía arriba, una única vez y se arrepintió el mismo instante en el que lo hizo...

Era como mirar un cuadro pintado por algún demente, se veía el espacio, infinito y vacío; se veía una estela rosada o violácea, como el ojo del terror. En el instante en el que lo vio pudo vislumbrar claramente como cientos de mundos se movían ante sus ojos, demasiado rápido y como visiones en su mente surgieron escenas de batallas dantescas, batallas entre millones de esclavos, entes y demás seres disformes, batallas físicas, de intelecto, de almas, de energía, de pasiones... la descarga de emociones fue tan intensa que se vio obligado a hincar una rodilla.

Cuando ya pasaron dos meses, Estelios se rindió.
Clavó su rodilla en el suelo terroso mientras el aullante viento lo envolvió con fuerza e intensidad como revelándose ante su rendición.

 - ¡BASTA! - gritó desafiante, un rugido casi gutural, de una garganta seca, de un cuerpo muerto y de un alma rota; su voz se perdió entre las montañas y nadie parecía oírle - ¡BASTAAA! - repitió alzando los brazos en cruz con ambas rodillas hundidas en la arena roja como la sangre - ¡TÚ! ¡EL QUE TODO LO VE! ¡EL QUE TODO LO SABE! ¡TE HE SERVIDO BIEN! ¡TE HE SERVIDO DURANTE MILENIOS! ¿¡QUE HE HECHO PARA OFENDERTE!? - dejó de gritar para dejar paso a sus jadeos, su último aliento de vida se le escapaba por los pulmones y atravesaba su garganta tan reseca que parecía hecha de granito.

Esperó unos minutos y no hubo respuesta alguna. Frustrado y agotado empleó sus últimas energías en golpear la arena por pura rabia mientras gruñía con fuerza hasta que un giro de viento le hizo alzar la vista y pudo contemplar uno de los espectáculos más aterradores que jamás había visto en su larga existencia.

Un torbellino de arena se formó a unos veinte metros ante él, una demostración de energía apabullante ya que el tornado crecía y conforme lo hacía, cambiaba de color a tonos azulados, violetas, rosas, rojos, verdes... un sin fin de colores que cambiaban a cada instante, a cada latido de su corazón; aquella representación de la disformidad terminó a los pocos segundos y entonces surgió un avatar de Tzeencht... Estelios, sencillamente, se petrificó.

 El demonio cloqueó, su pico largo y huesudo se movía con curiosos movimientos mientras su cuello giraba y giraba hasta que poso su ojo reptiliano en Estelios.

- Nos has servido bien Estelios, no estamos descontentos contigo por tu trabajo - su voz era difícil de escuchar, resultaba molesta, tan cargada de energía y saber que resultaba abrumadora y molesta - Nos has acercado a la esfera, aunque el propio guardián de los secretos cree que será para él, el plan lleva en marcha desde hace miles de años, antes, si quiera, de tu mera existencia Estelios - ya había pronunciado dos veces su nombre, si lo hacía una tercera sería el fin del marine y eso, lo sabía de sobra, por ello, por primera vez, sintió miedo - La esfera debe ser nuestra, no eres nuestro único agente aquí... pero has abusado del poder que te prestamos - esa palabra, que no fue pronunciada con un tono diferente se materializo frente a Estelios, quedando claro que no era más que un préstamo, no era su propio poder - Abusas, abusas de nuestra confianza - la amenaza quedó patente en la piel del marine al empezar arder levemente - Esta es la última oportunidad que se te dará... y la próxima vez, diremos tu nombre tres veces... tres veces nombrado, triplemente olvidado - y dicha aquella conjura, desapareció sin más ceremonia dejando al ángel oscuro solo en sus pensamientos esperando a que surgiera el portal para volver al mundo real.