Partida Rol por web

Escena para Rachel Adams donde se hara la parte de historia de la ficha.

La habitación de hotel parece estar difuminada... Es algo extraño para hablar de una habitación, pues difuminada puede estár una foto o una pantalla, una habitación no es algo que se pueda emborronar, excepto está. Te frotas los ojos, con movimientos pausados e inseguros, pero la visión sigue igual . En un principio piensas en las drogas, en alguna bebida que hayas tomado antes de entrar en la habitación que está repleta de colores pastel y de luces titilantes. Intentas recordar algo, pero decides dejar de hacerlo, desde hace mucho tiempo has dejado de pensar en porque haces las cosas, simplemente las haces, sugeridas por algo que no está a la vista de nadie excepto la tuya.

Entonces una puerta de la habitación se abre, como si apareciese de ninguna parte, un hombre guapo hispano de agradable sonrisa y vestido con una bata blanca de médico se adentra en la habitación, y se sienta a tu lado. Intentas levantarte, más tus movimientos son muy pesados, y decides seguir tu premisa de dejarte hacer. La mirada del hombre es dulce y tranquilizadora. Poco a poco la sensación de desasosiego se disipa y finalmente el hombre habla:- Es triste cuando eres una marioneta en manos de otros, cuando tus actos te son despreciables, pero decides hacerlos tuyos para darles algún sentido... Pero yo puedo ayudarte- Y te ofrece una delicada sonrisa.

Miro toda la escena, ocurre ante mis ojos como si todo tardase medio segundo más, como si fuésemos a cámara lenta. Eso, junto con la habitación borrosa, me dan la extraña sensación de que estoy dormida. ¿estoy realmente despierta? Me miro las manos para cerciorarme.

El hombre que ha entrado a mi habitación se sienta a mi lado, no se qué hace aquí, pero lleva bata. debe ser médico. ¡estoy en el hospital?. Me habla. No me gusta lo que me ha dicho, aunque...no se, algo de él me gusta, puede que sea el que él está más nítido...

Abro mi boca para responderle...no tengo saliva, tengo una pasta espesa, por lo que mi voz sale apagada y ronca...

- ¿Y cómo me ayudarías tú a mi? Mi tono incrédulo y cínico. No le creo. Él no va a poder espantar las sombras que veo por el rabillo del ojo, nadie puede. Además... suspiro. Hasta pensar me cuesta. Nadie puede...

Sentado a tu lado te mira comprensivo ante tu desasosiego y te dice con voz dulce-En tus sueños estas protegida, al menos mientrás este en esta habitación, podras hablar sin temor... De lo que quieras- De repente oyes las voces afuera de la puerta, pero más debiles, nunca habian sido así, siempre podian estar a tu lado y apabullarte. Este hombre sea quien sea las mantiene lejos... aunque sean en el sueño. El hombre te pregunta:- Tengo algunas preguntas, respondemelas con sinceridad, si me las respondes así, tendre más armas con las que enfrentarme a tu mal... ¿Podrás hacerlo?-

Entonces...¿Estoy soñando? ¿Por eso se ve todo borroso? Aunque no creo que me sirva de mucho hablar con uno de mis sueños, suspiro y le doy lo que él busca.

- Sí, responderé a lo que me preguntes, con sinceridad. No me queda otra, y bueno, la diferencia entre esto y abrirme de piernas para un cliente no es mucha, el caso es tener al hombre contento, complacido y satisfecho. Al menos espero que él no me pegue...y seguro que no me hace daño hablar con él.

Miro al hombre. No es feo...de hecho...casi no me importaría que fuese uno de mis clientes. Le intento sonreír tan bien como puedo.

- ¿Puedo tomar agua? Tengo la boca seca...

El hombre recoge un botella de agua del suelo, y un copa de cristal refinada de una manera que casi parece que estás en una cita, en vez de... quien sabe... Quizás no te gustaria saberlo. Rellena la copa y te la brinda con una sonrisa:- Toma un poco de agua, a veces viene bien recordar que las cosas más sencillas son las que verdaderamente satisfacen a los hombres- Al dartela la puerta se estremece con los golpes, pero el hombre hace un ademan con la mano y los golpes se detienen, y queda esa sensación de paz, que gustaria que fuera eterna, como explicandose te dice:- Cuando consigas verme en persona, esa cosa no volvera a molestarte- Deja la botella en el suelo y sacando una libreta de notas de su bolsillo te hace la primera pregunta:- Dime como fue tu relación con tus padres y que momento se quedo grabado en tu memoria a fuego-

Extiendo la mano temblorosa y tomo el vaso. Doy un respingo, aletargado y lento cuando escucho los golpes en la puerta, pero el doctor los calma y puedo beber agua tranquila. Cuando ellos dejen de molestarme...será casi como vivir un sueño.

Su pregunta, sin embargo no me calma, sino que trae malos recuerdos a mi cabeza...muy malos recuerdos.

- Mi madre...mi madre lo era porque me había parido, pero en realidad no era más que una zorra...solo miraba por ella, y le daba igual lo que nos pasara a los demás, siempre y cuando ella tuviese su dosis diaria...

Sentía que quería explotar de rabia...aunque las drogas...parecía como si aquello hubiese pasado hace mil años, no se mierda me habían metido estos médicos, pero era bueno.

- Y mi padre... La voz se me quedó ahí.  Y el vaso temblaba entre mis manos. Lo sujetaba con las dos, como si el cristal me protegiese de mis propios recuerdos. Me lo acerqué a la boca, temblorosa, y di un sorbo que casi espurreo por la cama. Mi padre...espero que esté muerto.

Mis ojos se perdieron en en infinito, me ardían, no tengo muy claro si estaba llorando o no...pero me ardían. Mi voz, ronca, comenzó a hablar, como si no fuese y quien lo dijese, como si fuese otra persona quien contase las mierdas de mi vida.

- A ese hijo de puta no le bastó arruinar la vida de mi madre...ni la de mis hermanos. No le bastó con ser un heroinómano que se gastaba el dinero de nuestra comida en picos, no, también pegaba a mi padre, y la obligó a prostituirse, para que pudiese pagar la droga...pero luego le daba palizas y le decía que era una zorra por abrirse de piernas en la calle. Le daba asco, y como mi madre estaba rota y usada...él se saciaba conmigo...

Tragué saliva, una saliva que se me antojó pegajosa y áspera.

- Recuerdo...recuerdo el primer día que... Tenía frío...frío no nervios, no lo se, pero todo mi cuerpo temblaba, y sentía que me faltaba ropa, porque mi piel era como hielo... Estaba durmiendo, en mi cama, en la habitación con mi hermano...mi padre vino de madrugada, borracho, y comenzó a gritarle a mi madre, como siempre. Le gritaba y la insultaba, yo me escondí bajo las sábanas, aquello siempre me daba miedo, como si allí debajo no me fuese a atacar a mi... La discusión terminó en golpes, que escuchábamos sordos, hasta que mi madre comenzó a llorar, seguramente tendida en el suelo. Mi padre le gritaba y comenzó a golpear la pared, y luego se le ocurrió que sería divertido joder a mi hermana. Fue a su habitación, y tras los gritos de ella se escuchó la descarga de golpes de mi padre, que le gritaba que era una cerda. Mi hermana estaba menstruando, y le daba asco, así que vino a por mi. Abrió la puerta de mi habitación, y me quitó las sábanas. Vi a mi hermano acurrucado contra la pared, sin decir nada, mirándome. mi padre me agarró y me quitó parte del pijama a tirones, mientras me pegaba. Su aliento a vómito y alcohol era como el olor al infierno y sus bofetadas dolían como aguijones...

Mis brazos temblaban, y los dientes me castañeaban, de la ansiedad que estaba reviviendo. Volví a darle un sorbo al vaso, que apenas pude tragar, para poder seguir hablando.

- Pero la cara dejó de dolerme cuando me la clavó...me abría de piernas tan fuerte que pensé que me iba a partir, y cuando entró dentro de mi...apenas pude gritar...no me salía la voz, sólo lágrimas hirviendo. Giré mi cabeza, para no verlo, babeándome, echándome su pútrido aliento. Me giré y vi a mi hermano, temblando del miedo, que no apartaba los ojos de mi cuerpo desnudo. Me tapé el pecho como pude, mientras mi padre seguía bombeando, destrozándome el cuerpo y el alma...aquello dolía mucho, yo ni siquiera estaba mojada, y cada embestida notaba mi piel desgarrarse más...Por suerte no aguantó mucho, y cuando se corrió en mi interior me lamió el cuello, dejándome con olor a su borrachera y a su vómito... "eres mía, putita" me dijo, y tras darme otra bofetada me dejó en la cama, hecha un trapo, bajo la mirada incesante de mi hermano. Al rato llegó mi hermana, que me vistió y se metió conmigo en la cama, llorando y pidiéndome perdón...

Silencio...

- Yo tenía 13 años...

Estiré un dedo para secarme una lágrima, y dejé de hablar.

El médico te mira triste, se nota que está mal por la historia que has contado y te dice:- Vamos a conseguir que esos recuerdos no te persigan, te lo prometo- Te coge las manos y sientes una sensación de paz:- Ahora cuentame como te encontrastes con ESO que te persigue, se que sera díficil, pero debo saberlo todo sobre tí, antes de poder ayudarte.- Notas la presencia que se mueve detrás de la puerta, casi con hablar sobre él, se refuerza su presencia...

Eso...

- Eso no es eso...son Esos...los veo como sombras, por el rabillo del ojo. Nunca los he visto de cerca, pero me hablan, me susurran cosas...quieren que haga cosas, o me harán daño...

Miré a la puerta, nunca habían estado tan cerca...

- No se cuando lo vi por primera vez, creo que siempre han estado ahí, lo que pasa es que cuando lo dije por primera vez se rieron de mi, pensaba que todos los veían, pero con el tiempo me di cuenta de que no era así, y que era mejor mantener el secreto...No lo encontré, simplemente, estaba ahí...ha estado ahí siempre...no se...

Me encogí de hombros sin saber muy bien que decirle.

- Pero salvo sus voces no he tenido más contacto con ellos.

Los golpes a la puerta empiezan a atronar cuando terminas de contar lo que sabes de las voces, astillas caen al suelo. El médico se levanta un momento y te dice:- Espera un segundo- Y avanzando hacia la puerta la toca y la madera recupera su plenitud. Aunque se oyen voces murmurantes aunque tan bajas  y graves, que no puedes distinguir lo que dicen y prefieres que sigan asi. El hombre vuelve hacia ti y se sienta de nuevo a tu lado, mientrás que te calma diciendo:- Mientrás estes conmigo no te pasara nada, y cuando termine esto, esa cosa no tendra tan fácil volver a molestarte y lo mejor, nunca podra imponerte nada... Ahora quiero preguntarte si has llegado a amar a alguien, o todas tus relaciones se han basado en el odio o el beneficio-

Miré como arreglaba la puerta, como se iba afianzando su figura como mi protector, como mi cuidador. Sonreí suavemente. ¿Qué querría a cambio?

- No...Bueno, sí, me he amado a mi. Si no me quiero yo, ¿quién lo hará? Y bueno, por mis hermanos puede que llegase a sentir algo, ellos no tenían culpa de vivir donde vivíamos, ni de lo que nos pasó...Aunque no se que será de ellos ahora.

Traté de recordar.

- No, creo que nunca he sentido amor romántico por nadie...siempre había algo de por medio...dinero, drogas...una pronta salida del calabozo, tranquilizantes....no se. Amor nunca.

Cuando terminas de hablar notas como la luz de la habitación falla, y el parpadeo de las lamparas de la habitación te empiezan a poner nerviosa. El médico te coge la manos, el tacto es delicado y te da calidez, casi podrías sonreir a pesar de lo asustada que has estado hace un rato, con su voz modulada y dulce te señala:- Tus taras son nimias comparadas con los dones que tienes en tu persona, resiste y ven a esta dirección alli, hare que esa cosa deje de vigilarte tan de cerca... Desgraciadamente para tí pequeña, el amor puede crear monstruos, no intentes comprenderlo- Saca una tarjeta de su bolsillo y te la da, en ella viene una dirección Cypress hill n/7 Pleasentville:-  y ten esperanza, aunque sea el peor de los males a la larga...- La habitación se queda a oscuras, y ya no notas la mano de el médico, mientrás que una voz que conoces demasiado bien  y llena tu cuerpo de un sudor frio, sisea:- Sigues siendo mía, nunca te olvidare...-